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UNIDAD 12: MEDIDAS CAUTELARES

Las medidas cautelares, en términos generales, son herramientas legales utilizadas para proteger o asegurar un
derecho o interés mientras se lleva a cabo un proceso judicial. Su propósito principal es prevenir que, ante la demora
inherente al proceso legal o debido a las acciones del demandado que puedan afectar la efectividad de una sentencia
final, el derecho en disputa se vea menoscabado, torne ilusorio o se vuelva abstracto.

Estas medidas se utilizan con el fin de garantizar que, al finalizar el proceso, la sentencia pueda ejecutarse de
manera efectiva. Pueden variar en su naturaleza y alcance, y se aplican dependiendo de la situación específica y la
jurisdicción, pero su finalidad común es asegurar que el resultado práctico del proceso (la pretensión principal) se
cumpla.

Algunos ejemplos de medidas cautelares incluyen órdenes de no hacer (por ejemplo, prohibiciones de realizar ciertas
acciones), órdenes de hacer (instrucciones específicas para llevar a cabo ciertas acciones), embargo de bienes,
garantías financieras, entre otras acciones que tienen como propósito proteger el derecho o interés en disputa
durante el transcurso del litigio.

Estas medidas se otorgan mediante resoluciones judiciales temporales, con el fin de garantizar que, al concluir el
proceso legal, la sentencia que se dicte pueda ser efectivamente cumplida, protegiendo así los derechos de las
partes involucradas en el caso.

MEDIDAS CAUTELARES O PROCESO CAUTELAR

El proceso cautelar es un conjunto de acciones legales independientes que tienen como objetivo asegurar la
efectividad de la pretensión principal o principal demanda en un juicio. Se sostiene la existencia de este proceso
debido a que las medidas cautelares pueden ser solicitadas y ordenadas antes de la iniciación del proceso principal.

Estos procesos cautelares pueden ser presentados y resueltos en un expediente separado del caso principal, lo que
demuestra su autonomía procesal. A pesar de ser independientes, presentan similitudes con los procedimientos
judiciales tradicionales: incluyen una demanda, presentación de pruebas, una sentencia (decisión judicial), la
posibilidad de ejecución de esa decisión y la oportunidad de presentar recursos legales.

Esta estructura procesal permite a las partes solicitar y obtener medidas de protección para asegurar que un derecho
o interés en disputa no se vea menoscabado durante el tiempo que lleva el proceso principal. Además, esta
autonomía facilita una resolución más rápida y específica para estas medidas de protección, sin afectar el curso del
caso principal.

La existencia de este proceso cautelar es reconocida en algunos sistemas legales, ya que se entiende que es crucial
contar con herramientas legales que protejan y aseguren los derechos de las partes en disputa durante el desarrollo
del proceso judicial principal.

REQUISITOS

Los requisitos para solicitar una pretensión cautelar, en términos generales, se asemejan a los requeridos para
cualquier pretensión dentro del proceso judicial, distinguiéndose entre requisitos de admisibilidad y requisitos de
fundabilidad. Los requisitos extrínsecos de admisibilidad se refieren a aspectos relacionados con la validez y
procedencia de la solicitud de la medida cautelar:

- Competencia del órgano judicial: El juez o tribunal que se solicita debe tener la autoridad y competencia
para conocer del asunto en cuestión.
- Causa, objeto y tiempo: La pretensión cautelar debe estar justificada por una causa específica, tener un
objeto claramente definido (es decir, lo que se pretende proteger) y ser solicitada en un tiempo adecuado con
respecto al proceso principal.

Por otro lado, los requisitos de fundabilidad se refieren a aspectos más relacionados con la justificación y viabilidad
de la medida cautelar:

- Verosimilitud del derecho: Se debe demostrar que la parte solicitante tiene una alta probabilidad de tener la
razón en el asunto principal, es decir, que su derecho es plausible o verosímil.
- Peligro en la demora: Se debe evidenciar que si no se toma la medida cautelar, existe un peligro real de que
el derecho o interés que se busca proteger se vea perjudicado durante el tiempo que dure el proceso
principal.
- Contracautela: En algunos sistemas jurídicos, se puede requerir que la parte solicitante de la medida
cautelar ofrezca una garantía o contracautela para proteger al presunto perjudicado en caso de que la
medida cautelar resulte injustificada.
Estos requisitos son fundamentales para que el juez o tribunal evalúe la procedencia de la medida cautelar,
asegurándose de equilibrar la protección del derecho de la parte solicitante con la precaución de no causar un
perjuicio injusto a la contraparte.

