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DERECHO ADMINISTRATIVO BOLILLA 1

1) ESTADO: LEGISLACION, ADMINISTRACION Y JUSTICA


La existencia del Estado obedece a la necesidad de satisfacer en la mejor
forma las necesidades del grupo social (individuos) que lo integra.
La experiencia universal demuestra que para lograr tal satisfacción es
indispensable, en último término, la coacción. Esto se logra mediante el
imperium poder del Estado, que se hace efectivo en cualquiera de los
órdenes donde éste desenvuelve su actividad.
En términos generales, la actividad estatal se concreta en tres funciones:
Legislación, Justicia y Administración, cuyos respectivos "órganos"
ejercitan partes o secciones del "poder" del Estado.
Pero adviértase que el "poder" del Estado es único; las "funciones" son
múltiples. Las "atribuciones de las funciones a los órganos no constituyen
división de poder sino distribución de funciones". "En lugar de una
separación de los poderes, podrá hablarse más bien de una separación de
las funciones".
La llamada "división de poderes" es una medida que tuvo por mira evitar
el despotismo, impidiendo que el ejercicio de todas las funciones estatales
quedase concentrado en una sola mano, en un solo órgano. Con ello
tendióse a asegurar los beneficios de las libertades públicas e individuales.
Pero no se trató de una "división de poderes", sino de una "distribución de
funciones".
El "poder" del Estado se actualiza en la "función" asignada a sus "órganos"
esenciales, que son tres: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. El poder
estatal se manifiesta, pues, en las funciones de legislación, jurisdicción y
ejecución, que, como bien dijo un autor, son los medios para la realización
de los fines estatales.
Cada uno de los órganos esenciales legislativo, ejecutivo y judicial , aparte
de sus propias funciones específicas, ejerce o realiza otras de la misma
naturaleza que aquellas que caracterizan a los demás órganos. El Congreso
legisla, juzga y ejecuta o administra. El ejecutivo administra y ejecuta, pero
también legisla y juzga, a su manera. Igual cosa ocurre con el órgano
judicial: juzga, sin perjuicio de realizar actos de naturaleza legislativa, y
otros donde actúa ejecutivamente o como administrador. De modo que la
función administrativa no está circunscripta a uno solo de los expresados
órganos: si por principio constituye la función específica del ejecutivo, es
en cambio compartida por los órganos legislativo y judicial; algo similar
ocurre con las funciones legislativa y judicial. Pero el carácter substancial y
distintivo de estas actividades no se modifica, cualesquiera fuesen los
organismos que las produzcan o el procedimiento que se utilice para su
producción. Es por eso que en los estudios científicos del derecho
administrativo predomina la concepción "objetiva" de Administración
Pública, en cuyo mérito pertenece a la órbita del derecho administrativo la
regulación de cualquier acto de función administrativa, aunque no sea
cumplido por el llamado "Poder" Ejecutivo.
El contenido de cada una de esas funciones esenciales (legislación,
ejecución y justicia) varía con relación a la ley y con relación al tiempo.
La actividad que desarrolla el Estado en base a su poder y para el
cumplimiento de sus fines, constituyen las llamadas funciones del Estado
que son diez y pueden clasificarse en:
• Material u objetiva: se refiere al contenido de la actividad realizada
en el ejercicio de las distintas funciones; lo importante es el
contenido del acto sin tener en cuanta en el órgano las cumple.
Pueden ser
o Función legislativa: actividad estatal que tiene por objeto la
creación de normas jurídicas, generales y abstractas.
o función judicial: interviene cuando hay controversia en
materia jurídica, lo que se resuelve por una decisión que se
impone a las partes y tiene fuerza de verdad legal.
o Función administrativa o ejecutiva: actividad practica que el
Estado desarrolla para satisfacer de modo inmediato los
intereses públicos.
• Orgánico u subjetivo: hace referencia al órgano o sujeto que cumple
la función sin atender a su contenido o actividad. Pueden ser:
o Función legislativa: desarrollada por el órgano legislativo
o Función judicial: desarrollada por el órgano judicial.
o Función ejecutiva o administrativa: la administración es un
complejo orgánico q esta dentro del marco del PE. Su misión
es de ejecutar la ley. la actividad ejecutiva no es homogénea.
• Formal: es la forma que reviste el acto, es decir, el sistema jurídico
regula la organización de ciertas personas y la manera de realizar
ciertas actividades.
