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PRUEBA LA NEGACiÓN DE LA VERDAD EN EL PROCESO CIVIL

Y VERDAD EN EL PROCESO CIVIL

Se podría observar también que, no por casuali?ad, en este con- . 2.3. La imposibilidad práctica.-Entre el abanico de posiciones que
texto el problema está mal planteado, ya que se c<;>nJetura una ,,:er~a? megan que la detflrminación de la verdad de los hechos esté entre los
absoluta de los hechos (de todos los hechos, inclUIdos aquellos Jundl- objetivos del proceso civil queda todavía una que merece ser recorda-
camente relevantes no alegados por las partes) y una larga, complica- da; se trata de una tesis muy difundida, quizás porque es poco com-
da y costosa búsqueda de la verdad gestionada por un juez autoritario, prometida desde el punto de vista filosófico e ideológico. Dejando
prevaricador e inclinado a violar los derechos de las part~~, para hacer absolutamente de lado la cuestión de si la verdad puede o no ser en
entender que todo ello es incompatible con una concepClOn ~azonable general alcanzada, así como la cuestión de si debe o no ser perseguida
del proceso civil. La técnica retórica que aquí se adopta es bIen cono- en el proceso civil, la posición que se está examinando se limita a cons-
cida: consiste en dar una versión radicalizada de lo que se rechaza tatar que, en todo caso, la verdad de los hechos no puede ser obtenida
para justificar mejor su rechazo. Así, se hace una caricatura de la en el proceso esencialmente por razones prácticas.
búsqueda de la verdad para mostrar hasta qu~ punto es indesea~l~ en Estas razones son de distinta naturaleza, pero todas ellas parecen
el proceso civil (o en el proceso en general). Sm embargo, la deblhdad converger en la exclusión de la posibilidad concreta de una determina-
lógica de este escamotage 66 no impide que se use a .me~~do para ción verdadera de los hechos de la causa. Así, por ejemplo, se subraya
sostener que no tiene sentido el problema de la determmaclOn verda- que el juez no dispone de los instrumentos cognoscitivos ni del tiempo
dera de los hechos. y la libertad de investigación de los que disponen el científico o el his-
toriador 67 • A diferencia de la actividad de estos últimos, el proceso debe
desarrollarse en un tiempo limitado, dado que intereses tanto públicos
como privados presionan para que la finis /itium se alcance rápidamen-
del proceso. Por un lado, la versión moderna del principio disp,:,sitivo lo disti~gue radi- te, y éste es un gran obstáculo para la búsqueda de la verdad. Además
existen limitaciones legales al uso de los medios judiciales de conoci~
calmente de la disponibilidad sustancial del derecho controvertido, reconduclend.o a la
función pública de la actividad jurisdiccional la estru~t~ra del.proceso .y las modaltdad:s
de la decisión (v., en particular, el análisis de Carnacml, op. CIt., loc. CIt., y, entre .10 m~s miento y a los procedimientos con los que aquéllos pueden ser produ-
reciente, Ricci, Premesse, cit., pp. 157 ss.). En consecuencia, se reconducen a la dls?ont- ~idos y utilizados; y existen normas de prueba tasada que imponen al
bilidad de la relación sustancial el principio de la demand, y las reglas de la alegaCión y Juez una «verdad formal» que a menudo no se corresponde con la rea-
de la no contestación, mientras que se remiten a opciones de oportunidad del legi~l~d.or
lidad de los hechos. Se pueden mencionar muchos otros aspectos del
las modalidades de determinación de los hechos y la regulación de los poderes de IntCla-
tiva instructora del juez (v., especialmente, incluso para referencias bibliográfi~as, Ver- proceso, como, por ejemplo, la necesidad de precluir con la cosa juz-
de, Norme inderogabili, tecniche processuali e controversie del lav~ro, e~ Rlv. ~Ir. pr?c., gada la posibilidad indefinida de corregir la decisión sobre los hechos
1977, pp. 220 ss., 224 ss.). Se deriva de aquí que del carácte~ de.dlspontble/m.dlspont~le o bien el principio dispositivo, que permite a las partes limitar el ám-
del derecho sustancial alegado en la causa no se siguen implicaCIOnes necesarias de ~m­ bito de los hechos jurídicos a determinar 68 , para mostrar cómo bajo
gún tipo respecto de la forma en que se configura el principio dispositivo en ~l sentido
procesal y, por tanto, respecto de la configuración de la instrucción proba~orla y de ~a
decisión sobre los hechos. Por otra parte, la estructura del proceso no cambia (necesaria
y automáticamente) en función del car.ácte~ ~i~ponible/i.ndisponible d.e1.derecho cont~o­ . 67. Resp~c~o de las diferencias que también bajo este punto de vista parecen subsis-
vertido: el juez puede tener poderes «mqUlsltlvos» (articulados de dlstmtas formas) 10- tir entre la actiVidad del juez y las del científico o del historiador v. más ampliamente
c1uso cuando el proceso versa sobre derechos disponibles y, viceversa; puede su.ce~er qu.e in(ra, capítulo V, 1.1. y 1.2. "
haya un proceso «dispositivo» incluso cuando el proceso versa sobre derechos md~spont­ 68. La mención a los distintos aspectos del proceso indicados en el texto con la
bIes (salvo la presencia eventual del ministerio público como. parte .que. tutela ~I mterés p~etensión de mostrar que no es posible la búsqueda o la determinación de la ve~dad en
público). Resulta, pues, difícil conjeturar que el proceso cambie s~~ fmaltdad~s, mcluyen- JUICIO, es un lugar común muy difundido en las distintas literaturas, de forma que al
do o excluyendo en cada caso la búsqueda de la verdad, en funclOn del caracter del de- r~specto sólo se pueden ofrecer :eferencias ejemplificativas. Cf., pues, Chiovenda, ¡C/p.
