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UNIVERSIDAD DE HUÁNUCO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


CARRERA PROFESIONAL DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

TEMA: RESUMEN ARGUMENTATIVO DEL LIBRO DEONTOLOGÍA


FORENCE

ASIGNATURA
ÉTICA (DEONTOLÓGICA FORENSE)

DOCENTE
ARTURO JESUS SALDAÑA TORPOCO

ALUMNA
MALLQUI HUERTA, EUSEBIA

HUANUCO-PERU
2023
INTRODUCCION

¿Qué es el hombre? es la pregunta que el ser humano se ha planteado desde


siempre sin encontrar una respuesta que le satisfaga. El ser humano se ha
constituido en un problema irresuelto para él mismo y; la irresolubilidad del
problema quizá radica no sólo en que se trata del problema pensándose a sí
mismo como problema, sino que más allá todavía, se trata de un problema
conectado con el cosmos que también sigue siendo un problema abierto a la
inteligenciación del ser humano. Así entonces, pensar en los orígenes del ser
humano es pensar en los orígenes del cosmos y pensar en los orígenes del
cosmos es también pensar en los orígenes del sujeto pensante: el problema no es
uno sino plural. Tal complejidad tendría que hacer desistir al espíritu humano de la
necesidad de pensarse a sí mismo en el contexto de la complejidad del cosmos,
sin embargo, la hipótesis que incita a seguir cavilando sobre el ser humano es que
“la necesidad que tiene el ser humano de pensarse a sí mismo es una constante
forma de actualizarse a sí mismo como un problema irresuelto todavía, todo lo
cual conduce a mantenerse en alerta en su proceso, históricamente
contextualizado, de humanización”. Aunque desde ya el sendero hacia la
comprensión del cosmos y el ser humano se pinta poco caminable sobre las
huellas ya trazados por la ciencia, para una aproximación otra, en esta reflexión-
investigación se precisará de un enfoque filosófico-teológico y de un método
histórico-crítico. Existen muchas teorías que buscan explicar los orígenes del
cosmos y del ser humano, sin embargo, más allá de la Teoría fijista que explica
que las cosas y realidades siempre han sido como son o siempre han estado
como están, la mayoría de ellas se aglutinan en torno al núcleo evolucionista que
trata de explicar que todas las cosas tuvieron un comienzo. Una de las teorías que
han revolucionado la comprensión del cosmos y del ser humano es la de la
evolución que inició con Charles Darwin.
LA REALIZACIÓN DE LA MORAL COMO PROBLEMA DE LA ÉTICA