DISTINCION ENTRE GOBIERNO Y ADMINISTRACION
El Gobierno es un órgano que existe por mandato constitucional y tiene un
matiz político. Se encarga de dirigir la política del país y es renovado de
forma cíclica a través de elecciones.
La Administración es un macro conjunto de órganos permanente e
independiente del Gobierno que se encarga de gestionar los intereses
generales de la sociedad. Sería preciso matizar que pese a ser
independiente, la Administración, estará sujeta a la dirección política del
Gobierno, y a las regulaciones legales, de forma y modo que su labor se
verá influenciada por ambos.
EL ESTADO DE DERECHO
El Estado de Derecho puede asociarse al rule of law, y su propio nombre
ya da cuenta de los elementos constitutivos: un Estado, como entidad
soberana con poder sobre un territorio dado; y de Derecho, regidor
mediante la ley, y regido por la ley misma. En el Estado de Derecho se
plasma la famosa definición de República como “imperio de leyes, no de
hombres”, donde los individuos gozan de derechos inalienables
legalmente protegidos y el Estado no conoce otra manera de expresarse
sino de acuerdo al régimen jurídico imperante. Utilizando la tríada
analítica de Bidart Campos, puede decirse que desde lo valorativo el
Estado de Derecho se encamina al cumplimiento del fin “justicia”, en la
medida que sienta reglas objetivas y reconoce derechos legislativamente,
dirime conflictos de manera pacífica y adjudica derechos judicialmente, y
mantiene el orden público y la organización administrativa
ejecutivamente, todo esto actuando de acuerdo a principios morales
respetuosos de los individuos. En lo real, el Estado de Derecho actúa bajo
la premisa de adecuación de medios disponibles a fines propuestos. Se
abstiene de intervenir donde no le corresponde por tratarse de ámbitos
privados, elige caminos que no sean innecesariamente nocivos para
alcanzar metas, y se mantiene a rajatabla dentro de los márgenes de la
ley. Respecto de lo normativo, presenta normas rectoras de su actuación y
se somete a reglas jurídicas transversales que impregnan todas sus
expresiones de poder. En el Estado de Derecho, el texto jurídico estelar es
la Constitución, que funciona como la ley suprema del país, consagratoria
de derechos y limitadora del poder político.
Para Julio Rodolfo Comadira, el Principio de Juridicidad expresa “…la
exigencia de que todo el accionar de aquel se someta al ordenamiento
jurídico considerado como un todo”. Esto quiere decir que todas las
acciones del Estado deben preverse en el ordenamiento jurídico y
sujetarse a su regulación. O, lo que es lo mismo, toda manifestación de
poder estatal debe encontrar respaldo en la ley.
En el Estado de Derecho, el Principio de Juridicidad es fundante. Si así no
fuera, el nombre le quedaría grande. En la Constitución se consagran los
derechos fundamentales, se acota la función del gobierno para que no
haya desbordes de poderes, y la totalidad de las leyes inferiores deben
adecuarse a sus disposiciones so pena de ser tachadas de
inconstitucionales. Por tales motivos, que giran alrededor de una ley que
rige para todos –sea gobierno o sociedad civil-, y el compromiso
jurídicamente obligatorio que le impone al Estado ejercer su poder dentro
del marco legal, en el Estado de Derecho florecen instituciones saludables
que conducen a la rendición de cuentas, desconcentración de poder, y
protección de la autonomía individual. Y ello es así porque el Principio de
Juridicidad es entendido, además de su dimensión legal, en su dimensión
axiológica. Se procura que no solamente haya legalidad, sino legitimidad
moral. De sobra sabemos que legalmente se han justificado atrocidades, y
que el contenido moral es esencial para que el Derecho tienda a la justicia
objetiva.
En lo que al Derecho Administrativo concierne, el Principio de Juridicidad
regidor de la actividad de la Administración está garantizado en la teoría
del acto administrativo. Una formulación de la misma que sea adecuada al
marco del Estado de Derecho, debe tener en cuenta que el acto
administrativo tiene que contener la expresión de voluntad de la
administración en consonancia con las normas que la rigen; una
motivación para explicar el porqué de la actuación en tal sentido y
justificarse así ante las pretensiones de los administrados; una adecuación
entre medios y fines para conseguir que los resultados se obtengan de
manera saludable y sin daño innecesario; y una forma que lo exteriorice
de manera inequívoca para que sea conocido y comprendido por aquellos
sobre los cuales repercutirán los efectos. La definición clara de los
elementos del acto administrativo fomenta la actuación limitada y
