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1. Sócrates:
El hombre y su pluridimensionalidad:
Hay veces que creemos que nosotros tenemos una manera de ser y juzgamos
a aquellos que se comportan diferentes con unas y otras personas. Lo que
pasa es que son dos cosas diferentes. Lo primero, consiste en que el hombre
tiene varias facetas en la vida, propias de sus relaciones sociales. Lo segundo
tiene que ver con lo que comúnmente se llama “ser doble”. Los actos y las
actividades, que realizan las personas, son manifestaciones de lo que quiere,
realiza y es el hombre mismo. A estas manifestaciones de ese núcleo de
conciencia profunda, la persona, las denominamos dimensiones de la vida
personal.
La vida humana total está orientada hacia el bien moral, que encierra la
perfección, la bondad en sumo grado. La conducta es buena o mala, mejor o
peor, según se acerque o se aleje de él. Toda la vida moral está definida por el
ideal o bien moral que la oriente. ¿Cuál es esa realidad transcendente, ese
ideal, ese bien último que sustenta todos los bienes inmediatos? Nosotros
creemos que es la vida personal.
Acción: para que una acción sea personalizadora debe promover la realización
del hombre en todas sus dimensiones. La acción plenamente humana debe
transformar la naturaleza, perfeccionar al agente, enriquecer el universo de
valores trascendentes, intensificar la comunicación humana y facilitar la
liberación. La razón humana está capacitada para descubrir nuevas formas de
perfección del ser en cualquier campo y nuevas leyes en la combinación de
fuerzas naturales. Con todo, la acción del hombre puede perfeccionarlo o
degradarlo.
Las ideas se encuentran más allá del espacio y del tiempo, y por eso, son
incorruptibles, al contrario que las cosas del mundo sensible, que son finitas,
temporales, cambiantes, sometidas a un proceso de generación y corrupción.
El conocimiento de los objetos físicos no puede ser, entonces, universal y
necesario, como el científico, sino simple opinión.
Sócrates dice a Glaucón que los prisioneros creen que aquello que observan
es el mundo real, sin darse cuenta de que son solo las apariencias de las
sombras de esos objetos.
El alma humana:
La metempsicosis:
La anamnesis:
La información obtenida de esta manera, junto con los datos revelados a partir
de un examen clínico, permiten al médico elaborar un diagnóstico y un
tratamiento. De hecho, durante la anamnesis en consulta médica se realiza una
exploración física cefalocaudal (iniciando desde la cabeza hacia los pies) que
consta de cuatro partes: una inspección u observación del paciente, palpación,
percusión (golpecitos en el estómago para ver si hay presencia de aire o de
agua) y auscultación con fonendoscopio o estetoscopio. Un psiquiatra aportará
además datos relevantes sobre la vida del paciente que puedan resultar
necesarios a la hora de diagnosticar una enfermedad mental y el psicólogo
debe ser capaz de recabar todos los datos que puede necesitar para empezar
a trabajar en el caso
3. Aristóteles:
Muchas son las semejanzas entre platón y Aristóteles, algo evidente, ya que
fue maestro de Aristóteles. su mayor diferencia se encuentra en la metafísica.
platón afirma que lo único que es real es lo inmutable, y únicamente concibe
como tal a las ideas. Define lo cambiante como algo no tan real como las ideas.
Aristóteles sin embargo su alternativa metafísica, hilemorfismo, dice que un
ente está formado por unas cualidades y una esencia. esto es, que Aristóteles
cree que un ente está formado por casualidades y por una esencia. Esto es,
que Aristóteles cree un ente está formado por casualidades y por una esencia
(ideas terrenales).
Otra diferencia se encuentra al hablar de las virtudes del alma. Platón propone
tres virtudes del alma. Platón propone tres virtudes, una para cada parte del
cuerpo; la prudencia de la razón, la fortaleza del ánimo la templanza de la
concupiscencia. practicando estas virtudes, se llegará a la justicia y a la
felicidad. Para él la justicia no es una virtud ética, sino un equilibrio entre sus
facultades. en cambio, Aristóteles considera la justicia como una virtud ética
(independiente), y entra en situaciones como la diferencia entre lo que es justo
por naturaleza y lo que es justo por ley.
La metafísica:
La Metafísica de Aristóteles fija el objeto de la “primera filosofía” como la
ciencia sobre los primeros principios y causas de todo lo existente, sobre el ser
en general, sobre la esencia, a diferencia de otras ciencias que estudian un ser
determinado, concreto. En esta obra, Aristóteles examina las concepciones
filosóficas de casi todos sus predecesores y en particular las de Platón,
sometiendo a una severa crítica la doctrina platónica de las ideas eternas e
inmutables que, según Platón, componen la esencia de las cosas y existen
independientemente de ellas. El desdoblamiento que hace Platón del mundo:
en el de las ideas suprasensibles, inmutables, y en el de las cosas sensibles,
es correctamente caracterizado por Aristóteles como una doctrina
inconsistente. Aristóteles demuestra, que el reconocimiento de sustancias
suprasensibles, inmutables, no puede explicar las causas del nacimiento y de
los cambios de las cosas sensibles: “Decir, pues, que las ideas son modelos y
todo lo demás les está implicado, significa pronunciar palabras huecas y
expresarse con metáforas poéticas”.
Causas:
Indagar todas las opiniones sobre esta materia, sería un trabajo bastante inútil;
y así nos limitaremos a las más conocidas y divulgadas, es decir, a las que al
parecer tienen alguna verdad y alguna razón.