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ENSAYO RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL

Facilitador: José Miguel Fernández. 829 924-2013. josefernandezute.edu@gmail.com Twitter @JMCodait

MATERIA: RESPONSABILIDAD CIVIL

RESPONSABLE: ALFONSO DE LOS SANTOS PEREZ 2015-00087

AMBIENTE: 214 JUEVES 6-10

FACILITADOR: JOSÉ MIGUEL FERNÁNDEZ

INTRODUCCIÓN

La responsabilidad civil contractual; nace del incumplimiento total o parcial de un


contrato y se rige por el art. 1146 y siguientes del C. Civil. Cuando una parte no
cumple con sus obligaciones incurre en responsabilidad contractual, también cuando
cumple mal (llamado prestación defectuosa), todo esto a menos que haya causa de
exoneración. Las causas de exoneración son generalmente el caso fortuito, la fuerza
mayor y el hecho de un tercero. Un ejemplo es el vendedor que no entrega a tiempo
después de recibir el precio y una causa de exoneración seria el hecho de un tercero.

Para poder tener un mayor entendimiento de la definición de responsabilidad civil


contractual, a continuación, vamos a indicar los temas que se van a desarrollar en
este ensayo; La existencia de un contrato, Un contrato entre el autor del daño y la
víctima, El daño debe resultar del incumplimiento del contrato, Responsabilidad
derivada de los valet parking, Obligación de seguridad, Responsabilidad civil médica y
Caso especial de la responsabilidad contractual del inquilino.
 Responsabilidad civil contractual.

Vamos a iniciar este ensayo diciendo que los requisitos constitutivos de la


responsabilidad contractual se pueden comprimir y tendremos 3 nuevos requisitos de
la Responsabilidad contractual:

 La existencia de un contrato válido entre el responsable y la victima

 Que la víctima haya sufrido un daño directo por la inejecución del contrato

 Que tal inejecución nazca de una falta.

Esto tres (3) requisitos, que configuran la responsabilidad civil contractual son
también exigidos por la jurisprudencia, aunque en su enumeración algunas decisiones
los limitan a dos.

 La existencia de un contrato

No puede existir responsabilidad civil contractual en ausencia de un contrato. El Art.


1101.- El contrato es un convenio en cuya virtud una o varias personas se obligan
respecto de una o de varias otras, a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Es preciso
pues, remitirnos a las disposiciones del código civil dominicano relativas a los
contratos a fin de establecer si existe o no un contrato. Basta con recordar las
dificultades que se presentan en ese sentido en cuanto al transporte benévolo, a la
promesa matrimonial, a los contratos por correspondencia, etc.

 Un contrato entre el autor del daño y la victima

Para que la responsabilidad civil sea contractual es necesario que el contrato del cual
se derive el incumplimiento de la obligación haya sido concluido entre el autor de
daño y la victima del daño, esto no es más que la aplicación del Art. 1165.- Los
contratos no producen efecto sino respecto de las partes contratantes; no perjudican
a tercero ni le aprovechan, sino en el caso previsto en el artículo 1121 del mismo
código que se refiere a la estipulación en beneficio de un tercero.

Podemos decir que el transporte benévolo no constituye un contrato. La promesa de


matrimonio es un contrato nulo. En ambos casos, la responsabilidad no es, pues,
contractual.
La jurisprudencia considera que el transportado estipula a favor de aquellos parientes
suyos que son sus acreedores alimentarios; por lo tanto, los parientes pueden alegar,
en caso de muerte accidental de su causante, contra el conductor las reglas de la
responsabilidad contractual. Pero puede renunciar a la estipulación hecha a su favor,
y situarse sobre el terreno delictual.

 El daño debe resultar del incumplimiento del contrato

El desarrollo de este punto correspondiente al que daño debe resultar del


incumplimiento del contrato, utilice como fuente el tema desarrollado por la Dra.
Gloria Hernández, quien resalta 3 elementos constitutivos; lo que la misma hace es
que separa el último requisito de los hermanos Mazeaud para convertirlo en dos
elementos diferentes. Para la misma los elementos necesarios para la existencia de
la responsabilidad contractual son las siguientes:

El perjuicio, que consiste en el daño resultante de la inejecución de un contrato válido


entre las partes. (Hernández, 2003, pag.160). Los hermanos Mazeaud profundizan
aún más cuando afirman que “la responsabilidad es contractual incluso cuando la
obligación asumida en el contrato es la obligación de prudencia y diligencia que
determinan los artículos 1382 y 1383 del Código Civil, al margen de los contratos
(ejemplos: obligación de prudencia y diligencia del médico para con sus clientes).
(Mazeaud, 1978, pág. 29).