ADMISIBILIDAD: Competencia
La competencia en relación con las medidas cautelares suele estar asociada a la competencia del órgano judicial que
conoce o que conocerá del caso principal. Algunos puntos relevantes sobre este tema son los siguientes:

- Competencia en función del caso principal: Las medidas cautelares se consideran accesorias, ya que están
vinculadas al caso principal. Por tanto, el órgano judicial competente para el caso principal también tiene competencia
para considerar las medidas cautelares asociadas a ese caso.
- Competencia por razón de materia y territorio: El principio de abstención para dictar medidas cautelares cuando el
juez no tiene competencia se aplica principalmente en casos de incompetencia por razón de la materia (por ejemplo,
un juez penal dictando medidas cautelares en un caso de derecho civil). Sin embargo, en relación con la competencia
por razón del territorio, las partes pueden prorrogarla o, en algunos casos, desplazarse a donde esté ubicado el bien
en cuestión.
- Validez de la medida dictada por un juez incompetente: Si un juez incompetente dicta una medida cautelar, esta
será válida si se han seguido los requisitos legales correspondientes. Sin embargo, la validez de la medida no
prorrogará la competencia del juez. En otras palabras, la medida es válida pero no extiende la competencia del juez
más allá de lo establecido por la ley.
- Resolución de cuestiones relacionadas con la medida cautelar: Antes de que un juez se desprenda de un caso,
ya sea por remisión o requerimiento, está facultado para resolver cuestiones asociadas con la medida dispuesta,
como mejoras en la contracautela o modificaciones en la medida. No obstante, el levantamiento de la medida
cautelar debe ser decidido por el juez competente que está a cargo del proceso principal.

En resumen, la competencia en relación con las medidas cautelares generalmente sigue la competencia del órgano
judicial a cargo del caso principal. Sin embargo, existen consideraciones específicas respecto a la competencia por
razón de materia y territorio, así como la validez de las medidas dictadas por jueces incompetentes, que no extienden
su competencia a pesar de la validez de la medida.

OBJETO Y CAUSA
El objeto y la causa de la solicitud de una medida cautelar son aspectos cruciales que deben ser detallados de
manera precisa y completa en el escrito mediante el cual se solicita esa medida. Algunos puntos relevantes en este
sentido son los siguientes:

- Expresión del derecho a asegurar: El escrito que contiene la petición de la medida cautelar debe especificar
claramente el derecho que se busca proteger o asegurar a través de esa medida. Debe identificar de manera
explícita y detallada cuál es el derecho en juego.
- Fundamento legal de la medida: Se debe señalar la disposición legal en la que se fundamenta la solicitud de la
medida cautelar. Esto implica referenciar y explicar qué normativa respalda la procedencia de esa medida en
particular.
- Cumplimiento de requisitos: Es esencial demostrar en el escrito que se cumplen todos los requisitos necesarios
para obtener la medida cautelar solicitada. Esto incluye presentar argumentos sólidos y pruebas que respalden la
procedencia de la medida, como la verosimilitud del derecho y el peligro en la demora.

El artículo 195 impone estas cargas de manera más estricta cuando el proceso no ha sido iniciado. Esto significa que
al tratarse de una solicitud de medida cautelar antes de que comience el proceso principal, se requerirá una mayor
claridad, precisión y sustento en la presentación de la solicitud. Este nivel de exigencia se debe a la importancia de
establecer claramente la base legal y fáctica que justifique la necesidad de la medida cautelar, dado que el proceso
aún no ha comenzado y, por ende, no se ha establecido plenamente el marco del litigio.
En resumen, al solicitar una medida cautelar, es fundamental expresar de manera clara el derecho a asegurar, el
fundamento legal de la medida y el cumplimiento de los requisitos necesarios, siendo particularmente rigurosos
cuando se solicita la medida antes del inicio del proceso principal.

