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TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

La Terapia Cognitivo Conductual es uno de los conceptos más importantes de la


psicología aplicada, ya que permite abordar problemáticas muy diversas aplicando
técnicas que cuentan con aval científico. Veamos en qué consiste.
Dentro de los ámbitos de intervención psicológica y de Psicología Clínica existe
una gran cantidad de propuestas que son ofrecidas a muchas clases de pacientes
y de problemáticas. La oferta es muy variada, y resulta fácil perderse en la jungla
de etiquetas, nombres y descripciones de abordaje terapéutico. Sin embargo, uno
de estos tipos de terapia recibe una especial atención en nuestros días, tanto en
las consultas y clínicas como en las facultades de psicología. Se trata de la
Terapia Cognitivo Conductual, una orientación terapéutica que cuenta con una
eficacia científicamente comprobada en diferentes tipos de intervención.

 Modificando comportamientos y pensamientos

Si alguna vez te has parado a pensar en la idea convencional de lo que es un


"problema psicológico", posiblemente te hayas dado cuenta de que este tipo de
problemáticas tiene dos caras. Por un lado, una vertiente material y objetiva, que
es reconocible por muchas personas y que puede medirse a partir de baremos
concretos. Por otro lado, un lado que responde a los estados subjetivos de
conciencia, es decir, aspectos de la vida mental y privada de la persona que tiene
el problema y que suelen tener una traducción en términos emocionales.
La Terapia Cognitivo Conductual responde a la necesidad de intervenir en estos
dos terrenos. Y lo hace impulsándose gracias a las sinergias que se establecen
entre la parte de la intervención enfocada a los procesos mentales y aquella que
se orienta hacia las acciones y los cambios en el entorno material del paciente. Es
decir, que esta orientación terapéutica que actúa tanto sobre los actos como sobre
los pensamientos.

 ¿Cuáles son los fundamentos de esta terapia?


Se considera que la Terapia Cognitivo Conductual nace a partir de la fusión de las
terapias conductistas y las que se derivan de la Psicología Cognitiva.
Por un lado, el conductismo (y muy especialmente el conductismo radical de B. F.
Skinner) sirve como ejemplo de metodología exhaustiva y muy ceñida a los
preceptos del método científico, lo cual permite valorar objetivamente los
progresos que se van haciendo durante la terapia. Por el otro, la Terapia Cognitiva
enfatiza la necesidad de no renunciar a la consideración de los procesos mentales
inobservables directamente, ya que gran parte de la utilidad de una terapia recae
en el bienestar subjetivo de los pacientes y este factor no tiene por qué poder ser
registrado a través del puro análisis de la conducta.
Sin embargo, y aunque dentro de la Terapia Cognitivo Conductual en cualquiera
de sus formas se trabaja con constructos que hacen referencia al "mundo mental"
no observable directamente, se hacen esfuerzos para que los elementos mentales
que entran en juego en el diagnóstico y la intervención respondan a categorías
bien delimitadas y traducibles a variables cuantitativas para poder hacer un
seguimiento exhaustivo de los cambios que se realizan a nivel subjetivo.
Por tanto, se evitan todo tipo de formulaciones esotéricas y ambiguas sobre la
manera de pensar de la persona y se crean sistemas de categorías en los que las
ideas recurrentes quedan clasificadas unas dentro de otras en clasificaciones que
responden a un único criterio.

 Ahondando en las diferencias con el conductismo


La Terapia Cognitivo Conductual es heredera de ciertos fundamentos de la
Psicología Conductista, como por ejemplo el énfasis en los procesos de
aprendizaje práctico y la idea de que la asociación es un concepto central en
terapia. Sin embargo, incorpora la necesidad de actuar, además de sobre la
conducta, sobre los pensamientos de la persona. Principalmente, la intervención
sobre la parte "mental" se centra en los esquemas cognitivos y las categorías
conceptuales a partir de las cuales la persona interpreta la realidad.
También se exploran las creencias poco adaptativas, una vez estas han sido
localizadas, para entrenar al cliente en su capacidad de localizar hechos de su día
a día que contradicen estos presupuestos. Así, si la persona tiene problemas de
autoestima, se le puede enseñar a prestar atención a las muestras de admiración
de sus amigos y familiares, que son un tipo de estímulo fácilmente ignorado
cuando la autoimagen está muy dañada.
En definitiva, cualquier tipo de Terapia Cognitivo Conductual se basa en la idea de
que las emociones y los estilos de conducta no dependen sólo de los estímulos
físicos que nos llegan desde el entorno sino también de los pensamientos que dan
forma a nuestra manera de percibir tanto esos estímulos como nuestros propios
procesos mentales.
 ¿Cómo se interviene en este tipo de terapia?