recho que constituye su objeto pero manteniendo intacta su configuración fundamental. Clt.,.pp. 77, 809 [tr. cast., op. CIt., pp. 107 s., 294-296]; Calamandrei, Il giudice ¿'fo
Como se ha dicho en el texto, y se verá in(ra en el apartado 4, el problem.a de la búsque- storlco, ahora en Id., Opere giuridiche, cit., 1, pp. 398 ss. [tr. cast., El juez y el historia-
da de la verdad se vincula al de la función y la estructura del proceso baJO otros puntoS dor, a cargo de S. Sentís Melendo, en Estudios sobre el proceso civil, Buenos Aires 1945
de vista más generales, que se refieren a la justicia de la decisión y a la distribución d~ las pp. 112 ss.]; Carnelutti, La pr?va civile, cit., pp. 48 ss., 61 [tr. cast., La prueba ci~il, cit.:
tareas y de los poderes en los sistemas de administración de justicia, pero no están direc- pp. 37 ss., 52]; Larenz, op. CIt., p. 293 [tr. cast., op. cit., p. 302 s.], Weinstein Some
tamente vinculados a la disponibilidad o indisponibilidad sustancial del derecho contro-. Di((iculties in Devising Rules (or Determining Truth in Judicial Trials, ~n Col. L. Rev. 66,
1966, pp. 1115 ss.; Alchourrón y Bulygin, Los límites de la lógica y el razonamiento
vertido. JurídICO, en Id., Análisis lógico y derecho, Madrid, 1991, pp. 311 ss.; Bulygin, op. cit.,
66. Cf. al respecto Twining, Some Scepticism, cit., pp. 96 ss.

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muchos aspectos el proceso no es capaz de funcionar como mecanismo que se trata en el proceso y, por otra parte, queda por demostrar si
para determinar la verdad de los hechos. aquéllas son incompatibles con toda forma de verdad de los hechos
Esta tesis, que podría resumirse como «sería bonito pero no es (que no lo son) o si, en cambio, son incompatibles con alguna verdad
posible», tiene de su parte a la fuerza ?e la exp~riencia cotidiana ~ d.e de los hechos.
numerosos lugares comunes sobre las ImperfecclOnes y sobre los hml- Sin embargo, planteado así el problema, como por otra parte pare-
"tes del proceso civil. Parte, además, de algunas constataci?nes ~c~rca ce razonable, es evidente que no admite soluciones superficiales y uni-
~e los aspectos por los que el proceso está orientado haCIa objetivos tarias." Si, por un lado, es necesario tener en cuenta el hecho de que el
distintos y divergentes de la búsqueda de la verdad 69 • Sin embargo, todo concepto de verdad es cuanto menos problemático y variable en fun-
esto no es suficiente para demostrar la fundamentación de la conclu- ción de los contextos72 , por otro lado es necesario considerar que va-
sión a la que se llega, según la cual la determinación verdadera de los rían también los modelos de proceso civil entre los distintos ordena-
hechos no estaría entre los objetivos del proceso civil. mientos e incluso dentro de un mismo ordenamiento. El problema de
Por un lado, es necesario subrayar que esta posición se refiere a la capacidad del proceso de alcanzar la verdad de los hechos no puede,
una concepción excesiva y absoluta de la verdad como objetivo del pues, resolverse negativamente a priori y puede tener respuestas posi-
proceso. Esta concepción es obviamente inaceptable en sí misma y, con tivas distintas en función del tipo particular de proceso que se tome en
mayor razón, en el ámbito de la determinación judicial de los hechos. consideración. Así, por ejemplo, se puede sostener que esa capacidad
Si la tesis en cuestión significa que, en el proceso, no se puede alcanzar es mínima en un proceso que limite fuertemente el empleo de los me-
la verdad absoluta de los hechos, entonces está seguramente justifica- dios de prueba y tenga muchas reglas de prueba tasada; en cambio, esa
da, pero es también absolutamente banaFo. , . capacidad es máxima en un proceso en el que todas las pruebas rele-
El problema no es, en efecto, conjeturar que se alcancen mltlCas vantes sean admisibles y estén todas sujetas a la libre apreciación del
verdades absolutas sino establecer qué verdades relativas y razonables juez?3. Está claro, sin embargo, que son muchos los parámetros a to-
pueden ser concretamente determinadas. Lo que es necesario evitar es mar en consideración y son muchas las respuestas en términos de po-
la aproximación caricaturesca de quien absolutiza la idea de una deter- sibles verdades relativas, precisamente en función de la forma en que
minación verdadera de los hechos precisamente para poder afirmar que esté regulado el proceso.
