Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Nº4
Consigna:
Una vez expuesto el recorte, realizar una lectura relacional del mismo señalando los
conceptos implicados en la lectura.
DATOS PERSONALES
Alumno: Agustín
Año: 4° “A”
Edad: 9 años
Agustín nació con peso normal a las 38 semanas de gestación. Comenzó a hablar a los
dos años. Tuvo una convulsión a la misma edad, por lo que requirió medicación durante
seis meses. Luego de que la realización de estudios médicos dieran resultados favorables
la neuróloga le retira la medicación
De acuerdo a las características de desempeño y comunicación del niño, la escuela cree
necesario informar a la familia lo detectado mediante las observaciones y los alienta a
realizar una nueva consulta al pedíatra y a la neuróloga con el fin de definir la trayectoria
escolar del niño. Ante lo informado a la familia, la misma realiza una consulta
psicopedagógica. Del informe otorgado por la profesional se desprende la siguiente
conclusión: dificultades atencionales y de control del comportamiento unidas a las
dificultades perceptivo motrices las cuales retrasan las adquisiciones del niño a nivel
gráfico y a la adquisición de la lectoescritura.
En el año 2017 la familia realiza una consulta con otra psicopedagoga, quien lo
diagnóstica con trastorno del desarrollo del lenguaje y dislexia.
En el mismo año, llevan a cabo una consulta con otra neuróloga quien informa el
diagnóstico de Síndrome de Asperger.
Desde esa fecha hasta la actualidad se ha ido trabajando trabajando con la familia la
posibilidad de que Agustín cuente con un Proyecto de Inclusión con Escuela de Educación
Especial. La familia no coincidía con el diagnóstico de la neuróloga, por lo que mostraban
cierta resistencia a la propuesta presentada. Tal es así, que el alumno contaba con un
certificado de discapacidad desde 2018 que se desconocía y que no fue presentado a la
Institución escolar, el cual arroja el diagnóstico de: “Trastornos específicos del desarrollo
de las habilidades escolares. Trastornos generalizados del desarrollo”.
A raíz de todo lo trabajado y en este período de pandemia, la familia pudo observar las
dificultades que Agustín presenta en cuanto a lo escolar, teniendo en cuenta que realizo
permanencia en 2 año y que aún no pudo lograr los aprendizajes propuestos. Por tales
motivos, y por el trabajo sistemático se logró concientizar a la familia de la importancia de
que Agustín cuente con un PPI.
Agustín es un alumno que necesita del estímulo para poder vincularse. Necesita del
acompañamiento para organizarse y poder centrarse en la tarea, presenta dificultad en la
comprensión de las consignas, necesitando de la reafirmación constante del docente para
poder lograr lo propuesto como así la necesidad de estímulo y de la intervención del
docente para realizar las actividades. Su tiempo de procesamiento es distinto, cómo así
también su aprendizaje.
Cabe destacar que el EOE mantuvo diversas reuniones con los papás de Agustín para
informarle de cómo es su rendimiento pedagógico, su estilo y tiempos de aprendizajes.
PROPUESTA PEDAGOGICA:
La primer lectura que hago, lo que mas resuena en mí, es la multiplicidad de diagnósticos
que le han sido adjudicado a lo largo de su corta vida. Hay una prevalescencia del
diagnóstico por sobre el sujeto. Eso constituye un obstáculo, como menciona Castoriadis,
para la práctica tanto psicopedagogica como escolar del niño. El diagnóstico debe poder
permitir desplegar una práctica centrada en el sujeto, debe considerar una concepción de
aprendizaje plástica que favorezca intervenciones significativas que faciliten al enseñante
enseñar y al aprendiente aprender.
Otro aspecto a destacar del caso de Agustín es que el abordaje que se hace del sujeto, a
pesar de la gran cantidad de profesionales que visita, no es integral. Es decir los
profesionales no reúnen sus esfuerzos en la producción de un solo diagnostico. Cada uno
emite el suyo, no hay trabajo interdisciplinario. Cada diagnóstico lo establece una sola
mirada, no se construye por un colectivo de miradas (lo cual lo volvería mucho más rico,
mas sustancioso para el bienestar y desarrollo del niño). Si se le da tanta relevancia al
diagnostico, si se lo patologiza, significa que muchos de los profesionales adoptan un
paradigma médico, positivista, cognitivo-conductual, mas orientado al neurodesarrollo.