En la Terapia Cognitivo Conductual se trabaja enseñando a reconocer los estilos


de pensamiento que predisponen a llegar a conclusiones poco útiles para el
paciente, o pensamientos disfuncionales. Para esto es necesario entrenar a la
persona para que sea capaz de reflexionar acerca de su propia manera de pensar
y plantearse qué puntos son conflictivos y cuáles no lo son. De este modo, se
persigue que el cliente tenga más capacidad para cuestionarse las categorías con
las que trabaja (como, por ejemplo, "éxito y fracaso") y detectar patrones típicos
de pensamiento que le causan problemas.
El proceso por el cual se consigue que el paciente reconozca los aspectos
cognitivos que le producen malestar y pueda actuar sobre ellos se fundamenta en
un modelo de actuación inspirado en el diálogo socrático. Esto implica que,
durante una parte de las sesiones de Terapia Cognitivo Conductual, el profesional
irá devolviéndole el feedback necesario al paciente para que este, por sí mismo,
detecte las contradicciones o las conclusiones indeseadas a las que le llevan sus
estilos de pensamiento y sus esquemas cognitivos.
El terapeuta no guía al paciente en este proceso, sino que más bien le plantea
preguntas y remarca aseveraciones que el propio cliente ha hecho para que este
último vaya profundizando en el estudio de su propio pensamiento.
La segunda parte de la Terapia Cognitivo Conductual implica intervenir sobre los
focos cognitivos y materiales que se han detectado. Esto conlleva, por un lado,
fijar unos objetivos concretos a cumplir, y por el otro, entrenar al paciente para que
sea capaz de determinar desde su propio criterio las estrategias que lo acercan y
lo alejan de estas metas. Además, como los objetivos han sido definidos de
manera que pueda comprobarse de manera imparcial si se han cumplido o no, es
fácil medir los progresos que se van haciendo y el ritmo en el que se suceden para
tomar nota de ello y, si se da el caso, introducir cambios en el programa de
intervención.
Cumplir los objetivos al pasar por un programa de sesiones con Terapia Cognitivo
Conductual puede suponer, por ejemplo, minimizar significativamente los efectos
de una fobia, terminar con una adicción o, abandonar un estilo de pensamiento
obsesivo. En definitiva, problemáticas con una vertiente material y otra vertiente
subjetiva o emocional.

 ¿En qué casos se utiliza?


La Terapia Cognitivo Conductual puede ser aplicada prácticamente en todas las
edades, y en una gran variedad de problemas. Por ejemplo, se utiliza para
intervenir en trastornos de ansiedad y fobias, distermia, Trastorno
Bipolar, depresión, etc. También puede utilizarse como ayuda en los casos en los
casos de trastornos neurológicos en los que es necesario prestar apoyo para
saber gestionar los síntomas de la mejor manera posible, e incluso en trastornos
psicóticos relacionados con la esquizofrenia.

 La eficacia de la Terapia Cognitivo Conductual


Actualmente, se considera que la Terapia Cognitivo Conductual es el único tipo de
psicoterapia cuyos resultados han sido validados a través del método científico.
Con esto se entiende que su eficacia cuenta con el aval de observaciones
empíricas en las que muchos grupos de pacientes que han pasado por un
tratamiento con Terapia Cognitivo Conductual han mejorado significativamente
más de lo que sería esperable si no hubieran asistido a terapia o hubieran seguido
un programa de efecto placebo.
Cuando se dice que la Terapia Cognitivo Conductual ha demostrado ser eficaz a
través de la aplicación del método científico, eso significa que existen poderosos
motivos para pensar que la mejoría que experimentan las personas que han
probado este tipo de terapias está causada por el uso de estas intervenciones
psicológicas, y no por otras variables. Esto no implica que el 100% de las
personas que vayan a sesiones de Terapia Cognitivo Conductual vayan a mejorar,
pero sí una porción muy significativa de estas.
Además, esta mejoría puede ser traducida a criterios objetivos y observables,
como por ejemplo el éxito o no a la hora de dejar de fumar. Esta es una
característica que distingue a la Terapia Cognitivo Conductual de otras formas de
intervención, muchas de las cuales, al no fijarse objetivos medibles bajo un criterio
bien definido, difícilmente pueden ser sometidas a examen empírico para
determinar su eficacia a través del método científico.
Aaron T. Beck