ésta no es posible?!. Ciertamente, las limitaciones y las peculiaridades Por otro lado, es necesario distinguir las consideraciones relativas
inherentes a la estructura del proceso civil son a priori incompatibles al funcionamiento de un proceso determinado «tal como es» de aque-
con la búsqueda de la verdad absoluta, pero no es de esta verdad de la llas que se refieren a «tal como debería ser» como instrumento para
establecer la verdad de los hechos. Puede suceder, en efecto, que al
pp. 24 s.; Scarpelli, Auctoritas non veritas facit legem, en Riv. fil., 1984, pp. 33 ss. Sin analizar un sistema procesal específico esté fundamentada la constata-
embargo, es la presencia de la regulación tasada de la prueba la que es norm~lme~lte ción de que no es efectivamente idóneo para producir resultados ver-
mencionada a los efectos de excluir que el proceso pueda alcanzar una determmaclón daderos acerca de los hechos de la causa o que el grado de veracidad
verdadera de los hechos: v., por ejemplo, Carnelutti, op. ult. cit., pp. 61 ss. [tr. cast., op. de esos resultados sea demasiado bajo respecto a algún parámetro que
ult. cit., pp. 52 ss.], y recientemente Verde, Prova legale, cit., p. 466. En especial, sobre
la falta de fundamento de este último argumento, v. infra, capítulo V, 2.
se asuma como válido. Sin embargo, no se pueden extraer conclusio-
Sobre este argumento es particularmente interesante la posición de Jerome Frank, que nes generales acerca de la imposibilidad práctica de que el proceso pro-
pasa de una fase de fact-skepticism radical (v. supra, nota 30) a una fase posteri<;>r e~ la duzca decisiones verdaderas acerca de los hechos a partir de una cons-
que analiza y denuncia, especialmente, los obstáculos que se oponen a la determmaclón tatación de ese tipo, ya que otros tipos de proceso civil podrían ser
de la verdad en el proceso (v., en especial, Id., Courts on Trial, Princeton, 1950, pp. 14
capaces de producirlas, si no completamente, a un nivel razonablemen-
ss., 80 ss., 108 ss., 186 ss.).
69. Es más, en ciertos aspectos la tesis que se está analizando puede ser considerada te aceptable. Tampoco se puede, a partir de la misma constatación,
como una versión «débil .. de la posición que sostiene que el proceso no es apto para extraer la conclusión de que el ordenamiento está irremediablemente
determinar la verdad porque es una machinery orientada hacia la solución de conflictos
(al respecto, v., supra, apartado 2.2).
70. Para la discusión y crítica del concepto de verdad absoluta, v., infra, capítulo 72. Y., infra, capítulo IlI, 1, además de, en este capítulo, el apartado 4.3.
IIl, 1. 73. Sobre estos aspectos de la regulación de las pruebas v. ampliamente, infra, capí-