El segundo elementos constitutivo es la falta cometida, o la inejecución de una de las


obligaciones contractuales convenidas por las partes. Teniendo en cuenta que, así
como hablamos en Cátedra del profesor Prof. Jorge A. López H., la falta se analiza de
dos puntos: desde el hecho personal y desde el hecho de los terceros.

Y por último que exista un lazo de causalidad, este elemento es sumamente


importante, toda vez que, si bien es cierto que en un hecho realizado por una persona
pudiera encontrarse una falta cometida por este e incluso haber provocado un daño,
pero si no se prueba que la falta de este fue la que en consecuencia provocó el daño;
entonces no estaría completa la figura de la responsabilidad contractual.

 Responsabilidad derivada de los valet parking

A las dificultades de vivir en las grandes ciudades se agrega como una consecuencia
de la conglomeración la cantidad de vehículos de motor que transita por sus avenidas
y calles, lo que se refleja en el momento en que usted desea o necesita estacionarse
en un lugar determinado en procura de un bien o servicio. Por más esfuerzos que se
haga en la búsqueda de una solución para disminuir la circulación vehicular, ya sea
construyendo nuevos estacionamientos verticales y horizontales, la puesta en
funcionamiento de vehículos de transporte colectivo, la circulación de vehículos con
placas pares e impares, y otras medidas, lo cierto es que el tránsito es un problema
común y complejo en nuestro día con gran densidad poblacional.

Como una fórmula de resolver el problema de parqueo de sus clientes muchos


establecimientos comerciales, principalmente los restaurantes, hoteles y centros
comerciales, recurren cada día más al auxilio de empresas dedicadas a prestar el
servicio de estacionamiento a través de los denominados “valet parking”. Esta
prestación de servicio es susceptible de comprometer la responsabilidad civil de
alguien cuando el vehículo entregado a ese personaje sufre daños mientras se
encuentra en su poder o bajo su conducción. La pregunta obligada en estos casos es
¿quién debe asumir esa responsabilidad y reparar los daños y perjuicios causados al
vehículo? Este será el tema que trataremos en esta ocasión, para lo cual recurriremos
a una sentencia, que aunque no fue dictada a propósito de una falta cometida por un
“valet parking” sus principios nos pueden servir de base para el presente comentario.
Me refiero a la sentencia de fecha 24 de mayo de 2013, dictada por la Primera Sala
de la Suprema corte de Justicia, cuyos considerandos más representativos
transcribimos más adelante:

Hechos hipotéticos. Ernesto sostiene una entrevista con el abogado Luis a quien
para fines de orientación legal le hace una exposición de lo que le aconteció. Y lo hizo
en los términos siguientes:

“Como lo hacíamos con frecuencia, atraídos por la calidad de los servicios prestados
por el “Restaurant El Centro” y las facilidades de estacionamiento a través de un
“valet parking” que ofrecían, servicio muy importante porque en la calle y en el sector
en que se encuentra ese restaurante está prohibido parquear en la calle, pues así lo
dice un letrero muy visible, asistimos la familia a celebrar el cumpleaños de mi
esposa. Al llegar, como lo había hecho en otras ocasiones y en consideración al
letrero del restaurant, le hice entrega de las llaves del vehículo a la persona que tenía
en su ropa un letrerito y se identificó como “valet parking” del restaurante. Luego de
terminar la cena al procurar el vehículo observé que el mismo se encontraba con un
fuerte impacto en la parte delantera que dificultaba su funcionamiento, pues era
visible que el radiador había sufrido daños de consideración, así como otras partes
delanteras. Presenté mi queja por ante la administración del restaurant y se negaron
a asumir responsabilidad alegando que la responsabilidad era de la empresa
“Servicios de Valet Parking, S. A.”, razón por la cual en el vehículo de un amigo me
trasladé hasta un destacamento de la Policía Nacional y procedí a denunciar lo
sucedido”.

