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TEMA 5: LA POESÍA ESPAÑOLA A PARTIR DE 1936

DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA

IES DOCTOR PEDRO GUILLÉN

CURSO 2022-2023
TEMA 5: LA POESÍA ESPAÑOLA A PARTIR DE 1936

Al finalizar la contienda en 1939, el panorama cultural es desolador. Guerra y régimen


dictatorial rompen la continuación del espléndido periodo literario anterior. Algunos autores han
muerto (Unamuno, Antonio Machado, Lorca) y muchos se exilian (Salinas, Alberti, Cernuda, Juan
Ramón, etc.). La censura impuesta por el régimen será un gran obstáculo para la libertad de
expresión y de creación. Tras la muerte de Franco y la instauración de la monarquía constitucional,
la censura será eliminada y se recuperan todas las libertades democráticas.

Dentro de este panorama destaca la figura de Miguel Hernández, cuya obra establece un
puente entre la generación 27 y la generación del 36. En su primer gran libro, El rayo que no cesa
(1936), trata ya sus tres grandes temas: el amor, la vida y la muerte. Con Viento del pueblo (1937),
se inicia en la poesía de carácter social. En El hombre acecha (1938-39), refleja los males (odio,
violencia, destrucción, muerte) que han provocado la guerra. Al finalizar la guerra escribe,
Cancionero y romancero de ausencias, donde, aunque pervive el recuerdo doloroso de la guerra,
se centra en sus propias penas: la muerte de su primer hijo, la separación de su familia y su falta
de libertad.

En el periodo comprendido entre 1939 y 1975, se pueden diferenciar varias etapas dentro
de la lírica española.
En la década de 1940 conviven en España, dos grandes tendencias de signo distinto: la
«poesía arraigada» y la «poesía desarraigada», clasificación establecida por Dámaso Alonso.
Los poetas arraigados se agrupan en torno a las revistas Escorial y Garcilaso, subvencionadas
por el régimen franquista. Escriben una poesía serena en la que prima el orden y la perfecta
construcción, las formas métricas clásicas (sonetos, tercetos, décimas), el tono íntimo, la
musicalidad y los temas tradicionales como el amor, el paisaje, el arte, la fe religiosa y lo heroico
Sus principales representantes fueron José García Nieto, Leopoldo Panero, Luis Rosales y
Dionisio Ridruejo. En 1944, tras la publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra
del paraíso de Vicente Aleixandre y la fundación de la revista leonesa Espadaña, surge la poesía
desarraigada, preocupada por el dolor humano y totalmente opuesta a la anterior. Los poetas
desarraigados expresan con un tono violento y desgarrado su angustia existencial y su malestar
ante las consecuencias de la guerra y la amarga realidad circundante, con un estilo más sencillo y
directo. Destacan dentro de esta tendencia Victoriano Crémer, Rafael Morales y Eugenio de
Nora, así como las primeras obras de Blas de Otero (ANCIA), Gabriel Celaya y José Hierro
(Cuaderno en Nueva York). Otras dos orientaciones poéticas se desarrollaron durante la década de
los cuarenta, que siguieron en la década posterior: el postismo, que propone continuar la poética
surrealista (Carlos Edmundo de Ory) y la poesía sensual y barroca del grupo cordobés Cántico
(compuesto, entre otros, por Ricardo Molina y Pablo García Baena).Estas dos tendencias
minoritarias serán un puente entre la poesía vanguardista de preguerra y la poesía experimental
que se desarrollará en España a partir de 1965.