Aarón T. Beck nació en Providence, Rhode Island el 18 de julio de 1921. No ha


escrito acerca de su infancia. Se graduó en la Universidad Brown con mención
honorífica en 1943 y fue elegido para la Phi Beta Kappa. La escuela de Medicina
de Y ale le otorgo el grado de médico en 1946. durante los siguiente dos años
estuvo en el hospital de Rhode Island como interno rotatorio e hizo su residencia
en patología. Después estuvo dos años en el hospital de Cushing de la
Administración de Veteranos en Framingham, Massachussets, como residente de
neurología y también de psiquiatría. Los dos años siguiente fue becario de
psiquiatría en el Centro Austen Riggs, en Stockbrige, Massachussets. El Consejo
Estadounidense de Psiquiatría y neurología lo certificó en Psiquiatría en 1953. Al
año siguiente se unió al personal docente del Departamento de Psiquiatría de la
Escuela Médica de la Universidad de Pennsyl vania donde está desde entonces.
En sus primeros años en la universidad, recibió entrenamiento en psicoanálisis en
el Instituto Psicoanalítico de Filadelfia, donde se graduó en 1958.
Después de su educación, Beck se propuso “probarle al mundo que su teoría
analítica era correcta”. Pero fue incapaz de obtener esa prueba en un estudio de
los sueños de personas deprimidas. Beck había planteado la hipótesis, con en la
teoría de Freud, que los sueños “contendrían más hostilidad que de personas no
deprimidas. . . En vez de esto, los sueños reflejaron tres temas comunes: derrota,
privación y pérdida”. Este fracaso lo llevó al final a desarrollar la terapia
cognoscitiva como una forma de entender y tratar la depresión. Comenzó a creer
que “las personas deprimidas no buscan el fracaso; más bien distorsionan la
realidad hasta el punto en que no pueden reconocer el éxito cuando sucede.
Además de su labor de enseñanza en la Universidad de Pennsylvania, Beck ha
administrado investigaciones de asuntos tales como la depresión, el suicidio, la
ansiedad y trastornos de pánico, abuso de sustancias, problemas matrimoniales y
trastornos de personalidad. Ha recibido varios honores por sus contribuciones a la
comprensión y terapia de la depresión, la ansiedad y las conductas suicidas. Su
alma mater, Brown, le concedió el doctorado honorario de Ciencia Médica en 1982
y el Premio al alumno Distinguido en 1990. En 1987 fue elegido como socio del
colegio Real de Psiquiatras. Beck es autor coautor de más de 250 artículos y ocho
libros. También ha desarrollado varios instrumentos de evaluación.

La Teoría tras la Terapia Cognoscitiva

La terapia cognoscitiva está basada en una teoría de la personalidad que sostiene