La consulta. - “Debo indicarle, estimado cliente Ernesto, comenzó diciendo el


abogado Luis, que el problema del estacionamiento en los restaurantes es un
problema propio de la vida moderna. Cuando se estableció el restaurant más viejo del
mundo en el año 1725, que lo es Restaurante Botín, en Madrid, España, ubicado en
la añeja calle madrileña de Cuchilleros, obviamente no se presentaba a los clientes el
problema de parqueos que se les presenta en la actualidad. Con este ejemplo lo que
quiero señalarle es que las ciudades en la medida en que van creciendo y
desarrollando el aparcamiento de vehículos se convierte en un problema. Nuestra
ciudad de Santo Domingo no ha sido una excepción. Muchos de nuestros
restaurantes tradicionales en sus inicios no presentaban inconvenientes para que sus
parraquianos se estacionaran. Mire, le pongo el ejemplo del “Restaurant Mario”, que
se encontraba en la calle Mercedes, frente al Parque Independencia, que usted se
podría estacionar al frente y bajar de su vehículo y pedir su famoso “plato azul”.

Pues bien, los restaurantes, principalmente, han recurrido a contratar empresas que
se dedican a la labor de buscar empleados de ellos que ponen a disposición de los
clientes de los restaurantes para que como un servicio se faciliten las labores de
estacionamiento y de esa manera evitar que se vayan a otros lugares que ofrezcan
condiciones de parqueos. Quiero hacerle el señalamiento de que cuando el cliente
entrega las llaves de su vehículo a un “valet parking” lo hace bajo el entendido de que
es un servicio del establecimiento, principalmente cuando estos tienen un letrero o
una promoción que dice “Disponemos de valet parking”.

Desde el punto de vista de la responsabilidad civil y ante el hecho probado por


testigos de que su vehículo sufrió daños en su estructura a consecuencia de una
imprudencia atribuida al “valet parking”, que este reconoce en el acta policial que se
levantó al efecto, se podría argumentar que entre este y usted se formó un contrato
verbal mediante el cual se prestaba un servicio de estacionamiento a su favor. Pero
además también el restaurant puede alegar que la relación no se estableció
directamente con él, sino que se suscribió lo que se denomina un contrato de
empresa, a los términos del Art. 1797 del Código Civil, con la compañía “Servicios de
Valet Parking, S. A.”, encargada de suministrar el servicio de “valet parking”, y que
por lo tanto al amparo de las disposiciones del mismo código la responsabilidad sería
de esa empresa y no del restaurant. De usted decidirse a radicar una demanda contra
el “Restaurant El Centro” existen elementos suficientes desde el punto de vista legal
para sustentar esa demanda”.

 Obligación de seguridad

La obligación de seguridad, es aquella en virtud de la cual una de las partes


contratantes se obliga con la otra parte a retornarle, ya sea su persona o sus bienes,
sanos y salvos. Esta obligación puede ser asumida por las partes de manera expresa
en el contrato, puede provenir de una disposición legal o surgir de la interpretación del
contrato, partiendo del principio de buena fe1. Debido a su naturaleza, es necesario
estudiar esta obligación desde la perspectiva de los derechos del consumidor.
Esta obligación “supone la utilización de ciertas instalaciones, el profesional está
obligado para con su cliente, ya sea a garantizarle su integridad personal, ya sea a
realizar todo lo posible para asegurarlo”2. Parte de la naturaleza de esta obligación se
desprende de la concepción de que, quien lanza un producto al mercado, debe
garantizar que el mismo no será dañino para el consumidor.
En la República Dominicana, la obligación de seguridad y la responsabilidad sobre su
incumplimiento por daños a la persona, fue apreciada por primera vez en un caso
sobre un accidente automovilístico ocurrido el 4 de julio del 1999, en la ciudad de
Santo Domingo, en el cual las bolsas de aire del vehículo de la víctima (Christopher
Acta Encarnación) no se dispararon al momento del impacto, quedando éste afectado
con serios traumas. En ese entonces no existía en el país legislación alguna que
previera la obligación de seguridad sobre las cosas vendidas ni la responsabilidad
civil que acarrea su incumplimiento, ni tampoco legislación que estableciera los
derechos del consumidor frente a productos defectuosos. En su sentencia el tribunal
apoderado, es decir, la Quinta Sala de la Cámara Civil y Comercial del Juzgado de
Primera Instancia del Distrito Nacional, enmarcó dicha demanda en el ámbito de la
“responsabilidad civil contractual, como consecuencia de la obligación de seguridad
que corresponde a los fabricantes y a los vendedores profesionales, por el daño que
pueda ocasionar los productos defectuosos al comprador”3; y no solo esto, también
estableció claramente que dicha responsabilidad es independiente y autónoma de la
garantía por vicios ocultos y la llamada responsabilidad por el hecho de un tercero.
Más adelante, luego de ser conocido este caso en primera y segunda instancia, es
promulgada la Ley General de Protección de los Derechos del Consumidor o Usuario,
No. 358-05, la cual establece los parámetros de las obligaciones de los proveedores y
los derechos de los consumidores y en este sentido dicha legislación se encarga de
definir de cierta manera la obligación de seguridad, cuando indica en su artículo 34 lo
siguiente:

 Protección General.

