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La poesía desde 1939 a los años 70: tendencias [testimonial, social y del

conocimiento], autores y obras.

A causa de la Guerra Civil, nuestra literatura pierde gran parte del magisterio y de las referencias
anteriores. Se produce una ruptura traumática con la cultura anterior, que había alcanzado altas
cotas de gran creatividad. La pobreza intelectual es palpable: aislamiento cultural, censura
gubernamental y autocensura. Todo ello unido a la muerte, encarcelamiento y exilio de la
mayoría de los intelectuales de la época anterior: científicos, cineastas, pintores, escritores (A.
Machado, Juan Ramón Jiménez, F.G. Lorca, M. Hernández, Pedro Salinas, …) La censura provoca
durante años su olvido. Fuera de España siguen escribiendo Alberti, Cernuda, Altolaguirre, Juan
Ramón Jiménez, Pedro Salinas, León Felipe, … En España, algunos artistas viven un “exilio
interior”: disconformes con el régimen dictatorial y la represión cultural no abandona el país,
pero quedan sometidos a la prudencia del silencio o al acallamiento de su nueva obra: Dámaso
Alonso, Vicente Aleixandre.
Nuestras letras van, sin embargo, recobrando aliento en los diversos géneros y tendencias. Solo
como orientación de carácter general, podríamos señalar cuatro momentos de nuestra
literatura en este periodo histórico:

➢ La inmediata posguerra. Son años de cierta desorientación y de búsqueda de


nuevos caminos literarios. El recuerdo del desastre español y la pesadilla de la Segunda
Guerra Mundial generan una literatura con grandes preocupaciones existenciales.
➢ Los años 50. Buena parte de nuestra literatura deriva hacia las preocupaciones
sociales, hacia un realismo comprometido que busca denunciar los problemas y las
injusticias que padece el ser humano.
➢ A partir de los años 60. Muchos autores se alejan del compromiso ético y social
y se acercan más al compromiso estético. Son años de renovación y de una literatura de
carácter experimental.
➢ Y , finalmente, la generación de los 70 con la que termina este periodo y se inicia
el siguiente. Son poetas esteticistas y de una gran formación, en los que se advierte un
deseo de renovación.

1. La poesía de la inmediata posguerra (Poesía de la década de 1940)


Aunque casi solo se publican las voces del bando vencedor, se crean dos grupos también en lo
literario (con especial auge de la poesía). Si bien, algunos escritores fluctúan y no se decantan
por una u otra postura. Son las que Dámaso Alonso definió como literatura arraigada y literatura
desarraigada.

En general, la literatura de esta época rehúye el vanguardismo y se centra en las preocupaciones


del ser humano, en un proceso de rehumanización que ya se había iniciado antes de la guerra
(poesía impura; Pablo Neruda, M. Hernández).

En 1944 se publican las dos grandes obras que originan la renovación de la poesía del momento:
Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, y Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre, ambos
integrantes de la Generación del 27.

1.1. La poesía arraigada


Esta poesía cultivada por autores de la llamada Generación del 36, complacientes con el
régimen, adopta una forma clasicista (sobresalen los sonetos al estilo de Garcilaso). Se alejan de
toda innovación formal y ofrecen una visión de la realidad y un optimismo que contrasta con la
pobreza y la desilusión diarias en que vive la mayoría. Utiliza un tono heroico cuando recurre al
pasado imperial español para ensalzar el orden presente.

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Pero también hay un grupo de poetas, los llamados poetas arraigados que no exaltaron el
franquismo, pero tampoco lo denunciaron en sus obras, sino que se evadieron en su mundo
interior. Es una poesía intimista que canta al amor, al paisaje, a la belleza de la tierra y al
sentimiento religioso.
Los poetas escriben en revistas como Escorial, Juventud y, sobre todo, Garcilaso (1943), dirigida
por José García Nieto.
Destacan en este grupo poetas como Luis Rosales (La casa encendida, 1949), Leopoldo Panero
(La estancia vacía 1944) Dionisio Ridruejo (Sonetos a la piedra, 1943), Luis Felipe Vivanco (
Tiempo de dolor, 1940).