Destaco, como menciona Maciel, que la construcción de una mirada integral debería ser
el objetivo, donde la mirada que introduce cada disciplina produzca, en su sumatoria, una
mirada totalizadora, y no fragmentada, del paciente. Psicología, Psicopedagogía,
Neurología, Pediatría, Escuela y familia deberían a partir de sus discursos particulares
encontrar observables comunes que constituyan en único al sujeto.
Además no quisiera dejar de mencionar la mirada que la familia tiene sobre “la
discapacidad” de su hijo. En un principio no la reconocen, la niegan, ocultan el certificado
de discapacidad a la escuela, y luego, debido a la cuarentena obligatoria por Coronavirus
impuesta en nuestro país logran visualizarla, pueden reconocer las particularidades que
tiene su hijo a la hora de aprender, al acercarse a los objetos de conocimientos. Esto
incide en lo subjetivo del niño, en lo psíquico.
Lo psíquico puede manifestarse en lo orgánico y lo orgánico puede constituir síntomas
psíquicos, por tal motivo no se trata de uno por sobre el otro, se trata de que ambas
esferas, lo subjetivo y lo orgánico, son el sujeto. Como dice Filidoro en el texto
“Psicopedagogía para pediatras”: “El diagnostico del problema en el aprendizaje no
debería quedar reducido a uno de sus síntomas mas elementales”. La autora además
destaca el valor de la Psicopedagogía Clínica, la cual considero imprescindible al
momento de realizar una lectura del sujeto ya que no se desentiende de la estructura
orgánica, ni de la subjetividad, ni de los contenidos escolares, ni de la institución escuela,
ni de la institución familia. El trabajo con el otro permite el intercambio de miradas y el
cruce de perspectivas que enriquecen la tarea en ganancia para el niño.
Por tal motivo lo que realizaría cómo pisocpedagoga sería, en primer instancia, tratar de
unificar los diagnósticos, reunir a los diferentes profesionales (si fuese posible) para
reconstruir el caso “Agustin”. Le devolvería su identidad. Promovería el acuerdo de un
discurso colectivo, donde sea uno solo el diagnóstico, donde la familia reconozca la
particularidad de su hijo y como ella caracteriza su aprendizaje, y donde la escuela a
través de PPI pueda lograr una inserción áulica y social satisfactoria, ademas de introducir
conflictos cognitivos que le permitan al niño aprender. Destaco que, en el diseño del PPI,
no sea la propuesta curricular lo que se altere sino mas bien la metodología empleada, tal
vez también, si fuese necesario, el nivel de conceptualización exigido.
En el recorte que realizo la familia aparece dispuesta finalmente, es decir, reconocen que
a su hijo algo le pasa a pesar de que con anterioridad no validaban los diagnósticos
sugeridos por los profesionales. El rol de la familia es fundamental tanto en la prevención,
como en el diagnóstico y tratamiento psicopedagogico. La escuela valora el trabajo en
equipo, la comunicación, y el aprendizaje basado en el sujeto. Sin explicitarlo se declara a
favor de la “plasticidad neuronal”, concepto que aparece en el capitulo 1 “ El oso polar y la
ballena.” del libro “A cada cual su cerebro” de Anserment y Magistretti. La plasticidad
confiere al sujeto la posibilidad de cambio a través de la experiencia. Somos seres
subjetivos que tenemos la posibilidad de construirnos y deconstruirnos a través de la
experiencia, a través de lo q el medio ofrece, de lo que el Otro propone. Esta concepción
de sujeto hace que la escuela y el diseño del PPI se centren en las características
particulares de cada sujeto, en este caso Agustin.
Lo que se debe prevenir y evitar es caer en un reduccionismo explicativo, para que tanto
nuestras intervenciones como las propuestas por los demás actores (escuela, familia) no
limiten el despliegue del potencial del niño. Si se medicaliza el diagnóstico se le resta
importancia a la experiencia humana, y ese no es nuestro objetivo. Lo que nos interesa es
hacer que convivan, que converjan. Es decir realizar un abordaje del problema de
aprendizaje desde el Marco Espistémico Relacional, como destaca Castorina, que consta
no de entidades individuales sino de relaciones. Se trata de un entramado complejo que
constituye a las entidades: entre sujeto y objeto, naturaleza y cultura, individuo y
sociedad. Es decir las concepciones del mundo, el marco epistémico no deben ser un
obstáculo al momento de pensar ciertos problemas psicopedagogicos, sino que deben
posibilitar los procedimientos de intervención sobre el aprendizaje. El recorte realizado del
Caso Agustin deja entrever la concepción de aprendizaje por la cual opta la escuela. Por
cuál marco epistémico opta, el del aprendizaje como construcción, como desarrollo que se
vincula con la teoría psicogenética.
