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Pues bien, de ordinario las circunstancias fácticas coetáneas al momento de iniciarse al proceso
cambian: las partes del mismo se pueden enriquecer más, pueden empobrecerse, pueden
abandonar el país, disponer de sus bienes, ocultar la especie litigiosa, etc.: la circunstancia de
ser demandante o demandado no altera ninguno de los derechos de los mismos, por cuanto no
asoma razón lógica alguna para ello.
Pero, como puede apreciarse, existe un riesgo de que, precisamente atendiendo a esta mudanza
de las situaciones de hecho al momento de desarrollarse el proceso o de dictarse sentencia
definitiva, los derechos de las partes se vean mermados o entorpecidos. Así, por ejemplo,
puede que quien demandó el cumplimiento de la obligación a una persona de abultada fortuna,
al momento de dictarse la resolución que pone término al juicio se encuentre en la bancarrota,
viéndose deteriorado el patrimonio sobre el cual pretende perseguir el cumplimiento forzado
de su acreencia. Puede, asimismo, que el imputado de un delito intente darse a la fuga. Los
ejemplos son innumerables, tanto como los imponderables con los que se topan los abogados
al tramitar los procesos que sus clientes les confían.
Es en razón de este peligro que, en aquellos en que sea inminente e impostergable, se faculta a
las partes del proceso, o incluso a quienes van a serlo pero todavía no, a solicitar estas
medidas cautelares a efectos de imponer una restricción o limitación a un derecho de otra
persona en razón de existir un riesgo de que la pretensión que pretende hacer valer ante los
tribunales de justicia pueda enfrentar obstáculos durante el proceso o tornarse ilusoria e
ineficaz al momento de concluirse.
Con la dictación de estas medidas, no se agotan los fines de justicia, sino que, fundado en una
pretensión se ordena provisoriamente una restricción a un derecho del demandado o del
futuro demandado, para permitir a la jurisdicción cumplir de manera más eficiente y eficaz con
su tarea.
1 Los presentes apuntes, cuyo objetivo exclusivo es facilitar el estudio del ramo “Instituciones Procesales II” por
parte de los alumnos, han sido elaborados, principalmente, a partir de las siguientes fuentes: RÍOS LLANEZA,
Jaime: “Apuntes de clases”; CALAMANDREI, Piero: “Introducción al estudio sistemático de las providencias
cautelares”, Editorial Bibliográfica Argentina, Buenos Aires, 1945; LÓPEZ MASLE, Julián y HORVITZ LENNON,
María Inés: Derecho Procesal Penal Chileno I. Principios, sujetos procesales, medidas cautelares, etapa de
investigación. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 2008; ROMERO SEGUEL, Alejandro: “Curso de Derecho
Procesal Civil”, Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 2006; MARÍN, Juan Carlos “Las medidas cautelares en el
proceso civil chileno”. Editorial Jurídica de chile. Santiago, 2004; y, CASARINO VITERBO, Mario: Manual de
derecho procesal. Tomo III. Sexta edición. Santiago, 2005. En su elaboración, participaron Paulo Román Reyes,
Nicolás Frías Ossandón, Andrés Sepúlveda Diaz y Benjamín Jordán Ibarra.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
consistente esto con que la parte beneficiada con estas medidas no encuentra el derecho que
pretende reconocido por el tribunal, sino que sólo se protege el eventual derecho que alega
tener.
Los antecedentes del periculum in mora – que por cierto deben hacerse valer ante el tribunal ante
el cual se soliciten-, son dos: (a) Necesidad de que la providencia se dicte en forma urgente y
sin retardo; y (b) Falta de aptitud y celeridad del proceso para que se dicte con prontitud la
sentencia definitiva que reconozca el derecho.
Siguiendo a Calamandrei, podemos definir las medidas cautelares como las anticipaciones
provisorias de ciertos efectos de la sentencia definitiva encaminadas a prevenir el daño que podría derivarse del
retardo de la misma2. Como el mismo autor anota, más que contribuir a la justicia pretenden
ayudar al funcionamiento de la justicia.
(C) CARACTERÍSTICAS
i. Provisorias. Por cuanto producen sus efectos hasta cierto momento cronológico:
desde la fecha de su dictación y hasta que quede ejecutoriada la sentencia definitiva. Puede
también que se terminen estas medidas, previa solicitud y declaración judicial por cierto, por la
alteración de las circunstancias que motivaron que fueren ordenadas; así, por ejemplo, el
demandado que durante el juicio su patrimonio se vuelve miserable por una serie de negocios
desafortunados, razón por la cual el demandante solicita la dictación de una medida
precautoria. Si con posterioridad a ella se gana el pozo acumulado del Kino, encontrándose
obviamente en mejor posición su hacienda para cumplir con la obligación, desaparece el
peligro y no existiría motivo alguno para mantener dicha medida. Así lo dispone el art. 301,
CPC3.
No solamente un cambio en las condiciones materiales de las partes puede tener como efecto
la revocación de las medidas cautelares dictadas en un tribunal. El cambio en las condiciones
jurídicas del procedimiento también puede causar la desaparición de la medida. Por ejemplo, la
declaración de incompetencia del tribunal que dictó las medidas cautelares tiene por efecto la
revocación de éstas, desde que su existencia se encuentra supeditada a la del juicio principal4.
medidas cautelares "sólo durarán mientras subsistiera la necesidad de su aplicación". En materia de prisión
preventiva, se refuerza con la norma que establece que "el tribunal, de oficio o a petición de cualquiera de los
intervinientes, decretará la terminación de la prisión preventiva cuando no subsistieren los motivos que la
hubieren justificado" (art. 152 inc. 1º NCPP).
4 Undurraga con Ministros de la Corte de San Miguel (2019), Corte Suprema, Rol 33607-2018.
5 Abatto con Municipalidad de Chillán (2020), Corte Suprema, Rol 32828-2018.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
que la Corte Suprema ha sido constante y enfática en establecer que las medidas cautelares no
pueden mantenerse más allá del término de la causa en que se decretaron6.
Cabe consignar que las medidas cautelares son independientes a lo que en definitiva se
resuelva: no quiere decir que quien las pide y se les otorguen se le reconozca el derecho
debatido en juicio, sino que corresponden exclusivamente a evitar el peligro en la demora en la
prosecución del proceso y en la dictación de la resolución definitiva.
iii. Quien las pide debe acreditar la verosimilitud del derecho cuya protección
cautelar pide. Esta exigencia corresponde al otro pilar sobre el que se erige la regulación de
las medidas cautelares y corresponde al llamado fumus boni iuris o “humo de buen derecho”.
Consiste en que es indispensable que quien impetra ante el juez el decreto de la medida
cautelar debe demostrarle que la pretensión que formula en el proceso puede ser verdadera,
siendo verosímil el derecho que reclama en juicio. Lo anterior evidentemente se justifica para
evitar que por el mero reclamo del peligro en la demora se ordene una medida cautelar,
añadiendo un grado de sinceridad y efectiva utilidad e imprescindencia de la medida respectiva.