71. Sobre esta aproximación v. Twining, op. ult. cit., pp. 96 ss. tulo V, 2.1, 2.2 Y 2.3.

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destinado a excluir la verdad de los hechos del conjunto de los objeti- go retórico-persuasiv0 76 ; esto es, en el ámbito de una suerte de retórica
vos del proceso civil, ya que el ordenamiento podría modificarse y general que según la opinión de algunos agota completamente el cam-
evolucionar de forma que hiciera posible alcanzar decisiones verdade- po del razonamiento jurídico 77 , existe una retórica del proceso dentro
ras 74 • Una cosa es, en resumen, la verificación de la disfuncionalidad de de la cual se distinguen retóricas más específicas, como la del abogado,
un sistema determinado a los efectos de la determinación de la verdad que pretende persuadir al juez de que tiene razón 78 , y la del juez, que
y otra es afirmar que el proceso civil no puede en ningún caso ser fun- al motivar la sentencia pretende persuadir (a las partes, a los abogados,
cional en ese sentido: la primera afirmación puede estar fundamentada a la opinión pública) de la bondad de la decisión que ha tomad0 79 • Por
en relación con un ordenamiento procesal específico; la segunda no otra parte, existe también una retórica de la doctrina que se ocupa del
puede ser verificada empíricamente y tiende a ser una toma de posi- proceso con la pretensión de acreditar teorías acerca del mismo: es más,
ción de tipo ideológico, como las que se han discutido anteriormente, las teorías sobre la prueba y sobre la determinación de los hechos no
más que una afirmación fáctica sobre los límites funcionales del proce- serían más que argumentaciones retóricas 80 •
so civiF5. En un contexto metodológico de este tipo, que parte de una exas-
perada extensión, aplicada al proceso, de doctrinas como la de Perel-
3. La irrelevancia de la verdad en el proceso civil.-En un área concep- man 8 1, el problema del juicio de hecho en el proceso asume una for-
tual en muchos aspectos contigua a la que se caracteriza por la nega- mulación peculiar. El elemento más importante está representado por
\..ción de la posibilidad de que el proceso alcance una determinación las narraciones (stories) de los hechos del caso que los abogados pre-
verdadera de los hechos, se sitúa una orientación según la cual el pro- sentan al juez 82 • Los aspectos más importantes de estas narraciones son
blema de la verdad de los hechos del caso es considerado como abso-
lutamente irrelevante. En otros términos, no se plantea siquiera si esa
determinación es posible o imposible, oportuna o inoportuna; simple- 76. Entre los muchos análisis realizados en este sentido v., por ejemplo, Wetlaufer,
mente es excluida del campo de análisis y, en consecuencia, no es ob- Rethoric and Its Denial in Legal Discourse, en Virgo L. R 76, 1990, pp. 1545 ss.; Danet,
jeto de particular atención. Además, una consecuencia ulterior es que Language in the Legal Process, en Law & Soco R 14, 1980, pp. 445 ss.; Eberle, op. cit.,
parece poco sensato preguntarse si el proceso debe o puede estar orien- en general y específicamente pp. 58 sS., 61 SS., 111 ss., 142 SS., 157 ss. En particular, cf.
Bennet y Feldman, Recostructing Reality in the Courtroom. Justice and Judgment in
tado hacia la búsqueda de la verdad de los hechos y -precisamente- American Culture, New Brunswick, 1981, especialmente pp. 7 ss., 41 ss., 117 ss.
quien sostiene esta tesis no se lo pregunta en absoluto. 77. Así por ejemplo, Werlaufer, op. cit., pp. 1545 ss., 1557.
Existen dos variantes principales de esta orientación, que es opor- 78. Cf. Wetlaufer, op. cit., pp. 1557 ss.; Bennet y Feldman, op. cit., pp. 93 sS., 116
tuno analizar de forma separada, aunque tienen interrelaciones. ss., 150 ss.
79. Cf. Wetlaufer, op. cit., pp. 1560 ss. Para una crítica a la concepción retórico-
La primera variante se fundamenta en una interpretación del pro- persuasiva de la motivación de la sentencia, cf. Taruffo, La motivazione della sentenza
ceso y de las actividades que en él se desarrollan en clave exclusiva- civile, Padova, 1975, pp. 191 ss.
mente retórica. Según esta interpretación, que tiende fácilmente a pre- 80. V. en particular Eberle, op. cit., pp. 111 ss., 115 ss., 121 ss., 142 ss.
sentarse como una concepción global y omnicomprensiva del proceso 81. Es sabido que Perelman ensayó repetidamente la aplicación de sus teorías a ins-
tituciones del proceso, corno la prueba y la decisión judicial. V., en efecto, entre los
(civil y penal), todo lo que sucede en el proceso no es más que un jue-
muchos de sus escritos que contienen referencias al respecto, La spécificité de la preuve
juridique, en La preuve. Rec. Soco J. Bodin, XIX, Bruxelles, 1965, pp. 5 ss. (v. también
infra, capítulo V, 1.4); Raisonnement juridique et logique juridique, en Arch. Phil. Droit
74. Acerca de la relevancia de la evolución histórica de los sistemas de regulación de XI, 1966, pp. 1 ss.; Le raisonnement juridique, en Droit, morale et philosophie, Paris,
las pruebas, v. las referencias indicadas en la nota precedente. 1968, pp. 85 ss. Sobre el pensamiento de Perelman al respecto v., especialmente, Gian-
75. No por casualidad, la idea de que la determinación de la verdad en el proceso formaggio y Bastida, GIi argomenti di Perelman: dalla neutra/ita dello scienziato all'im-
no es posible por razones prácticas es una racionalización o una forma de justificación de parzialita del giudice, Milano, 1973, pp. 134 ss., 147 ss. De todos modos, debe observar-
la orientación (analizada en el epígrafe precedente) ideológica del proceso que excluye la . se que Perelman ha extraído a menudo argumentos en sustento de sus teorías de algunos
verdad de entre sus objetivos. En resumen: se parte de la constatación de que un cierto aspectos del proceso, pero nunca ha propuesto una concepción retórica global del proce-
tipo de proceso no es capaz de producir la verdad para deducir de ahí que el proceso está so, corno sí han hecho, en cambio, las teorías que estarnos discutiendo.
siempre orientado hacia objetivos de otra naturaleza; a partir de aquí se deduce después 82. V., en particular, Twining, Lawyers' Stories, en Id., Rethinking Evidence, cit.,
que el proceso no está capacitado -por razones estructurales- para producir decisiones pp. 223 ss.; Wetlaufer, op. cit., p. 1159; Bennet y Feldman, op. cit., pp. 7 ss., 32 ss., 41
verdaderas. ss., 118 ss.

