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ÍNDICE
1. Introducción. 2
2. Funciones del aparato digestivo. 2
3. Histología del aparato digestivo. 3
4. Regulación de los procesos digestivos. 5
4.1. Inervación intrínseca. 5
4.2. Inervación extrínseca. 5
5. Partes del tubo digestivo. 6
2.1. Boca 6
2.2. Faringe 6
2.3. Esófago 6
2.4. Estómago. 7
2.5. Intestino delgado. 9
2.6. Intestino grueso 10
6. Las glándulas anejas. 11
6.1. Glándulas salivales. 11
6.2. Hígado. 12
6.3. La vesícula biliar 14
6.4. Páncreas. 14
1. Introducción.
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Como ya hemos visto, los seres humanos necesitamos de un
aporte continuo de nutrientes para realizar las funciones
vitales, nutrientes que obtenemos a partir de los alimentos
que ingerimos. Sin embargo, la mayoría de estos nutrientes
se encuentran en forma de macromoléculas imposibles de
utilizar de forma directa por nuestras células, siendo
necesario que se descompongan en unidades más sencillas
capaces de ser absorbidas y utilizadas. Además, no todas las
sustancias ingeridas son utilizables y por tanto, aptas para
ser eliminadas junto con otras sustancias tóxicas producto
del metabolismo. El encargado de realizar todas estas
funciones es el aparato digestivo.
El aparato digestivo es un tubo que está abierto en ambos
extremos (boca y ano), en el cual se distinguen distintas
zonas especializadas: boca, faringe, esófago, estómago,
intestino delgado, intestino grueso y recto. Forman también
parte de él varios órganos accesorios que vierten sus
secreciones en distintos segmentos del tubo (glándulas
salivales, hígado y vesícula biliar, y páncreas) que intervienen
en el proceso digestivo.
Las estructuras del aparato digestivo contenidas en la cavidad abdominal están cubiertas
por el peritoneo, membrana serosa con dos hojas: visceral, que recubre las vísceras
abdominales, y parietal, que recubre las paredes de la cavidad abdominal.
La función principal del aparato digestivo es la nutrición, pero en general, podemos decir
que esta función se realiza mediante seis procesos o funciones básicas:
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producidas por glándulas salivales, estómago, páncreas e intestino delgado,
catalizan estas reacciones. Unas cuantas sustancias de los alimentos pueden
absorberse sin digestión química, entre ellas aminoácidos, colesterol, glucosa,
vitaminas, minerales y agua.
● Absorción: durante esta fase, los líquidos secretados y las moléculas pequeñas de
nutrientes, productos de la digestión, entran en las células epiteliales que revisten la
luz del tubo digestivo, por transporte activo o difusión pasiva. Las sustancias
absorbidas pasan a la sangre o linfa y circulan a las células de todo el cuerpo.
● Defecación: los desechos, sustancias no digeribles, bacterias, células que se
desprenden del revestimiento del tubo digestivo y materiales digeridos que no fueron
absorbidos salen del cuerpo por el ano, en el proceso llamado defecación. El
material eliminado en ésta se denomina heces o material fecal.
En general, desde el esófago hasta el conducto anal, las paredes del tubo digestivo están
formadas por las siguientes capas de dentro afuera:
● mucosa: es la capa más interna y a su vez está formada por tres capas: un epitelio
que tiene contacto con el contenido del tubo digestivo, una capa subyacente de
tejido conjuntivo laxo llamado lámina propia, y una capa muscular llamada muscular
de la mucosa.
○ El epitelio empieza como estratificado plano no queratinizado en la boca,
faringe y esófago para continuar como epitelio cilíndrico simple en estómago
e intestinos. Entre las células epiteliales se localizan las células caliciformes,
células exocrinas que secretan moco y líquido en la luz digestiva, además de
varios tipos de células endocrinas (llamadas colectivamente
enteroendocrinas), que secretan hormonas en la sangre.
○ La lámina propia contiene numerosos vasos sanguíneos y pequeños ganglios
linfáticos, por los cuales se absorben los nutrientes del tubo digestivo para
llegar a otros tejidos y sirven de protección frente a enfermedades
infecciosas.