Los arts. 298 y 299, CPC, asientan este requisito para el proceso civil.
iv. La medida cautelar debe ser idónea para su fin. Consiste en que las propiedades y
características de la medida deben ser tales que produzcan un efecto positivo en el futuro
cumplimiento de la sentencia definitiva. Por ello se necesita que exista una adecuación entre el
interés debatido en el proceso con la naturaleza de la medida cautelar. Es idónea por ejemplo,
la medida que facilita precisamente la efectividad de la pretensión invocada, sin perjudicar
innecesariamente al demandado9.
6 Municipalidad de Quintero con Refinerías ENAP S.A. y otros (2019) Corte Suprema, Rol 13177-2018.
CONSIDERANDO TRIGÉSIMO PRIMERO: “La dictación de la sentencia definitiva marca un hito desde el
cual resulta imposible que el Tribunal Ambiental decrete medidas cautelares, tanto porque la resolución del asunto
controvertido acogiendo o rechazando la demanda provoca que éstas pierdan oportunidad en razón del término
del procedimiento durante el cual estaban destinadas a tener vigencia; como también por el hecho que, en el
evento de hacer lugar a la acción, el objeto preciso de la sentencia definitiva es el establecimiento de medidas
esencialmente reparatorias que, a su vez y como se dijo, provocan el cese de la necesidad de cautela”.
7 A modo de ejemplo, las medidas de carácter innovativo encuentran consagración positiva expresa en el artículo
preciso conciliar la seguridad del derecho del actor y el respeto a la propiedad del demandado. Menester es
limitar dichas medidas a lo estrictamente indispensable para que no se burle la acción del demandante...”.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
Sintetiza con claridad este fin la sentencia de la Corte Suprema de 28 de mayo de 1919, al
declarar que “las medidas precautorias tienen por objeto asegurar prudentemente, pero sin ocasionar la ruina
del deudor, los resultados de una acción seria y fundada (...)”10.
Finalmente, este principio está en la base de la obligación que tiene el juez de revisar la prisión
preventiva decretada cuando su duración hubiere alcanzado la mitad de la pena privativa de
libertad que se pudiere esperar en el evento de dictarse sentencia condenatoria, o de la que se
hubiere impuesto existiendo recursos pendientes (art. 152 inc. 2º, NCPP).
vi. Son Subsidiarias. Por cuanto adelantan efectos que ocurrirían en caso de que la
acción fuere acogida por la sentencia definitiva.
Estos dos principios aparecen reconocidos conjuntamente en el artículo 122 del CPP,
conforme al cual, "las medidas cautelares personales sólo serán impuestas cuando fueren
absolutamente indispensables para asegurar la realización de los fines del procedimiento...".
Por "fines del procedimiento" debemos entender, para estos efectos, el correcto
establecimiento de la verdad y la actuación de la ley penal.12
procesales, medidas cautelares, etapa de investigación. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 2008. Pág. 352.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
i. EN MATERIA CIVIL
1. Según su finalidad:
1.1. Aquellas que tienen por objeto la conservación de un medio de prueba que puede
desaparecer o alterarse durante el juicio.
1.2. Aquellas que tienen por objeto facilitar el resultado práctico de una futura ejecución
forzada (medidas precautorias). Tienden a reforzar el derecho del demandante sobre el
patrimonio del demandado en caso de que sea éste declarado por sentencia definitiva a la
postre en el juicio.
1.3. Aquellas que tienen por objeto decidir interinamente, mientras no se dicte la sentencia
definitiva, la situación controvertida en el juicio, reconociéndose temporalmente la pretensión
invocada por el actor. Se cuentan entre éstas el acogimiento provisional de la demanda en el
juicio sumario (art. 684, CPC), el acogimiento provisional de la demanda de alimentos
realizadas a nombre de un menor (art. 5, Ley Nº 14.908 sobre Abandono de Familia y Pago de
Pensiones Alimenticias), la orden de no innovar13, etc.
La Corte Suprema las ha definido, siguiendo a Romero Seguel, como aquellas que buscan
conservar una determinada situación para garantizar que la sentencia definitiva que se dicte no
sea ineficaz. El fin u objeto de este tipo de medidas es "inmovilizar, inhibir, generar una
situación de hecho que evite la consumación del periculum in mora14.
2.2. Anticipativas o innovativas. Son aquellas que se encaminan a producir una alteración
del estado de hecho que de no mediar comprometerían el resultado del proceso. En
consecuencia, la medida cautelar innovativa se caracteriza porque sin que exista sentencia
firme, ordena que se haga o se deje de hacer algo en sentido contrario al representado por la
situación existente.
13 La célebre orden de no innovar, es la resolución judicial por la cual se suspenden los efectos de un determinado
acto jurídico mientras dure el proceso, por cuanto de proseguir su ejecución se causaría un daño irremediable a
quien la solicita. Por ejemplo, que no se expropie la casa mientras no se resuelva sobre validez del decreto
expropiatorio, que no se repartan periódicos mientras no se decida sobre si el Metro S.A. tiene el derecho para
participar en su edición, etc. Valga recordar que encuentran su origen en el art. 192, CPC, que contempla la
posibilidad de suspender los efectos de la resolución que se apela mientras no se decida sobre el recurso de
apelación interpuesto, atendido a que no siempre por la interposición de un recurso de apelación éstos se
paralizan.
14 Abatto con Municipalidad de Chillán (2020), Corte Suprema, Rol 32828-2018.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
El artículo 189 del Proyecto de ley que aprueba un nuevo Código Procesal Civil (Boletín 8197-
07, actualmente en segundo trámite constitucional en el Senado) contempla las medidas
cautelares innovativas del siguiente tenor: “Ante la inminencia de un perjuicio irreparable, el juez, a
petición de parte, podrá disponer medidas destinadas a reponer un estado de hecho o de derecho preexistente total
o parcialmente a la solicitud. La medida cautelar innovativa se decretará en forma excepcional cuando el peligro
de perjuicio irreparable no pueda ser tutelado con el otorgamiento de una medida cautelar conservativa”.
3.2. Innominadas. Aquellas que no se encuentran reguladas. Para su decreto puede exigir
además el tribunal el otorgamiento de una caución suficiente para responder de los eventuales
daños que pudieran derivarse (art. 298, CPC).
Dentro de los efectos cautelares que se podría obtener a través de las medidas innominadas
están los siguientes:
(a) La cesación de actos que vulneren el derecho del actor y que no se pueden
comprender dentro de la prohibición de celebrar actos y contratos. Por ejemplo, si se trata de
tutelar la honra de una persona, podría suspenderse la circulación de un texto difamatorio,
hasta que se resuelva sobre el fondo; si se está vulnerando el contrato de edición, se podría
obligar a la editorial a abstenerse de imprimir la nueva edición, hasta que se resuelva el juicio,
etc.
(c) Todas las demás que el ingenio del abogado pueda crear. Si se compara nuestra actual
regulación con las manifestaciones de la potestad cautelar permitidas en otros ordenamientos,
se pueden calificar como medidas innominadas para nuestro sistema las siguientes: la
formación de inventarios de bienes, en las condiciones que el tribunal disponga; la orden de
cesar provisoriamente una determinada actividad; la prohibición temporal de interrumpir o
cesar en la realización de una prestación que viniera llevándose a cabo; el depósito temporal de
obras u objetos que se reputen reproducidos con infracción de las normas de propiedad
intelectual o industrial; la suspensión de acuerdos sociales impugnados, etc.