transparente de la Administración. Como escribió el Dr. Oscar Cuadros:
“Así, tanto histórica cuanto contemporáneamente, la teoría del acto
administrativo ha servido para delimitar el ejercicio de la función
administrativa, demarcando fronteras de legalidad a la gestión del poder
estatal por parte de la Administración pública”.
El Estado de Derecho resulta deseable para tener derechos respetados,
poder político limitado, y Administración jurídicamente encuadrada. Allí,
el Principio de Juridicidad se constituye en un fundamento esencial que
garantiza la actuación oficial dentro de los carriles de lo permitido por la
ley. Todo sin olvidar los principios morales que deben impregnar a un
ordenamiento jurídico para que sea legítimo y tienda a la realización de la
justicia en vez de su destrucción. Valorativamente, el poder debe ser
delimitado para beneficio de la sociedad y el aseguramiento de la justicia
–si este no fuera el norte, el Estado no tendría moralmente razón de ser-;
fácticamente, el ejercicio de sus funciones tiene que estar en conformidad
con la ley para que se actúe únicamente dentro de los bordes legales; y
normativamente, las reglas deben ser fortalecedoras de la
institucionalidad y anuladoras de la arbitrariedad.
LA SOBERANIA POPULAR
La conceptualización de la soberanía como la figura/figuración del poder
aparece como un horizonte inasible, inapropiable, de múltiples y fugaces
dimensiones. Cada sistema político y de gobierno en la historia humana ha
desarrollado, de modo consciente o inconsciente, una teoría y una praxis
respecto a la soberanía. Pero, ¿por qué la recurrencia a conceptualizarlo?
Entendemos esta propensión en tanto la soberanía es un concepto que
expresa las relaciones de constitución del sujeto y el poder, evidenciando
quién (qué) procura hacer de suyo la decisión para con lo público y, al
mismo tiempo, cómo se legitima dicho uso en una comunidad. Es decir, las
distintas formas de enunciar una apropiación particular del poder
responden a la necesidad de legitimar el lugar desde el cual se producen
las decisiones respecto al ámbito público y de justificar la reproducción de
relaciones políticas de dominación.
En las relaciones políticas democráticas, el poder aparece como una
instancia de autoridad compartida. La revolución democrática moderna
introduce una igualación formal de los hombres y de sus capacidades de
intervención en el ámbito público, por lo cual la determinación de lo
legítimo en la comunidad de comunicación supondría su emergencia del
acuerdo entre todos los participantes.
La igualación formal de los sujetos suponía que la legitimación del poder
soberano debía seguirse de criterios racionales asequibles por cada cual,
es decir, asintiendo que el poder tuviese ese lugar porque representaba lo
mejor para sí y para el resto.
Un pueblo es una unidad histórica de costumbres y hábitos de vida en
común, cuyos integrantes acuerdan formar un Estado para gobernarse
mejor en forma soberana (sin otro poder por encima de él). El pueblo
constituye el Estado, y debe después controlarlo y cambiarlo si lo cree
conveniente. El pueblo no debe nada a sus gobernantes, que son
servidores, escribientes o mensajeros de la voluntad popular.
Origen y fundamento de la soberanía popular. La Revolución Francesa
implementó de manera abierta las ideas de Rousseau sobre el
fundamento del poder del Estado. Casi todos los revolucionarios con
influencia eran sus asiduos lectores. La primera propuesta consistía en la
siguiente afirmación fundamental, que marcó la constitución de 1791: el
poder del Estado ya no estaría en manos del monarca por una decisión
divina, sino por una decisión del pueblo. Durante la profundización de la
revolución, la propuesta mutó a la siguiente: por una decisión del pueblo,
el poder del Estado ya no estará en manos del monarca. La idea de la
soberanía popular se consolidó, entonces, en los hechos.
El concepto de soberanía y el poder constituyente. En la medida que la
soberanía pertenece a la comunidad política, la comunidad política no
está sometida más que a su propia decisión a la hora de gobernarse. El
pueblo es quien tiene la decisión última y esa decisión dependerá, claro,
de un juicio político del pueblo. Ese será un juicio que no está sometido al
Derecho ni a la constitución. Es en ese especial sentido que el pueblo tiene
la soberanía. El pueblo es libre de toda dominación a la hora de decidir, en
última instancia, sobre toda la realidad estatal. El ejercicio de dicha
libertad pertenece, en definitiva, a una comunidad política que decide fijar
su propio destino.