1.2. La poesía desarraigada o existencialista.


Al contrario que la anterior, refleja la vivencia individual del ser humano en tiempos de angustia
y dolor. Estos poetas se aglutinan en torno a la revista Espadaña, editada en León (1944).
Abordan temas que son verdaderas preocupaciones existenciales, como la muerte, la tristeza,
la soledad y la desesperación, por un lado, y la búsqueda de la fe o del amor, por otro. La
existencia fue vista como una lucha con el medio o con el mundo interior. La influencia de Miguel
Hernández fue decisiva.
Rechazan el afán formalista, aunque comparten con los poetas anteriores el gusto por el soneto
y utilizan, a veces, imágenes tremendistas, adjetivos sonoros y un tono apasionado y
desgarrador, con un lenguaje violento, cercano al grito.
Frente al mundo armonioso de los poetas arraigados, los existencialistas muestran el desajuste
entre el individuo y la sociedad en la que viven. En esta tendencia se podría incluir la obra de
M. Hernández escrita tras la Guerra Civil, Romancero y cancionero de ausencias (1941)
Con la publicación en 1944 de Hijos de la ira de Dámaso Alonso, libro capital en el desarrollo de
esta tendencia, surge una poesía rehumanizada, centrada en los sentimientos y acorde con las
circunstancias que se vivían. La obra presenta una visión angustiada de la realidad, un mundo
dominado por el odio y la injusticia, en el que Dios está ausente. Escrita en versículos, contiene
imágenes que recuerdan al surrealismo, pero al mismo tiempo utiliza un léxico coloquial y
antirretórico. La otra obra fundamental es Sombra del paraíso de V. Aleixandre en la que
muestra el descontento ante el destino humano, desde un presente en el que se añora el paraíso
perdido.
Otros poetas son Victoriano Crémer (Poesía Total, 1966) Eugenio de Nora, ( Canciones sobre el
asfalto, 1954) José Hierro, Ángela Figuera, Rafael Morales , Leopoldo de Luis, Blas de Otero
(Ancia)

1.3. Otras tendencias poéticas


A mediados de los cuarenta se dan también otras tendencias poéticas con un sentido más lúdico
del arte y de la vida. Fueron autores rescatados por los Novísimos de los años 70. Se trata de
una tendencia de rechazo de la realidad del momento, que se bifurca en dos corrientes:
El grupo Cántico, que surge en Córdoba en 1947. Adopta un postura estetizante. Presenta una
poesía sensual, intimista y de gran fuerza expresiva. Admiradores de Jorge Guillén se decantan
por un lenguaje neobarroco. Sus poetas más destacados son Ricardo Molina, Pablo García Baena
o Juan Bernier.
El Postismo (abreviatura de postsurrealismo), que se propone rescatar y continuar la poética
surrealista con un lenguaje de imágenes nuevas, lúdicas y sorprendentes. Reivindica, ante todo,
la libertad creadora. Sus principales representantes son Eduardo Chicharro, Carlos Edmundo Ory
y Juan Eduardo Cirlot. Más tarde, se unirán a esta corriente Ángel Crespo o Gloria Fuertes.

1.4. La poesía en el exilio

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Completan este panorama los poetas del 27, Juan Ramón Jiménez, José Moreno Villa y Juan Gil-
Albert, entre otros.
Abordan algunos temas como la patria perdida, la lucha o la derrota, y más tarde aparecerá la
nostalgia, el recuerdo de la infancia o el deseo de regresar. Aunque poseen estilos diferentes,
comparten un tono nostálgico, unas veces amargo; otras resignado. Destaca León Felipe con una
poesía combativa, en un tono vehemente y declamatorio. Su verso es fuerte y vibrante,
despojado a menudo de todo elemento ornamental. Algunas de sus obras son Español del éxodo
y del llanto (1939) y Ganarás la luz (1943)

2. La poesía social de los 50


La poesía social, iniciada en la década anterior, triunfa a mediados de los cincuenta. Hacia
mediados de siglo, la poesía existencialista desemboca en el llamado realismo social. Los
escritores salen de su angustia interior y contemplan lo que sucede en la calle. Intentan
presentar con objetividad la vida colectiva española y sus conflictos hasta alcanzar, poco a poco,
un tono enérgico de testimonio, protesta o denuncia de la situación social.

El concepto de poesía se plasma en tres características fundamentales:


1. La poesía es comunicación y ha de dirigirse a la “inmensa mayoría” (Blas de
Otero) frente a la “inmensa minoría” a la que se dirigía Juan Ramón Jiménez.
2. La poesía es testimonio y ha de reflejar la realidad de la calle.
3. La poesía es una herramienta de transformación que ayuda a construir una
sociedad más justa.