TIEMPO
La temporalidad en la solicitud de medidas cautelares puede variar en función de las disposiciones legales
específicas y la naturaleza del caso. Generalmente, las providencias cautelares pueden ser solicitadas antes o
después de la presentación de la demanda, a menos que una ley específica indique que la demanda debe
presentarse primero.
En algunos casos, como en la intervención judicial en sociedades civiles y comerciales, la ley puede requerir que se
haya promovido una demanda por remoción del administrador para que la intervención judicial proceda.
Si la pretensión cautelar se presenta antes de la demanda principal, existe un plazo establecido en el cual el actor
debe presentar dicha demanda para que la medida cautelar se mantenga válida. En este caso en particular, si la
solicitud de la medida cautelar se realiza previamente a la presentación de la demanda principal y el actor no
presenta la demanda dentro de los diez días posteriores a la imposición de la medida cautelar, esta medida caduca
automáticamente, perdiendo su validez.
Es fundamental respetar estos plazos establecidos por la ley, ya que la caducidad de la medida cautelar puede
invalidar la protección otorgada si no se sigue con la acción principal en un plazo razonable.
Estos plazos y condiciones varían dependiendo de la jurisdicción y la legislación aplicable en cada caso específico,
por lo que es esencial consultar y cumplir con los requisitos temporales establecidos por la ley al solicitar y gestionar
medidas cautelares.

PRESUPUESTOS

VEROSIMILITUD DEL DERECHO


La fundabilidad de una pretensión cautelar, que tiene como propósito asegurar la efectividad práctica de una
sentencia futura o de la pretensión principal, no requiere un conocimiento exhaustivo de la materia en disputa. Es
decir, para obtener una resolución favorable en una pretensión cautelar, no es necesario analizar en profundidad
todos los aspectos de la controversia.
En lugar de un conocimiento completo, lo que suele ser suficiente para obtener una resolución favorable en una
solicitud de medida cautelar es la comprobación de la apariencia o verosimilitud del derecho invocado por el actor, lo
que se conoce como "fumus bonis iuris". Este requisito se cumple al demostrar que existe una alta probabilidad o una
apariencia razonable de que el derecho alegado por el solicitante realmente exista. Se trata de una evaluación
basada en la probabilidad de que dicho derecho sea válido y existente, aunque sin un análisis profundo o exhaustivo.
En ciertos casos, esta circunstancia se presume legalmente. Por ejemplo, cuando el demandado es declarado en
rebeldía, cuando hay una sentencia favorable a pesar de estar impugnada por recurso, o cuando existe una
confesión ficta.
Es importante destacar que la exigencia de demostrar este requisito varía dependiendo del tipo de derechos en
disputa. En asuntos relacionados con derechos patrimoniales, se requiere una mayor acreditación de la verosimilitud
del derecho. Por otro lado, en casos de medidas cautelares que se relacionan con la guarda o la internación de
personas, a menudo es suficiente la presencia de circunstancias evidentes y demostrativas de la situación de peligro
o del daño inminente que enfrentan las personas involucradas.
En resumen, en las pretensiones cautelares, la demostración de la apariencia o verosimilitud del derecho invocado
por el actor es esencial, y la forma en que se evalúa esta verosimilitud puede variar según la naturaleza de los
derechos en cuestión, siendo más estricta en asuntos patrimoniales y más flexible en situaciones que involucran la
protección de personas.

PELIGRO EN LA DEMORA
El "peligro en la demora" es uno de los requisitos fundamentales al solicitar una medida cautelar. Este se refiere a la
necesidad de demostrar que existe un riesgo real de que el derecho o interés que se busca proteger se vea
perjudicado o desaparezca si no se toma la medida cautelar de manera inmediata.
En la mayoría de los casos, la evaluación del "peligro en la demora" se deja al criterio discrecional del juez. Esto
significa que el juez tiene la facultad de evaluar la situación en su totalidad y determinar si hay suficientes razones
para justificar la necesidad de la medida cautelar basada en la existencia de un peligro inminente en la demora.
Sin embargo, existen situaciones específicas en las que la ley enumera ciertas circunstancias que, si se demuestran,
implican la existencia de este requisito del "peligro en la demora". Por ejemplo, con el embargo preventivo, es posible
solicitar esta medida contra alguien que, a pesar de que la deuda esté sujeta a condición o plazo, esté intentando
enajenar, ocultar o trasladar sus bienes. Esto se solicita cuando la solvencia de esta persona ha disminuido
notablemente después de haber contraído la obligación, lo que sugiere que podría existir un peligro real de que sus
bienes no estén disponibles para cumplir con esa obligación en el futuro.
En resumen, mientras que en la mayoría de los casos la evaluación del "peligro en la demora" recae en el criterio
discrecional del juez, existen situaciones específicas en las que la ley establece ciertos escenarios que, de
demostrarse, indican la existencia de este peligro, como es el caso del embargo preventivo frente a la disminución
notoria de la solvencia de un deudor después de contraer una obligación.