○ La muscular de la mucosa, es una delgada capa de fibras de músculo liso y
hace que la mucosa del estómago e intestino delgado presente numerosos
pliegues pequeños, los cuales aumentan el área de superficie para la
digestión y la absorción. Los movimientos de la muscular hacen que todas
las células de absorción estén expuestas al contenido del tubo digestivo.
● submucosa: formada por tejido conjuntivo laxo. Esta capa está muy vascularizada
por vasos sanguíneos y presenta además el plexo de Meissner, una gran
inervación nerviosa que controla principalmente la secreción de las células entéricas
exocrinas, formando parte de lo que se conoce como el sistema nervioso entérico
(SNE) y por lo que reviste importancia en el control de las secreciones del tubo
digestivo.
● muscular: es una capa de fibras musculares muy potente que permite los
movimientos peristálticos de todo el tubo digestivo. Está formada por músculo liso,
generalmente dispuesto en dos capas: una lámina interna de fibras circulares y otra
externa de fibras longitudinales. Las contracciones involuntarias del músculo liso
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ayudan al desdoblamiento físico de los alimentos, su mezclado con las secreciones
digestivas y su propulsión por el tubo digestivo. Entre ambas capas de fibras
musculares se sitúa otro plexo del sistema nervioso entérico, el mientérico o plexo
de Auerbach, el cual controla estos movimientos peristálticos, particularmente en lo
relativo a la frecuencia y fuerza de las contracciones de la muscular.
La muscular de boca, faringe y el esófago superior también incluye músculo estriado
esquelético para la deglución voluntaria. Además, dicho músculo forma el esfínter
externo del ano, lo cual posibilita el control voluntario de la defecación.
● serosa: es la capa más externa. Está formada por tejido conjuntivo laxo con gran
cantidad de células adiposas y establece el límite entre el tubo digestivo y la cavidad
abdominal y forma parte del peritoneo (hoja visceral).
El peritoneo es la serosa más grande del cuerpo y consta de dos capas, una más
interna formada por epitelio simple plano (denominada capa visceral o mesotelio)
que recubre los órganos internos, y otra más externa o parietal formada por tejido
conjuntivo que reviste la cavidad abdominal y sirve de sostén. Entre ambas capas,
visceral y parietal, existe un espacio virtual llamado cavidad peritoneal, que contiene
el líquido peritoneal. Este líquido es tan sólo de 100 ml por lo que está en continua
producción, circulación y reabsorción, y sirve para que los órganos abdominales
puedan moverse sin fricciones. El peritoneo y la cavidad peritoneal suelen pasar
desapercibidos en las pruebas de imagen ya que tienen un grosor menor de 1 mm.
Sin embargo, estas estructuras pueden inflamarse en procesos patológicos
(peritonitis) o verse bien delimitadas cuando están ocupadas de líquido (ascitis).
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Para que tengan lugar sus procesos básicos, el tubo digestivo necesita que el sistema
nervioso actúe sobre él. Este proceso se conoce como inervación y es de dos tipos:
inervación intrínseca e inervación extrínseca.
Este tipo de inervación se lleva a cabo por el llamado sistema nervioso entérico (SNE).
Hasta no hace muchos años este sistema no se reconocía como tal. Estructuralmente y
desde el punto de vista neuroquímico, el SNE tiene la particularidad de funcionar de manera
independiente y es por ello que incluso se le denomina “el segundo cerebro”. En él
encontramos más neuronas que en la propia médula espinal.
Esta inervación se basa en la presencia de dos plexos (red entrecruzada de nervios, vasos
linfáticos y vasos sanguíneos): el plexo de Meissner y el plexo de Auerbach (o mientérico).