Las medidas cautelares personales pueden ser definidas como aquellas medidas restrictivas o
privativas de la libertad personal que puede adoptar el tribunal en contra del imputado en el
15 Respecto de las medidas cautelares personales rige con todo rigor el principio de legalidad, que tiene
reconocimiento constitucional y legal. Así, el art. 19 Nº 7º letra b) CPR establece: "Nadie puede ser privado de su
libertad personal ni ésta restringida sino en los casos y en la forma determinados por la Constitución y las leyes" ;
el artículo 5º CPP señala, por su parte, que "No se podrá citar, arrestar, detener, someter a prisión preventiva ni
aplicar cualquier otra forma de privación o restricción de libertad a ninguna persona, sino en los casos y en la
forma señalados por la Constitución y las leyes".
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proceso penal, con el objeto de asegurar la realización de los fines penales del procedimiento.
Las medidas cautelares personales están llamadas a asegurar la persona del imputado en el
curso del procedimiento penal16.
Las medidas cautelares reales pueden ser definidas como aquellas medidas restrictivas o
privativas de la libertad de administración y/o disposición patrimonial, que puede adoptar el
tribunal en contra del imputado en el proceso penal, con el objeto de asegurar la realización de
los fines civiles del procedimiento, y eventualmente de los fines penales, cuando la pena
asignada al delito tenga un contenido patrimonial17.
• Sólo para el caso de las medidas prejudiciales civiles, que son aquellas que cuya
solicitud se impetran antes del ejercicio de la acción, se deben indicar también la
acción que se ejercerá en el futuro y someramente los fundamentos de ésta (art.
287, CPC). Si es una medida prejudicial precautoria o precautoria innominada
deberá exigir también fianza.
La base legal de la contracautela se encuentra en el art. 301 del CPC. En el plano concreto, la
contracautela no sólo manifiesta en el derecho a pedir que la medida cautelar no sea acogida –
prerrogativa que puede verse restringida en el excepcional caso del art. 302, CPC-, sino en la
facultad de pedir su alzamiento o modificación cuando no existan los supuestos sobre los
cuales se dictó, reclamar una indemnización en ciertos casos de quien pidió la medida cautelar
que lo perjudica, en la exigencia legal de que se rinda caución antes de ordenar ciertas medidas
cautelares, etc.
65.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
En suma, la resolución más común por las cuales se ordenará una medida cautelar es la de un
auto. La jurisprudencia ha estimado que la resolución que rechaza la solicitud de decretar
cautelares comparte esta naturaleza y, en consecuencia, no es susceptible de ser apelada20. En
caso de que se trate de una medida cautelar con fines probatorios, podrá tratarse de una
sentencia interlocutoria de segundo grado, al ser una base para la dictación de la sentencia
definitiva o de otra sentencia interlocutoria.
(A) GENERALIDADES
Como ya hemos anticipado, las medidas precautorias son aquellas solicitudes presentadas durante el
curso del juicio para garantizar el resultado de la acción. En efecto, se trata de una petición formal
realizada por una de las partes –de ordinario el demandante, que es el único interesado en que
la sentencia en caso de ser favorable se cumpla; salvo el caso del demandado cuando
reconviene-, con miras a limitar la disposición de la contraparte sobre su patrimonio,
asegurando de este modo que en caso de acogerse la acción estén a salvo los bienes que se
persiguen o cuente con un estado patrimonial que facilite una futura ejecución forzada.
Aparece palmariamente la gravedad que estas medidas presentan, pues al limitar las facultades
del demandado sobre su patrimonio implican una restricción a sus derechos y a su disposición
económica.
Mención obvia a estas alturas, pero que no escatimamos en recalcar, es el que cuando se
solicitan este tipo de medidas antes de la presentación de la demanda se trata de medidas
prejudiciales precautorias, en tanto que aquellas que se presentan una vez notificada la
demanda o durante la substanciación del proceso son medidas precautorias.
19 Así, por ejemplo, el mismo art. 301, CPC, lo asienta respecto a las medidas precautorias.
20 Book con de la Barra (2016), Corte de Apelaciones de Santiago, Rol 6481-2016.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
Las medidas precautorias deben recaer siempre sobre bienes patrimoniales de la persona contra
quien se pide, no admitiéndose que las restricciones que ellas implican afecten los derechos de
terceros (p.ej., que recaiga sobre el patrimonio de una sociedad de la que el demandado es
socio). Tampoco pueden decretarse sobre bienes que la ley declara como inembargables.
(B) REQUISITOS
Deben acreditarse los siguientes requisitos para que el tribunal ordene la medida cautelar
solicitada:
- La medida que se solicita deba limitarse al monto de los bienes necesarios para
asegurar y garantizar los resultados del juicio.
- El solicitante debe dar cuenta del “fumus bonis iuris” o “humo de buen derecho,
acompañando a su presentación comprobantes que constituyen, a lo menos,
presunción grave del derecho que se reclama (art. 298, CPC). Hay un caso
excepcional en que se puede solicitar sin este requisito (art. 299, CPC), defiriendo
para otro momento la demostración de éstos.
El secuestro es un contrato por el cual una cosa que está siendo disputada por dos o más
personas en un proceso, es depositada en manos de un tercero para que la conserve y
administre mientras dure el juicio, con la obligación de restituirla a quien determine la sentencia
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
definitiva (art. 2249, CC). Supletoriamente se rige por las reglas del depósito (art. 2250, CC), y
en tanto la administración de la cosa, tiene las mismas facultades el secuestre que el mandatario
(art. 2255, CC).
Como lo dispone el art. 2252, CC, el secuestro puede ser convencional o judicial, siendo este
último caso el regulado por el CPC, siendo nombrado por el tribunal la persona del secuestre
en virtud de una resolución judicial.
El secuestro como medida precautoria sólo podrá recaer sobre bienes corporales muebles
(arts. 291, CPC, 901 y 902, inciso 1º, CC). La medida, mención redundante, se trabará
exclusivamente sobre los bienes que estén siendo disputados, esto es, cuando las pretensiones
de las partes recaigan sobre una cosa determinada.
Valga anotar que el secuestre, en caso de perder la tenencia, puede reclamarla de cualquier
persona, incluso contra algunos de los litigantes que alega en juicio que la cosa le pertenece
(art. 2254, CC).
En su obrar el secuestre judicial debe regirse por las normas aplicables del CC y las normas del
CPC relativas al depositario de los bienes embargados en el juicio ejecutivo (art. 292, CPC).
Esta medida puede ser decretada no sólo en los juicios de reivindicación de cosa mueble (art.
901, CC), sino en cualquier otro con tal de que concurran los supuestos ya mencionados (art.
291, CPC).
Se ha discutido sobre la función que cumple la medida del secuestro en nuestro derecho, y la
conclusión mayoritaria es que tiende a limitar sólo la disponibilidad física –y no jurídica- del
demandado sobre el bien secuestrado, esto pues no se entiende comprendida dentro de los
casos del artículo 1464º N 3º, y aun cuando el N º4 de la citada disposición pareciera calzar
perfectamente con la cautelar que comentamos, el inciso final del artículo 296º niega tal
posibilidad.