1. CONCEPTO DEL HOMBRE


El proceso de evolución del ser humano tiene asidero en la evolución del Plantea
Tierra, en la evolución del cosmos, y, el hombre por haber llegado hasta la
conciencia y la libertad tiene una responsabilidad radical frente al cuidado del
mismo. Y la evolución, aunque es una realidad radical no lo explica todo, apenas
explica el qué de las realidades, por lo que se hace necesario un diálogo
interdisciplinario con la teología que es la que explicaría el por qué. Aun habiendo
logrado una aproximación al problema de la evolución del cosmos y del ser
humano, todavía queda pendiente la pregunta ¿qué es el hombre? En la siguiente
parte se busca hacer una aproximación a la comprensión del ser humano desde
una perspectiva histórica intercultural. Visión histórico cultural del ser humano en
el pensamiento aristotélico el ser humano es una realidad única constituida de
cuerpo y alma; el alma del ser humano es de origen divino, existe antes del cuerpo
y es inmortal y; tiene tres modos de ser: vegetativa, representa las necesidades
vitales; sensitiva, representa las emociones y sensaciones; intelectiva, representa
la racionalidad. El ser humano es un animal político, un animal social,
comprometido con la polis (ciudad). Para este filósofo el ser humano conoce por
medio de los sentidos; el conocimiento es reflejo de la esencia de las cosas físicas
reales y; la verdad es la adecuación del pensamiento humano con las cosas
externas. Según esta filosofía, todos los hombres buscan ser felices; en la vida de
placeres no existe felicidad, pero sí en la vida intelectiva y en la vida virtuosa; la
vida virtuosa es el resultado del dominio de las emociones por la razón. El ser
humano no es ni bueno ni malo, cada quien se construye a sí mismo porEl ser
humano, cuanto individuo, es un yo, un sujeto autónomo y libre que por los
sentidos está abocado al mundo material y por la voluntad a la libertad. La libertad
constituye la plataforma de la dimensión moral del sujeto quien se dirige por el
siguiente principio: “Obra siempre de modo que la norma de tu voluntad pueda
convertirse en ley universal de la humanidad”, se trata de una moral de carácter
autónomo. La ley moral del sujeto apunta siempre al obrar bien y, se fundamenta
en el imperativo categórico del deber (debo obrar bien). El obrar moral del sujeto
exige perfección y puesto que no es posible alcanzarla en esta vida debe haber
entonces inmortalidad y; la vida virtuosa que el sujeto se esfuerza por llevar debe
tener una recompensa y esa sólo puede darla Dios que es el ser en quien se
sustenta la moralidad de la criatura. el ser humano, cuanto sujeto, es un fin en sí
mismo, no un medio y; su dignidad radica en su moralidad, es entonces inmoral
utilizar a los seres humanos como cosas. El ser humano conoce el mundo por la
razón, pero su conocer tiene unos límites crítica de la razón que no radican en la
cosa que se conoce sino en el sujeto conocedor. La inteligencia humana conoce a
través de las sensaciones llegando a los juicios y conceptos a partir de las
categorías de espacio y tiempo; así es como el sujeto se sobrepone a la
naturaleza sin atraparla, por eso se dirá que los límites del pensamiento se dan
por los límites de la percepción. Existe una razón pura que se mueve en un
positivismo que acepta como real lo que es percibido por los sentidos; y una razón
práctica que le revela al hombre como un ser moral. La experiencia humana que
tiene como fundamento la razón descubre que la naturaleza está ordenada a un
fin (teleología), ello significa que el mundo exige un principio necesario, ese
principio es Dios, pero del concepto Dios no se puede llegar a la existencia y,
puesto que no se puede demostrar la existencia de Dios tampoco se puede
negarla.

2. LAS VIRTUDES MORALES


Se suele afirmar que las virtudes intelectuales no son estrictamente virtudes,
porque, aunque son buenas cualidades del alma, no perfeccionan a la persona
desde el punto de vista moral. Mientras que las virtudes morales dan la capacidad
para obrar moralmente bien, las intelectuales solo proporcionan el conocimiento
de la verdad, y no garantizan el buen uso de ese conocimiento. Sin embargo, esta
afirmación no es aplicable a la prudencia que puede considerarse la virtud moral
por excelencia-. En cuanto a las demás, es necesario tener en cuenta lo siguiente:
el hecho de que no perfeccionen moralmente a la persona no quiere decir que
carezcan de relevancia para la vida moral, ni que su adquisición sea
independiente de las virtudes morales del sujeto. Como se irá viendo, unas y otras
están íntimamente relacionadas. Los hábitos de los primeros principios están
íntimamente radicados en la naturaleza de la persona: puede decirse que, en
cierto modo, son innatos a su mente. Son una luz intelectual que se actualiza ante
la presencia de su objeto propio (la verdad y el bien): siempre que la persona
quiere conocer la verdad y el bien, los primeros principios del ser y de la bondad
se le presentan como evidentes. Ahora bien, el conocimiento que nos
proporcionan estos hábitos se afirma y se hace más luminoso a medida que el
sujeto actúa virtuosamente; y, por el contrario, se oscurece en la práctica si el
hombre se deja llevar por el error, o actúa en contra de lo que establece la
sindéresis.