Ambos plexos están formados por una compleja red de neuronas sensitivas y motoras
conducidas por más neurotransmisores que los que pueden encontrarse en cualquier
otra parte del sistema nervioso periférico, lo que le permite llevar a cabo la mayoría de sus
funciones en ausencia del control central, donde la acetilcolina es el principal
neurotransmisor excitatorio y responsable de la contracción muscular y por lo tanto del
peristaltismo, así como también de la secreción de agua y electrolitos y del estímulo de las
células gástricas. La dopamina es otro de los neurotransmisores más importantes del SN
entérico, pero también participa en la regulación de diversas funciones como la conducta
motora, la emotividad y la afectividad, hecho que explicaría el que las emociones estén
íntimamente ligadas a la función digestiva.
Las neuronas sensitivas actúan como quimiorreceptores (se estimulan ante la presencia de
sustancias químicas incluidas en los alimentos) y otras como mecanorreceptores (los cuales
responden a la distensión de las paredes de los órganos producida por el acceso del
alimento a su interior).
Las neuronas motoras serían las responsables de la contracción muscular y la secreción de
las células.
Este tipo de inervación es externa al sistema digestivo y procede del sistema nervioso
autónomo: la inervación simpática y la inervación parasimpática.
● Inervación simpática: su función principal es inervar a los plexos submucoso y
mientérico. Cuando se activan las fibras simpáticas, se inhiben las neuronas de los
plexos entéricos y, por lo tanto, también la actividad motora en la capa muscular.
● Inervación parasimpática: casi toda la inervación del tracto gastrointestinal es
llevada a cabo por el nervio vago. Este posee ramificaciones que se dirigen desde el
inicio del aparato digestivo hacia la primera mitad del intestino grueso. Las fibras
parasimpáticas tienen la capacidad de estimular la función motora y secretora del
tubo digestivo, es decir, realizan la acción opuesta a las fibras simpáticas.
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2.1. Boca
2.2. Faringe
2.3. Esófago
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interior, facilita el paso del alimento y protege a la mucosa de la posible agresión de los
jugos gástricos (en su porción distal). En la capa muscular presenta fibras estriadas de
contracción voluntaria en su porción proximal, mientras que en las porciones media y distal
son de tipo liso (contracción involuntaria).
2.4. Estómago.
Es un órgano hueco con forma de bolsa tipo gaita, situado en el cuadrante superior
izquierdo del abdomen, por debajo del diafragma. Tiene una gran capacidad de dilatación
para albergar, mezclar y almacenar los alimentos, unos 1.200 ml de volumen de media,
aunque su tamaño varía considerablemente según esté lleno o vacío. Posteriormente, los
alimentos ingeridos se van vaciando en pequeños intervalos hacia el duodeno gracias a los
movimientos peristálticos, por lo que el vaciamiento gástrico completo necesita varias horas
después de una comida. En su anatomía, se describen dos caras (anterior y posterior) y
dos curvaturas, la mayor o convexa y la menor o cóncava.
Al igual que todo el tubo digestivo, la pared estomacal está formada por varias capas, donde
destacan la capa mucosa y la muscular:
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○ Células mucosas: producen mucina y bicarbonato, para proteger a la
mucosa de la agresión del ácido clorhídrico.
○ Células principales: son las más numerosas y producen pepsinógeno y
lipasa gástrica.
○ Células parietales u oxínticas, productoras de ácido clorhídrico y factor
intrínseco (necesario para la absorción de la vitamina B12).
○ en la región del antro pilórico, encontramos diferentes células endocrinas
productoras de hormonas que pasan directamente a la sangre:
■ células G que producen gastrina, sustancia que pasa directamente a
la sangre y estimula la secreción de ácido clorhídrico y pepsinógeno.
■ células D que producen somatostatina.
■ células EC (enterocromafines) que producen serotonina.
■ células secretoras de ghrelina, hormona que actúa centralmente
(cerebro) para estimular la ingesta de alimentos.
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3. Secreta factor intrínseco, necesario para la absorción de la vitamina B12.
4. Produce la gastrina, la cual estimula la secreción gástrica de ácido clorhídrico y
pepsinógeno, necesarios para la digestión.
5. Produce bicarbonato, necesario para contrarrestar la acción del pH del ácido clorhídrico.
5. Gracias al bajo pH que proporciona el ácido clorhídrico (pH en torno a 2), ayuda en la
protección del organismo al destruir las bacterias patógenas ingeridas con la comida o el
moco del tracto respiratorio.