Se trata de “una medida cautelar por medio de la cual el juez, previa instancia del interesado,
designa una o más personas que deben vigilar determinados bienes del deudor, debiendo,
además, informar al tribunal y al solicitante de la medida de toda malversación o abuso que
note en la administración de los mismos”23.
Chile.
24 Subercaseaux con Ried (2019), Corte de Apelaciones de Santiago, Rol 40176-2019.
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Las facultades del administrador están consagradas en el art. 294, CPC. Puede ser designado en
cualquiera de los casos establecidos en el art. 293, CPC. Pueden designarse por el tribunal uno
o más interventores, mas debe hacerlo nominativamente, vale decir, la resolución que
constituye la intervención debe determinar la persona de los interventores por su nombre y
apellido.
No produce efectos sobre la disponibilidad jurídica del demandado, sino que solamente se lo
sujeta a un régimen de control por una persona ajena.
Es parecida a la medida del secuestro, pues consiste en que los bienes de propiedad del
demandado queden a cargo de alguien, quedando afectos al resultado del juicio, limitando de
este modo la facultad de disposición sobre su patrimonio. La peculiaridad viene por el que el
secuestro recae solamente sobre el objeto del juicio, pudiendo esta medida ser ordenada sobre
cualquier otro bien corporal mueble de propiedad de demandado (art. 295, CPC). Otra
diferencia es que la cosa objeto del secuestro necesariamente ha de depositarse a un tercero
ajeno al juicio, en tanto que la cosa retenida merced de esta medida puede entregarse no sólo a
un tercero, sino también al demandante o el demandado.
Así, por ejemplo, puede solicitarse que se retenga una determinada cuenta corriente, las
ganancias de un negocio, etc.
- Que las facultades económicas del demandado no ofrecen garantías suficientes para
responder de los resultados del juicio; o,
- Acreditar que existe motivo para creer que el demandado ocultará o procurará
ocultar sus bienes (art. 295, CPC).
La retención puede llevarse a efectos de tres maneras: a) La cosa retenida quede en poder del
demandante; b) Quede en poder del demandado; y, c) En poder de un tercero.
Ahora bien, cuando las cosas retenidas sean títulos valores (v.gr., letras de cambio, pagarés,
cheques, etc.), deberán guardarse en un establecimiento de crédito o en una persona que el
tribunal estime conveniente, a efectos de evitar que se pierda el rendimiento de los intereses
(art. 295, inc. final, CPC).
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Se ha entendido que los efectos de esta medida son: la indisponibilidad jurídica del bien
retenido, por asimilarse la retención a la voz embargo del artículo 1464º Nº 3, y una
indisponibilidad física no necesaria, toda vez que puede llevarse a efectos en manos del propio
deudor.
Ocurre que por el mero hecho de ser demandado, la persona no pierde la facultad de
disposición sobre sus bienes, pudiendo, en consecuencia, realizar toda suerte de negocios
jurídicos que alteren el valor y contenido de su patrimonio mientras dure el juicio.
Aun cuando la ley prevé de ciertas acciones para invalidar actos que celebre en perjuicio de sus
acreedores el deudor o asegurar la solvencia económica del mismo – ampliamente examinadas
imagino en sus cursos de Derecho Civil- una de las formas más eficaces de obtener el mismo
fin es solicitar esta medida durante el curso de un proceso.
Obviamente, la medida debe recaer sobre bienes determinados. Los efectos de esta medida
variarán según dichos bienes sean:
a) Bienes objeto directo del juicio. Mediante esta medida se materializa la sanción de
nulidad establecida por el art. 1464, Nº 4, CC (art. 296, inc. final, CPC). Así, decretada esta
medida sobre bienes que son objeto del juicio, en caso de que el demandante los enajene –
comprendida por la regla en comento en un sentido amplio, esta es, como cualquier
transferencia de dominio o constitución de cualquier derecho real- la sanción contemplada
para dicho acto es la nulidad, siendo un vicio de nulidad absoluta (art. 1682, CC).
b) Otros bienes del demandado. Notificada la medida precautoria, los actos que se celebren
sobre dichos bienes adolecen de objeto ilícito por el art. 1464, Nº 3, CC. Así se ha fallado
unánimemente desde antiguo26, y es la postura abrumadoramente mayoritaria en nuestra
doctrina. La razón es que, aun cuando el término “cosa embargada” designa en un sentido
restrictivo a las cosas que han aprehendidas en la gestión judicial del embargo en un juicio
ejecutivo – que en tanto tal no es medida precautoria-, “la norma del CC alude a cualquier
paralización de la libertad de disposición del propietario por la que se retiran
momentáneamente de la circulación a las cosas que se refieren; evitando que el acreedor se vea
burlado en sus derechos, o al menos embarazado en la ejecución forzada que de éstos puede
exigir al deudor”27. La jurisprudencia, a mayor peso, ha agregado otros argumentos, tales como
que al momento de la dictación del CC estos dos conceptos no estaban diferenciados28 o que
“cosa embargada” vendría predicado de un efecto y no de haber sido retenida en el trámite del
embargo29. Queda claro cuál es la sanción en nuestra práctica forense.
No resulta tan nítido el efecto de la medida cuando la prohibición recae sobre contratos que
no importan enajenación o no constituyen un título traslaticio de dominio v.gr, un
arrendamiento. Sobre el particular Avelino León sostiene que debería concluirse que la
infracción a dicha prohibición no produce consecuencias jurídicas, lo que sin embargo resulta
inaceptable y en razón de ello es que la jurisprudencia ha admitido que dicho acto o contrato
26 Ver Repertorio de Legislación y Jurisprudencia del Código de Procedimiento Civil, p. 52, t. II, 1989.
27 VODANOVIC, Antonio apuntes taquigráficos de las clases de don Arturo Alessandri y don Manuel Somarriva, p.
372, v. I, t. I, Ed. Nascimento, 1961.
28 CORTE SUPREMA, 18 de Mayo de 1954. RDJ, t. 51, sec. 1ª, p. 371
29 CORTE SUPREMA, 14 de Agosto de 1956. RDJ, t. 53, sec. 1ª, p. 169
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celebrado contra una prohibición judicial adolecería de objeto ilícito. Sin embargo parece más
adecuado implorar por una modificación legal en la materia que establezca la nulidad relativa
para tales actos, ello naturalmente además de las otras sanciones en que se incurra por el
desacato.
Hecha esta distinción, conviene asentar que esta medida, al igual que todas las otras, produce
sus efectos entre las partes del proceso desde el momento de la notificación de la
resolución que las constituye, ciñéndose a la regla general del art. 38, CPC. Ahora bien, en
aras de la protección a terceros la ley impone una medida de publicidad respecto a los bienes
inmuebles cual es la de inscribir la resolución en el Conservador de Bienes Raíces competente
(art. 297, CPC), específicamente en el Registro de Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar
del mismo; momento en el cual la medida produce efectos respecto a terceros exclusivamente,
pues entre las partes ya ha operado desde la notificación.