CONTRACAUTELA
La contracautela es una garantía que se solicita al beneficiario de una medida cautelar para asegurar que, en caso de
que la medida se levante por alguna razón que demuestre que la solicitud fue indebida o que el beneficiario abusó de
sus derechos, la parte afectada pueda ser resarcida por los daños que se le puedan causar.
Esta garantía no se relaciona con el resultado del proceso principal en sí, sino que está específicamente vinculada a
la medida cautelar en cuestión. La contracautela tiene el propósito de cubrir los gastos judiciales derivados de la
medida y el monto probable de los daños y perjuicios que la medida pudiera ocasionar a la parte afectada.
La determinación del tipo y monto de la contracautela queda a discreción del juez. El juez puede solicitar una caución
real, que puede consistir en depósitos de títulos o embargos de bienes, como una forma de asegurar que la parte
beneficiaria de la medida tenga la capacidad de cubrir los costos y daños resultantes si la medida es levantada por
razones improcedentes.
Sin embargo, hay excepciones en las que no se exige la contracautela. Por ejemplo, si la medida es solicitada por la
Nación, una provincia, una de sus entidades, una municipalidad o por una persona solvente que demuestre su
capacidad económica, o si la persona actúa bajo el beneficio de litigar sin gastos, es decir, que está exenta de costos
procesales.
En resumen, la contracautela es una salvaguarda que busca proteger a la parte afectada en caso de que la medida
cautelar se levante por razones indebidas o por abuso en la solicitud de la misma. El juez tiene la potestad de
determinar el tipo y el monto de la garantía, aunque existen ciertas situaciones en las que no se requiere esta
contracautela, como en los casos en que la parte beneficiaria sea solvente o esté exenta de costos procesales.

CLASES

- MEDIDAS QUE GARANTIZAN LA INTEGRIDAD O EL VALOR ECONÓMICO DE LOS BIENES.


Esta categoría puede subclasificarse según la finalidad de la garantía que proporcionan:
Aquellas que se centran en la eventual ejecución forzada, como el embargo preventivo (la restricción de bienes para
asegurar el cumplimiento de una obligación), la inhibición general de bienes (limitación de disposición de bienes), y el
secuestro (la retención de bienes para su custodia).
Medidas que buscan mantener un estado de hecho o de derecho, como la prohibición de innovar (impedir cambios en
una situación establecida) y la prohibición de contratar (evitar que se realicen ciertos acuerdos o contratos).
Medidas que se enfocan en la publicidad del litigio, como la anotación de litis (registro de un aviso sobre la existencia
de un litigio sobre ciertos bienes).

- MEDIDAS QUE CONCIERNEN A PERSONAS Y SE CENTRAN EN LA PROTECCIÓN FÍSICA O MORAL DE


ESTAS:
Estas medidas pueden incluir la guarda (asignación de la custodia o cuidado de menores), la exclusión del hogar
(orden para que una persona abandone o no se acerque a un lugar específico), la fijación de perímetros (limitación de
zonas a las que una persona puede acceder), la internación de personas en situaciones de emergencia de salud,
alimentos provisionales (asignación de apoyo económico temporal) y la tenencia provisoria de menores.

- MEDIDAS CAUTELARES GENÉRICAS O INNOMINADAS, QUE NO ENCAJAN DIRECTAMENTE EN LAS


CATEGORÍAS ANTERIORES Y PODRÍAN ABORDAR SITUACIONES MÁS DIVERSAS, ADAPTÁNDOSE A
NECESIDADES PARTICULARES O ESPECÍFICAS QUE NO SE CLASIFICAN FÁCILMENTE EN OTRAS
CATEGORÍAS ESPECÍFICAS.

Estas clasificaciones son útiles para comprender la diversidad de medidas cautelares que buscan proteger tanto
bienes materiales como derechos de las personas, así como garantizar la integridad y el equilibrio en situaciones
legales diversas.

CARACTERES
Las medidas cautelares tienen distintos rasgos que las caracterizan, permitiéndoles cumplir su función de asegurar la
eficacia práctica de la sentencia o resolución que se debe dictar respecto a la cuestión principal. Estos rasgos
incluyen:

Accesorias: Estas medidas carecen de autonomía funcional y buscan asegurar la efectividad de la sentencia o
resolución principal.

Inaudita parte: Se dictan y se ejecutan sin audiencia de la otra parte. Sin embargo, si el afectado no tiene
conocimiento de las medidas con motivo de su ejecución, se le notificarán personalmente o por cédula dentro de los
tres días.