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los referidos a la forma, es decir, a la claridad, la coherencia, la com- larga serie de problemas que surgen en el proceso en el ámbito de la
pletud, la concordancia con el sentido común 83 . Esto se explica en la determinación de los hechos 89 , o que se trata de una absolutización
medida en que la finalidad de estas stories es la de persuadir al juez: en unilateral e indebida de elementos que existen en el proceso pero que
efecto, tiene razón el abogado que persuade al juez para que adopte su no lo agotan 90 . Es necesario, por otra parte, considerar que esa con-
story como fundamento de la decisión 84 . Por ello, los aspectos más cepción se presenta como un modo, que quizás no carece de algún
relevantes del proceso son los referidos a las tácticas persuasivas con atractivo cultural, de dar un ropaje no del todo banal a las tesis del
las que los defensores intentan atraer hacia sus posiciones la decisión escepticismo de los abogados 91 . La concepción retórica del proceso
final del juez influenciando o condicionando su adhesión a una u otra racionaliza y lleva al extremo el punto de vista del abogado dándole lo
story85. que puede parecer un fundamento teórico. Esa concepción ha elabora-
La razón por la que el problema de la verdad de los hechos resulta do además una estrategia defensiva que no carece de interés, según la
irrelevante en un contexto como éste es muy clara y se remonta a la cual los conceptos «no retóricos» como el de «determinación» o de
característica peculiar de la retórica como arte de la persuasión 86 . La «verdad de los hechos» no serían otra cosa que expresiones retóricas
retórica pretende, en efecto, conseguir el consenso sobre una tesis cual- (quizás de una retórica distinta) dirigidas a disfrazar el hecho de que
quiera y conduce a criterios de conveniencia y de eficacia según los no existen fenómenos de conocimiento sino sólo fenómenos de per-
cuales es bueno todo aquello que sirve para alcanzar la finalidad de suasión 92 •
persuadir a alguien de alguna cosa. En cambio, para ella es indiferente Parece evidente que de esta forma la circularidad del argumento
si es verdadero o falso aquello de lo que se quiere persuadir, siendo resulta vertiginosa, en un juego de tautologías casi inextrincable. Para
sabido ya por Locke y Kant que la retórica puede también persuadir quien no se preocupa por estos problemas o los considera como desde-
del error 87 . En resumen, la verdad es un valor o una peculiaridad por ñables complicaciones de una «retórica de la racionalidad»93 sigue sien-
los que la técnica de la persuasión no está interesada. Esto es válido do, en todo caso, evidente que la idea de una determinación verdadera
también para el proceso, donde la finalidad que persigue el abogado es de los ~echos del caso es una extrañeza que carece de significado y, en
la de persuadir al juez para que le dé la razón, no la de demostrar «ob- cualqUIer caso, algo respecto de lo que el proceso tiene que ser total-
jetivamente» la verdad de los hechos. Es más, un abogado es más hábil mente indiferente 94 .
y capaz si consigue persuadir al juez cuando su versión de los hechos La segunda variante de la posición que sostiene que la verdad de
no se corresponde con la realidad. Sin embargo, esto no es relevante los hechos es irrelevante surge en el ámbito de una tendencia, que va
\,. en la medida en que, en la concepción retórica del proceso, la verdad asumiendo importancia desde hace algún tiempo, fundada en la aplica-
de los hechos no tiene sentido alguno o bien se define simplemente ción de métodos y modelos semióticos a los problemas jurídicos 95 . Esta
como propia de la versión de los hechos que haya resultado más per-
suasiva 88 .
Esta concepción es obviamente criticable bajo diversos puntos de 89. Así, por ejemplo, Twining, op. ult. cit., p. 242.
90. Cf. Taruffo, Modelli di prova e di proeedimento probatorio, en Riv. dir. proe.,
vista, ya que, por ejemplo, se puede advertir que no da cuenta de una 1990, pp. 422 ss., y más ampliamente, infra, capítulo V, 1.4. Observa acertadamente
Twining, op. ult. cit., p. 220, que el discurso del abogado es sólo uno de los que se de-
sarrollan en el juicio y, por otra parte, el modelo del trial no agota en absoluto la realidad
83. Cf. Twining, ibid.; Wetlaufer, ibid.; Bennet y Feldman, op. cit., pp. 47 SS., 118
de! proceso.
