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4G0039 - APU - Derecho - Penal - Parte - General - v1-0
4G0039 - APU - Derecho - Penal - Parte - General - v1-0
La forma de lograr ese control es establecer penas, castigos, a quien o quienes realicen
esas acciones perjudiciales.
Por su parte, las acciones ilícitas son aquellas que de cualquier forma son contrarias a una
norma jurídica, cualquiera que sea. Es ilícito estacionar mal el automóvil, tirar un papelito
en la vereda, robar un banco, cruzar la calle por un lugar indebido, etc.
En alguna parte de todo el sistema existe una norma que prohíbe realizar esa acción, por
eso es ilícita; y, además, se establece la sanción correspondiente dirigida a quien la realice
y a la autoridad estatal que deberá aplicarla (el pago de una multa, la obligación de
indemnizar, la prisión, etc.). Por supuesto que esas sanciones ligadas a conductas no
pueden ser arbitrarias, sino que deben ser proporcionadas a lo que se entiende sea la
gravedad de la conducta que se quiere castigar.
Diversos sistemas jurídicos de distintos países o de distintas épocas declaran como ilícitas
conductas diferentes. Algunas conductas que son ilícitas en un lugar no lo son en otro y,
por su parte, cuáles sean las sanciones asociadas también varían según los lugares y según
las épocas. El homicidio en unos países está castigado con una pena y con otra en otros
países, y lo mismo sucede con las multas de tránsito o el robo.
Entonces, del universo de las acciones humanas, un subconjunto son acciones ilícitas que
tienen asignadas sanciones.
También en este caso las áreas están desproporcionadas, ya que el conjunto de los delitos
respecto a las conductas ilícitas es mucho menor que el mostrado.
Los delitos son una clase especial de acciones ilícitas. No solo las más graves, sino que una
acción solo debe calificarse como delito cuando no exista ninguna otra forma de
controlarla. Como la sanción puede ser de una dureza extrema (la pérdida de la libertad,
por ejemplo), el sistema jurídico debe prestar atención cuidadosa para que en la
aplicación de esa sanción se logren los objetivos planteados, a saber, la corrección del
delincuente y el ejemplo social.
En nuestra sociedad moderna, en la cual creemos que las personas son responsables de
las acciones que realizan (y no los dioses, por ejemplo, que infunden ánimos irresistibles
como sucede, por ejemplo, en La Ilíada), debemos verificar que solamente castigaremos
las acciones que posean ciertos componentes que la hagan una acción verdaderamente
Entonces, con mucho cuidado, se debe comprobar que en la acción que analicemos se
cumplan todos los requisitos que exigimos y nos parecen esenciales para aplicarle la
sanción.
Respecto a los menores, las legislaciones varían. En algunos países se los evalúa en cada
caso para determinar si han podido comprender el acto y en otros directamente se
establece una edad debajo de la cual se los considera “inimputables”, es decir,
jurídicamente no pueden cometer delito alguno. Esto produce una situación curiosa pero
que es útil para comprender ciertas particularidades del derecho. Un joven que comete un
homicidio el día anterior al de su cumpleaños no comete delito alguno, si lo hace al día
siguiente, sí, y de la máxima gravedad penal. Puede parecer (y lo es) sumamente
arbitrario, pero el derecho existe para resolver problemas, y si en cada uno de los actos
realizados por los menores tuviera que dispararse una investigación penal no podría de
hecho realizarse. Sabemos que hay niños y jóvenes más maduros que otros, pero es
imposible examinar cada caso. Ese es el fundamento de establecer un parámetro biológico
con la edad. Mal o bien, problema solucionado (solucionado para el sistema jurídico, no
para los casos individuales que pueden parecer muy injustos).
Además, debe existir una relación de causalidad adecuada entre la acción y el resultado
provocado. Una acción A provoca una acción B cuando en el orden natural de las cosas A
provoca B.
Primero, una suerte de catálogo de las acciones que serán consideradas delitos (el
Código Penal y las leyes complementarias).
Así, en el incendio de una casa con peligro para personas que se encuentran en el interior,
alguien podría “hurtar” un matafuego para combatir el fuego. La acción que se encuentra
tipificada “…apoderarse de una cosa ajena…” no constituye delito por encontrar una
válida justificación.
Hay que tener cuidado con la palabra “justificación”. Las personas “justifican” las acciones
más atroces. En este contexto tiene un sentido sumamente preciso: una acción está
justificada solamente si se realiza para defender un valor que está siendo agredido en
forma actual y para ello la acción que se desarrolla es proporcional, es decir, es la
necesaria (y no más) para defender ese valor.