De prueba sumaria: Se basan en información sumaria para acreditar la verosimilitud del derecho y el peligro en la
demora. La información sumaria puede consistir en la declaración de testigos, que se ofrece en el escrito de solicitud
de la medida cautelar.

Provisorias: Los efectos de estas medidas tienen un plazo resolutorio que se relaciona con el momento en que
adquiere firmeza la resolución o sentencia dictada en el proceso principal. Cuando la sentencia principal adquiere
autoridad de cosa juzgada, la medida cautelar pierde su razón de ser.
Flexibles: Tanto el órgano judicial como las partes involucradas pueden requerir la modificación de la medida en
cualquier momento. El deudor puede solicitar la modificación si la medida parece excesiva, mientras que el acreedor
puede pedir la ampliación, mejora o sustitución de la medida cautelar, siempre que justifique que esta no cumple
adecuadamente su función de garantía.

Además, existen situaciones en las que el juez puede autorizar actos necesarios para el funcionamiento de
establecimientos comerciales cuando las medidas se han tomado sobre bienes muebles. Asimismo, el juez puede
ordenar la venta de los bienes cautelados si hay peligro de pérdida, desvalorización o si su conservación resulta
gravosa o difícil, siempre previo traslado a la otra parte por un plazo breve, según la urgencia del caso.
En resumen, las medidas cautelares, en su naturaleza accesoria y provisoria, se aplican sin audiencia previa,
basadas en información sumaria, con flexibilidad para ser modificadas si las circunstancias lo justifican, y con la
posibilidad de adoptar decisiones que aseguren el correcto funcionamiento de establecimientos comerciales o la
venta de bienes cautelados en situaciones específicas.
Provisionales (Art. 202): Estas medidas son temporales, de carácter provisional. Se establecen con el propósito de
asegurar ciertos derechos o bienes durante el transcurso del proceso judicial. Son acciones preventivas tomadas
mientras dure el litigio y pueden ser revocadas, modificadas o confirmadas por el juez a medida que avanza el
proceso.

Modificables o mutables (Art. 203): Pedido del acreedor: El acreedor puede solicitar modificaciones en la medida
cautelar vigente, ya sea para ampliar, mejorar o cambiar la medida existente. Por ejemplo, aumentar la cantidad de
bienes que están sujetos a embargo o mejorar las condiciones de garantía.
Pedido del deudor: El deudor también tiene la facultad de solicitar la modificación de la medida cautelar si considera
que es excesiva o inapropiada. Esto puede incluir la reducción de la cantidad de bienes embargados o la
modificación de las condiciones impuestas.

Autorización del juez en procesos de industrialización (Art. 206): En situaciones que involucren procesos de
industrialización, el juez puede otorgar autorización para llevar a cabo determinadas acciones que de otra manera
podrían estar restringidas por la medida cautelar. Esto permite la continuación de procesos industriales que podrían
verse afectados por la medida cautelar impuesta, siempre y cuando se solicite y se obtenga la autorización del juez.

Estos atributos proporcionan flexibilidad en el sistema judicial para ajustar las medidas cautelares a las circunstancias
cambiantes, permitiendo que tanto acreedores como deudores soliciten modificaciones en función de la evolución del
caso. Además, la disposición sobre procesos de industrialización asegura que el desarrollo de ciertos procesos
económicos no se vea gravemente afectado por las medidas cautelares.

RECURSOS
Las resoluciones que admiten o deniegan una medida cautelar pueden ser impugnadas a través del recurso de
apelación. Es importante mencionar que este recurso se concede en efecto devolutivo, lo que significa que el asunto
es remitido al tribunal superior para su revisión y nueva resolución.
El plazo para interponer el recurso de apelación se cuenta a partir del momento en que el afectado toma
conocimiento de la medida como resultado de su ejecución o desde la notificación personal o por cédula, en el caso
de que se haya llevado a cabo dicha notificación.
En situaciones en las que la medida sea denegada, el plazo para recurrir comienza a contar desde la notificación, por
ministerio de la ley, de la resolución correspondiente que niega la medida cautelar.
Estos plazos y procedimientos para impugnar las decisiones sobre medidas cautelares varían dependiendo de las
leyes y regulaciones específicas de cada jurisdicción, por lo que es importante estar al tanto de los detalles y
procedimientos legales que rigen en cada situación concreta.

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