Los productos y servicios deben ser suministrados o prestados en forma tal que,
consumidos o utilizados en condiciones normales o previsibles, no presenten peligro
o nocividad ni riesgos imprevistos para la salud y la seguridad del consumidor o
usuario. Los riesgos previsibles, usuales o reglamentariamente admitidos, deberán
ser previamente puestos en conocimiento de los consumidores y usuarios a través de
instructivos o señales de advertencias fácilmente perceptibles o por cualquier otro
medio apropiado para garantizar la seguridad del consumo del producto o uso del
servicio.
En este mismo sentido, en su artículo 105 esta ley establece claramente como
infracciones en materia de defensa de los derechos de los consumidores y usuarios,
las faltas en cuanto a la obligación de seguridad.
Sin embargo, la inclusión de la obligación de seguridad, así como de los derechos de
los consumidores no se quedó en esta ley, más adelante en enero del 2010, es
promulgada la Constitución Dominicana, la cual al referirse a los derechos del
consumidor, le da un rango constitucional a los mismos, estableciendo que en caso
de lesiones o perjuicios causados por bienes y servicios que se denominen de “mala
calidad” se debe compensar al consumidor con una indemnización, enmarcándose
aquí la obligación de seguridad y la consecuencia de su incumplimiento, todo lo cual
se encuentra establecido en el artículo 53, el cual indica lo siguiente:
Artículo 53.- Derechos del consumidor. Toda persona tiene derecho a disponer de
bienes y servicios de calidad, a una información objetiva, veraz y oportuna sobre el
contenido y las características de los productos y servicios que use o consuma, bajo
las previsiones y normas establecidas por la ley. Las personas que resulten
lesionadas o perjudicadas por bienes y servicios de mala calidad, tienen derecho a
ser compensadas o indemnizadas conforme a la ley.
La inclusión de esta figura en el derecho dominicano, pone a nuestro país en un
ámbito actual sobre el reconocimiento de los derechos del consumidor, siendo esta la
nueva perspectiva que se emplea en los países más desarrollados, tanto en el
derecho civil, como en el comercial.

 Responsabilidad civil medica

La salud es un derecho fundamental o un derecho humano, que se encuentra


expresamente consagrado en el Artículo 61 de la constitución de la Republica, que
dispone que toda persona tiene derecho a la salud integral. Esto se compadece con
lo que constituye un Estado de Social y Democrático de Derecho que es definido por
la Carta Magna en los términos siguientes:
Artículo 7.- Estado Social y Democrático de Derecho. La República Dominicana
es un Estado Social y Democrático de Derecho, organizado en forma de
República unitaria, fundado en el respeto de la dignidad humana, los derechos
fundamentales, el trabajo, la soberanía popular y la separación e
independencia de los poderes públicos.

Pero, demás, debemos de tomar en consideración lo que dispone el artículo 53 de la


constitución.
Derechos del consumidor. Toda persona tiene derecho a disponer de bienes y
servicios de calidad, a una información objetiva, veraz y oportuna sobre el
contenido y las características de los productos y servicios que use o consuma,
bajo las previsiones y normas establecidas por la ley. Las personas que
resulten lesionadas o perjudicadas por bienes y servicios de mala calidad,
tienen derecho a ser compensadas o indemnizadas conforme a la ley.

La ley General de salud, en su artículo 164 expresa que:


Derechos del consumidor. Toda persona tiene derecho a disponer de bienes y
servicios de calidad, a una información objetiva, veraz y oportuna sobre el
contenido y las características de los productos y servicios que use o consuma,
bajo las previsiones y normas establecidas por la ley. Las personas que
resulten lesionadas o perjudicadas por bienes y servicios de mala calidad,
tienen derecho a ser compensadas o indemnizadas conforme a la ley.