De esta manera, la principal innovación de la soberanía popular en


relación al concepto mismo de soberanía es la afirmación de que se le
reconoce al pueblo, una facultad de disposición plena sobre la ordenación
y la configuración de las cuestiones políticas y sociales dentro del Estado.

Dado que el destino de la comunidad política no puede perseguirse por


otros medios que no sean la formación de un Estado, la titularidad de la
soberanía como poder de decisión del pueblo trae como consecuencia
necesaria un poder de disposición respecto de la constitución estatal.
TEORIA DE LA DIVISION DE PODERES
La separación de poderes o división de poderes es un principio político en
algunas formas de gobierno, en el cual los poderes legislativo, ejecutivo y
judicial del Estado son ejercidos por órganos del gobierno distintos,
autónomos e independientes entre sí. Esta es la cualidad fundamental que
caracteriza a la democracia representativa.

Montesquieu argumentaba que «todo hombre que tiene poder se inclina


a abusar del mismo; él va hasta que encuentra límites. Para que no se
pueda abusar del poder hace falta que, por la disposición de las cosas, el
poder detenga al poder». De este modo, se confía la vigilancia de los tres
poderes entre ellos mismos ya que cada uno vigila, controla y detiene los
excesos de los otros para impedir, por propia ambición, que alguno de
ellos predomine sobre los demás. Puede contrastarse con la fusión de
poderes y separación de funciones en los sistemas parlamentarios, donde
el poder ejecutivo y el poder legislativo están unificados, debido a que el
legislativo nombra al ejecutivo.
Esta doctrina no se refiere solamente a la separación y al equilibrio de los
tres clásicos poderes del Estado, sino a la necesidad de dividir el poder
político donde se encuentre, sea en la esfera municipal, regional o
nacional, para así garantizar la libertad política y evitar los abusos de
poder, mediante la vigilancia y control recíproco de los poderes
separados.

EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD
El Principio de Legalidad es un principio fundamental, conforme al cual
todo ejercicio de un poder público debe realizarse acorde a la ley vigente y
su jurisdicción, no a la voluntad de las personas. Si un Estado se atiene a
dicho principio entonces las actuaciones de sus poderes estarían
sometidas a la Constitución y al estado actual o al imperio de la ley.

Se considera que la seguridad jurídica requiere que las actuaciones de los


poderes públicos estén sometidas al principio de legalidad. El principio se
considera a veces como la "regla de oro" del derecho público, y es una
condición necesaria para afirmar que un Estado es un Estado de derecho,
pues en el poder tiene su fundamento y límite en las normas jurídicas. En
íntima conexión con este principio, la institución de la reserva de Ley
obliga a regular la materia concreta con normas que posean rango de ley,
particularmente aquellas materias que tienen que ver la intervención del
poder público en la esfera de derechos del individuo. Por lo tanto, son
materias basadas al reglamento y a la normativa emanada por el poder
ejecutivo. La reserva de ley, al resguardar la afectación de derechos al
Poder legislativo, refleja la doctrina liberal de la separación de poderes.

