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Una Memoria Más en El Museo de La Memoria
Una Memoria Más en El Museo de La Memoria
Como todo museo, ya por fuera, por su fachada, genera cierto sentimiento de respeto,
pienso que predispone a una actitud más observadora, más cautelosa.
Tras atravesar su puerta, nos encontramos con una chica en la recepción quien nos
indicó por cuál sala comenzar el recorrido. La primera sala parecía mostrar las
primeras brechas de violencias, asaltos que atentaban contra lo humano. Estos dieron
en Uruguay el brusco y bruto comienzo de la instalación de la dictadura. Sentía un
cierre de garganta, un nudo cuya función era soportar, contener. Contención que al
momento fue desbordada, tras leer historias como la de Soledad Barrett, Líber Arce,
Hugo de los Santos, Susana Pintos, Heber Nieto, Julio Spósito, Nelson Rodríguez,
Joaquín Kluver, Íbero Gutiérrez, Abel Ayala, Manual Ramos Filippini, Héctor
Castagnetto, entre tantas y demasiadas otras.
Me vi transportada por varias expresiones, entre ellas, una de las más pujantes fue “el
escuadrón de la muerte”. Me sonó a un comic sombrío de DC, sonaba a una distopía
caricaturesca de lo grotesca que se sentía. Saber que fue una realidad, una cercana,
una que aún tiene estragos en nuestra sociedad, es inconcebible. Dicha expresión se
veía acompañada por unas otras como “suspensión de garantías individuales”, “estado
de guerra interno”, “primer uruguayo desparecido”.
Aún así, como última imagen de la primera sala, elijo irme con una publicación de CNT
la cual declara, usando palabras de Artigas: “Con libertad no ofendo ni temo”.
Visualmente las dos últimas salas son las que más me impactaron, desde los rostros,
las cartas, los dibujos. Hablan de historias tan únicas y personales, dentro de una
historia tan común e implicante. Rostros que reclaman, que marcan presencia,
existencia, importancia, significación; mensajes de madres, padres, hijos e hijas,
amigos, parejas, palabras de amor, palabras que buscan consolar, sostener, mantener
presencia.
Podría seguir escribiendo al respecto, pero tanto en este preciso momento como en
ese entonces, me siento sumamente abrumada, con un peso que se siente
insostenible mas con una fuerza incontenible.
Fue mi primer encuentro con este museo, y si bien me fui sopesando un montón de
temas, y sigo, resalto lo vital de la memoria; es ella quien nos mantiene alertas,
atentos de mantenernos firmes para que no exista otro acontecer de semejante
barbarie, de resistir día a día para mantener la libertad.