 Elementos constitutivos de la responsabilidad civil médica

Antes de comenzar a hablar de los elementos constitutivos de la responsabilidad civil


médica, es bueno destacar que son los mismos de la responsabilidad civil.
Causalidad: Para que una persona comprometa su responsabilidad civil, no es
suficiente, que haya cometido una falta y un perjuicio, sino que es necesario, el
vínculo de causalidad entre la falta y el daño, ya que puede haber falta sin daño y
daño sin falta. Por ejemplo, si un médico no tiene exequátur para ejercer,
constituye una falta, pero si causa un daño probablemente el daño no tenga nada
que ver con esa falta.
Para el jurista dominicano Pedro Pablo Hernández, la importancia de este último
elemento de la responsabilidad, radica en que el autor del daño sólo debe reparar los
daños que son la consecuencia de su hecho faltoso, pero no está obligado a reparar
otros daños, de modo que si se otorgan indemnizaciones sobre un perjuicio que no
existe se está inobservando este requisito.
Las disposiciones del Código Civil, exigen el vínculo de causalidad para que el daño
pueda ser reparado, tanto en el ámbito de la responsabilidad contractual como
extracontractual (arts. 1147, 1382, 1383 y 1384 C.C.)
Ha sido juzgado que la relación de causa a efecto es indispensable para que el daño
pueda ser reparado, cuando se trata del daño ocasionado por una persona o por una
causa, en este último caso debe haber un comportamiento anormal o una
intervención activa de la cosa.

Lazo de causalidad y deber de información:


El lazo de causalidad deber ser buscado sobre el terreno de la carda de los riesgos.
¿Cuál sería la finalidad práctica de la obligación al respecto de la voluntad del
paciente? No se trata de satisfacer un derecho puramente abstracto, pero permitir al
paciente escoger entre una intervención, con los riesgos que comporta y la evolución
natural de su enfermedad. Por consecuencia, aceptando el conocimiento de causa de
la intervención, el paciente acepta los riesgos.
Desde que el médico que ha practicado la intervención sin el consentimiento de su
paciente, no ha permitido ejercer esa elección. Por lo que el médico debe asumir una
cuasi obligación de resultado en lo relativo a las consecuencias de la intervención.
La falta: Es la acción de dañar, ya sea voluntaria o involuntaria, un bien jurídico
preciado, de una persona.
Para el jurista dominicano Pedro Pablo Hernández, la falta es el acto o la abstención
que no habría cometido una persona diligente, prevenida o prudente.
La Suprema Corte de Justicia ha dicho que la falta consiste en el incumplimiento de
un deber jurídico por parte del agente, siendo necesario que se haya cometido un
hecho que esté prescrito o que esté prohibido.
Falta intencional: se caracteriza porque el individuo comete el hecho con intención
de perjudicar y dañar, y lo hace con conocimiento de causar y en ocasiones sabiendo
que está prohibido por la ley.
Falta no intencional: en esta el individuo no tiene la intención de provocar un daño,
sin embargo, compromete su responsabilidad por imprudencia, negligencia, omisión o
por inobservancia de los reglamentos.
La culpa: Constituye una de las dos especies de culpabilidad; la otra es el dolo.
Se dice que existe culpa cuando se produce un resultado típicamente antijurídico
debido a una falta de previsión del deber de conocer, no sólo cuando ha faltado al
autor la representación del resultado que sobrevendrá, sino también cuando la
esperanza de que no sobrevenga ha sido fundamento decisivo de las actividades
del autor, que se producen sin querer el resultado antijurídico y sin ratificarlo.
La culpa se fundamenta en la previsibilidad del daño y en la exigibilidad de actuar
conforme a las pretensiones del derecho.
Mala Praxis: el término Praxis proviene del griego antiguo que viene a significar
"práctica", tiene su origen el actual concepto de mala praxis. Con él viene a definir
a toda aquella responsabilidad profesional que es consecuencia de que se han
llevado a cabo una serie de actos con absoluta negligencia.
La Negligencia: es la omisión por parte del autor de los debidos cuidados que no
le permitieron tener conciencia de los peligros que su conducta podría causarle a
los demás. Se caracteriza porque el autor, a raíz de su falta de cuidado, no ha
previsto, debiendo hacerlo.
Negligencia Médica: La negligencia o mala práctica médica es la negligencia de
un médico o proveedor de atención médica que tiene como consecuencia una
lesión o la muerte de un paciente. Se comete negligencia cuando se hace un
diagnóstico erróneo o cuando no se acatan las prácticas médicas estándar. No se
puede responsabilizar a los médicos por una condición médica preexistente,
aunque la agitación de una condición médica preexistente puede considerarse
negligencia.
La negligencia cometida por médicos, enfermeras y profesionales de atención médica
en los hospitales puede tener como consecuencia lesiones en el paciente o incluso su
muerte. Las lesiones causadas por errores médicos en hospitales pueden generar
futuros problemas de salud, nuevos gastos hospitalarios y trastornos emocionales.
Los siguientes son ejemplos de errores de hospital en los que se puede cometer
negligencia médica:
Lesión perinatal, prácticas de parto incorrectas que provocan lesiones al recién
nacido, y que a veces derivan en condiciones médicas como parálisis cerebral o
parálisis de Erb.
Errores en la medicación, esto puede incluir una sobre medicación o una medicación
insuficiente, administración del medicamento equivocado o un diagnóstico incorrecto.
Diagnóstico incorrecto, sucede cuando un paciente recibe un tratamiento por una
enfermedad que no tiene o cuando una enfermedad no se trata debido a que el
médico no reconoció una condición médica amenazante.
Errores quirúrgicos, la negligencia puede provocar infección o cirugía en el sitio
equivocado del cuerpo o en el paciente equivocado.
En el peor de los casos, un error por parte del hospital provoca la muerte de un
paciente, lo cual causa pena y tensión económica en la familia del difunto. Se puede
entablar una demanda por homicidio culposo para reclamar una indemnización de
daños por los salarios perdidos y el dolor y sufrimiento ocasionados.
También la falta de atención de urgencia y continuidad en las salas de emergencia de
los Centro Médicos.