La temática se circunscribe a la denuncia social, al deseo de libertad, la exigencia de justicia y de


paz para todos, a las condiciones de trabajo y al tema general de España expresado en sus dos
caras de amor y dolor.
En cuanto al estilo poético, emplean un lenguaje transparente, sencillo y coloquial, que llega
incluso a un tono narrativo, próximo a la anécdota. Tienen predilección por el verso libre, las
rupturas rítmicas y las construcciones sintácticas simples o yuxtapuestas.

Gabriel Celaya (Hernani, Guipúzcoa, 1911-1991) De su etapa existencialista es Tranquilamente


hablando (1947) o Las cosas son como son (Un decir)(1949) De su etapa social, Las cartas boca
arriba, Lo demás es silencio, Paz y concierto o Cantos iberos (1955) , su obra más militante y
combativa, en la que ofrece una poesía dirigida al hombre concreto, al obrero de su momento y
de su país. Su lenguaje puede ser irónico pero siempre cotidiano y coloquial. La crítica reconoce
su enérgico compromiso social pero denosta su evidente prosaísmo.
Fue premio Nacional de las Letras Españolas (1986).

Blas de Otero (Bilbao, 1916-1979) Es el gran poeta de la época y su obra resume la evolución de
la poesía española desde 1939 hasta su muerte: abogado y profesor de Letras, censurado y
prohibido por sus actitudes personales y por la fuerza de su palabra. De su etapa existencialista
cabe señalar Ángel fieramente humano (1949) y Redoble de conciencia (1951), publicados más
tarde como Ancia. Se caracteriza por el tono trágico y la actitud atormentada y angustiada del
yo poético ante la muerte, la desolación del mundo y el silencio de Dios, a quien clama
desesperado porque se siente abandonado por él. En su segunda etapa, la poesía social, su
mirada se centra en la colectividad , la identidad de España y su porvenir: Pido la paz y la palabra
(1955) y Que trata de España (1964).

José Hierro
Según el propio autor, su poesía quizá parezca “demasiado intimista para ser llamada social”,
Distingue dos variedades en su práctica poética: los reportajes (poemas de carácter narrativo,

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que parten de un hecho real y emplean una lengua coloquial, aunque incluye elementos ilógicos)
y las alucinaciones (donde predominan la subjetividad y los componentes tradicionales).
Quinta del 42 (1952) y Cuanto sé de mí (1957), entre otras, en los que escribe poemas-reportaje
sobre la derrota de lo vivido y lo sufrido.
En su larga trayectoria poética, aparecen el ser humano y su realidad histórica, la temporalidad,
la palabra social, el amor y los sentimientos, el paraíso perdido, el recuerdo, la cultura y la propia
poesía.
Su obra poética es una de las más sólidas y personales de la lírica española de todo el siglo XX.
Es un poeta de palabra densa y cuidada.
Fue Premio Príncipe de Asturias (1981) y Premio Cervantes (1998)

Otros nombres pertenecientes a esta etapa son:


Gloria Fuertes, que se caracteriza por su variedad de temas, por su humanidad y ternura, y por
su autenticidad y su compromiso social. Su lenguaje es directo y vivo, con notas irónicas y humor,
siempre en verso libre. Escribió también poesía para niños. Aconsejo beber hilo-1954-, Que estás
en la tierra -1962-, Carmen Conde (Ansia de la gracia -1945- Enajenado mirar -1967- ) Ángela
Figuera ( Belleza cruel, 1984), Eugenio de Nora, Victoriano Crémer.

3. La renovación poética de los 60: la Generación de medio siglo.


A mediados de los cincuenta, se publican las primeras obras de un grupo de poetas, conocidos
como la generación, promoción o grupo poético de los 50, que llegará a su plenitud en los setenta.
Conciben la poesía como un proceso de conocimiento, de la realidad y de sí mismos, y también
del lector.
Algo más jóvenes que los poetas sociales, comparten con ellos una visión crítica de la realidad.
Les define una actitud humanista y la preocupación por los problemas del ser humano, tanto
morales y sociales como existenciales e históricos. Su tono es menos dramático que el de la
poesía social. Con el tiempo evolucionan hacia una poética centrada en lo individual y lo
subjetivo.
En su producción influyen algunos de los poetas del 27, especialmente Guillén y Cernuda.