que la manera en que se piensa está determinada en gran parte por la forma en
que el individuo siente y se comporta. Similar en muchos aspectos a la teoría y
terapia racional emotiva, las cuales precedieron, pero se desarrollaron en forma
paralela a la teoría y terapia cognoscitiva de Beck, el sistema de Beck adquirió un
apoyo empírico fuerte por sus fundamentos teóricos. Tanto El lis como Beck creen
que las personas pueden adaptar en forma consciente la razón, y ambos perciben
a las suposiciones subyacentes del cliente como blancos de la intervención.
Mientras Ellis desconcertaba y persuadía a los clientes de que las filosofías con
las que vivían eran irracionales, Beck “convertía al cliente en un colega que
investigaba la realidad verificable”.
Aunque se podría desear argumentar que la terapia cognoscitiva de Beck es sólo
una terapia y no una teoría de la personalidad, existe un concepto subyacente de
la personalidad. Beck percibe a la personalidad como un reflejo de la organización
y estructura cognoscitivas del individuo, las cuales son influidas tanto biológico
corno socialmente.
Dentro de las restricciones de la neuroanatomía y bioquímica propias, las
experiencias personales de aprendizaje ayudan a determinar cómo se desarrolla y
se responde. Beck considera además a la personalidad como moldeada por
valores centrales, o esquemas superordinados, y percibe al malestar psicológico
como “provocado” por varios factores. Las personas pueden tener
predisposiciones bioquímicas a la enfermedad. La depresión infantil puede
predecir la que aparecerá más tarde en la vida. Sin embargo, las personas
responden ante tensiones específicas debido a su aprendizaje. Por tanto, Beck ha
dicho: “Las personas están perdiendo el tren si dicen que debido a que puede ser
tratada con fármacos, la depresión es principalmente de naturaleza biológica …
las que reciben psicoterapia aprenden algo; las personas con fármacos no es
probable que ocurran cambios bioquímicos en el cerebro durante la depresión,
añade, pero aquéllos vuelven a su equilibrio una vez que la persona se recupera
por medio de terapia”. La psicopatología está en un continuo con las reacciones
emocionales acostumbradas. En ocasiones, las emociones son exageradas. En la
depresión, la tristeza y la pérdida de interés son intensificadas y prolongadas, en
la manía hay grandiosidad y en la ansiedad hay un temor al temor.
Los conceptos implicados en la teoría cognoscitiva de Beck incluyen cogniciones,
esquemas y distorsiones cognoscitivas o errores de lógica.
Las cogniciones se refieren a la conciencia de una persona. Son bastantes
cambiables y provocadas por estímulos. Un ejemplo de una organización negativa
es el sentimiento “Soy un fracaso total”.

Esquemas Cognoscitivos
Los esquemas son estructuras cognoscitivas que consisten en las creencias y
supuestos centrales fundamentales del individuo acerca de la forma en que opera
el mundo. Estos esquemas se desarrollan temprano en la vida a partir de
experiencias personales e identificación con otras personas que son significa ti
vas. Las personas forman conceptos acerca de sí mismos, los demás y el mundo.
Estos esquemas moldean la personalidad. Pueden ser adaptativos o des
adaptativos; de naturaleza general o específicos. Los patrones conductuales y
emocionales que forman la personalidad, por consiguiente, se derivan de las
reglas individuales acerca de la vida y las creencias respecto al yo. Ejemplos de
esquemas son: “A menos que otras personas me aprueben, no valgo nada” o “Si
no puedo realizar algo a la perfección, no debo hacerlo en absoluto”. Los
esquemas son mucho más estables que las cogniciones, pero dependen algo de
los estados de ánimo de una persona.

Distorsiones Cognoscitivas
Los errores sistemáticos en el razonamiento, llamados distorsiones cognoscitivas,
son evidentes durante la angustia psicológica. Las distorsiones en las cogniciones
surgen cuando los acontecimientos estresantes desencadenan esquemas irreales.
Cada individuo tiene un conjunto de vulnerabilidades idiosincráticas que
predisponen a la persona a la angustia psicológica en una forma única. Estas
vulnerabilidades parecen relacionadas con la estructura de la personalidad y el
esquema cognoscitivo.
Hay varias de estas distorsiones cognoscitivas. La interferencia arbitraria implica
extraer una conclusión específica sin evidencia que la apoye, aun frecuente
evidencia contradictoria (por ejemplo, después de obtener una S en lugar de una
MB en la primera prueba, un estudiante podría concluir en forma errónea que no
será capaz de aprobar el curso).
La abstracción selectiva se refiere a conceptuar una situación con base en un
detalle tornado de contexto e ignorar todas las demás explicaciones posibles (por
ejemplo, un individuo que está nervioso por la posibilidad de tener un accidente
mientras conduce se fijará en todos los reportes acerca de accidentes de tráfico en
los noticieros, reconfirmando la creencia de que conducir es una actividad
peligrosa). La generalización excesiva implica abstraer una regla general de uno o
dos incidentes aislados y aplicarla con demasiada amplitud (por ejemplo, escuchar
sobre un hurto en la ciudad puede conducir a concluir que todos están siendo
asaltados). La magnificación y minimización implican ver un acontecimiento corno
más significativo o menos de lo que es en realidad (por ejemplo, pensar que si no
se nos pide asistir al baile de gala de graduación se acabará la vida). La
personalización consiste en atribuirse a uno mismo los eventos externos sin
evidencia de relación (por ejemplo, los padres que suponen que ellos tienen la
culpa cada vez que sus hijos se portan mal). El pensamiento dicotómico se refiere
a categorizar las situaciones en extremos (por ejemplo, considerar el desempeño
propio en una tarea corno un éxito completo o un fracaso total). Las personas con
frecuencia expresan sus distorsiones cognoscitivas en términos de suposiciones
condicionales, creencias que dependen de ciertas condiciones. Tales suposiciones
comienzan con frecuencia con un sí. Un paciente propenso a la depresión puede
decir: “Si no tengo éxito, nadie me respetará” o “Si no le agrado a esa persona
debo ser antipático”. Estas personas pueden funcionar bastante bien hasta que
experimentan una serie de fracasos o rechazos. Estos errores de lógica con
frecuencia implican un estilo de pensamiento negativo sistemático.

