Está en la página 1de 1

La fascinante historia de las palabras –806–

CLÉRIGO
En la antigua Grecia, ‘klêros’ era una tejuela de barro que se usaba para hacer
sorteos. Poco a poco la palabra pasó a designar el sorteo mismo, la persona que se
dedicaba a los juegos de azar, lo obtenido en la rifa, e –incluso– la propiedad
conseguida por herencia. De esta última acepción se derivó el término klêrikos
(kleros + iko = relativo a la herencia), vocablo que designaba a quien tenía
autonomía administrativa de su terreno.
Con la llegada del cristianismo, al constituirse un grupo directivo para el culto se les
aplicó la tradición de la tribu de Leví (herencia sagrada) y el salmo 15: “El Señor es el
lote de mi heredad”, y terminaron llamándose clérigos, derivado del latín ‘cléricus’.
EL Diccionario de la Real Academia define al clérigo como: 1) Quien ha recibido las
órdenes sagradas, 2) En la Edad Media, hombre letrado en oposición al indocto.
Esto nos permite entender por qué llegó al inglés como ‘clerk’ (empleado), pues en
el medievo los amanuenses eran llamados clérigos, al igual que quienes
manipulaban las imprentas en el renacimiento. Todavía hoy los musulmanes llaman
clérigos a sus dirigentes religiosos.

También podría gustarte