Se trata de medidas cuyo contenido no está tipificado en nuestro ordenamiento jurídico, siendo
de exclusiva creación de quien las solicita y del tribunal que las impone (art. 300, CPC); v.gr.,
que no se saque agua de un pozo, que no se utilice una marca determinada, que no se celebre
un partido de fútbol mientras no se determine a quién corresponden los derechos de
transmisión televisiva del mismo – como pasó entre Colo-Colo y Coquimbo Unido30-, etc.
El art. 298, CPC, exige que en este caso se otorgue caución suficiente por parte de quien pide
tales medidas para responder de los eventuales perjuicios que pudieran producirse.
Existe una discusión doctrinaria en orden a si la solicitud de estas medidas debe concederse de
plano, esto es, sin audiencia de la parte a quienes afectaría, o con traslado a ésta, caso en el cual
se formaría un incidente.
A partir del art. 302, inc. 1º, CPC, la postura más sólida y adherida por nuestros tribunales ha
esgrimido que al aludir a “el incidente a que dé lugar las medidas que se trata en este Título”
revelarían sin dar pie a dudas que la tramitación de la petición de una medida precautoria debe
seguirse a través de un incidente.
Determinado así, las medidas precautorias pueden ser solicitadas de tres formas:
a) Como simples medidas precautorias. En tal caso la notificación la resolución que las
concede es por estado diario, aunque de ordinario, atendida la relevancia de éstas, se hace por
cédula.
c) En caso de que pida que se lleve a efecto la medida sin previa notificación del afectado, será
admitida en tanto se ajuste a los términos del art. 302, incs. 2º y final, CPC, a saber: i) existan
razones graves para ello; ii) el tribunal ordene expresamente que se lleve a efecto antes de la
30 Por una orden de no innovar la Corte de Apelaciones de Santiago suspendió un partido de fútbol, siendo
ratificada la medida por la Corte Suprema. Vid. CORTE SUPREMA, 12 de Diciembre de 1991, RDJ, N° 88, s. 5°, p.
44.
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Las sentencias que recaigan sobre estos incidentes son sentencias interlocutorias, y en tanto tal,
apelables (art. 191, Nº 4, CPC).
Mención especial merece en caso de que la medida recaiga sobre un bien inmueble. Como ya
vimos, la ley establece la exigencia de que se inscriba la resolución que las constituye en el
Conservador de Bienes Raíces respectivo a efectos de que pueda oponerse a terceros. Pues
bien, se ha fallado que aún cuando dicha medida se alce por una resolución judicial posterior, el
inmueble continúa sujeto a tal prohibición respecto de terceros mientras no se inscriba la
resolución liberatoria en el Conservador32.
El artículo 253 del Código de Procedimiento Civil (“CPC”) dispone “todo juicio ordinario
comenzará por la demanda del actor, sin perjuicio de los dispuesto en el Título IV”, título regula las
medidas prejudiciales. Así, los procedimientos civiles tienen dos vías de inicio: i) la demanda o
ii) alguna de las medidas prejudiciales que se regulan en el CPC.
Las medidas prejudiciales son los actos jurídicos procesales anteriores al juicio, que tienen por objeto
preparar la entrada a éste (preparatorias), asegurar la realización de pruebas que puedan desaparecer
(probatorias), o asegurar el resultado mismo de la pretensión que se hará valer con posterioridad dentro del
proceso (precautorias).
“Enumera y reglamenta el Proyecto las medidas prejudiciales que es lícito solicitar para que sea posible
la entrada en el juicio, y aun acepta que puedan reclamarse con este carácter las medidas precautorias
que la ley autoriza, pero estableciendo al mismo tiempo restricciones que impidan todo abuso del
demandante y respondan de cualquier injusto perjuicio que pudiera ocasionarse.
31 Corte Suprema, 10 de Agosto de 1962. Repertorio de Legislación y Jurisprudencia del CPC, p. 58.
32 Corte Suprema, 9 de Junio de 1921. Ibídem, p. 53.
33 Fueron introducidas por el Proyecto de Código del año 1893, en la serie de proyectos que precedieron el CPC
vigente.
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Por una equitativa compensación, se ha creído necesario otorgar derechos análogos a los que
fundadamente temen ser demandados, y se les autoriza para reclamar como medidas prejudiciales
aquellas que sean indispensables para preparar su defensa.”
1. Características
1) Se deben solicitar por una futura parte en el proceso y decretarse por el tribunal
antes de la existencia de juicio.
Este es un tema relevante, puesto que -según lo expuesto- dentro de los efectos propios de
iniciarse el juicio destacan los siguientes:
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Por regla general, la Corte Suprema a entendido que el juicio se entiende iniciado (o la litis
trabada) con la notificación de la demanda al demandado. En un único fallo, la Corte Suprema
ha sostenido que la notificación legal de la demanda puede hacerse fuera del plazo de
prescripción, lográndose de igual modo el efecto de interrumpir la prescripción (fallo de fecha
31 de mayo de 2016, causa rol 6900-2015). Con todo, dicho fallo fue único y en un fallo
posterior de la misma Corte se “volvió” a su tradicional doctrina que interpreta que para
interrumpir civilmente la prescripción, la notificación legal de la demanda debe hacerse dentro
del plazo interruptivo de la acción respectiva de que se trate (fallo de fecha 9 noviembre de
2016, causa rol N° 55077-2016).
2.1. Argumento de quienes sostienen que las medidas prejudiciales “dan comienzo al juicio” y,
en consecuencia, se producen sus efectos:
Interpretación del artículo 253 del CPC, que dispondría que efectivamente existen dos maneras
de iniciar el juicio ordinario, por lo que se deben producir idénticos efectos: “Todo juicio ordinario
comenzará por la demanda del actor, sin perjuicio de lo dispuesto en el Título IV (que trata las medidas
prejudiciales)”
Así, la expresión “sin perjuicio” se interpretaría como “además”. Dentro de los promotores de
esta tendencia, encontramos al profesor Fernando Alessandri.34
En este mismo sentido, el art. 2503 del CC, alude a que la interrupción civil de la prescripción
se logra por la interposición de “recurso judicial”, sin distinguir en qué gestiones específicas son
las apropiadas. Asimismo, su mera solicitud revelaría el cese de la inactividad en la defensa de
su derecho en la que se fundamenta la prescripción que corre para el otro.
2.2. Argumentos de quienes sostienen que el juicio se inicia con la notificación legal de la
demanda, sin perjuicio haberse tramitado previamente alguna medida prejudicial:
El tenor literal del artículo 253 del CPC: “Todo juicio ordinario comenzará por la demanda del actor, sin
perjuicio de lo dispuesto en el Título IV (que trata las medidas prejudiciales)”. Bajo este criterio, la
expresión “sin perjuicio” se interpretaría como “no obstante” y no como “además”.
Además, del Acta de la Comisión Redactora de 1875 existe constancia de que las medidas
prejudiciales, por su tramitación sencilla, no constituye un juicio propiamente tal, sino solo
“medidas preparatorias”. La misma referencia a que algo es “previo” implica necesariamente
una diferencia con el “juicios” que le sigue. Consistente con lo indicado, el Mensaje del Código
de Procedimiento Civil indica que se regulan las “las medidas prejudiciales que es lícito solicitar para
que sea posible la entrada en el juicio”, lo que implica una distinción entre el juicio y lo que es previo
al mismo.