Dimensiones de Sociotropia y Autonomía


Beck describe además la personalidad en términos de dos dimensiones. La
dimensión sociotrópica se caracteriza por dependencia de las relaciones
interpersonales y necesidades de cercanía y atención. Esta dimensión está
organizada alrededor de la cercanía, atención y dependencia. La dimensión
autónoma se caracteriza por independencia y está organizada alrededor del
establecimiento de objetivos, la autodeterminación y las obligaciones
autoimpuestas.
Aunque existen casos puros de sociotropía y autonomía, la mayoría de las
personas exhiben características de cada una, dependiendo de la situación. Por
tanto, la sociotropía y la autonomía son modos de conducta, no estructuras de
personalidad fijas. Esta posic1on se encuentra en contraste marcado con las
teorías psicodinámicas de la personalidad que sostienen dimensiones de
personalidad fijas.
La investigación de Beck muestra que los individuos dependientes se deprimen
cuando sus relaciones se terminan. Las personas autónomas se deprimen cuando
no logran un determinado objetivo.

Triada Cognoscitiva
De acuerdo con Beck, el individuo deprimido tiene una perspectiva negativa de sí
mismo, del mundo y del futuro. Estas tres percepciones son conocidas como la
triada cognoscitiva. El mundo parece provisto de placer o satisfacción. La visión
del futuro de la persona deprimida es pesimista o inexistente. El aumento en la
dependencia que se observa a menudo en los pacientes deprimidos refleja la
perspectiva de sí mismo como incompetente, una estimación exagerada de la
dificultad de las tareas de la vida normal, la expectativa del fracaso y el deseo de
que alguien más capaz se haga cargo. La indecisión refleja del mismo modo la
creencia de que se es incapaz de tomar decisiones correctas. Los síntomas físicos
de la depresión -energía baja, fatiga e inercia también se relacionan con
expectativa negativas.