Las virtudes morales son hábitos operativos buenos, es decir, perfecciones o


buenas cualidades que disponen e inclinan al hombre a obrar moralmente bien.
Debido a la persistente influencia de algunas antropologías modernas que
desprecian la virtud, se impone aclarar que el término «hábito», aplicado a la
virtud, no significa costumbre o automatismo, sino perfección o cualidad que da al
hombre la fuerza para obrar moralmente bien y alcanzar su fin como persona. No
se trata de una simple cuestión terminológica; del concepto de hábito operativo
depende la adecuada valoración de la virtud en la teología y en la vida. La
experiencia personal e histórica muestra que el hombre tiene una gran capacidad
para el bien y para el mal; es capaz de lo más sublime y de lo más vil; puede
perfeccionarse o corromperse. Y nada le garantiza que, en las diversas
circunstancias de la vida, pueda superar los obstáculos que se presente.

Pero el bien moral adopta diversas formas, o se divide en diversos ámbitos, según
los bienes a los que tienden las inclinaciones naturales de la persona (la
conservación de la vida, su transmisión a través de la unión del hombre y la mujer,
la convivencia, el conocimiento de la verdad, etc.). Estos bienes no pueden ser
queridos y buscados de cualquier manera, sino de modo que se integren en el
bien de la persona como totalidad. Para ello, la razón, que de modo natural
conoce los fines de las virtudes, preceptúa que los bienes se busquen de acuerdo
con tales fines, es decir, de modo justo (cuando se trata de relaciones entre
personas); con fortaleza (si se trata de bienes arduos y difíciles); y con templanza
(en el caso de los bienes que producen placer) . Pues bien, las virtudes
perfeccionan a la voluntad y a los apetitos sensibles para que tiendan de modo
firme y estable a los fines virtuosos en los diversos ámbitos del bien moral. La
voluntad necesita esta perfección para tender a los fines que exceden el bien
propio del sujeto: para tender al fin sobrenatural, necesita la virtud de la caridad;
para querer, respetar y promover el bien de los demás, necesita la justicia. Los
apetitos sensibles necesitan las virtudes de la fortaleza y de la templanza para
aspirar establemente al bien sensible de acuerdo con el juicio de la razón.

3. LA MORAL PROFESIONAL

El origen de las profesiones se vincula a la existencia de problemas y necesidades


