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UNIVERSIDAD DEL NORTE

INSTITUTO DE ESTUDIOS ECONÓMICOS DEL CARIBE (IEEC)


Programa de Ciencia Política
FINANZAS PÚBLICAS (FIN 4032)
Profesor: JAIRO PARADA CORRALES, PhD.
Taller   # 1
Angelly Rivera

1. De acuerdo con el informe de la ANIF (2020), la aprobación del Presupuesto


General de Nación (PGN) se radicó por un total de $314 billones (27,7% del PIB de 2021),
un incremento del 19,2% con respecto al 2020, donde el PGN representó $264 billones
(26% del PIB de 2020). Este PGN es el más alto en la historia del país. 

Los principales rubros del PGN se cedieron: a) gastos de funcionamiento, b) deuda


y c) inversión. 

Con respecto al primero, los gastos de funcionamiento se guiaron por el criterio de


austeridad, por lo tanto, el Gobierno espera cumplir con sus metas fiscales sin tener
posibles consecuencias para la inversión. Aunque este rubro pasó de representar el 16,4% al
16,3% del PIB, reduciendo 0,1 pps (ANIF, 2020; Portafolio, 2020). 

En segundo lugar, la inversión tuvo una asignación alta en comparación con los
presupuestos anuales anteriores. Esto quizás explica que los programas de acción
estipulados en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, “Pacto por Colombia, Pacto por
la Equidad”, programas que, además, apostaban a la inversión social y la disminución de la
inequidad, no habían sido asignados en los presupuestos (ANIF, 2020).

De igual forma, la crisis económica generada por la pandemia ocasionada por el


coronavirus presentó desafíos fiscales al país que serán enfrentados con el plan de
reactivación económica para el 2021, donde se espera destinar un rubro a la generación de
empleo y oportunidades de desarrollo económico (ANIF, 2020). De acuerdo con el DNP
(2021), la aprobación de este plan contará con la inversión de $135 billones, un trabajo en
conjunto con el sector privado. Su ejecución espera general dos millones de empleos,
rescatar el crecimiento de la economía y garantizar la vacunación de 35 millones de
colombianos. De este rubro, $669.894 millones serán destinados para detener y mitigar el
incremento de la pobreza y vulnerabilidad económica de las familias debilitadas por la
COVID-19. $662.190 millones serán para contener la destrucción de empleos. $2.2 billones
irán a la recuperación del sector productivo. $307.727 millones serán para el
fortalecimiento institucional y la articulación de los instrumentos necesarios para la política
económica y social. El impulso al desarrollo digital tendrá $1.067 millones. 

Este plan de inversión representa el 12,5% del PIB del país, distribuido por sectores
como se muestra en el gráfico 1. Lo que podemos observar es que, la mayoría del
presupuesto será dirigido al sector del transporte. Esto puede explicarse, pues el gobierno
busca financiar 27 proyectos viales en 23 departamentos del país, buscando intervenir 400
kilómetros. Igualmente, la aceleración por los proyectos de la primera línea del Metro de
Bogotá. la Troncal del Magdalena y la nueva malla vial de Cali. El sector en el que menos
se invertirá será en los programas sociales, como el Ingreso Solidario, donde se destinarán
$4,4 billones, equivalentes al 3,3% de este plan de acción (DNP, 2021).

Fuente: datos obtenidos por el reporte realizado por el Departamento Nacional de


Planeación (2021)

De acuerdo con el director de Portafolio, Francisco Miranda (2021), la ejecución de


este plan (que se extiende hasta el 2026) será crucial para el cuarto y último año de la
administración Duque. Su impacto dependerá de cumplir las metas propuestas para la
vacunación y la reactivación económica, donde, a propósito, el 40% de sus iniciativas estén
en algún grado de ejecución después de seis meses. 

En tercer lugar, para el pago de la deuda se destinó $75,9 billones, es decir, 6,7%
del PIB de 2021. Esto significa un incremento del 41,6% de cara a los 53.6 billones de
2020. El aumento puede explicarse debido al aumento de la deuda externa, que creció un
77,4% al adquirir compromisos con organismos multilaterales dispuestos para atender la
pandemia. Igualmente, la deuda sostuvo un incremento por la fuerte devaluación del peso
durante el 2020. La Tasa Representativa del Mercado (TRM) bajaría de $3.960 a $3.747 en
el 2021, lo que quiere decir que, la devaluación promedio de 2020 estaría cercana al 20%
anual, por lo tanto, se incrementa la deuda. 