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Por último, el hecho que existan medidas prejudiciales que puedan ser solicitadas por quien
tema ser demandado para su mejor defensa, implica que sería el demandado quien podría dar
inicio a un juicio, lo que es incoherente35.
Conforme al artículo 287 del CPC, para decretar toda medida prejudicial “deberá el que solicite
expresar la acción que se propone deducir y someramente sus fundamentos”.
Según Anabalón, este requisito es “decisivo e ineludible, ya que sólo por este medio queda el tribunal en
situación de poder apreciar convenientemente la procedencia y necesidad de la medida solicitada”36. En la
práctica, se trata de 2 requisitos relacionados: a) expresar la acción que se propone deducir; y b)
expresar someramente los fundamentos de la misma.
Lo anterior supone que el solicitante debe señalar cuál es la pretensión que oportunamente
deducirá -por ejemplo, una acción reivindicatoria- y los principales componentes objetivos y
subjetivos que la fundamentan, requisitos del todo decisivos e ineludibles porque solo de este
modo queda el tribunal en situación de poder apreciar la procedencia y necesidad de la medida
solicitada.37
La dificultad aparece manifiesta: ¿con qué precisión hay que “expresar la acción” que se
deducirá? ¿con qué extensión es necesario expresar los fundamentos de la misma? Nuestros
tribunales han resuelto que no es necesario detallar exhaustivamente todas las pretensiones que
se anuncian (Corte de Apelaciones de Arica 20 de enero de 2012, Rol N° 1-2012) ni tampoco
la precisión del procedimiento al que se someterá la acción (C. de Apelaciones de Concepción,
7 de marzo de 2008, Rol N° 59-2008). 38
35 Asimismo, la jurisprudencia ha señalado que las medidas prejudiciales no dan inicio a un juicio en el sentido
natural y obvio de la expresión. Al efecto, la sentencia dictada en Causa nº 16876/2015 (Casación) de la Corte
Suprema, Sala Primera (Civil) de 10 de Mayo de 2016 ha señalado en su considerando 6°: “Que es importante
consignar que las medidas prejudiciales precautorias por su propia finalidad deben solicitarse antes de la iniciación
del juicio, esto es, son los medios que concede la ley a los litigantes para preparar su entrada al juicio. Su petición y
concesión no significan necesariamente, que vaya a existir juicio. También es necesario considerar que las
medidas prejudiciales en caso alguno constituyen una verdadera demanda. Se trata, simplemente, de
gestiones preparatorias del juicio mismo. Por tanto, su promoción no tiene la virtud de producir
ninguno de los efectos propios de la interposición de la demanda. Las medidas prejudiciales no dan
iniciación al juicio, pues sólo la demanda da iniciación al correspondiente juicio, de modo que, las
medidas prejudiciales solo tienen por objeto preparar la entrada a aquél (R.M.B.. Las Medidas Prejudiciales.
Universidad de Concepción. 1964. Página 18)”. Agregan los sentenciadores: “Que atendido a que las medidas
prejudiciales precautorias no constituyen un juicio, la doctrina y jurisprudencia rechazan la posibilidad de que el
sujeto, en contra de quien se han decretado las medidas, pueda intervenir en esta etapa de “pre proceso”. El
derecho de oposición del demandado sólo podrá hacerse valer cuando la medida se le notifique y ésta la será
cuando se notifica la demanda al demandado, escrito en el que explícitamente, se pide la mantención de la
prejudicial como precautoria, so pena de sanción. El derecho a intervenir del demandado sólo nace cuando se
notifica la demanda, pudiendo allí, nacer el incidente de que habla el artículo 302, inciso 21º del C.P.C, pero no en
contra de la prejudicial precautoria, que ya ha terminado de cumplir su finalidad, sino que en contra de la
precautoria que se solicita mantener (C.M.M.. Obra citada. Página 135-136)”. Continúa el fallo impugnado
refiriendo: “Que sobre el tema los tribunales han resuelto que “pudiendo el juez, como se ha dicho, decretar las
medidas prejudiciales precautorias sin audiencia ni intervención del demandado, es obvio que su acción no puede
ser entrabada por ninguna excepción dilatoria, ni aún por la de incompetencia del tribunal, excepciones todas que
tendrán su oportunidad únicamente después de la notificación de la demanda (Revista de Derecho y
Jurisprudencia. Tomo XXV. Segunda Parte. Sección Segunda. Página 73)”.
36 Anabalón, Carlos, “El Juicio ordinario de mayor cuantía”, Santiago, Chile, pág. 50.
37 Cortés M, Gonzalo, “Contribución al estudio de las medidas cautelares previas a la demanda en el proceso civil
casación, por cuanto no influyen en la sentencia definitiva o interlocutoria que se pretende anular, a tiempo que
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
4. Clasificación
a. Concepto:
Las Medidas Prejudiciales Preparatorias son los actos jurídicos anteriores al
juicio que tienen por objeto preparar la entrada a este.
i) Titular:
El facultado por la ley para exigir estas medidas es el futuro demandante: “el que
pretende demandar”, según lo dispuesto en el artículo 273 del CPC.
Además, de los requisitos del artículo 287 del CPC, para los cuatro primeros
numerales del artículo 273 de CPC, esto es, con excepción del reconocimiento de firma
en documento privado que se decreta en todo caso, se deberá señalar en su solicitud
por qué son “necesarias para que el demandante pueda entrar en el juicio” (Art. 273, inciso final
CPC).
no es un motivo expresamente contemplado por la ley (Corte Suprema, 26 de Abril de 1957. Repertorio de
Legislación y Jurisprudencia del CPC, p. 40, t. II., 1998). En todo caso, sí podría solicitarse su nulidad en un
incidente de nulidad procesal.
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i) Concepto
Es aquella que tiene por objeto permitir al demandante indagar acerca de los diversos
antecedentes que puede desconocer respecto del futuro demandante. Esto le permitirá al
demandante establecer una relación procesal válida y eficaz al dar cumplimiento a los requisitos
de individualización del demandado del artículo 254 del CPC (“nombre, domicilio, profesión u oficio
del demandado”) y poder emplazarlo válidamente, ya que su incumplimiento puede dar lugar a las
excepciones dilatorias del artículo 303 N2 y N6 del CPC.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
El artículo 62 del CPC regula la forma del juramento, pero la ley no señala la forma en que
deben plantearse las preguntas. Se ha concluido que basta con un pliego abierto o con plantear
directamente las preguntas en la presentación de la solicitud de la medida prejudicial
propiamente tal.
b. Exhibición de la cosa objeto de la acción que se trata de entablar (Art. 273, N2)
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
i) Concepto
Es aquella que tiene por propósito que el demandante constate que la cosa objeto del futuro
juicio se encuentra en poder del demandando y el estado en que dicha cosa se encuentra.
Esta medida no solo se refiere a obligaciones de entregar una cosa, sino que también a aquellas
que consisten en dar una cosa en favor del futuro demandado en beneficio del futuro
demandante, ya que conforme al artículo 1548 del Código Civil, la obligación de dar contiene
la de entregar la cosa. En todo caso, la medida se refiere siempre a una cosa mueble (art. 275
“el lugar en que se encuentre”).