que aparecían en la sociedad, y que para atenderlos o cubrirlas, se fueron
identificando personas que contaban con ciertas idoneidades o capacidades a
esos fines. De ese modo, frente a los problemas de salud, se recurrió a aquellos
que la experiencia demostraba contar con los conocimientos y aptitudes
suficientes como para solventarlos exitosamente, de esa manera aparecieron los
primeros médicos. Las necesidades en materia de construcciones no cualquiera
podía cubrirlas, sino solo algunos eran capaces de lograr levantarlas como para
habitarlas satisfactoriamente, y así la humanidad fue teniendo los primeros
arquitectos. También la humanidad tuvo que enfrentar desde sus orígenes
problemas jurídicos, o sea, discusiones y enfrentamientos sobre lo que le
correspondía a cada uno y a la sociedad, hasta que aparecieron los primeros
juristas capaces de dialogar aduciendo argumentos como para que algún tercero
imparcial pusiera término a los debates, decidiendo a favor de uno de los
contendientes. Más allá de la exactitud temporal e histórica de la descripción
precedente, lo que parece claro es que la constitución de las tradicionales y
universales profesiones tiene conexión con tres elementos decisivos que
queremos poner de relieve. En primer lugar, la profesión se generó no
caprichosamente, sino para atender a alguna necesidad de la población, por eso
su ejercicio aportaba un bien a la misma, en tanto le proporcionaba el beneficio de
la salud, la vivienda, la justicia, etc. La actuación del profesional cubría una
necesidad social o proporcionaba la solución de un problema real a los
ciudadanos, de modo que gracias a su actuación se lograba un beneficio. En
general, en nuestra cultura jurídica de raigambre europea continental no hay
problemas con la regulación jurídica de las profesiones, pues el derecho
administrativo contempla explícitamente esa posibilidad por vía del llamado “poder
de policía”. Si vamos a la cultura jurídica anglosajona, ahí vemos una tradicional
facilidad para aceptar regulaciones no jurídicas o éticas sobre las profesiones. Lo
que nos interesa ahora es analizar los motivos que juegan para explicar aquella
resistencia a confiar en la ética de las profesiones, y comprobar su racionalidad o
legitimidad actual. En la democracia la fuente del poder proviene del pueblo, de
ese modo, es indiscutiblemente democrático procurar que el pueblo tenga los
profesionales que pretende tener. Así, es obvio que el pueblo quiere tener los
mejores profesionales, más aún, aquellos profesionales que no se conforman con
cumplir simplemente los deberes jurídicos, sino que ponen todo su esfuerzo en ser
excelentes o los mejores para esa sociedad de ese tiempo y lugar. Ya explicamos
que todo profesional cuenta con un cierto poder, y al reclamar ética, se exige que
quien lo ejerza lo haga procurando satisfacer los requerimientos racionales que
provienen de los usuarios actuales y potenciales. Más importante que el
profesional duerma tranquilo con su conciencia, es que la sociedad duerma
tranquila con los profesionales que tiene. Un modo sencillo de brindar contenido a
la ética profesional es reconocer aquello que le pedimos a nuestros profesionales,
y seguramente a ellos les reclamamos un conocimiento actualizado,
independencia, honestidad, responsabilidad, información confidencial, cortesía,
etc.
4. LA DEONTOLOGÍA

La Deontología es una disciplina puente entre lo ético y lo jurídico. Si bien es cierto


que entre las normas éticas y jurídicas hay cierta similitud; el contenido de lo ético
y lo legal, o entre la moralidad y la legalidad de los actos, hay diferencias. La ética
es la construcción moral que orienta las actitudes y los comportamientos del
Profesional hacia la consecución de objetivos profesionales, todo ello, desde la
doble vertiente del reconocimiento del ser humano en su totalidad y el respeto de
los valores sociales. Las normas jurídicas, por el contrario pertenecen al Derecho,
siendo éste quien determina la legalidad de los actos y, por tanto, la legitimación
jurídica de los actos profesionales. La materia se inserta en el currículo general de
la Carrera de Licenciado en Enfermería y debe responder a la formación de
Enfermeros capaces de propiciar el respeto por los valores de las personas o
grupos, y profundizar el compromiso de los alcances como: la verdad, el bien, la
paz, la justicia, la amistad, la solidaridad, la libertad y el entendimiento
transcultural. La salud se concibe como un proceso de crecimiento y desarrollo
humano, que no siempre sucede sin dificultad y que incluye en forma holística al
individuo y su familia. En este cambio de paradigmas se enfocan los cuidados de
Enfermería, promoviendo y desarrollando en los Enfermeros capacidades para el
discernimiento ético sobre la base de un compromiso fundado en los valores
universales y profesionales. El posicionamiento para el futuro tendrá que ver con
el contexto de los cambios, los recursos humanos, la información y la tecnología,
la investigación, la calidad de las prácticas y la conducción y con el modo que los
Enfermeros entiendan y asuman su misión y su sentido de autonomía.

La deontología determina entonces las normas de conducta, y usualmente sirve


para definir los criterios de acción en un ámbito profesional. Otra manera de
entender la deontología es como la rama de la ética que define los principios que
atañen a una profesión. Desde el momento de nuestro nacimiento hasta nuestra
muerte, la sociedad ha sido el pilar que forja el comportamiento de los seres
humanos día con día. Para los ciudadanos, incluso para aquellos de nosotros que
no tenemos aspiraciones en una carrera en la aplicación de la ley, la moralidad y
la integridad son características importantes que deben ser demostradas en
nuestro actuar cotidiano.

