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AL CIERRE DE 2022, EJECUCIÓN DE LA INVERSIÓN PÚBLICA EN GOBIERNOS LOCALES Y

REGIONALES SOLO LLEGÓ A UN 63% Y 67%, RESPECTIVAMENTE

En el caso de Puno, el Gobierno Regional y los locales dejaron de ejecutar S/ 543 millones en
inversión pública, monto suficiente para cubrir la brecha de establecimientos de salud del
primer nivel de atención del departamento.

Gobierno Nacional alcanzó un nivel de ejecución superior al 90%.

La ejecución del presupuesto para proyectos de inversión pública registró su mayor nivel
histórico en el 2022, al alcanzar los S/ 46,500 millones, un 19% por encima del resultado del
2021, según el reporte “Eficacia del Gasto Público”, elaborado por la Sociedad de Comercio
Exterior del Perú (ComexPerú). La cifra significó el 72% del presupuesto total.

Del monto ejecutado, S/ 16,838 millones correspondieron al Gobierno Nacional; S/ 20,504


millones, a los gobiernos locales; y S/ 9,247 millones a los gobiernos regionales. En todos los
casos, niveles récord en montos invertidos, refiere el estudio.

Pese a ello, solo el Gobierno Nacional alcanzó un nivel de ejecución de su presupuesto de


inversión pública superior al 90%. Mientras que, los gobiernos locales y regionales se
mantuvieron rezagados, al lograr niveles de ejecución del 63% y del 67%, respectivamente.

“Estas tasas de ejecución significaron que los gobiernos subnacionales dejaron de invertir S/
16,543 millones en proyectos públicos. La cifra es equivalente al 60% de la brecha de
infraestructura de alcantarillado sanitario del país o a 1.8 millones de peruanos con acceso a
agua y alcantarillado”, precisó ComexPerú.

EJECUCIÓN EN REGIONES Y MUNICIPIOS

A nivel de gobiernos regionales, seis departamentos superaron el 80% de ejecución de


inversión pública: Apurímac, con un 91%; Tacna, con un 88%; Loreto, con un 87%; Junín, con
un 84%; Cusco, con un 82%; y Madre de Dios, con un 81%. Las regiones con los niveles de
ejecución más bajos fueron Huánuco, con 32%; Cajamarca, con un 41%; Áncash, con un 45%;
y Tumbes, con un 48%.

El reporte señala además que los gobiernos regionales con mayores saldos sin ejecutar –más
allá de las tasas– fueron Cajamarca, con S/ 512 millones; Áncash, con S/ 507 millones; y Piura,
con S/ 476 millones.
En el caso de los gobiernos locales, ninguno superó el 80% de ejecución de sus presupuestos
de inversión pública. No obstante, entre los de mejor desempeño se ubicaron los municipios de
Loreto (76%), Apurímac (73%), Callao (73%), Tacna (73%) y Cusco (72%).

RECURSOS MINEROS Y RECAUDACIÓN TRIBUTARIA EN PUNO

Según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Puno fue el octavo departamento
que recibió más recursos generados por la minería en el 2022, con S/ 429 millones. Este monto
–que fue mayor en 206% frente al del 2021– significó la transferencia de recursos más alta de
la historia del departamento proveniente de la minería.

De otro lado, de acuerdo con la Sunat, entre enero y noviembre del 2022, se recaudaron S/ 383
millones en tributos internos en Puno. De este monto, el 54.3% corresponde al impuesto a la
renta (S/ 208 millones); el 34.9% proviene del impuesto a la producción y consumo (S/ 134
millones); y el 10.8% restante corresponde a otros ingresos (S/ 42 millones).

EMPEZAMOS LA SEGUNDA MITAD DE 2023 CON MÁS DEL 70% DEL PRESUPUESTO PARA
INVERSIÓN PÚBLICA AÚN SIN EJECUTAR

Acabada ya la primera mitad de 2023, los resultados de la inversión pública aún dejan mucho
qué desear. Si bien es cierto que se han invertido S/ 18,132 millones hasta junio de este año,
según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), y que ello es un 15.4% más con
respecto a similar periodo de 2022, la realidad es que este monto representa solamente un
28.4% de todo el presupuesto. Es decir, empezamos la segunda parte del año con más del
70% del dinero que existe para construir carreteras, escuelas, postas médicas, defensas
ribereñas, conexiones de desagüe, etc., sin haber sido usado.