A propósito del pago de la deuda, es importante mencionar que la deuda externa


del país obtuvo un máximo histórico en noviembre de 2020, donde representó el 54,8% del
PIB. La cifra aumentó un 7,1% con respecto a noviembre del 2019, es decir, pasó de
US$138.030 millones en 2019 a US$147.822 millones en el 2020 (Portafolio, 2021). 

Ahora bien, desde el inicio de la pandemia, el manejo de los recursos públicos desde
inicios de la pandemia refleja la poca transparencia del gobierno para cubrir las necesidades
de la ciudadanía. De acuerdo con el Observatorio Fiscal de la Universidad de la Javeriana
(2020) el gobierno declaró que el 11% del PIB estuvo destinado a manejar la pandemia
durante el 2020. No obstante, se observó que los contratos firmados por el Ministerio de
Hacienda y demás entidades correspondieron apenas a un 0.25% del PIB. De igual manera,
el subsidio a la nómina para empresarios en el país fue negligente, haciendo que más de 4.8
millones de trabajadores perdieran su empleo. 

Ante este panorama tan desalentador, el gobierno aprobó el PGN, como se desglosó
con anterioridad, por $314 billones, con una mínima parte dirigida a la reducción de la
pobreza y la crisis monetaria de las poblaciones más vulnerables del país. El Observatorio
Fiscal de la Universidad Javeriana (2020) argumenta que la falta de transparencia en la
discusión de este plan es clave para entender este PGN: no se pudieron acceder a las
transmisiones de ponentes o las reuniones de trabajo; el plan no tiene claridad en los
detalles de cómo se pretende implementar este plan; no se habla de programas puntuales ni
planes de gasto. Si bien, esperan financiarlo por medio de los ingresos corriente de la
nación, fondos especiales y rentas parafiscales, deuda interna y externa, la enajenación de
activos -que además no han sido detallados-, la reforma fiscal será casi que inevitable. 

Así concuerda Portafolio (2021), pues, el déficit fiscal del Gobierno Nacional
Central (GNC) será de $90 billones, es decir, un 8,3% del PIB. Esto quiere decir que, él
dèficit sería $32 billones mayor que el que tiene previsto el Marco Fiscal de Mediano Plazo
(MFMP). Los gastos del GNC aumentarían significativamente por los pobres recaudos de
las utilidades de las empresas, con un 23,5% del PIB del 2021. 

Si bien encontramos el presupuesto más robusto en la historia de Colombia,


podemos decir que su crecimiento es inercial y con la reapertura de la economía, los
sectores más afectados por la pandemia como el comercio, transporte y turismo contribuyan
con el crecimiento del empleo formal y la recuperación de los ingresos de las familias
colombianas. Efectivamente, es un plan para retomar la difícil situación fiscal que se
presentó durante el año pasado y proyectar nuevamente la economía colombiana. 

2. El proceso de privatización en Colombia inició para comienzos de los 90, cuando


las administraciones neoliberales, que decidieron ceder espacios para las empresas privadas
en la prestación de servicios públicos. Hoy quedan muy pocas empresas dirigidas por el
Estado: los bancos públicos fueron privatizados, la salud, empresas de servicios públicos y
de telecomunicaciones también compartieron ese mismo destino. Las privatizaciones
parecen indicar el fracaso estatal por coordinar y manejar la prestación de servicios
públicos.