Agustin llega a mi consultorio derivado por la escuela, porque no cumple con las
expectativas debido a que es portador de un deficit, de un síndrome; y porque la familia
toma ese discurso de la escuela, le da espacio a esa representación de que su hijo no
dispone de las competencias cognitivas para el aprendizaje que los contenidos escolares
demandan. Entonces mi respuesta como psicopedagoga no puede certificar lo que el niño
no puede, no puede certificar la imposibilidad sino que lo que deberé es encontrar en
Agustin las condiciones de posibilidad (de ser y de hacer).
Considero al juego como un espacio donde se imbrican las dimensiones que hacen a lo
subjetivo, a lo biológico, a lo social. Allí confluyen cuerpo, lenguaje, el sistema de
pensamiento, los conocimientos previos, las representaciones escolares, el discurso
social. Mediante el juego como psicopedagoga podría construir observables referidos a: la
estructura de pensamiento de un niño/a, a su posición subjetiva frente al aprendizaje, al
conocimiento que tiene de los objetos y al modo de acercarse a estos. También a través
del juego se pueden mostrar conocimientos, se puede facilitar la construcción y
apropiación de contenidos escolares y facilitar la inteligencia emocional. El juego es un
lugar sin riesgos, es una actividad libre que el sujeto puede terminar cuando quiere, que
no guarda riesgos.
Por lo tanto, si partimos de la consideración de que los niños con TEA tienen problemas
para llevar a cabo un juego funcional y simbólico, y que carecen de estrategias para
interactuar con iguales sugiero a modo de ejemplo algunas propuestas lúdicas:
- Títeres. Lectura de cuentos tradicionales (formato Lectura fácil) ya que el nivel de lecto-
escritura alcanzado es silábico (en ocasiones silábico-alfabético). Luego deberá/deberán
recrear el cuento: escribir un dialogo a partir del cuento que será interpretado mediante la
puesta en escena a través de títeres. Previo a la representación teatral, deberán producir
sus propio títeres. La actividad será grupal o individual, lo que permitirá la socialización
entre pares, el aprendizaje cooperativo pero también el trabajo en solitario (cuando
practican lo que dirán, como representarán a su personaje).
- El espejo. Se trata de colocarte frente al niño y realizar una acción que él debe imitar.
Los juegos de imitación son una buena de manera de favorecer que el niño se fije en
las conductas de los otros y aprenda distintas habilidades y secuencias de conductas
favoreciendo también el establecimiento de una mejor comunicación y vínculos
afectivos.
A modo de síntesis, lo que intento proponer, al igual que sugiere Norma Filidoro, es un
modelo de diagnóstico psicopedagógico que se oriente a ubicar la singularidad de la
trama que se teje a partir de las complejas interrelaciones que tienen lugar entre un niño,
sus padres y la escuela. La complejidad nos provee de las condiciones para una
conceptualización teórica acerca del aprendizaje, del desarrollo cognitivo y de la
inteligencia afincada en la dialéctica entre sujeto y objeto de conocimiento, entre
enseñanza y aprendizaje, entre construcción individual del conocimiento y contexto
discursivo, entre naturaleza y cultura, entre lo biológico y lo subjetivo, entre la herencia y
el medio social. Donde el sujeto no está fijado por ninguna estructura ni el objeto es un ya
dado. Donde la critica a la escisión dualista no implica la negación de los términos ya que
si se eliminase la subjetividad no se podría dar cuenta de los procesos socialmente
mediados por los que el niño se apropia de los conocimientos en el contexto escolar. Si
elijo el camino de la complejidad, al igual que la autora, si decido no atenerme a una regla
preestablecida, sino voy a contar con reglas ni con recetas voy a necesitar de una
profunda y rigurosa formación teórica y clínica que sostenga y fundamente todas y cada
una de mis intervenciones en el campo de la clínica psicopedagogica.