6. Interviene en el proceso de la absorción de sustancias, ya que aunque la mayor parte de
sustancias son absorbidas a nivel de intestino delgado, en el estómago también se absorbe
parte.
Es la porción del tubo digestivo más larga, ocupando casi toda la cavidad abdominal. Mide
en una persona viva de 3 a 4 metros en forma de asas intestinales plegadas unas sobre
otras, y se extiende desde el píloro hasta la válvula ileocecal. En él se lleva a cabo la parte
más importante de la digestión, la absorción de las sustancias nutritivas de los alimentos.
Consta de las siguientes partes:
● duodeno: es la primera porción del intestino delgado y la más corta, unos 25 cm. En
él desemboca la bilis procedente del hígado y el jugo pancreático del páncreas a
través de la ampolla de Vater;
● Yeyuno e íleon: constituyen la mayor parte del intestino delgado y se disponen en
forma de asas dotadas de gran movilidad peristáltica. El límite entre el yeyuno y el
íleon es poco claro. El íleon es la parte más larga (unos 2 metros) y se comunica con
el intestino grueso mediante la válvula ileocecal, la cual evita el retroceso del
contenido intestinal desde el colon.
La mucosa del intestino delgado tiene una estructura macro y microscópica característica
adaptada a su función digestiva y absortiva, presentando una serie de pliegues o
vellosidades. La superficie de cada una de estas vellosidades a su vez está tapizada por
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los enterocitos (las células del intestino), cuya membrana apical se pliega dando lugar a las
microvellosidades conocidas como “borde en cepillo”, que lo dotan de una gran
superficie de absorción (unos 40 m2).
Además, entre las vellosidades intestinales se localizan las placas de Peyer, que colaboran
en los procesos inmunitarios y las criptas de Lieberkhün (el fondo de la vellosidad con
carácter glandular), donde se sintetizan las enzimas digestivas lipasa, peptidasas, amilasas
y disacaridasas, por tanto, el jugo intestinal interviene en la digestión de todos los
nutrientes, principalmente los hidratos de carbono, además de producir enzimas necesarias
para la digestión del resto. En las criptas de Lieberkhün también se sitúan las denominadas
células de Paneth, las cuales secretan lisozima, una enzima bactericida que además es
capaz de fagocitar. Esta enzima desempeña una función clave en la regulación de la
población microbiana intestinal.
En cuanto a la submucosa duodenal, contiene las glándulas de Brunner, las cuales son
exclusivas del duodeno y secretan un moco alcalino que permite la actuación de los
enzimas pancreáticos, además de ayudar a neutralizar el ácido gástrico del quimo.
Una vez mezclado con las secreciones intestinales, el quimo pasa a llamarse quilo. Las
paredes del intestino delgado tienen también capacidad contráctil, permitiendo la mezcla de
su contenido y su propulsión hacia adelante, al intestino grueso.
Constituye la última parte del tubo digestivo. Es un tubo de unos 1.5-2 metros de longitud y
unos 6 cm de diámetro, que se extiende desde la válvula ileocecal del intestino delgado
hasta el ano. Alberga multitud de bacterias capaces de fermentar algunos componentes de
los alimentos no digeridos, que además participan en la síntesis de algunas vitaminas y
protegen al organismo inhibiendo el crecimiento de microorganismos patógenos. En él ya no
se procesan los alimentos, sino que se encarga de absorber las vitaminas creadas por las
bacterias que habitan en el colon, los minerales y el agua restante, compactar los
excrementos y almacenar la materia fecal al recto hasta que sea eliminada por el ano.
Podemos distinguir varias regiones:
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● Ciego: es un fondo de saco situado en la fosa ilíaca derecha que comunica con el
íleon a través de la válvula íleocecal, del que parte el apéndice vermiforme, rico en
tejido linfático. Cuando se inflama, el apéndice puede perforarse y verter su
contenido en el peritoneo que lo envuelve, originando peritonitis y septicemia si no
se extirpa rápidamente.