Para Collazos y Ochoa (2005) la privatización puede ser consecuencia del mal
manejo de los recursos públicos, de la ineficiencia para promover la eficiencia en la
producción, trayendo como consecuencia que la mayor parte de las empresas pertenecieran
a mercados de estructura monopolística. De igual forma, encontraron, por un lado, que las
elites gubernamentales aprovechaban las empresas estatales para hacer favores políticos,
promoviendo escándalos de corrupción. Por otro lado, para el Estado no era prioridad
mantener el ritmo de crecimiento tecnológico, por lo que no existía competitividad a nivel
internacional para sus empresas. 
Por esta razón, a primera vista, parece claro que, ante la ineficiencia del estado por
manejar una empresa, Colombia se vea obligada a enajenar sus activos o sus acciones de
propiedad estatal a propiedades privadas. Entre sus beneficios está el cubrimiento de los
déficits fiscales y una mayor rentabilidad en los recursos del gasto corriente de la nación
(Portafolio, 2019). No obstante, el proceso de privatización tiene un gran desafío: la
regulación. De acuerdo con la organización Nueva Sociedad (2007), una correcta y
eficiente regulación puede prevenir los incumplimientos en contratos de concesión, además,
pueden alcanzar un espectro más amplio de consumidores, especialmente aquellos más
pobres. Igualmente, una correcta regulación cuenta con la interferencia y manejo político
para que las empresas puedan competir y responder a los sistemas de incentivos. 

Si bien, la privatización, bajo su correcta regulación, puede ser muy beneficiosa


para el estado colombiano, y que, en su momento, parecía la mejor solución a la crisis
económica, lo cierto es que, lo más importante será la voluntad y claridad política por
justificar la privatización de las empresas públicas (Zuleta, 2019), las cuales podrían estar a
su disposición para manejar y ofrecer servicios públicos, como puede ser el caso de ISA.

Siguiendo el plan de enajenaciones -del cual realmente no existe claridad por parte
del Ministerio de Hacienda y la administración Duque-, el gobierno recibió propuestas para
la venta de ISA con propuestas por parte del Grupo Energía Bogotá (GEB), Ecopetrol y
Empresas Públicas de Medellín (EPM). No obstante, el Ministerio de Hacienda y Ecopetrol
anunciaron la oferta no vinculante en la transacción por ISA.

Para Portafolio (2021) surgen dudas sobre esta negociación: ¿cuál será su enfoque
de desarrollo estratégico? Si bien ambas compañías trabajan en el sector energético, ambas
lo hacen desde enfoques distintos. ¿Habrá respeto por la autonomía de ISA? La compañía
es conocida por sus rigurosas normas y su estricto gobierno corporativo. ¿Podrán ambas
empresas mantener sus niveles de eficiencia? A todas luces, la venta de ISA se puede
considerar como una medida urgente en el marco de los desafíos fiscales que tiene el país
después de un año de recesión por la pandemia del coronavirus. 

3.
a) Sobre las emergencias económicas durante la pandemia: mediante el
decreto 637 de 2020, del 6 de mayo de 2020, el gobierno nacional declaró el Estado
de Emergencia Económica, Social y Ecológica en todo el territorio nacional, en su
momento, por 30 días calendario. Esta declaración permite que los decretos
destinados a mitigar la crisis se hagan con fuerza de ley. Hasta el momento, la
medida se extendió hasta el 31 de mayo del 2021 (Portafolio, 2021). Por lo tanto, ya
no estamos hablando de la necesidad de dos emergencias económicas - la primera
en mayo de 2020 y la segunda en agosto de 2020 -, pero de una tercera emergencia
económica. La segunda emergencia sanitaria, tenía como propósito promover la
conectividad del teletrabajo, los procesos de insolvencia para flexibilizar créditos,
brindar auxilios económicos para la población cesante, el arrendamiento de locales
comerciales, y, además, dar alivios para pequeñas y medianas empresas (Castañeda,
2020). 

Sin embargo, para Gonzáles (2020) y Portafolio (2021) la necesidad de una


tercera emergencia económica es inevitable: las micro, pequeñas y medianas
empresas aún se encuentran en la incertidumbre; hay un sobreendeudamiento de los
empresarios, pues asegura que sus ingresos han disminuido de más del 50%, por lo
que solicitan la financiación de la tasa de interés de créditos. Igualmente, muchas
empresas, especialmente las microempresas, que no pudieron acogerse a la Ley de
Insolvencia han cerrado. Esto evidencia la diferencia sustancial entre lo positivo y
lo normativo. Aunque se brindaron medidas legislativas para salvaguardar todo tipo
de empresas, lo positivo evidencia una pobre eficacia y eficiencia de las políticas
fiscales y económicas en el margen de la emergencia. 