Particularmente, los Gobiernos subnacionales la están teniendo difícil para invertir en sectores
clave para el bienestar de los ciudadanos. Si tomamos educación, salud, saneamiento y
transporte, los datos del MEF muestran que el porcentaje de ejecución de los Gobiernos
locales y regionales es igual o más bajo que el promedio nacional. Algunos casos son
alarmantes: en salud, hay ocho Gobiernos regionales con menos del 10% de avance respecto
a su presupuesto; en saneamiento, las municipalidades de Huánuco y Madre de Dios, dos de
los departamentos con menores tasas de cobertura de red de saneamiento público, según el
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)[1], solo han ejecutado un 7% y un 8.2%,
respectivamente; el GORE Áncash, que posee el mayor presupuesto para educación, es el que
cuenta con la menor ejecución en dicho sector, tan solo un 2.2%; entre otros.
Dicho lo anterior, quizás lo más preocupante sobre los Gobiernos subnacionales es que lo que
han avanzado respecto de las obras bajo su responsabilidad, al sexto mes de 2023, es
mayoritariamente bajo. ¿Qué queremos decir con esto? Los siguientes gráficos muestran a los
proyectos correspondientes a cada nivel de gobierno divididos en dos grupos, los que tienen
ejecución nula de su presupuesto asignado para el año (0%) y los que ya cuentan con algún
nivel de ejecución, por cada mes de enero a junio[2]. En enero, casi ningún proyecto registra
algún gasto, algo lógico si se considera el comienzo del año, mientras que cuanto más tiempo
pasa son más los proyectos que sí se encuentran en ejecución. O, al menos, eso sería lo ideal.
Sin embargo, lo que se observa en la realidad es que, a junio, casi la mitad de los proyectos a
cargo de Gobiernos regionales y municipalidades aún posee un avance nulo.

Si ajustamos un poco la división para considerar proyectos por encima del 10% de avance, los
resultados empeoran considerablemente. A junio, menos del 40% de los proyectos de los
Gobiernos regionales superan dicho umbral, mientras que en el caso de las municipalidades es
de aproximadamente un 44%. En otras palabras, al cerrar la mitad de 2023, la mayoría de las
obras en los Gobiernos subnacionales o no ha gastado algo de su presupuesto o no supera el
10%.

La situación descrita es muy negativa, aunque no debería extrañarnos. La administración de


proyectos públicos suele ser la gran debilidad de los Gobiernos subnacionales. Por un lado,
estos no tienen el nivel de especialización necesario para manejar las diferentes áreas de su
cartera. Esto se ha visto, por ejemplo, con el gasto en prevención de desastres. Los
conocimientos técnicos relacionados con esta temática, como la ubicación de cuencas hídricas
o zonas con mayor riesgo, son particulares de instituciones de gama nacional, y no están
presentes (y si lo están, no a tal nivel de detalle) en las municipalidades o Gobiernos
regionales.

Por otro lado, ya hemos señalado que la cantidad de obras a cargo de estas instituciones
puede sobrepasar sus capacidades (sujetas a su vez a un personal limitado, contar o no con
una oficina de gestión de proyectos, recibir proyectos nuevos constantemente, entre otros
factores), al punto de que es necesario elegir qué obras cumplirán su presupuesto programado
en el año y cuáles serán “dejadas de lado”[3]. Esto significa que las autoridades no pueden
enfocar todos sus recursos y esfuerzos en cada proyecto a la vez, por lo que, inevitablemente,
el porcentaje de ejecución acaba lejos del 100%.
La suma de ambos factores hace que exista una gran diferencia entre lo que se espera de las
autoridades subnacionales y lo que en verdad pueden hacer. He ahí el gran dilema que debe
resolver el Estado. No se trata de transferir más dinero, sino de mejorar lo que hacen los
Gobiernos regionales y las municipalidades con lo que ya tienen. Dar capacitaciones y
asistencia técnica continua, como las que se vienen brindando a través del programa Con
Punche Perú, es una intervención correcta, pero necesita estar unida a mejoras demostrables
en el tiempo. Por ejemplo, sería bueno ver cómo se encuentran los gráficos al finalizar el año;
cuántos proyectos pueden las municipalidades llevar a cabo con, al menos, el 50%; o si, de una
lista de proyectos priorizados, los Gobiernos regionales pueden culminarlas al 100%. Esto con
el fin de trabajar el siguiente año en función de esos resultados.

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