SS., 132 ss.; Nerhot, Interpretation in Legal Seienee, en Law, Interpretation and Reality,
91. Al respecto V., supra, apartado 2.
cit., pp. 222 ss.; Van Roermund, Narrative Coherenee, cit., pp. 328 ss. Sobre la influencia
92. Cf., en especial, Eberle, op. cit., loce. citt.
de las características de la story a los efectos de la decisión sobre el hecho, v., ampliamen-
93. Así, por ejemplo, Wetlaufer, op. cit., p. 1564.
te, infra, capítulo IV, 5.
94. Así, Bennet y Feldman, op. cit., p. 64.
84. Cf. Twining, op. ult. cit., p. 221; Wetlaufer, ibid.; Bennet y Feldman, op. cit.,
95. Cf., en general, Kevelson, The Law as a System of Signs, New York-London,
pp. 150 ss.
1988; ]ackson, Semioties and Legal Theory, London, 1985; Semioties, Law and Social
85. V., en particular, Bennet y Fe!dman, op. cit., pp. 93 ss., 117 ss., 150 ss.
86. Al respecto, v. por todos la voz Retórica en Quine, Quiddities, cit., p. 183.
Seienee, ed. por Carzo y ]ackson, Rome-Liverpool, 1985; ]ackson, Semioties and the
87. Cf. Todorov, Teorías del símbolo, te. casto a cargo de F. Rivera, Caracas, 1991,
Problem of Interpretatíon, en Law, Interpretation and Reality, cit., pp. 84 ss. V., además,
]ori y Pintore, Manuale di teoria generale del diritto, Torino, 1988, pp. 255 ss.; ]ori,
pp. 73 ss., 97 ss.
Tendenees en semiotique juridique, en Int. J. Sem. Law 2, 1989, pp. 277 ss.
88. Cf. Wetlaufer, op. cit., pp. 1557 ss.

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línea de trabajo privilegia el aspecto lingüístico de esos problemas y le hipótesis de que el lenguaje usado por los juristas (y, en particular,
dedica única y esencialmente su estudio: esto implica que el proceso es por los jueces) tenga que ver de algún modo con la realidad empírica
considerado como un lugar en el que se producen diálogos y se propo- de los hechos.
nen y elaboran narraciones y es, por tanto, estudiado desde el punto Nada cambia si se pasa de la teoría del lenguaje y del significado al
de vista de las estructuras lingüísticas y semióticas de esos discursos. área contigua de la semiótica estructural y de los modelos narratológi-
De ahí las aplicaciones de la narratología al proceso y, en especial, a cos aplicados al proceso en particular 100. Desde esta última perspecti-
algunos aspectos de la decisión judicial 96 • va, adquiere relevancia exclusiva la dimensión semiótica de los discur-
Son diversos los aspectos que afectan directa o indirectamente al sos que se llevan a cabo en el proceso, que es concebido, precisamente,
problema de la verdad de los hechos en el ámbito de esta corriente como un lugar en el que algunos sujetos realizan discursos y narran
metodológica, pero todos convergen en el sentido de hacer de ellos «historias»lOl. A partir de aquí, se derivan cosas como la estructura
algo irrelevante o no significativo. narrativa de las normas y de su interpretación 102 o la aplicación de los
Por un lado, se dan algunos presupuestos generales que ya por sí esquemas de Greimas a los discursos que se llevan a cabo en el proce-
solos tienen evidentes implicaciones de ese tipo. Por ejemplo, el aná- SOI03. La idea fundamental es, precisamente, que todo lo que sucede en
lisis semiótico asume a menudo una concepción no referencial o au- el proceso se fusiona en un nivel unitario del discurso y que a éste sólo
torreferencial del lenguaje, de forma que el lenguaje no se refiere a pueden aplicársele los instrumentos del análisis semiótico.