Para Portafolio (2021), las razones de una tercera emergencia sanitaria,


frente a la segunda ola, será, no solo por los bajos controles de bioseguridad que se
reflejaron durante los altos indicadores de contagio, pero también la afectación que
continúan enfrentando varios sectores económicos. 

En este sentido, la recuperación del sector productivo también deberá incluir


paquetes normativos, pues se encuentra gravemente afectada. De acuerdo con el
comunicado de prensa presentado por el DANE (2021), durante enero de 2021, la
tasa de desempleo fue del 17,3%, un aumento de 4.3 pps frente a los resultados de
enero de 2020. De igual forma, la población ocupada fueron 20.2 millones, frente a
las 21.5 millones de población de ocupados durante enero de 2020, es decir, con una
disminución de -7,3%. 

Las prioridades del gobierno deben ser un cumplimiento para la generación


de empleo y socorrer la micro, pequeña y mediana empresa. Especialmente, porque
el proceso de vacunación será a largo plazo, y aún estamos en la pandemia, los
esfuerzos deben seguir efectuándose durante este año, con el fin de prevenir la
pérdida del tejido empresarial.  

b) Sobre la Regla Fiscal y las proyecciones fiscales para el país después


del 2020: mediante el Acto Legislativo 03 de 2011, se integró en la Constitución
Política el Principio de Sostenibilidad Fiscal. En el art. 334, el marco de
sostenibilidad fiscal se aplicará para alcanzar, de manera progresiva, el estado social
de derecho. El marco normativo asegura que de esta forma el estado “intervendrá
para dar pleno empleo a los recursos humanos y asegurar, de manera progresiva,
que todas las personas, en particular las de menores ingresos, tengan acceso efectivo
al conjunto de los bienes y servicios básicos. También para promover la
productividad y competitividad y el desarrollo armónico de las regiones”. 

De acuerdo con Aguilera (2014) este mecanismo está previsto para


garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas a largo plazo, además de brindar
estabilidad macroeconómica del país. Esta determinación del gasto promueve el
interés general sobre el particular. 

No obstante, se le otorgó al Ministerio de Hacienda y a la Procuraduría


General de la Nación el trámite obligatorio para solicitud de un Incidente de
Impacto Fiscal (art. 334). Por un lado, encontramos que esto es perjudicial para el
principio constitucional de la separación de poderes, pues las decisiones tomadas
desde la rama judicial pueden ser modificadas por autoridades ajenas a la estructura
judicial del país. Por otro lado, la valoración de derechos fundamentales si bien en
el marco normativo debe hacerse desde principios de justicia material, pues se
enfrentan a cierta disyuntiva entre la inseguridad jurídica y la operación efectiva del
presupuesto, lo positivo evidencia que las decisiones fiscales se están haciendo
desde términos económicos y presupuestales, no respetando los principios
obligatorios y de cumplimiento que caracterizan al Estado Social de Derecho
(Aguilera, 2014; Guerrero, 2012). 

Ahora bien, con respecto a los desafíos que enfrenta el país en materia fiscal
de cara a la emergencia ocasionada por la COVID-19, Fedesarrollo (2018) en un
análisis de la sostenibilidad de las finanzas públicas del país, acierta que a menos
que existan reformas estructurales que reduzcan el gasto, el déficit fiscal podría
supera el 3,6% del PIB en 2022. No obstante, este estudio no esperaba la crisis
fiscal que podría surgir de una pandemia y el Ministerio de Hacienda en un
comunicado de prensa emitido en junio 26 de 2020, asegura que el déficit fiscal
incrementó a un 8,2% del PIB en 2020, y prevé una caída del 5,1% del PIB durante
el 2021. Durante el 2020 y el 2021 se decidió suspender la regla fiscal, dada la
naturaleza del choque por la propagación del COVID-19, que incluyó medidas
como el aislamiento preventivo y la creciente incertidumbre del mercado
internacional. 