Esta relación entre el principio de legalidad y el de reserva de la ley esta


generalmente establecida -en una democracia- en el llamado
ordenamiento jurídico y recibe un tratamiento dogmático especial en el
derecho constitucional, el derecho administrativo, el derecho tributario y
el derecho penal. A cumplir una condena a los que se les implica la
sentencia para retomar el crimen que pudo haber ocurrido.
Principio de legalidad administrativo: En su planteamiento original,
conforme al principio de legalidad, la Administración pública no podría
actuar por autoridad propia, sino que ejecutando el contenido de la ley.
Ello obedecía a una interpretación estricta del principio de la separación
de poderes originado en la Revolución francesa.
Esta tarea de ejecución, a poco andar, llegó a ser interpretada como una
función de realización de fines públicos en virtud de la autonomía
subjetiva de la Administración, pero dentro de los límites de la ley
(doctrina de la vinculación negativa). La ley sería entonces un límite
externo a la actividad administrativa, dentro de cuyo marco la
Administración es libre. El Estado solo puede hacer lo que la ley
específicamente le faculte a hacer, todo lo demás queda fuera de sus
facultades y por lo tanto NO LO PUEDE HACER o sea que nada queda a su
libre albedrío.
Actualmente, en cambio, se considera que es el derecho el que condiciona
y determina, de manera positiva, la acción administrativa, la cual no es
válida si no responde a una previsión normativa actual. El principio de
legalidad opera entonces como una cobertura legal previa de toda
potestad: cuando la Administra con ella, su actuación es legítima (doctrina
de la vinculación positiva).
RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS PUBLICOS SUBJETIVOS
La doctrina de los derechos públicos subjetivos tiene su origen en Europa,
especialmente en Alemania, siendo uno de sus principales exponentes
Jellinek, para quien el derecho subjetivo “es la potestad que tiene el
hombre, reconocida y protegida por el ordenamiento jurídico en cuanto se
dirige a un bien o a un interés”. De esta manera, al reconocer el Estado la
voluntad individual como determinante, la transforma en derecho publico
subjetivo. Así surge la capacidad de exigir el reconocida por el Estado
forma la potestad jurídica que tiene la capacidad de poner en movimiento
al Estado a través del orden jurídico para concretar sus intereses
individuales.
El derecho público subjetivo consiste “en la capacidad de poner en
movimiento normas jurídicas en interés individual”. Tiene como contenido
una potestad jurídica y supone una relación entre el individuo y el Estado.
Los derechos públicos subjetivos reducen su campo de acción únicamente
a las relaciones entre individuo y Estado.
Asi, el reconocimiento por parte del Estado de dichos derechos solo es
posible de acuerdo con la teoría de la autolimitación del Estado, el cual no
solo reconoce las facultades de las personas, sino que además, se
autoimpone el deber de actuar garantizando los derechos individuales,
concepción asumida por las constituciones posguerra mundial.
DERECHO ADMINISTRATIVO, ORIGEN Y EVOLUCION
Durante la edad media los monarcas no tenían un poder ilimitado como a
veces se supone, las limitaciones eran muchas, pero no eran limitaciones
jurídicas ya que estas recién aparecen con el nacimiento del Estado de
derecho. Durante un largo periodo, no se admitió la responsabilidad
normativa, es decir, el príncipe nunca se equivocaba, por lo cual no valía la
pena revisar el sistema de valoraciones si de todos modos el resultado era
el mismo.
Era necesaria una doble modificación:
• una cierta estabilidad de las normas (plasmada por los
representantes).
• Sometimiento del Estado a un sistema de responsabilidades.
Ambas cosas ocurren como consecuencia de las revoluciones Inglesa y
Francesa, produciéndose el sometimiento del Estado al Derecho. La norma
jurídica se hace más estable y se establece la judiciabilidad o juzgabilidad
de los actos públicos.
Con la revolución hubo una gran animadversión respecto de los jueces y
se interpreto, al propio tiempo, de modo distinto al principio de la
separación de poderes, por ello, los jueces civiles no tuvieron competencia
para juzgar a la administración y esta quedo sometida a un régimen
jurídico distinto que el que se aplicaba a los particulares, así encontramos
dos sistemas:
• en Francia: hay diferentes sistemas para el Estado y para los
particulares.
• En Inglaterra: igual sistema para el Estado y para los particulares.
• En argentina se toma el sistema francés.

Ubicación dentro de las ciencias jurídicas:


Se ubica en el derecho público, porque es un asunto vinculado con la
regulación y el manejo de potestades publicas del poder, el poder del
Estado. Es una ciencia típicamente del Estado, tanto es así que cuando se
hace una distinción entre ciencia y derecho de la administración se afirma
que el poder se divide en tres gradaciones:
• La primera en la cual se estudian los fines del estado (ciencia
política)
• Donde se analizan los modos, o métodos que suelen utilizarse
para alcanzar los fines (ciencia de la administración)
• Estudia la regulación dictada para cumplir determinados fines,
mediante la aplicación de ciertos modos (derecho
administrativo).
Tmb al derecho administrativo se lo divide en interno y externo, según
que se aplique solo dentro o fuera del Estado.
El derecho administrativo es interno porque se manifiesta en el
Estado (Nación-Provincia).
CRITERIOS PARA DETERMINAR SU CONCEPTO
• criterio legalista o exegético: en sus comienzos el derecho
administrativo adopto un criterio exegético. Con la sanción de
los codigos, se pretendía que toda cuestión jurídica este
contemplada en la ley (que de hecho así sucedía), y que
bastaba con obtener el sentido exacto de ella para solucionar
cualquier conflicto de intereses. El derecho administrativo,
entonces, fue concebido como el estudio de la legislación que
regula la actividad del poder ejecutivo, o de la que se aplicaba
a los servicios públicos, o a otra institución u objeto
equivalente. Lo determinante es el criterio utilizado: se hace
referencia solo a la ley positiva, lo que interesa es el modo de
analizar la ley. critica: no solo en el PE hay cuestiones
administrativas. pretendía encuadrar todo lo jurídico en la
ley, lo cual no es así ya que el derecho nunca queda
comprendido solo en la ley, por el contrario, el es un sistema
dentro del cual la ley es parte, pero de ningún modo es la
plenitud del ordenamiento.
• Criterio del PE: para que se adopte este criterio concurren
dos circunstancias: el proceso histórico de división del poder
que otorga al PE la parte administrativa y el propio origen
etimológico de la voz administración. De esta manera,
siguiendo a Montesquieu y Rosseau, esta teoría piensa que el
derecho administrativo es una disciplina que tiene a su cargo
el análisis del la organización y actuación del PE. Critica: se le
formulan dos críticas principalmente, la primera es que el PE
ni realiza únicamente funciones administrativas ni aplica
solamente normas administrativas. Y a demás, el PE no aplica
en todos los casos normas de derecho administrativo, sino
tmb de derecho civil, laboral, minero, etc.
• Criterio de servicios públicos: según esta concepción, el
derecho administrativo es el que estudia la creación,
organización y funcionamiento del servicio público, y el
consiguiente contralor jurisdiccional respecto de ellos. Critica:
no puede aceptarse que el subsistema administrativo se
aplica con exclusividad al servicio público. Por otro lado,
nunca se ha utilizado, para el funcionamiento de un servicio
publico, con exclusividad normas de derecho administrativo.
Y además científicamente no hay un concepto de servicio
publico, ya que su concepto esta en crisis.
• Criterio de la actividad total del estado: sostiene que el
derecho administrativo es el estudio del subsistema jurídico
que se aplica a la actividad total del estado. Critica: no toda
actividad concreta del Estado es regulada por normas del
derecho administrativo, sino que cdo se realiza una actividad
concreta se presta un servicio y se puede recurrir a
operaciones reguladas por el derecho comercial o civil, para
que su marcha continúe normalmente. En segundo lugar,
estas normas de derecho administrativo, se aplican también
para la función jurisdiccional y legislativa. No es exacto que
todos los actos del estado queden regulados por el derecho
administrativo, ni tampoco que el derecho administrativo
regule exclusivamente actos concretos.
• Criterios de las relaciones jurídicas: concibe al derecho
administrativo como la rama del derecho que estudia
relaciones jurídicas establecidas entre el Estado y los
particulares y/o entre administración y administrados. critica:
no toda relación entre el Estado y particulares es regida por el
derecho administrativo, Además no hace referencia al PE,
dejando tmb afuera a las relaciones de los entes públicos
entre si, que cada vez adquieren mas importancia. Luego de
estas criticas, los partidarios de esta definición la recogen y
formulan otra: derecho administrativo es el estudio de las
normas que estudian las relaciones entre la administración y
los administrados y de los entes públicos entre si. Pero se le
sigue criticando que omite la referencia al análisis de los
sujetos de la relación jurídica.
• Criterio residual o función administrativa: (revidatti) el
derecho administrativo, es un subsistema de normas (rama
del derecho), que regula la organización del PE; el uso del
poder y prerrogativas publicas que se atribuye a ciertos
órganos y sujetos para cumplir los fines del Estado, la
aplicación del subsistema a otro poder (legislativo y judicial)
en lo que no sea función propia (residual) y el control judicial
al que se haya sometido.

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