Se puede establecer una temática común a todos ellos:


➢ la reflexión sobre el paso del tiempo (el tiempo pasa y destruye; sólo la infancia y la
adolescencia se verán como un paraíso perdido);
➢ el amor como cauce del erotismo y la amistad;
➢ la reflexión sobre la creación poética o metapoesía.
➢ La presencia de lo religioso, relacionado con la literatura mística o con la oriental.

En el plano formal, pretenden dignificar el lenguaje poético, alejándose del prosaísmo


exacerbado que tanto había gustado a los poetas sociales. Predomina un tono reflexivo, un
estilo conversacional. Presencia, a veces, del humor, de la ironía.
En la métrica predomina el verso libre, aunque no descartan las estrofas clásicas.

Los autores que se adscriben a esta corriente son muy heterogéneos:

José Ángel Valente, en su trayectoria se observa una indagación constante en el lenguaje, con
la finalidad de llegar al conocimiento poético y a su propia salvación: Poemas a Lázaro, El
inocente o Material de memoria, son algunas de sus obras.
También escribió ensayos y obras de crítica literaria.
Recibió los premios Príncipe de Asturias de las Letras (1988), el Nacional de Poesía (1993, 2001)
y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1998).

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Ángel González , es uno de los poetas de su generación en cuyos versos late un mayor espíritu
crítico y social; junto a la denuncia y el testimonio colectivo e histórico, hay también una poesía
muy ligada a su “yo” (Áspero mundo, 1956; Tratado de urbanismo, 1967, Palabra sobre palabra,
,1972);
Jaime Gil de Biedma , actitud irónica y sarcástica fruto de una visión desencantada, escéptica y
crítica del mundo y de la realidad. Es un poeta de palabra sencilla y expresiva, sincera, pero no
simple. (Compañeros de viaje, 1959; Las personas del verbo, 1975).

También cabe señalar autores tan relevantes como Claudio Rodríguez, José M. Caballero
Bonald( Las horas muertas -1959- fue Premio Cervantes en 1926), Francisco Brines( Palabras a
la oscuridad- 1966- nombrado académico de Lengua en 2001) , José Agustín Goytisolo, Antonio
Gamoneda ( no se incluye en ningún grupo o tendencia. Sus versos son muy personales y están
escritos con un lenguaje cuidado y sugerente, Sublevación inmóvil- 1960- Blues castellano -
1982-).

4. La poesía experimental de los años 70. Los Novísimos.


La obra, Nueve novísimos poetas españoles de José María Castellet, da nombre a una
generación de poetas marca un punto de inflexión en la lírica española.
Son autores esteticistas y de una gran formación, que se refleja en sus versos. Su poesía es
calificada de “culturalista” por la abundante presencia de alusiones y referencias filosóficas,
literarias, artísticas o históricas. Se advierte en ellos un deseo de renovación alejado de la
preocupación social y de toda preceptiva. En su poesía, diferente en cada caso, cabe desde el
surrealismo hasta la experimentación formal, desde un lenguaje cultista hasta el
aprovechamiento del lenguaje cotidiano.

Se caracterizan por:
➢ La ruptura con la poesía anterior; son disidentes en lo político y críticos con la sociedad
de consumo.
➢ En su formación influye de manera notable los medios de comunicación;
➢ El gusto por la mitología popular que proviene del mundo del cine, del deporte, del
cómic, de la televisión,… ( Marilyn Monroe, Los Beatles, …)
➢ La consideración de la poesía con valor en sí misma; es entendida como símbolo no
como transmisora de ideas o sentimientos.
➢ Proclaman la libertad creativa absoluta
➢ El aprecio por poetas extranjeros: Ezra Pound, William B. Yeats, Neruda, Octavio Paz.

Sus representantes más destacados se agrupan en dos tendencias:

Culturalista y surrealistas: Pere Gimferrer, la principal figura (Arde el mar, 1966) Guillermo
Carnero , Antonio Colinas y Luis Alberto de Cuenca (Elsinore, 1972).

Tendencia más coloquial, irónica y crítica


Manuel Vázquez Montalbán (Una educación sentimental, 1967) Leopoldo Mª Panero, Luis
Antonio de Villena, Jaime Siles, Ana Mª Moix, Clara Jarnés (Vivir, 1983)

Bibliografía:
Lengua y Literatura 2 Bachillerato, ed. ANAYA
Lengua Castellana y Literatura 2 Bachillerato, ed. Casals
Lengua castellana y Literatura 2 Bachillerato, ed Micomicona
Lengua castellana y Literatura 2 Bachillerato, Ed Oxford

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