Las proyecciones macroeconómicas para el 2021, es de inquietud,


especialmente por el desconocimiento en la duración y profundidad que pueda
generar la COVID-19 al tejido empresarial, las relaciones laborales y el sistema
financiero. Si bien, se espera que el retorno de las actividades económicas y las
medidas conciliadas en el PGN, se recuperar el déficit del GNC, lo cierto es que las
proyecciones siguen siendo altas (5,1%). Por lo pronto, observamos un crecimiento
lento que depende mucho del comportamiento de este virus y una economía para
2022 que regrese a la Regla Fiscal, coordinando el incremento de los ingresos y la
reducción de los gastos, esperando una apertura gradual de la inversión pública
(Ministerio de Hacienda, 2020).

c) Sobre el impuesto a las bolsas plásticas: La producción, distribución,


uso y consumo de las bolsas plásticas es un problema ambiental de carácter global.
De acuerdo con Castilla (2018) en el mundo se pueden consumir entre 500 billones
y un trillón anualmente, donde menos del 1% se recicla. Su consumo indiscriminado
y disposición a diferentes ecosistemas pone en peligro las especies. Para Hurtado y
Montalvo (2019), la introducción del Impuesto Nacional al Consumo de Bolsas
Plástica busca reducir el uso desmesurado de dicho material, además de concientizar
a la población del uso y consumo de las bolsas plásticas. Por lo tanto, se puede
considerar que este impuesto verde cumple como tributo extrafiscal, es decir, busca
principalmente influir en el comportamiento de las personas, y no en adquirir dinero
para cubrir el gasto público. 

Portafolio (2019) revela que, para diciembre de 2018, Colombia logró


reducir el uso de bolsas plásticas en un 53%, en comparación con la media anual.
Dado el gran éxito de este impuesto, para el 2020, se proyectaba el total reemplazo,
no solo de las bolsas plásticas, sino de otros productos de plástico de un solo uso,
como pitillos, cubiertos, platos, en el país. No obstante, dicho proyecto de ley
todavía está en espera de ser discutido en el legislativo. 

Con respecto a la relación entre positivo y normativo de esta ley, podemos


concluir que se cumplen los principios de esta política pública: la reducción del
consumo de la bolsa plástica, por bolsas reutilizables o biodegradables. El siguiente
paso será la total reducción de producción y consumo de los plásticos de un solo
uso, por opciones más medios amigables. Por lo tanto, será necesario la innovación
desde el sector Medio Ambiental.

d) Sobre el “impuesto verde” a la gasolina: Mediante la Ley 1819 de


2016, o la Reforma Tributaria Estructural, se estableció el Impuesto Nacional al
Carbono, donde se incluye los combustibles fósiles como la gasolina. La tarifa para
el 2021, de acuerdo con la resolución 000007 entregada por la DIAN (2021) será
para gasolina corriente de $555.05 por galón y el de gasolina extra será de
$1.053,47 por galón.

Los antecedentes a ley corresponden a los compromisos internacionales


adquiridos por Colombia, como el Protocolo de Kioto o el Acuerdo de París. Este
“impuesto verde” busca desincentivar el uso de los combustibles fósiles e incentivar
el uso de tecnologías más eficientes con el medio ambiente. Esta legislación
buscaba destinar los recursos de impuestos al manejo de la erosión costera, la
conservación de fuentes hídrica y a la protección de los ecosistemas en el país.

De cara a la pandemia ocasionada por la COVID-19, la Asociación


Colombiana del Petróleo (2020), aseguró que la demandas de gasolina desde que
iniciaron las medidas de aislamiento preventivo en marzo de 2020, cayeron en un
70%, en consecuencia, se estimó que la reducción en el recaudo de impuestos
nacionales a la gasolina y el ACPM (IVA, impuesto nacional e impuesto al carbono)
será del 50%, es decir que al gobierno no le estarán llegando 900 mil millones, con
respecto a lo ocurrido durante el 2019.

Con respecto al impacto positivo del impuesto encontramos que no hay


inversión en la protección del medio ambiente. Ortiz (2020) asegura que la
Dirección de Impuestos y Aduanas Nacional (DIAN) habría recaudado más de un
billón de pesos del impuesto al carbono para el 2020. No obstante, la deforestación
en la Amazonía colombiana creció el doble en comparación con el 20219. Un
análisis normativo de la recaudación de este impuesto nos muestra que la DIAN
debe destinar el dinero recaudado al Ministerio de de Hacienda para que este sea
incluido en el PGN, específicamente al Fondo Colombia en Paz, donde se
desarrollan los planes para el posconflicto. El dinero será dividido así: 70% para
sostenibilidad ambiental, 25% para reducción de deforestación y erosión costera, y
5% para las áreas protegidas, como los parques nacionales.