Esta medida tiene gran relevancia en el caso de los juicios ejecutivos para determinar el carácter
de liquidez de la obligación (art. 438 del CPC): si la especie se encuentra en poder del deudor,
la obligación será de por sí líquida y podrá deducirse inmediatamente la acción ejecutiva que
conste en título ejecutivo, sea actualmente exigible y no se encuentre prescrita.
Pero si no se encuentra en poder del deudor, primero la cosa deberá ser avaluada por un perito
designado por el tribunal para los efectos de determinar su valor. En cuyo caso, la acción
ejecutiva irá dirigida solo a la obtención de dicho valor, informado por el perito (art. 483 N2 y
440 CPC).
Además de los requisitos comunes (art. 287 y 273, inciso final), el futuro demandante puede
solicitar que se deje en el proceso una razón de la clase y estado actual de los objetos exhibidos,
en conformidad a lo establecido por el artículo 283 del CPC.
El tribunal competente, conforme a las normas comunes de las medidas prejudiciales, deberá
proveer el escrito si cumple con los requisitos legales, dictando una resolución en la cual se cite
al futuro demandado a una audiencia para día y hora determinado con el fin de que exhiba la
cosa que haya de ser objeto de la acción a entablar. La resolución debe notificarse
personalmente al futuro demandado (Art. 40 CPC).
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
i) Concepto
Es aquella que tiene por objeto la constatación de ciertos actos jurídicos o el contenido de
instrumentos públicos o privados.
Según lo expuesto, la distinción entre instrumentos públicos y privados es técnica, en tanto los
primeros son aquellos otorgados ante un funcionario competente con las solemnidades legales
y los segundos, los que -por exclusión- no son públicos por no cumplir uno de estos requisitos.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
Se reiteran en este punto los requisitos de las medidas prejudiciales preparatorias. Además, si el
actor lo pide, se puede dejar constancia en el proceso de copia de las piezas que se presten o de
su parte conducente (art. 283 CPC). En este caso, a diferencia de las medidas para la exhibición
de la cosa, solo puede dirigirse contra el futuro demandado.
El tribunal competente dictará una resolución a una audiencia con el día y la hora en que
deberá concurrir a exhibir los documentos. Dicha resolución se notificará personalmente. En
la historia de la ley consta que se consideró conveniente otorgar laxitud al tribunal para ordenar
la diligencia con el objeto de proteger el derecho de propiedad, considerando, por parte del
tribunal:
• El interés legítimo del que se propone demandar;
• La apreciación judicial sobre la necesidad de la exhibición.
Como sanción en el incumplimiento de la medida por parte de la persona a quien incumba su
cumplimiento, dicha parte pierde el derecho de hacer valer los documentos exhibidos en juicio
en su propia defensa (art. 277 CPC). Lo anterior, excepto:
• Si la otra parte lo invoca en su defensa
• Si justifica o aparece de manifiesto que no los pudo exhibir
antes o porque se refieren a hechos distintos de aquellos que
motivaron la solicitud de exhibición.
En caso de negativa a practicar la orden de exhibición, el futuro demandante también puede
solicitar al tribunal que aperciba al futuro demandado desobediente, para el cumplimiento con
(art. 277 CPC):
• Multas que no excedan de dos sueldos vitales; y/o
• Arresto hasta dos meses
El tribunal podrá reiterar la orden y apercibimiento en caso de que el futuro demandado no dé
cumplimiento a la diligencia decretada hasta que ella se verifique y, además, podrá decretar el
allanamiento del local donde se halle el objeto cuya exhibición se pide.
Aquella que tiene por objeto la constatación del contenido registrado en los libros de
contabilidad del futuro demandado.
Esta medida prejudicial constituye una derogación al secreto con el que la ley protege los libros
de contabilidad, pudiendo válidamente conocerlos en tanto ésta se ajuste a los estrictos
requisitos que el art. 273, Nº 4, CPC y los arts. 42 y 43 del Código de Comercio imponen.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
Además de los requisitos propios de las medidas prejudiciales preparatorias, el actor puede
pedir que se deje constancia en el proceso de copia de las piezas que se presten o de su parte
conducente, conforme al artículo 283 del CPC. En este caso, solo podrá dirigirse contra el
futuro demandado.
El tribunal competente dictará una resolución indicando el día y la hora en que deberá
concurrir a exhibir los documentos. Dicha resolución se notificará personalmente. Se reiteran
en este punto las consideraciones respecto a la exhibición de documentos privados y se
agregan las normas del Código de Comercio en esta materia:
El artículo 42 del Código de Comercio (“CCom”) señala que “los tribunales no pueden
ordenar de oficio, ni a instancia de parte, la manifestación y reconocimiento general de los
libros; salvo en los casos de
1) Sucesión universal;
2) Comunidad de bienes;
3) Liquidación de las sociedades legales o convencionales; y
4) Procedimiento concursal de liquidación.
En el caso de los libros de comercio, el tribunal puede ordenar su exhibición parcial de oficio
o a petición de parte (art. 43 CCom). Continúa señalando que “verificada la exhibición, el
reconocimiento y compulsa serán ejecutados en el lugar donde los libros se llevan y a presencia del dueño o la
persona que él comisione, y se limitarán a los asientos que tengan una relación necesaria con la cuestión que se
agitare, y a la inspección precisa para establecer que los libros han sido llevados con la regularidad requerida.
Solo los jueces de comercio son competentes para verificar el reconocimiento de los libros”. Es decir, la
exhibición se deberá realizar en el lugar donde los libros se llevan y con presencia del dueño.
Ahora bien, no tendrán valor en juicio en favor del comerciante a quien pertenezcan, y las
diferencias que le ocurran con otro comerciante por hechos mercantiles, serán decididas por
los libros de éste, si estuvieren arreglados a las disposiciones de este Código y no se rindiere
prueba en contrario, si respecto de los libros se incurrió en alguna de las prohibiciones del
artículo 31, vale decir:
1) Alterar en los asientos el orden y fecha de las operaciones descritas;
2) Dejar blancos en el cuerpo de los asientos o a continuación de ellos;
3) Hacer interlineaciones, raspaduras o enmiendas en los mismos asientos;
4) Borrar los asientos o parte de ellos;
5) Arrancar hojas, alterar la encuardenación y foliatura y mutilar alguna parte de los libros.
En caso de que los libros tuvieran desacuerdos, el tribunal decidirá las cuestiones conforme el
mérito que suministren las demás pruebas que se hayan rendido en el juicio (art. 36 CCom).
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
Sumado a lo anterior, si el futuro demandado se niega a exhibir sus libros, será juzgado por los
asientos del futuro demandante que estuvieren arreglados, sin que se admita prueba en
contrario (art. 33 CCom).
Es aquella que tiene por objeto permitir tanto al demandante como al demandado obtener el
reconocimiento de la firma estampada en él por la contraparte.
Otra particularidad de esta medida es que, a diferencia de las otras, corresponde también su
titularidad al futuro demandando.
La resolución que recae sobre la medida deberá ser notificada personalmente al citado a
concurrir, señalando día y hora de la audiencia a la que debe asistir para reconocer su firma. La
persona respecto de la cual se declara esta medida deberá concurrir al tribunal y declarar bajo
juramento, según la fórmula del artículo 62 del CPC, si la firma que se le atribuye es o no suya.