Psicoterapia Cognoscitiva
Con la adopción de algunos de los conceptos de la terapia psicodinámica y varias
de las técnicas de la terapia de la conducta y de la psicoterapia centrada en el
cliente, la terapia cognoscitiva consiste en una estructura teórica amplia de la
personalidad y la psicopatología, un conjunto de técnicas terapéuticas bien
definidas. El objetivo último en la terapia cognoscitiva es eliminar los prejuicios
sistemáticos en el pensamiento al corregir el procesamiento de la información
defectuoso, ayudando, por tanto, a los clientes a modificar las suposiciones que
mantienen las conductas y las emociones des adaptativas. Los métodos
cognoscitivo y conductual se usan para desafiar las creencias disfuncionales y
para promover un pensamiento más realista.
La terapia cognoscitiva fomenta el cambio en las creencias de los clientes al
concebirlas como hipótesis probables que se pueden examinar por medio de
experimentos conductuales acordados en forma conjunta por el cliente y el
consejero. El terapeuta cognoscitivo no le dice al cliente que las creencias son
irracionales o erróneas. En su lugar, hace preguntas que traducen el significado,
función, utilidad y consecuencias de las creencias de los clientes. Le toca a este
último decidir cuáles creencias conserva y cuáles elimina.
La terapia cognoscitiva no es tan simple como reemplazar pensamientos
negativos con afirmaciones positivas sobre sí mismo. El cambio sólo puede ocurrir
si el cliente experimenta excitación afectiva. En el lenguaje de la terapia
cognoscitiva, las cogniciones calientes suceden cuando una persona ·experimenta
emociones excitadoras y la prueba de la realidad al mismo tiempo. Por ejemplo,
una cognición caliente es la frase, temor o pensamiento auto culpador critico
reales, tales como “¡Oh, que zopenco soy!”. Un examen de la experiencia personal
y la lógica al mismo tiempo permite al cliente cambiar la actitud interna o creencia.
La terapia cognoscitiva se centra en el presente, es directa, activa, se orienta
hacia el problema y se adecua mejor para casos en los que los problemas pueden
ser delineados y las distorsiones cognoscitivas son evidentes. No está diseñada
para trabajar con la maduración o el desarrollo personales. La terapia cognoscitiva
se reconoce en forma amplia como un tratamiento efectivo para la depresión
unipolar. En ocasiones se usa en combinación con fármacos.
La terapia cognoscitiva consiste en experiencias de aprendizaje muy específicas
diseñadas para ensenar a los clientes a realizar cinco funciones: 1) supervisar sus
pensamientos o cogniciones negativos automáticos, 2) reconocer las conexiones
entre cognición, afecto y conducta, 3) examinar la evidencia a favor y en contra de
los pensamientos automáticos distorsionados, 4) sustituir estas cogniciones
prejuiciadas con interpretaciones más orientadas hacia la realidad y 5) aprender a
identificar y alterar las creencias que los predisponen a distorsionar sus
experiencias.

Técnicas Cognoscitivas
La descatastrofización, también conocida como la técnica “qué pasa si”, ayuda a
los clientes a prepararse para las consecuencias anticipadas. Los individuos
ansiosos por lo común “catastrófica” y anticipan el peor resultado posible de una
situación. Preguntar en forma específica a un cliente “¿Qué pasa si sucede la peor
cosa posible?”, puede ser útil para disminuir la evitación fóbica, en particular
cuando está combinada con planes de exposición. Las técnicas de retribución
analizan el pensamiento y las suposiciones automáticas al usar la prueba de la
realidad en la situación presente de terapia. Redefinir un problema se usa para
movilizar a los clientes que creen que están fuera de control.
El descentramiento se usa con personas que se enfocan en su propio malestar
hasta el extremo. La imaginación alienta a los clientes a usar la propia. Algunas
personas reportan las imágenes con mayor facilidad que los pensamientos y, por
tanto, proporcionan datos útiles antes y durante los episodios de ansiedad.

Técnicas Conductuales
A los clientes se les dejan tareas para hacer en casa que se enfocan en la
autoobservación y la auto supervisión. En la prueba de hipótesis, se alistan
criterios específicos para la supervisión de modo que el cliente establece un marco
de referencia para la retroalimentación durante la experiencia de la vida real. En la
terapia de exposición, los niveles autor reportados de tensión se examinan durante
sesiones de práctica específicas de acuerdo con las necesidades del cliente
individual. A ellos se les pide que representen roles o ensayen situaciones que
sucederán más tarde en la vida real. Su desempeño se evalúa en forma conjunta
por el cliente y el terapeuta. En la diversión, la autoestima de los niveles de
tensión proporciona una estructura mientras la fluctuación de los estados de ánimo
tiene un seguimiento en las actividades cotidianas normales. Dar tareas
graduadas que se vuelven más difíciles en forma paulatina permite al cliente
comenzar las tareas en un nivel de tensión bajo.
Estas diversas técnicas cognoscitivas y conductuales permiten al cliente y al
terapeuta o consejero trabajar juntos para efectuar cambios genuinos.

BIBLIOGRAFÍA

https://psicologiaymente.net/clinica/terapia-cognitivo-conductual
https://psicologiayempresa.com/biografia-y-teoria-de-aaron-t-beck.html
http://www.cpaaronbeck.com/psicologos-granada/aaron-t-beck.html

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