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A lo largo de lo que viene el curso una pregunta que viene continuamente rondando es

la de qué es una imagen común. Si bien no hemos arribado a una respuesta concreta,
la idea detrás del concepto comenzó a tomar forma. A mi entender, parecería que se
trata de un acontecer común que se forma mediante los encuentros de distintas
experiencias singulares o colectivas que se producen en un mismo espacio o en una
misma existencia humana, dichos encuentros producen cambios que potencian
nuevas experiencias, nuevas formas de ser y existir, y nuevos posibles encuentros. Se
podría decir que es por esto último que las imágenes comunes tienden a intervenir en
las conservas culturales y a ser una potencia productora.

A raíz de lo anterior y de la lectura de la tesis “Memorias compartidas y resistencia


social. El psicodrama y su transmisión en Uruguay (1973-1985)” de Carmen de los
Santos, me invadió la duda sobre la relación entre el concepto de imagen común y el
acto de trasmitir. La trasmisión es un acto típico y necesario del humano socializado,
existiendo múltiples definiciones al respecto, de las que me gustaría destacar para
este escrito estas dos: "La transmisión implica el acto de compartir significados, ideas
y valores, permitiendo la preservación y el desarrollo de la cultura en una comunidad"
(Geertz, 1973). Y, "La transmisión es un proceso social complejo que implica la
codificación, la decodificación y la interpretación de mensajes por parte de los
participantes, con el fin de transferir información y generar comprensión mutua"
(Habermas, 1981).

A primera noción diría que el acto de trasmitir incluye la acción de relatar tanto una
narrativa como un afecto, cuyo fin es el de comunar y el de preservar cierta cultura,
siendo así, un acto necesariamente colectivo y generador de encuentros. Parece
interesante también hondar sobre los conceptos que trae Habermas de codificación,
decodificación e interpretación, pues creo que es entremedio de esos procesos que el
trasmitir puede crear cierta problematización, y así, adquirir una intención o una
potencia productora. Por lo que como primera pregunta a hacer sería: ¿El acto de
trasmitir puede ser una imagen común?

A la inversa, dado que una imagen común parece tratarse de un vivenciar compartido,
lo cual podría en ciertas ocasiones generar esa necesidad de trasmitir, como en el
caso de la vivencia de la dictadura en Uruguay y la necesidad de compartir las
memorias (que se desarrolla en la tesis anteriormente mencionada); surge la
pregunta: ¿Pueden las imágenes comunes potenciar el acto de trasmitir?

Por otro lado, como exponen las definiciones, una de las funciones de trasmitir es
justamente mantener la cultura, afianzar tradiciones, lo que hace cuestionar si el fin de
algunas trasmisiones no es precisamente perpetuar ciertas conservas culturales. Vale
preguntarse: ¿En qué ocasiones el acto de trasmitir no es una imagen común?

Reuniendo todo el planteo anterior, como última pregunta importante a plantear:


¿Pueden las imágenes comunes potenciar la trasmisión para asegurar que estas sean
productoras, y no meras reproductoras?

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