Casi todos los poetas desarraigados evolucionarán durante los años cincuenta hacia la
poesía social, Cantos íberos de Gabriel Celaya y Pido la paz y la palabra de Blas de Otero marcan
en 1955 el apogeo de esta tendencia, que contaba con precedentes tanto en la poesía española
(Lorca, Alberti o Miguel Hernández) como en la hispanoamericana (Neruda o César Vallejo).
Vuelve a ser central el tema de España y su protesta ante los males que afectan al país. Conciben
la poesía como un vehículo de comunicación que debe llegar a todos («a la inmensa mayoría»,
como dice Blas de Otero), lo que implica la primacía del contenido sobre la forma y la búsqueda
de un lenguaje sencillo y directo. Pretenden despertar la conciencia de los individuos.
A finales de los cincuenta, se inicia una nueva promoción, la llamada generación del
Medio Siglo (también denominada generación del 50, promoción del 60 o de los Niños de la
Guerra) Machado será el referente ético y estético del grupo, y el viaje que algunos de estos poetas
realizaron a Colliure para visitar su tumba es considerado el acto fundacional del grupo. Destacan
los poetas Ángel González (Grado elemental), Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos),
Claudio Rodríguez (El don de la ebriedad, Alianza y condena), José Ángel Valente (La memoria
y los signos), José Agustín Goytisolo (El retorno) y Francisco Brines (Las brasas). Este nuevo
grupo poético entiende la poesía como un medio de conocimiento y expresión de su realidad
íntima. La finalidad de la poesía es estética. Vuelve la preocupación por el ser humano concreto y
por su interioridad. Los temas más frecuentes son el paso del tiempo, el amor y el erotismo, la
soledad, la nostalgia por la infancia y la adolescencia perdida, la amistad y la familia. Ponen
atención de modo especial en lo cotidiano, muchas veces desde un punto de vista irónico y
escéptico. Emplean un lenguaje natural, sobrio, preciso, que adopta a menudo un tono
conversacional (el poeta suele dirigirse a un interlocutor: la amada, Dios, el propio poeta, un
personaje ficticio).
En los años setenta surge una nueva promoción de jóvenes poetas que huyen del realismo,
los temas sociales y la estética precedente. Buscan la renovación del lenguaje poético en una
constante experimentación. Dos son las publicaciones que inician esta nueva promoción de
autores, Arde el mar (1966) de Pere Gimferrer y Nueve novísimos poetas españoles (1970)
antología poética de José María Castellet. Los nuevos poetas son denominados Novísimos. Los
más relevantes son Leopoldo María Panero (Así se fundó Carnaby Street, 1970), Ana María
Moix, Félix de Azúa, Manuel Vázquez Montalbán (Una educación sentimental, 1967), Antonio
Martínez Sarrión, José María Álvarez (Museo de cera, 1974-2002), Guillermo Carnero
(Dibujo de la muerte, 1967) y Vicente Molina Foix. Constituyen un nuevo vanguardismo en el
que la libertad creativa y formal es absoluta. Usan el verso libre, adoptan elementos surrealistas e
introducen el collage. El esteticismo, lo decadente, el exotismo, lo urbano, el cosmopolitismo
(muchos sienten especial devoción por Venecia), el barroquismo y la inclusión de elementos
propios de la nueva sociedad de consumo (tebeos, películas, canciones) son otros rasgos frecuentes
en sus poemas. El más común es el llamado culturalismo (obras de Luis Alberto de Cuenca o
Antonio Colinas) entendiendo por tal la abundancia de referencias culturales de todo tipo. Entre
sus maestros se encuentran Rubén Darío, Vicente Aleixandre y Luis Cernuda; y, sobre todo, poetas
extranjeros como los hispanoamericanos Octavio Paz y José Ledezma Lima y los anglosajones
T.S.Eliot y Ezra Pound.
Para finalizar, hemos de resaltar la importancia de la poesía escrita por mujeres
pertenecientes a generaciones distintas, pero que publican o consolidan su obra en el periodo que
nos ocupa: Carmen Conde, primera mujer académica de la RAE; María Victoria Atencia (Marta
y María, 1976), Julia Uceda, Concha Zardoya, Gloria Fuertes, Ana María Moix y Clara
Janés.

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PROGRAMACIÓN DEL ESTUDIO DEL TEMA:

1. Contexto histórico y cultural. Visionado de documentos:


-Documental Poesía española del 36 al 75 de Aprendo en casa Región de Murcia.
https://www.youtube.com/watch?v=QLrzcNw51Gs
-Documental Poesía española 1939-2020 de Carmen Cruz.
https://www.youtube.com/watch?v=yaiXdzag4VU
2. Lectura comprensiva en clase del resumen del tema.
3. Memorización del resumen.

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