CAPÍTULO I

LA CRISIS DE NUESTROS TIEMPOS

1. UN PANORAMA DE NUESTRA ÉPOCA

la ética no solo se llega a confundir o a relacionar con la moral; existen otros


términos que suelen ser empleados de forma errónea, así que primeramente
debemos descartar los conceptos o ideas que pudieran llegar a confundirnos. Por
ejemplo, debemos tener claro que la ética no es un sistema jurídico, ya que no se
sustenta en la ley, o bien, si una persona actúa de forma contraria a lo establecido
en ella, no se le puede aplicar una sanción. Tampoco es una religión, la cual se
sustenta en los principios y mandamientos que forjan su propia filosofía, y en la
cual podemos depositar nuestra fe. Por último, es indispensable diferenciar entre
ética y moral. La moral se sustenta en las costumbres y tradiciones y repercute en
el comportamiento de las personas, en cambio la ética se puede definir como la
ciencia que estudia la bondad o la maldad de los actos humanos, bajo el criterio
de la ley natural de la razón.

Ahora bien, ¿cuál es el papel de la ética en estos tiempos? En una sociedad en


donde la percepción del bien y mal, justicia e injusticia, responsable e
irresponsable, etcétera, está muy distorsionada, y no tenemos claro que es ser
éticamente correcto y ser éticamente malo. La ética es permanente, universal y
objetiva, y nos persigue en nuestra vida cotidiana; es aquella que nos garantiza
que actuemos correctamente, que podamos conocer y escoger nuestros valores, y
que tengamos la libertad de adquirir criterio y juicio propio, mediante el uso de la
razón.
Hoy en día, como en otras épocas de la historia, la ética se encarga de formar
humanos autónomos capaces de decidir, razonar y percatarse por sí mismos del
sentido que quieran darle a su vida. Gracias a ella, somos seres capaces de ir
forjando el camino que tomaremos, interactuar con el prójimo, la comunidad y con
su entorno. La pandemia que hemos atravesado nos ha hecho reflexionar sobre
nuestros actos, y los de la sociedad en general, cuestionándonos día con día si
estamos haciendo lo correcto, pero también nos ha unido con los seres queridos, y
nos ha hecho valorar cada día como si fuera el último.

2. LA DINÁMICA SOCIAL DE ESTA ÉPOCA

El término dinámica social está relacionado a los movimientos, cambios e


intercambios entre las personas que integran una sociedad; es decir, del
ciudadano que se forma de la interacción cultural individual y grupal con otros
miembros. La dinámica social se vincula a la transformación de culturas,
instituciones y funciones; la mayoría de las veces de manera progresiva y bajo la
resistencia de las partes o las fuerzas en acción, para no alterar el statu quo. Pero
toda sociedad tarde o temprano debe experimentar cambios, así lo confirma la
historia, no nos parecemos en nada a las personas del pasado siglo y estas son
algunos de los motivos que propulsan dicha inversión social con el paso del
tiempo. Especialmente la política y la religión han tenido mucho que ver con estas
transformaciones, casi responsables en la historia universal de promover o
amparar las desigualdades basadas en clases, raza, género, etnias, entre otros;
fomentando con ello la violencia. La insatisfacción que afrontan estos grupos es el
principal motivador para su unión y lucha por un cambio. La reestructuración,
elecciones y derrocamiento de gobiernos, así como las guerras y conflictos
armados; la violencia urbana, el terrorismo son otros detonantes de cambio social.