● Colon: empieza como colon ascendente, se continúa como transverso, colon
descendente y colon sigmoideo.
● Recto: constituye la última porción del intestino grueso, comunicándose con el
exterior a través del esfínter anal.
Las glándulas anejas se localizan fuera del tubo digestivo, pero producen y/o secretan
sustancias que son vertidas a él mediante conductos y que son necesarias para la digestión
del alimento. Son las glándulas salivales, el hígado, la vesícula biliar y el páncreas.
Situadas en la cavidad bucal, son las encargadas de producir la saliva. Existen dos tipos de
glándulas salivales, las menores y las mayores:
● Las glándulas menores son muy numerosas
(entre 600 y 1000), producen entre el 5 y el 10% de la
saliva y están esparcidas por toda la mucosa oral.
● Las glándulas mayores son las principales
encargadas de secretar saliva a la boca, cada una a
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través de un conducto. En pares (6 en total), éstas son las parótidas, las
sublinguales y las submaxilares.
6.2. Hígado.
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conducto hepático común, que, a su vez se unirá al conducto cístico de la vesícula biliar
donde será almacenada.
El hígado es un órgano vital y único con numerosas funciones (se han identificado más de
500): toda la sangre que sale del estómago y los intestinos pasa por el hígado, el cual
procesa, descompone y equilibra; en consecuencia, elimina muchas sustancias que pueden
resultar nocivas para el organismo, crea los nutrientes y metaboliza los medicamentos de
forma que el cuerpo pueda usarlos sin que resulten tóxicos. Las funciones más importantes
que vamos a destacar son:
La vesícula biliar es una pequeña bolsa de 5-10 cm de longitud cuya función principal es
almacenar y concentrar la bilis producida por el hígado para enviarla posteriormente al
duodeno durante la digestión.
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La bilis es una sustancia líquida de color amarillo verdoso compuesta por sales biliares,
agua, colesterol, electrolitos, fosfolípidos y pigmentos que le aportan la coloración que le es
tan característica. Entre estos pigmentos destacan la bilirrubina y la biliverdina, ambas
productos de desecho procedentes de la degradación de los glóbulos rojos. La bilis cuenta
con un componente activo, las sales biliares, que se sintetizan en el hígado a partir del
colesterol. Tienen acción detergente y ayudan a emulsionar las grasas que proceden de la
dieta y que son insolubles en agua, separándolas en pequeñas gotas conocidas como
micelas. Debido a su menor tamaño, estas pequeñas gotas permiten su transporte y
facilitan el ataque de las enzimas digestivas del jugo pancreático.
La presencia de alimentos en el intestino delgado, especialmente los grasos, estimulan la
contracción de la vesícula que vierte la bilis al conducto cístico y desde éste, al conducto
colédoco, que será el encargado de llevar la bilis hasta el duodeno a través de la ampolla
de Vater.
6.4. Páncreas.
El páncreas es una glándula mixta, formada por 2 tipos de tejidos, conocidos como la
porción exocrina y la porción endocrina:
● La porción exocrina del páncreas está constituida por los acinos pancreáticos,
que producen el jugo pancreático, el cual es liberado en el duodeno a través del
conducto pancreático desembocando junto con el colédoco en la ampolla de Vater.
El jugo pancreático contiene diversas enzimas (amilasas, lipasas y proteasas) que
ayudan en la digestión de los hidratos de carbono, los lípidos y las proteínas de los
alimentos. Estas enzimas se sintetizan en forma de precursores inactivos hasta que
son vertidas al duodeno, momento en el que se activan gracias a una enzima
producida por los enterocitos que comienza una reacción en cadena. El hecho de
que tales enzimas se mantengan en inactividad evita la autodigestión del páncreas.
● La porción endocrina está formada por los llamados islotes de Langerhans, que
están formados por diferentes tipos de células. Las más importantes son las células
alfa que sintetizan glucagón, y las células beta que sintetizan insulina, dos
hormonas antagonistas que regulan el nivel de la glucemia. Ambas hormonas son
secretadas al torrente sanguíneo.
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Vocabulario del tema:
● ascitis
● xerostomía
● ptialismo
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