La realidad empírica es muy distinta. No solo el presupuesto para el sector


de Ambiente y Desarrollo Sostenible durante el 2021 fue de un -12%, siendo uno de
los sectores más desfavorecidos para la agenda gubernamental nacional, sino que,
además, después de cuatro años desde la creación del Impuesto Nacional al Carbono
y demás combustibles fósiles, no se observa que ningún proyecto haya logrado la
reducción de los Gases de Efecto Invernadero (GEI). Igualmente, solo el 10% del
15% del impuesto al Carbono está siendo asignado al Pacto Región Amazonia. San
Andrés se encuentra en una emergencia sanitaria por la acumulación de basuras,
debido al aumento población y de las actividades del turismo. Tan solo el 1,2% de
los vehículos nuevos registrados durante el 2019 trabajan con tecnologías híbridas
eléctricas. El desmantelamiento de minas tradicionales que utilizan mercurio y otras
sustancias que afectan gravemente el medio ambiente y la salud pública fue de
3.755 minas durante el 2019 (Contraloría General de la República, 2020).

Lo anterior demuestra una gran brecha entre lo normativo y positivo de esta


norma, que parece, además, quedarse corta en la rendición de cuentas por la
diversidad de autores que se involucran en la recaudación y distribución del dinero.

5. Misión Musgrave: El inicio de la década de los 70 se caracterizó por los altos


precios internacionales del café, que se reflejaron en el alza de las reservas netas del Banco
de la República. Esto llevó que los ingresos de los años setenta se desarrollara una
expansión monetaria, dada la excesiva cifra de reservas, la acumulación del financiamiento
del déficit fiscal y el aumento del crédito institucional y extrainstitucional. La introducción
de la reforma tributaria en 1974 se realiza bajo las recomendaciones de Musgrave, bajo el
presupuesto que existía un desbalance en la estructura tributaria, como lo fue el impuesto a
las ventas, a la gasolina, al régimen arancelario o el marco de aduanas. Bajo la Misión
Musgrave se propuso el desmantelamiento de elementos de progresividad en el régimen de
exenciones personales del impuesto sobre la renta. Al tiempo que se aspiraba aumentar el
gasto público y mitigar el déficit fiscal. Por esta razón, el gobierno estableció en medio de
la emergencia económica, donde la inflación ascendía a un 25%, la Ley 4 de 1973, que
inició las excepciones personales del impuesto sobre la renta y estableció un régimen de
presunción universal de renta mínima en relación con el valor del patrimonio neto. La
mayor crítica que se le hizo a esta reforma fue la eliminación de excepciones como las
ganancias de capital, además de no otorgar incentivos al sector industrial y de mantener la
doble tributación (Alviar y Rojas, 1985; González y Calderón, 2002).

Misión Wiesner Bird: la década de los 80 también fue preocupante para la


economía colombiana, donde el crecimiento económico se desaceleró debido a la crisis
mundial que contrajo las exportaciones del café y estropeo los términos de intercambio de
manera drástica (de un 4% en 1980 a un 0,9% en 1982) (González y Calderón, 2002). La
misión de Finanzas Públicas de Wiesner señalaba que existía una asimetría entre la fuente y
el destino de los recursos públicos, una debilidad del estado centralista, que no favorece
transferencias flexibles y eficientes para el gasto. Para Wiesner es más efectivo la
evaluación de los resultados que a los procesos; a la demanda más que la oferta (González,
2006).

Misión del Gasto de los 90s: con el propósito de acelerar la apertura económica, la
administración Gaviria introdujo la Ley 49 en 1990, la cual pretendía incentivar “el
desarrollo del mercado de capitales, reactivando el ahorro y la inversión de la economía”.
Igualmente, aspiraba remediar la disminución de los ingresos del gobierno, debido a la
disminución de las tasas arancelarias. La reforma también incluyó la amnistía para la
repatriación de capitales en el exterior, esperando incrementar la inversión y el ahorro en el
país. No obstante, fue esta misma amnistía la que permite la repatriación de ingresos del
(González y Calderón, 2002). A diferencia de la misión Musgrave, esta misión si
contempló eliminar la doble tributación y dar alivios tributarios para importar bienes de
capital.