Los cambios sociales usualmente son producto de movimientos sociales. Una


sociedad que manifiesta su descontento responde a una dinámica social, cuando
por ejemplo celebra marchas o huelgas de hambre y otras movilizaciones
callejeras; cuando lo difunde a través de los medios de comunicación masiva.
3. LA NECESIDAD DE LIDERAZGO MORAL

Las organizaciones que están haciendo esfuerzos por resolver los problemas
complejos que afligen a los pueblos del mundo han descubierto que los medios
científicos, tecnológicos y políticos no son suficientes por sí solos. En el corazón
de 3 la crisis global que atormenta a la humanidad, hay una crisis fundamental de
valores, que se manifiesta en las esferas sociales, económicas, políticas y
ambientales de la vida humana. Esta crisis de valores es parte de la causa
subyacente que genera el vacío en el liderazgo moral, el cual se presenta en todos
los niveles de la sociedad. En resumen, no son ni el dinero, ni la capacidad
organizativa, ni siquiera los conocimientos, los que faltan para mejorar el mundo,
sino el liderazgo moral necesario. Sin embargo, es necesario definir claramente en
qué consiste el liderazgo moral. Proponemos que el liderazgo moral ha de ser un
liderazgo que está plenamente consciente de las dinámicas de desintegración -
integración que caracterizan a nuestra época y que conscientemente se alinea con
los procesos de integración; tener una visión clara de la sociedad que desea crear
y de algunas de las estrategias que ayudarán a lograrla, y en base a esta visión y
a estas estrategias, luchar activamente para construir una sociedad mejor; llevar
un profundo compromiso personal de luchar por la transformación individual por
medio del desarrollo y ejemplificación de una vida basada en principios éticos y
morales, caracterizado por cualidades tanto de la rectitud como la bondad, y de
luchar por una transformación colectiva por medio de acciones que promueven la
unidad y la justicia. Lo propuesto aquí es a manera de propuesta base o punto de
partida sobre el cual podrá elaborarse una definición completa de liderazgo moral;
como paso previo a esta tarea debemos examinar los modelos prevalecientes,
modelos mentales de liderazgo en los procesos de la transformación personal y
colectiva.
4. LA CREENCIA EN LA NOBLEZA ESENCIAL DEL SER HUMANO

El marco conceptual del liderazgo transformador y moral está basado en una


convicción profunda e inamovible de la nobleza esencial y la bondad potencial del
ser humano. La fuerte adherencia a esta convicción permite que el liderazgo
transformador y moral vea más allá de los muchos problemas en que la sociedad
está actualmente enfrascada, y los defectos humanos que los causan, para
trabajar por la transformación individual y social. Aunque cada individuo nace con
una naturaleza que es esencialmente noble y está dotado con una bondad
potencial, reconoce que estas características fundamentales se manifiestan
gradualmente, como resultado de procesos apropiados de aprendizaje y
transformación. El estudio objetivo de la historia del surgimiento y la caída de las
civilizaciones provee claras evidencias de la lucha de la humanidad por desarrollar
su nobleza esencial y bondad potencial, así como una abundante documentación
de la trágica expresión y mal uso de sus cualidades. Afirmamos que el concepto
de la nobleza del ser humano ofrece un fundamento positivo desde el cual se
puede guiar el progreso de la humanidad hacia su madurez colectiva, una etapa
en la evolución espiritual y social de la humanidad en que más y más personas
desarrollarán formas más productivas y satisfactorias de relacionarse entre sí,
mientras que trabajan juntos por el bien.

Los materiales con que construimos la visión serán las luchas morales de la
especie, tanto en el presente como en el lejano pasado”. Nosotros sentimos que
nuestra visión compartida también debe incorporar algunos principios universales
y valores nuevos que puedan servir como una base para el surgimiento de una
sociedad y civilización global. La comprensión del marco conceptual del liderazgo
moral puede ser la fuente de una visión más inmediata. Una persona puede
imaginar el funcionamiento de una comunidad que practica los elementos y
capacidades del liderazgo moral, y luego usar esta visión para inspirar sus
esfuerzos al trabajar por la transformación de la comunidad. Este marco de
liderazgo no es fácil de aplicar. En vez de ejercer el liderazgo solamente para el
beneficio propio, a cada persona se le desafía a servir al bien común, a desarrollar
una autodisciplina moral en su propia vida, a participar en un proceso continuo de
aprendizaje, a distinguirse por una actitud de servicio hacia otros, a luchar por la
transformación de la sociedad y a ocuparse en una continua búsqueda de la
verdad. ¡Una tarea formidable! Pero menos que eso no sería digno de
considerarse como liderazgo moral. o los principios y valores que hemos aceptado
como verdades perdurables se incorporan en una visión con la cual nos podemos
comprometer.

