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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA


VICERRECTORADO ACADÉMICO
FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Y SOCIALES
ESCUELA DE PSICOLOGÍA
CREATEC- TÁCHIRA SAN CRISTÓBAL

TERAPIAS DE LA CONDUCTA O DEL COMPORTAMIENTO


(Ensayo)

LEDIS ORTEGA
C.I: 13351862
SECCIÓN: T2
TRIMESTRE: IX
ACTIVIDAD: 03

MARZO 2023
TERAPIAS DE LA CONDUCTA O DEL COMPORTAMIENTO

La terapia de conducta surge en un momento en el que la psicología había


abandonado las especulaciones filosóficas en favor de la metodología científico-
experimental. El desarrollo de estos nuevos conceptos en la psicología fueron
paralelos al desarrollo del psicoanálisis y desde los años 50 se realizaron intentos
para integrar las más recientes teorías del aprendizaje y la psicoanalítica De
acuerdo a Vernon y Doyle (2018), la terapia cognitivo conductual es un tipo de
psicoterapia que busca resolver dificultades que se presentan en la actualidad,
emociones y conductas disfuncionales; además, valora factores como el contexto,
aprendizaje, pensamientos y las verbalizaciones..
Asimismo, Gavino (2006), plantea una propuesta de las principales técnicas de
intervención desde el modelo cognitivo-conductual. Las cuales se trata de técnicas
o estrategias dirigidas a aumentar el conocimiento que la persona tiene sobre un
determinado problema, comportamiento o situación. De acuerdo a lo expuesto por
estos dos autores, se puede inferir que las terapias de conducta o comportamiento,
ha tenido una gran evolución en las prácticas psicológicas, siendo una de las
psicoterapias más aceptadas y aplicadas en el mundo. Donde la TCC desde sus
inicios ha atravesado por diferentes periodos. Conforme ha pasado el tiempo, se
han creado praxis particulares de TCC para los diferentes tópicos tratados, lo que
da cuenta de su diversificación y constante evolución.
Por lo tanto, el presente ensayo tiene como objetivo un bosquejo de las
terapias de conducta o comportamiento, en cuanto a la estructura del tratamiento
psicológico, el cual invita a reflexionar lo importante que es revisar continuamente
los avances que se vienen dando en esta área, para el beneficio del rol del
psicólogo ante una psicoterapia frente a los pacientes, y asi estar en la evolución
constante; ya que estas terapias de las ciencias, dado que, desde un contexto
científico, el conocimiento no es estático, sino dinámico, de continua aproximación
a lo verdadero. En efecto, la TCC forma parte del grupo de terapias basadas en
evidencia y, como tal, es alimentada por evidencias científicas.
Con respecto a la Estructura del Tratamiento Psicológico que según Rubio
(2020), expone “el proceso de la psicoterapia puede ser realmente largo, pero casi
siempre productivo y beneficioso para el paciente. Este proceso se da,
fundamentalmente, en cuatro fases: evaluación, explicación del diagnóstico,
tratamiento y finalización de la terapia”.
A continuación se describe cada una de estas fases anteriormente expuestas
estructura del tratamiento
psicológico, primero se define
evaluación, la cual consiste para
Jorge E (2015) “es una función
fundamental, ya que posibilita:
indagar, plantear objetivos,
intervenir, pronosticar y volver a
evaluar si los objetivos se alcanzaron”. En esta, paciente y terapeuta establecen
el primer contacto, en el que se empieza a construir la alianza terapéutica. Es
decir, es el inicio de la psicoterapia propiamente dicha, aunque no de la acción
terapéutica en sí. Aquí, el psicólogo trata de recopilar la máxima información
posible acerca del paciente, para así ir conceptualizando la problemática que le
preocupa.
Es por ello, que en esta parte el psicólogo determina si puede tratar, o no, al
paciente, o tendrá que derivarlo. También, destacar la primera impresión la cual
hacer que se siga adelante con el proceso terapéutico o, en caso contrario, aquí
se puede observar cuál es la motivación del paciente, y la total libertad para
preguntarle al terapeuta sobre todo aquello que quiera saber: enfoque terapéutico,
primera idea diagnóstica de su problema, experiencia con personas con su mismo
problema, competencias psicodiagnósticas. Además, el psicólogo terapeuta,
aprovechará también para administrar pruebas diagnósticas con la intención de
tener una idea más precisa de lo que le pasa al paciente. Se pueden aplicar
cuestionarios de personalidad, de inteligencia, de psicopatología o los que
pertoquen en función de la problemática que el paciente ha referido.
Seguidamente esta la explicación del diagnóstico, Una vez superada la
primera parte de la psicoterapia, esto es, la toma de contacto y evaluación, se
procede a la explicación de las hipótesis diagnósticas. Esta fase es breve, durando
normalmente una sesión. Según Perez (2020) Ésta se realiza a partir del discurso
del paciente, las evidencias clínicas, los tests y los informantes externos. El
diagnóstico es un juicio que hace el profesional, no es aquello que dice o hace el
paciente. La visión del psicólogo siempre tiene que ir más allá y no quedarse con