Misión del Gasto 2017: durante el 2017 se registró el PIB más bajo, desde la crisis
del 2009 (con un crecimiento de apenas 1,8%) se recomendó en materia de presupuesto y
regalías, que se integren las necesidades de inversión nacional y regional, como las regalías,
las cuales deben someterse a una revisión para lograr el apoyo local de mineros y
petroleros. De manera general, busca “unificar el proceso presupuestal de funcionamiento e
inversión en una sola entidad” (Portafolio, 2017).

A la luz de este análisis podemos evidenciar a grandes rasgos diferencias


sustanciales en cada reforma. En primer lugar, cada una responde a una realidad contextual
diferente, si bien, todas buscan responder efectivamente al déficit fiscal. La Misión
Musgrave se encuentra en un margen donde las altas tasas de reserva entorpecieron la
financiación del déficit fiscal. La Misión de Weisner Bird fue ocasionada por un caso
contrario, donde la contracción de los precios del café afectó gravemente las transacciones
con el exterior, por lo que era necesario una descentralización del poder, para poder tomar
decisiones de manera más rápida y efectiva. Evidenciamos que, en ambas misiones, el café
fue el principal incentivo para buscar una reforma tributaria.
En segundo lugar, y como ya se mencionó, la misión de los 90, a diferencia de la
misión Musgrave, eliminó la doble tributación y dio alivios tributarios para importar bienes
de capital a los sectores industriales. En este caso, la misión de los 90 buscaba entrar en el
mercado internacional, por medio de la neoliberalización del mercado. La misión del 2017,
en cambio, se enmarca después de una grave crisis petrolera del 2009, por lo sus principales
recomendaciones se dirigieron a controlar e intervenir en las regalías que brinda el sector
petrolero al país.

6. Para Colombia, las crisis económicas ocurridas durante el 2007 y 2008, tuvieron,
y siguen teniendo, un impacto importante en las finanzas del país. No obstante, desde la
administración de Gaviria, las prácticas neoliberales entraron para quedarse en la agenda
gubernamental. La crisis por la COVID-19 demostró precisamente la influencia del
neoliberalismo en el país, donde para evitar la autoliquidación, se eligió continuar con la
producción y con la apertura de los sectores económicos, aunque el costo fuera el aumento
de contagios.

Al revisar el PGN de 2021 observamos la influencia del neoliberalismo en el énfasis


que la administración Duque le da al mantenimiento del tejido empresarial y los empleos.
Lo importante será como el gobierno de Duque logrará cumplir todos los objetivos que no
pudo cumplir durante los picos más graves de la pandemia, mientras simultáneamente
inicia el proceso de vacunación y la tasa de muertes por la COVID-19 baja.

7.

NIVEL NACIONAL
NIVEL DEPARTAMENTAL
NIVEL MUNICIPAL

8.

Para Pareto, la eficiencia de toda economía depende del bienestar de cada individuo,
no del bien general. Parte de dos teoremas fundamentales:

1) Toda economía competitiva es eficiente en el sentido de Pareto.


2) Toda asignación de los recursos eficiente en el sentido de Pareto puede
alcanzarse por medio de un mecanismo de mercado competitivo con la debida
redistribución inicial.

De manera general, el primer teorema de Pareto se refiere a adoptar los ideales


clásicos de la economía del “laissez faire”, o el “dejar hacer”. En pocas palabras, el mejor
gobierno es el que menos interviene en la economía. Encontramos también, que dicha
economía de bienestar, poco se refiere a lo que conocemos hoy en día como “bienestar” de
todos, y en cambio, si una parte de la población posee todos los bienes y la otra no tiene
ninguno, Pareto puedo considerarlo como una distribución eficiente. El segundo teorema,
concuerda que, si bien una distribución de los recursos en el sentido de Pareto puede ser
desigualitaria, si se opera a través del mercado, puede considerarse una correcta
redistribución.

Las repercusiones en las políticas públicas de este teorema son que si la distribución
inicial es injusta, puede llegar a mejorar su situación, si deja que el mercado sea el
operador.

 ¿Cuáles son sus limitaciones? Explique y fundamente su respuesta.