3. EL LIDERAZGO ORIENTADO HACIA EL SERVICIO

El liderazgo de servicio es un enfoque de liderazgo en el que ayudar a los demás


está por encima de todas las demás prioridades. En lugar de gestionar para
obtener resultados, un líder de servicio se centra en crear un entorno en el que su
equipo pueda prosperar y realizar un trabajo de excelente calidad.

Robert K. Greenleaf “distinguió entre dos tipos diferentes de líderes: los que dan
prioridad al servicio y los que dan prioridad al liderazgo. Un líder que prioriza el
liderazgo se centrará más en ser directivo y en alcanzar sus objetivos personales.
Un líder que prioriza el servicio cede la mayor parte de su autoridad y pone a su
equipo en primer lugar”. Es un tipo de liderazgo desinteresado que se centra en el
crecimiento a largo plazo de los miembros del equipo. Aunque las palabras “líder”
y “servicio” pueden parecer paradójicas, los líderes que ayudan a su equipo
fomentando el crecimiento, ofreciendo un sentido de propósito y presentando una
visión clara crean un entorno en el que los miembros del equipo se sienten
bienvenidos y respaldados.

Conocer cómo Greenleaf desarrolló este estilo de liderazgo te ayudará a


comprender qué lo inspiró a pensar en un líder como alguien que prioriza el
servicio hacia los demás. El liderazgo de servicio conlleva una serie de beneficios
significativos para los líderes, los colaboradores y las organizaciones en general. Al
adoptar y practicar el liderazgo de servicio, se generan impactos positivos en diversos
aspectos. A continuación, se presentan los principales beneficios del liderazgo de servicio:
1. Motivación y compromiso de los empleados: El liderazgo de servicio
promueve un ambiente en el que los empleados se sienten valorados y
apreciados. Los líderes que se preocupan por el bienestar de su equipo y
se esfuerzan por satisfacer sus necesidades generan altos niveles
de motivación y compromiso. Los colaboradores se sienten inspirados a
dar lo mejor de sí mismos, ya que perciben que su trabajo es reconocido y
valorado.

2. Mejora de la cultura organizacional y el clima laboral: El liderazgo de


servicio contribuye a la creación de una cultura organizacional positiva y un
clima laboral favorable. Los líderes de servicio fomentan
la comunicación abierta, la confianza y la colaboración. Estos elementos
fortalecen las relaciones entre los miembros del equipo, mejoran la
cohesión y generan un ambiente de trabajo agradable y productivo.

3. Aumento de la satisfacción del cliente y la lealtad: El liderazgo de


servicio se refleja en la forma en que los colaboradores tratan a los clientes.
Cuando los líderes brindan un ejemplo de servicio excepcional, los
empleados tienden a adoptar esa actitud hacia los clientes. Esto genera
una experiencia positiva para los clientes, aumenta su satisfacción y
fomenta la lealtad hacia la organización. Como resultado, se fortalecen las
relaciones con los clientes y se impulsan los resultados comerciales.

4. Construcción de relaciones sólidas y duraderas: El liderazgo de servicio


se basa en la construcción de relaciones sólidas y duraderas con los
colaboradores. Los líderes que se preocupan por el crecimiento y el
bienestar de su equipo desarrollan conexiones significativas y de confianza.
Esto fortalece la relación líder-colaborador, fomenta la lealtad y contribuye a
un ambiente de trabajo armonioso y colaborativo.