realidad alguna sino únicamente a entidades lingüísticas: no hay co- Algunas de las muchas consecuencias relevantes que produce esta
rrespondencia o vinculación entre expresiones lingüísticas y datos em- línea de pensamiento afectan directamente al problema de la verdad
píricos extralingüísticas; cualquier expresión lingüística puede referir- de los hechos. Está claro que si se considera relevante únicamente la
se únicamente a otras expresiones lingüísticas, ya que sólo puede ser dimensión semiótico-estructural del discurso, no se puede considerar
traducida en otras expresiones lingüísticas 97 • La determinación del sig- relevante el problema de si este discurso, incluso cuando afirma que se
nificado puede, así, producirse únicamente dentro del propio lengua- refiere a la realidad, hace referencia verdaderamente a alguna realidad
je, sin referencia alguna a la realidad empírica (cuya existencia queda, empírica. Así, se afirma que la (acticity o la (ictionality de la narración
pues, necesariamente en duda) y desencadena, en consecuencia, el de un hecho no es ciertamente relevante, tanto en el proceso como de
mecanismo de la semiosis ilimitada, es decir, del continuo e infinito forma general, desde un punto de vista semiótico lO4 • La narración de
reenvío desde un dato lingüístico a otro en un intercambio continuo un hecho realizada en el proceso, por ejemplo, por un testigo no es
de significados 98 • La idea de la semiosis ilimitada, con los presupues- sustancialmente distinta de la narración de un hecho contenida en una
tos que ella implica, está seriamente discutida en el ámbito de la novela; la única diferencia, por otra parte no muy importante, es que
semiótica general 99 ; sin embargo, sigue circulando en el ámbito de los la primera pretende ser verdadera, mientras que la segunda no pretende
análisis semióticos de los problemas jurídicos y sirve para excluir la serlo 105. De todos modos, la «pretensión de verdad» no es más que una
parte del discurso, un elemento del mensaje enviado por el narrador,
pero obviamente no dice nada acerca de la veracidad de la narración 106.
96. Cf. especialmente ]ackson, Law, Fact and Narrative Coherence, cit.; Id., Narra-
tive Mode/s in Lega/ Proof, en Int. J. Sem. Law 1, 1988, pp. 225 ss. V., además, Lenoble,
Narrative Coherence and the Limits of the Hermeneutic Paradigm, en Law, Interpreta- 100. Cf., en particular, ]ackson, opp. citt. en la nota 96.
tion and Rea/ity, cit., pp. 127 ss.; Van Roermund, op. cit., pp. 310 ss.; Den Boer, op. cit., 101. Cf. ]ackson, Law, Fact and Narrative Coherence, cit., pp. 61 ss., 89 ss.; Id.,
pp. 346 ss. Narrative Mode/s, cit., pp. 2 ss. De forma análoga, Bennet y Feldman, op. cit., pp. 19 ss.,
97. Cf., por ejemplo, Grace y Teschner, Semiotic Contrasts between Tria/ and Dis- 93 ss., 147 ss.
~ covery, en Law and Semiotics, vol. 3, ed. por R. Kevelson, New York-London, 1989, pp. 102. Cf. ]ackson, Law, Fact and Narrative Coherence, cit., pp. 97 ss.; Van Roermund,
128 ss.; Benson, op. cit., pp. 33 ss.; ]ackson, Law, Fact and Narrative Coherence, cit., pp. op. cit., pp. 333 ss.
45 ss. 103. Cf. ]ackson, Law, Fact and Narrative Coherence, cit., pp. 27 ss.; Id, Narrative
98. Cf. Benson, op. cit., p. 38. Mode/s, cit., p. 4. V. también Landowsky, Vérité et véridiction en droit, en Droit et société
99. Cf., por ejemplo, Eco, Semiosi il/imitata e deriva, ahora en Id., 1 /imiti del/'in- 8, 1988, pp. 45 ss.
terpretazione, Milano, 1990, pp. 325 ss. (además, Id., Intentio Lectoris. Appunti sul/a 104. V., sobre todo, ]ackson, Law, Fact and Narrative Coherence, cit., p. 155.
semiotica del/a ricezione, ivi, pp. 26 ss., y Le condizioni del/'interpretazione, ivi, pp. 105. Cf. ]ackson, op. u/t. cit., p. 157.
223 ss.). 106. Cf. ]ackson, op. u/t. cit., pp. 157, 166 ss., 176 ss.

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PRUEBA Y VERDAD EN EL PROCESO CIVIL
LA IRRELEVANCIA DE LA VERDAD EN EL PROCESO CIVIL

De esta forma, la verdad de la narración de un hecho es rigurosamente además de las referidas a la naturaleza del proceso y de la determina-
reconducida al interior de la dimensión lingüística de la narración y ción de los hechos. En cuanto a la verdad, la afirmación de su irrele-
deja de ser considerada como un problema que afecta a la relación vancia acaba pareciéndose más a una negación filosófica radical que a
entre aquélla y la realidad narrada lO7 • Así, nada se puede decir acerca un simple desinterés. No por casualidad, surgen vinculaciones signifi-
de la realidad porque se está únicamente ante una narración; ésta pue- cativas entre la tendencia semiótico-narrativista y la corriente nihilista
de «pretender» o «declarar» que es verdadera, pero la fundamentación . o deconstructivista de los Critical Legal Studies ll l, desde el punto de
de esta pretensión no es de ningún modo verificable más allá del pro- . vista de las soluciones filosóficas, caracterizadas por un idealismo radi-
pio contexto narrativo. Como máximo, podrá considerarse si la narra- calo por un irracionalismo racionalizado bajo la forma de teoría del
ción es plausible sobre la base de sus propios elementos lingüístico- . análisis del lenguaje.