Al respecto puede tomar diferentes actitudes:
• Reconocer su firma;
• No concurrir o dar respuestas evasivas; o
• Negar la firma.
Si el citado se rehúsa al “reconocimiento de firma decretado en el caso del número 5° del artículo 273, se
procederá en conformidad a las reglas establecidas para el reconocimiento judicial de documentos en el Juicio
Ejecutivo”. Esto es que “si el citado no comparece, o sólo da respuestas evasivas, se dará por reconocida la
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
firma o por confesada la deuda” (art. 435 CPC), lo que significa que las respuestas a la consignación
de la firma deben ser categóricas. Así, el reconocimiento de firma puede ser:
1) Expreso: cuando el deudor o pretendido suscriptor del documento explícitamente
reconoce la firma
2) Tácito: cuando el deudor no concurre al llamado judicial o concurriendo, da
respuestas evasivas.
En el caso de que se niegue la firma, siendo suya, aún estando bajo juramento, no hay
comisión de delito, salvo en el caso de los títulos de crédito.
Si no designa una vez que sea requerido, el apercibimiento es que se le nombrará un curador de
bienes.
i. Concepto
Son las providencias que puede decretar el tribunal, a petición de parte, para hacer posible o
facilitar a quien será demandante o demandado, la producción de pruebas en caso de riesgo de
que las probanzas respectivas puedan desaparecer.
Los titulares de estas medidas son tanto el futuro demandado como el futuro demandante,
conforme al artículo 288 del CPC, que indica que “toda persona que fundadamente tema ser
demandada podrá solicitar las medidas que mencionan el número 5° del artículo 273 y los artículos 281, 284 y
286, para preparar su defensa”.
Además de los requisitos señalados en el artículo 287 del CPC -señalar la acción que se
propone deducir y someramente sus fundamentos- debe estarse a los requisitos particulares de
estas medidas.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
Un segundo requisito es que “para la ejecución de estas medidas se dará previamente conocimiento a la
persona a quien se trata de demandar, si se encuentra en el lugar del asiento del tribunal que las decreta, o
donde deban ejecutarse. En los demás casos se procederá con intervención del defensor de ausentes” (art. 281,
inciso 2 del CPC). La notificación al futuro demandado, demandante o defensor de ausentes,
debe ser personal o conforme al artículo 44 del CPC.
Es decir, se ordena que se dicten previa audiencia de la persona contra quien se solicitan estas
medidas, ordenando que sean representadas por un defensor de ausentes en los supuestos que
la misma establece.
Las medidas prejudiciales deben distinguirse de la prueba anticipada, que es aquella que se
rinde con antelación a la oportunidad o término ordinario contemplada dentro de un
procedimiento para ese efecto, sin necesidad de que se indique urgencia alguna para este
efecto; y, asimismo, de la prueba trasladada es la rendida en un proceso y que pretende
hacerse valer posteriormente en otro proceso diverso, acompañándose para tal efecto el
expediente íntegramente o sólo una copia de las piezas del expediente o de los registros en que
consta la prueba.
Las medidas que se puede solicitar al tribunal enumeradas en el artículo 281 son:
1) Inspección personal del tribunal: Que tiene la particularidad de que produce plena
prueba respecto de los hechos constatados por el tribunal y registrados en el acta
respectiva.
3) Certificado del ministro de fe: No se exige una determinada calidad para el ministro
de fe, quien solo puede certificar la veracidad de un hecho sin calificarlo jurídicamente.
El valor de dicha certificación es solo el de una presunción (art. 427 CPC).
Además, se incluyen:
4) Prueba de testigos (Art. 286 CPC): Es aquella que tiene por objeto el examen de
aquellos testigos que por un impedimento grave, haya fundado temor de que no pueda
recibirse oportunamente.
Como impedimento grave puede considerarse la enfermedad grave e incurable y la
ausencia prolongada del o de los testigos del territorio nacional.39
39Esta medida no debe ser confundida con la información de perpetua memoria, que es el asunto judicial no
contencioso consistente en presentar testigos para acreditar hechos de los cuales no puedan resultar perjuicios a
persona conocida y determinada, que luego del informe del defensor público acerca de la identidad y cualidades de
los testigos, permite al tribunal aprobar esos informes y otorgarles a ellas el valor de una presunción legal.
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Las medidas precautorias son una especie de medidas cautelares, en los términos que con
anterioridad se expresaron, que también pueden ser pedidas antes del ejercicio de la acción, a
efectos de asegurar los resultados de la acción que pretende entablarse.
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Apuntes – Instituciones Procesales II - 2021
Los requisitos para que procedan en sede prejudicial – además de los comunes a toda medida
prejudicial-, son:
El art. 280, CPC, dispone que una vez decretadas por el tribunal estas medidas, se generan una
serie de cargas para el solicitante:
Cabe anotar que el resarcimiento de los daños ocasionados debe perseguirse mediante el
ejercicio de una acción y no mediante un incidente dentro del mismo juicio en que las medidas
se ordenaron. Así las cosas, resulta lógico que puede deducirse como demanda reconvencional
dicha petición. Para esos efectos es dable sostener que pueden utilizarse tanto el juicio
ordinario, como el procedimiento sumario, lo que en el parecer de Marín viene a significar la
inoperancia de la regla de responsabilidad, debiendo establecerse un mecanismo más breve
para recabar dicha responsabilidad.
40 Se ha fallado que estos antecedentes deben ser más graves que los que permitirían solicitar una medida
precautoria, una vez iniciado el proceso. Corte Suprema, 28 de Mayo de 1931, op. cit., p. 35.
41 CORTE DE APELACIONES DE SAN MIGUEL, 13 de Mayo de 1987, RDJ, t. 84, sec. 2ª, p. 67
42 CORTE SUPREMA, 6 de Mayo de 1985. RDJ, t. 82, sec. 2ª, p. 19
43 Abundante jurisprudencia en el Repertorio de Legislación y Jurisprudencia, p. 36 y 37, t. II, 1998.
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Finalmente, es necesario hacer mención a dos aspectos relevantes que la doctrina civilista
nacional ha desmenuzado del art. 280, CPC. El primero el que frecuentemente es citado como
una norma positiva que consagra la doctrina del abuso del derecho es nuestra legislación44; y la
segunda, que se trataría de un caso de responsabilidad objetiva, no debiendo en consecuencia
el afectado tener que acreditar culpa o dolo del solicitante de las medidas, bastando demostrar
el daño y la causalidad material. Sobre este último punto, la jurisprudencia le ha negado tal
calidad, declarando que se trataría de una presunción simplemente legal de dolo 45. Regla que
además ha sido atenuada “por la escasa aplicación que de ella se ha realizado en el foro chileno
y, en segundo lugar, porque nuestros tribunales han interpretado restrictivamente su
aplicación”46.
nuestros días (vid., Corte Suprema, 28 de Enero de 1991, RDJ, t. 88, sec. 1ª, p. 19).
46 MARÍN GONZÁLEZ, Juan Carlos: “Las Medidas Cautelares en el Proceso Civil Chileno”, p.304, Ed. Jurídica de
Chile.
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