5. Atracción y retención de talento: El liderazgo de servicio es atractivo para


los profesionales talentosos. Los líderes que practican el liderazgo de
servicio crean una reputación positiva y se convierten en referentes en su
industria. Esto atrae a personas con habilidades y talento excepcionales
que desean trabajar en un entorno donde se valoran y se les brinda
oportunidades para crecer. Además, el liderazgo de servicio contribuye a la
retención del talento existente, ya que los colaboradores se sienten
comprometidos y satisfechos en un ambiente de trabajo positivo.

Estas características se entrelazan y se complementan en un líder de servicio


efectivo. Al exhibir estas cualidades, el líder de servicio puede inspirar y motivar a
su equipo, construir relaciones sólidas y fomentar un ambiente de trabajo positivo
y colaborativo. Un líder de servicio auténtico se preocupa por las personas, las
ayuda a crecer y las guía hacia el éxito colectivo.

En la actualidad, el liderazgo democrático está de moda y si hiciera una encuesta,


probablemente se descubriría que la mayoría de los líderes de casi cualquier tipo
de organización dirían que son democráticos. Sin embargo, detrás de una
democracia a menudo se esconde algún grado de autoritarismo, tal como ocurre
en los modelos de liderazgo paternalista, sabelotodo y manipulador, en los cuales
el líder continúa sintiéndose superior a todos los demás y continúa controlando el
proceso de la toma de decisiones de una manera u otra. El concepto de liderazgo
democrático frecuentemente se limita al ámbito de liderazgo formal. De hecho,
para muchas personas la idea de liderazgo democrático no va mucho más allá de
permitir que los miembros tengan la oportunidad de votar por los que serán líderes
del grupo y darles la oportunidad de expresar sus opiniones, aunque éstas rara
vez se toman en cuenta.

Dado que la sinceridad del cliente implica muchas veces revelación de secretos;
secretos que incumben solamente al fuero íntimo de las personas o de sus
familiares, entonces es necesario que la revelación de dichos secretos queden
solamente en el conocimiento del abogado y que no podrán ser revelados bajo el
amparo del secreto profesional.
CONCLUSION

En resumen, podemos decir que el objetivo principal de este marco conceptual es


el de facilitar un proceso sistemático de aprendizaje acerca del liderazgo moral,
basado en la convicción de la nobleza esencial del ser humano, caracterizado por
un espíritu de servicio, implementado a través de desarrollar las capacidades que
permiten al individuo participar en los procesos de la transformación personal y
colectiva, guiado por una continua investigación y aplicación de la verdad y
fortalecido por la trascendencia, basada en un compromiso con principios eternos
y la claridad de visión.

El nuevo milenio ha transformado las prácticas de las organizaciones y con ello las
habilidades y características que el nuevo entorno empresarial demanda de los
líderes. A los líderes del Siglo 21 se les exige una preparación diferente para
poder atender las necesidades de las empresas modernas. Conocimiento de más
de un idioma, estudios universitarios, conocimientos de informática y capacidad de
comunicación son algunos de los aspectos a tener en cuenta para ser líderes
exitoso y competitivo.

El liderazgo es uno de los fenómenos más observados, pero al mismo tiempo, uno
de los menos comprendidos. Se confunde con autoridad, poder, status, fama, etc.
Aunque son muchos los aspectos que podemos analizar en base a las diferencias
del liderazgo nato e innato, en todos podemos apuntar hacia una misma realidad:
la esencia del liderazgo son los seguidores. En otras palabras, lo que hace que
una persona sea líder es la disposición de la gente a seguirla.
Este comprobado que la gente tiende a seguir a quienes le ofrece medios para la
satisfacción de sus deseos y necesidades. En definitiva, el liderazgo y la
motivación están estrechamente interrelacionados y siempre será primordial para
un líder apreciar lo que desea la gente y la razón de sus acciones.
El liderazgo es la habilidad que podemos adquirir cuando estamos dispuestos a
correr riesgos, cuando aprendemos a caminar, cuando estamos dispuesta.

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