Las limitaciones de este teorema es que distan mucho de como funciona la realidad
económica y política de la toma de decisiones en materia de política pública. Para
Pareto un mercado eficiente debe estar alejado de los juicios de valor, pues, decimos
que alguien gana o pierde en la distribución de los recursos. Dicha decisión ya tiene
implicaciones axiológicas. Igualmente, la misma relación que establece entre
eficiencia y equidad denota los juicios que deben los gobiernos para considerar lo
que es equitativo o justo.

 ¿Qué tiene que ver el principio de una asignación Pareto eficiente con la
equidad? ¿Es posible tener políticas públicas más eficientes y a la vez más
equitativas? ¿cuándo sí o cuando no? Elabore. ¿Hay diferencias entre la
equidad y la igualdad?
Hablamos de eficiencia cuando nos referimos a la capacidad que tiene el estado para
cumplir sus objetivos en el menor tiempo y cantidad de recursos posibles. La
equidad se refiere a darle a las personas igualdad de oportunidades para lograr el
disfrute de sus derechos. Se diferencia de la igualdad, porque, la equidad busca
darles las oportunidades a las poblaciones más vulnerables. En este sentido,
observamos en el gráfico 2, la curva de equidad y eficiencia. En esta, cuando se
encuentra en su punto más alto verticalmente, es decir, siendo más equitativo, es
cuando las medidas resultan menos efectivas. De forma contraria pasa cuando los
gobiernos son más eficientes, pues, resultan ser medidas menos equitativas. Para
lograr políticas públicas más eficientes y a la vez más equitativas, desde el teorema
de Pareto, es mejorar la eficiencia, sin perjudicar a ningún pobre.

 ¿Cómo hacemos en políticas públicas para aplicar algo tan abstracto como el
óptimo de Pareto? ¿Sirve de algo? 
Si nos referimos a políticas públicas no es posible hablar del óptimo de Pareto, pues
se requiere cumplir con la eficiencia en el consumo y la producción, es decir, no es
posible que un individuo esté satisfecho sino se empeora a los demás. Lo mismo
ocurre con la producción: no es posible aumentar la producción de una empresa a
menos que se disminuya la producción de la otra. En este caso, iríamos en contravía
del propósito de las políticas públicas que es mejorar la situación de la mayor
cantidad de personas, de manera eficaz y eficiente, es decir, cumpliendo las metas
con los recursos y tiempo menos posibles.
 Aplíquelo para este caso: Después de pagar sus costos, un capitán de barco
pesquero distribuye el excedente de la pesca entre el propietario y su
tripulación. El propietario recibe el 50%, el capitán el 30%, y el resto se
distribuye en la tripulación según los cargos y status. ¿Es esta distribución
Pareto-eficiente? ¿Es equitativa?
En términos de Pareto, sí, como se explicó con anterioridad, este ejemplo cumple
con los óptimos de Pareto de distribución, pues, mientras el capitán recibe recursos,
así sea a costa de los demás miembros de la tribulación. Ahora bien, decir que es o
no “equitativa” sería muy subjetivo, pues debemos partir sobre que consideramos
“igualdad de oportunidades”. ¿Sería equitativo distribuir de manera igualitaria a
cada uno de los miembros de la tripulación el excedente de la pesca? ¿O debemos
tener en cuenta quién trabajó más para la actividad pesquera?
 ¿Cree Vd. que la economía y la sociedad colombiana se orienta en sus
preferencias más hacia la equidad que hacia la eficiencia? Explique

En mi opinión, la economía y sociedad colombiana ha hecho de muchas


experiencias de políticas públicas dirigidas a la equidad, más que a la eficiencia. Un
caso es el programa de prosperidad social de Familia en Acción, el cual busca dar a
las familias pobres del país, incentivos económicos para general la movilización
social de esta población, incluyendo acceso a la educación, prevención del
embarazo en la adolescencia, formación de capital humano, etc. No obstante,
factores como la corrupción, han interrumpido los procesos que buscan cerrar la
brecha de desigualdad en el país. Esto fue el caso de Odebrecht, un caso de
corrupción en Latinoamérica, que desde el inicio de su investigación detuvo muchas
de los tramos de la Ruta del Sol, un corredor importante a nivel nacional, que puede
acercar el país con el centro de poder, Bogotá.
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