Pero hay otro tipo de acciones en el cual el agente realiza una acción determinada, pero lo
hace imprudentemente, negligentemente, torpemente. Así cuando alguien conduce
excediendo la velocidad, cuando se tira la colilla de un cigarrillo en una zona proclive a los
incendios, cuando un médico anestesista no vigila los parámetros debidos para aplicar la
anestesia, etc. En estos casos, el sujeto tiene intención de realizar la acción, de manejar a
gran velocidad, de tirar la colilla, de no controlar los instrumentos.
A veces, esas acciones torpes, queridas como torpes, llevan a resultados no queridos. Así,
el auto conducido a gran velocidad se estrella y aplasta a una persona, la colilla produce
un incendio, el paciente muere. Algunos tipos penales describen estas conductas y a los
delitos los llamamos culposos.
Se debe tener en claro que TODOS los delitos son dolosos SALVO muy poquitos delitos
culposos. La regla es el dolo, y la culpa, la excepción. La proporción de tipos penales
culposos respecto a los dolosos es ínfima. Nos confunde a veces el hecho de que algunos
de los delitos culposos se repiten innumerable cantidad de veces y son noticia cotidiana,
especialmente en los accidentes automovilísticos.
Además, hay otras acciones que EGO realiza con discernimiento y voluntad, pero las
realiza con negligencia, con torpeza, imprudentemente. EGO maneja su automóvil a una
velocidad no permitida, poniendo en riesgo la vida de los demás. O si el médico
anestesista no verifica los parámetros que debe controlar para la medicación adecuada. O
si es piloto de aeronaves en el momento del despegue no presta toda la atención
adecuada que exige la maniobra.
A esas acciones torpes las vamos a señalar con una línea ondulante.
Homicidio doloso: “Se aplicará reclusión o prisión de ocho a veinticinco años, al que
matare a otro…”
Homicidio culposo: “Será reprimido con prisión de dos a cinco años… el que por la
conducción imprudente, negligente o antirreglamentaria de un vehículo con motor
causare a otro la muerte”.
Es muy importante recordar que las acciones, para ser delitos, deben ser dolosas SALVO
muy pocas que tienen una figura culposa, que el código penal especifica.
ANÁLISIS DE CASOS
Entonces, para determinar si un hecho es un delito se debe analizar cada punto
mencionado precedentemente y habrá dos posibles resultados: “es delito” o “no es
delito”. No puede producirse otra respuesta.
Se debe analizar un hecho concreto. No podemos preguntarnos: ¿es delito el spam? Para
resolverlo debemos conocer el caso concreto en el que se desarrolló la acción, en el que
se envió spam.
A (acción):
V (voluntad): el hombre quiso hacerlo, no sufrió ninguna amenaza como para no poder
evitar realizar su acción.
E (exteriorización): en el orden natural de las cosas, cuando alguien grita y realiza ese tipo
de movimientos y gritos, las personas se asustan.
T (tipicidad): buscamos en el “catálogo” (Código Penal u otras leyes que hayan incluido
figuras penales), pero no podemos encontrar ninguna descripción que se ajuste a esta
acción.
La respuesta es NO ES DELITO por faltar uno de los elementos esenciales para constituirlo,
a saber, la tipicidad, y no continuamos con el análisis.
A (acción):
V (voluntad): el hombre sabía lo que hacía, quiso hacerlo, quiso romper el vidrio del auto,
quiso apoderarse del matafuego, no sufrió ninguna amenaza suficientemente fuerte como
para no poder evitar realizar su acción.
T (tipicidad): buscamos en el “catálogo” (Código Penal u otras leyes que hayan incluido
figuras penales) y encontramos el tipo penal adecuado. El Código Penal asigna una pena al
que “… se apoderare de una cosa ajena ejerciendo fuerza en las cosas o violencia en las
personas…”. Se llama robo.
A (antijuridicidad):
Nos preguntamos, ¿hubo justificación? ¿Realizó la acción para defender un valor mayor
que se encontraba en peligro inminente? Sí, hubo una justificación válida, entonces su
acción NO es antijurídica.
E (exteriorización): en el orden natural de las cosas, cuando alguien utiliza una clave,
puede ingresar a un sistema informático.
T (tipicidad):
Buscamos en el “catálogo” (Código Penal u otras leyes que hayan incluido figuras penales)
y encontramos el tipo penal descripto como “acceder a un sistema informático de acceso
restringido…”.
A (antijuricidad):
C (culpabilidad):
¿Hubo dolo típico? ¿Quiso el resultado de la acción? ¿Tuvo como objetivo ingresar al
sistema? Sí, sin ninguna duda.
Habiéndose cumplido todos los elementos constitutivos del delito, podemos concluir que
la acción realizada ES DELITO.