estructurales 108, lo que lleva a formular el problema de la verdad En la medida en que remite más o menos conscientemente a estas
exclusivamente en términos de coherencia de la narración 109. opciones filosóficas fundamentales, la teoría semiótico-narrativista no
Basta aplicar este método de análisis a los discursos que se realizan es más que una versión actualizada y sofisticada del idealismo radical y
en el proceso para producir inmediatamente la disolución del proble- a este nivel debe ser discutida y evaluada 112.
ma de la verdad de los hechos y de su respectiva determinación. Las En la medida en que se presenta como una opción metodológica
narraciones de los hechos llevadas a cabo por los testigos pueden, como para el análisis de los problemas inherentes a la determinación de los
máximo, «pretender» ser verdaderas, pero no es posible establecer si hechos en el proceso, la primera consideración que debe hacerse es que
son verdaderas o falsas, y por otra parte al semiótico esto no le impor- una vez más nos encontramos ante una simplificación unilateral radica-
ta; también la narración de los hechos que el juez elabora en la deci- lizada hasta el punto de disolver el objeto de análisis. En efecto, se puede
sión puede «pretender» ser verdadera, pero no se puede verificar si lo alcanzar un acuerdo sobre la cuestión obvia de que en el proceso se lle-
es o no y, por otra parte, tampoco esto es relevante desde el punto de van a cabo discursos y que en esos discursos los «hechos» aparecen prin-
vista del semiótico. cipalmente en forma de «narraciones sobre los hechos»; además, parece
En realidad en la versión semiótico-narra ti vista de la posición que también obvia la utilidad de analizar estas narraciones con los instru-
sostiene que la' verdad de los hechos no es relevante en· el proceso, mentos de la semiótica y del análisis del lenguaje, mucho más sofistica-
aflora algo más que una simple forma de dejar a un lado el problema. dos y fecundos que las toscas metodologías que habitualmente emplean
Mientras que, en efecto, la variante retórico-persuasiva se funda sobre los juristas. En otros términos, no hay duda de que en el problema del
implicaciones más «débiles» desde el punto de vista de la concepción juicio sobre el hecho, una vez insertado en la dinámica del proceso, exis-
del proceso y de las premisas filosóficas de las que parte, la variante te una interesante y relevante dimensión semiótico-lingüística 113.
semiótico-narrativista parte de premisas mucho más «fuertes» acerca En cambio, parece inaceptable, y a veces radicalmente paradójica,
de ¡la naturaleza del lenguaje, del significado y del conocimiento 110, la pretensión de que ésa sea la única dimensión significativa (¿o quizás
la única existente?) del problema. No menos inaceptable, por su par-
cialidad, resulta la consiguiente pretensión de reducir el problema de
107. Esto es verdadero en las formulaciones más radicales y, en muchos aspectos, más
toscas como la de ]ackson (sobre la que se pueden ver referencias en las notas preceden- la decisión sobre los hechos a un juego de estructuras semióticas en el
tes). Sin embargo, no faltan análisis más sofisticados del problema de la verdad judicial en que la verdad de los hechos no es siquiera tomada en consideración.
las que la adopción coherente de la perspectiva semiótica no lleva a negaciones simplistas
del problema. Existen, pues, posiciones que podrían denominarse «semiótico-racionalis-
tas», como la de Landowski, op. cit., especialmente, pp. 50 ss., 57. . 337 ss.) de que no es formulable ningún problema de conocimiento en los términos de la
108. Cf. ]ackson, op. u/t. cit., pp. 61 ss.; Bennet y Feldman, op. CIt., pp. 79 ss., 154 relación entre pensamiento, lenguaje y realidad empírica. También la actividad filosófica
ss. Bajo este punto de vista emerge una vinculación no desdeñable con la variante retóri- se reduciría, en efecto, a una simple «conversación», no interesada en «reflejo» alguno de
co-persuasiva discutida anteriormente, dado que lo que el testigo-narrador realiza es in- la realidad (que se considera en todo caso ilusorio o imposible) ni en la búsqueda de
tentar persuadir al juez: d. ]ackson, Narrative Mode/s, cit., p. 5. verdad alguna.
109. Cf. ]ackson, Law, Pact and Narrative Coherence, cit., pp. 58 ss., 101 ss. Sobre la 111. V., en efecto, ]ackson, op. u/t. cit., pp. 180 ss., e Id., Sémiotique et études criti-
coherence theory v., supra, nota 25 y, más ampliamente, in(ra, capítulo IV, 5. ques du droit, en Droit et société 8, 1988, pp. 61 ss.
110. También sobre la base de esta línea de pensamiento se puede individualizar fá- 112. V., al respecto, supra, en el apartado 2.1.
cilmente la idea (sobre la que puede verse, por ejemplo, Rorty, op. cit., pp. 161,287 ss., 113. V., en particular, el análisis de Landowski, op. cit.

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