 Caso especial de la responsabilidad contractual del inquilino

Al lado de la responsabilidad civil contractual general establecida por los artículos


1146 y siguientes del Código Civil, se encuentra una responsabilidad especial que
pesa sobre el inquilino hacia el arrendador y consagrada por el Art. 1733 del mismo
código, responsabilidad que es una consecuencia del contrato de inquilinato.
El Art. 1733 de dicho código dispone que el inquilino es responsable en caso de
incendio, a menos que pruebe, que el incendio fue causado por caso fortuito, fuerza
mayor, o por vicio de construcción, o que el fuego se comunicó por una casa vecina.
Art. 1734. Si hay muchos inquilinos, son todos solidariamente responsables del
incendio, a no ser que se pruebe que el incendio empezó en la habitación de uno de
ellos, porque entonces éste solo será el responsable. O también cuando algunos
prueben que no pudo tener principio en su casa; pues entonces éstos no son
responsables.
CONCLUSIÓN

Al llegar al término del presente ensayo sobre la responsabilidad civil contractual, se


ha logrado dar respuesta a los diferentes temas a desarrollar propuestos en la
introducción.
Podemos decir que hemos podido identificar que la responsabilidad supone un
vínculo preexistente entre el autor del daño y la víctima del mismo; y que proviene de
la ejecución de un hecho ilícito sea culposo o doloso.
Además, se entendió que esta responsabilidad contractual proviene del
incumplimiento de un contrato y consiste en tener que indemnizar los perjuicios
resultantes de la infracción.
Ninguna relación previa liga al autor del daño y quien lo sufre, siendo el hecho ilícito y
perjudicial la que genera la obligación.
En la Responsabilidad Civil Médica como tal, ha dado pasos agigantados, desde la
promulgación del Código Hammurabi, hasta la actualidad, con los avances del
derecho per ce. Asimismo, en la República Dominicana hemos visto cómo ha
evolucionado esta rama de la responsabilidad civil.
Pero es específicamente a partir del año 2015, con la sentencia No. 332/2015,
dictada por la Suprema Corte de Justicia, que evoluciona a tal punto que cambia el
criterio radicalmente que llevaban nuestros tribunales, estableciendo que son las
obligaciones de medios y de resultados, su diferencia, además de crear un concepto
que puede definir lo que es un contrato de hospitalización. Anterior a esta sentencia,
nuestra alta Corte dictó su decisión No. 93 de ese mismo año, en donde establece los
derechos del paciente a ser informado, además del deber que tiene el profesional de
la salud de informar a este de todo lo relacionado con el padecimiento que presente, y
todos los riesgos de su tratamiento.
Finalmente, tema ha sido muy instructivo para los que participaron en la elaboración
del mismo, ya que a través de la lectura y las consultas de las fuentes doctrinales y
del Código Civil, se fue enriqueciendo el acervo de conocimientos en la materia.

SANTO DOMINGO, D.N., REP.


DOM. 2018.-

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