la primera información o evidencia que recoge de la sesión
Entonces, en esta fase de la estructura de planificación de tratamiento
psicológico, el psicólogo, en base a la información
obtenida, presenta al paciente su idea de lo que
realmente le sucede, qué posibles causas pueden
estar detrás de la problemática en cuestión y
cómo se deberían trabajar. Es decir, se ha
conceptualizado el problema del paciente y se ha
traducido en un lenguaje psicológico. Es en este
punto, siempre y cuando la consciencia del
paciente lo permita, que se decide sobre qué aspecto se va a trabajar a lo largo de
la psicoterapia.
Con respecto a la fase de tratamiento, Fuentes $ Pontevedra (2017), exponen
que una vez seleccionada la(s) conducta(s) objeto de cambio, se establece un
plan de intervención, se pasa a seleccionar las técnicas más adecuadas. Esta
selección a veces está mediada por el cliente, es decir, el terapeuta ha de
explicarle al cliente previamente en qué consisten las técnicas que se le van a
aplicar, puesto que ha de estar dispuesto a ponerlas en práctica y por lo tanto es
necesario, que él esté de acuerdo. Además es necesario tener en cuenta o
analizar la situación del cliente, entorno, recursos, etc., que puedan ayudar al
proceso de cambio.
Por consiguiente, una vez que hemos seleccionado las técnicas, ponemos en
marcha el tratamiento, es decir, empezamos a aplicar las técnicas. Es necesario
evaluarlas continuamente para asegurarnos que el cliente las entiende y las
trabaja adecuadamente. Es evidente que si un cliente no responde al tratamiento
propuesto, se ha de pasar a replantear otro tipo de técnicas a aplicar, pasando
previamente por un análisis del por qué no responde al tratamiento ya que puede
ser debido a que no se le han explicado debidamente las técnicas o a que no es
capaz de llevarlas a cabo por ser complicadas para él.
Por último la fase de finalización de la terapia, para Fuentes $ Pontevedra
(2017), afirman que una vez aplicadas las distintas técnicas, y ya recuperado el
cliente, solucionado el trastorno, o simplemente conseguido el objetivo terapéutico,
se valoran los resultados y se establece un seguimiento del cliente para
asegurarnos de que los resultados obtenidos al final del tratamiento se mantienen
con el paso del tiempo, se consolidan.
Cabe destacar, que esta última fase, que casi todos los autores incluyen en el
Proceso Terapéutico, en el caso de la práctica clínica
privada, no siempre se puede llevar a cabo. Una vez
terminado el tratamiento resulta difícil que acudan a
sesiones de seguimiento
Finalmente, de acuerdo a lo visto en el contezto
descrito, se puede concluir que respecto al número
de fases en que se divide el Proceso Terapéutico, éstas varían según los autores.
Así Cautela y Upper (1975) dividen el Proceso Terapéutico individual en seis fases
fundamentales: a) comienzo de la relación; b) análisis conductual y diagnóstico; c)
elección terapéutica; d) evaluación de la eficacia del tratamiento; e) modificación
de la estrategia terapéutica; y, f) decisión de terminar la terapia.
Por otra parte, Kanfer y Grimm (1980), y posteriormente Kanfer y Schefft (1988),
sugieren siete fases, siguiendo el modelo de autorregulación y señalan en cada
una de ellas sus principales objetivos: a) estructuración de roles y creación de la
alianza terapéutica; b) desarrollo de compromiso para el cambio para el paciente;
c) análisis conductual; d) negociación del tratamiento; e) ejecución del tratamiento
y mantenimiento de la motivación; f) monitorización y evaluación de los progresos
y resultados del tratamiento; y finalmente, g) mantenimiento, generalización de los
resultados y terminación del tratamiento.
En esencia, en el Proceso Terapéutico todos pasan por las mismas fases, la
diferencia estriba en el énfasis que ponen en unas partes más que en otras y por
tanto lo que un autor puede considerar
primera fase como comienzo de la
relación, otro autor la subdivide en dos
fases. Por ejemplo, en la práctica clínica
no se siguen estrictamente todas las
fases o el mismo orden. Lo importante
en la practica de la psicología es que se
lleve una planificación en el tratamiento
idónea, eficaz para que el paciente aumente conductas operativa y etinga o
minimice los pensamientos distorsionados o negativos y su sustitución por otros
más adaptativos o positivos y desarrolle nuevas formas de ver la situación.

Referencias

-Jorge, E. (2015, b). Modalidades de intervención desde la función preventiva


del psicólogo clínico. Propuesta pedagógica presentada en el Concurso Docente
a la Cátedra de Psicología Clínica. Facultad de Psicología, Universidad Nacional
de Córdoba. [Inédito].
-Fuentes, M., Pontevedra, M. (12 mayo, 2017). El Proceso Terapéutico y su
importancia en el tratamiento psicológico. Instituto Salamanca.
https://instsal.me/fdbzo
-Wolpe. J (1977) Práctica de la Terapia de la Conducta. Editorial Trillas México.
-Coderch, J (1987) Teoría y Técnica de la Psicoterapia Psicoanalítica Editorial
Herder. Barcelona – España.

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