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La poesía desde los años 70 a nuestros días: tendencias [poesía culturalista, de la

experiencia y del conocimiento], autores y obras

1. INTRODUCCIÓN
El panorama poético de las últimas décadas del siglo XX es de una gran complejidad debido a la
convivencia literaria de poetas procedentes de distintas generaciones y a la multiplicidad de
tendencias que se suceden. Por un lado, continúan su obra muchos poetas ya consagrados de
generaciones anteriores y empiezan a publicar en revistas y antologías; otros más jóvenes se abren
paso en la lírica española contemporánea. Cabe destacar la irrupción con fuerza de las mujeres
en la poesía de finales del siglo XX e inicios del XXI.

2. LA POESÍA CULTURALISTA
La estética dominante es la de los Novísimos, llamados posteriormente Generación del 70, y que
incluye a algunos autores más de los destacados por Castellet en su antología Nueve novísimos
poetas españoles.

Son autores esteticistas y de una gran formación, que se refleja en sus versos. Su poesía es
calificada de “culturalista” por la abundante presencia de alusiones y referencias filosóficas,
literarias, artísticas o históricas. Se advierte en ellos un deseo de renovación alejada de la
preocupación social y de toda preceptiva. En su poesía, diferente en cada caso, cabe desde el
surrealismo hasta la experimentación formal, desde un lenguaje cultista hasta el aprovechamiento
del lenguaje cotidiano.

Se caracterizan por:
➢ La ruptura con la poesía anterior; son disidentes en lo político y críticos con la sociedad
de consumo.
➢ En su formación influye de manera notable los medios de comunicación;
➢ El gusto por la mitología popular que proviene del mundo del cine, del deporte, del cómic,
de la televisión,… ( Marilyn Monroe, Los Beatles, …)
➢ La consideración de la poesía con valor en sí misma; es entendida como símbolo no como
transmisora de ideas o sentimientos.
➢ Proclaman la libertad creativa absoluta
➢ El aprecio por poetas extranjeros: Ezra Pound, William B. Yeats, Neruda, Octavio Paz.

Sus representantes más destacados se agrupan en dos tendencias:

Culturalista y surrealistas: Pere Gimferrer, la principal figura (Arde el mar, 1966) Guillermo
Carnero, Antonio Colinas y Luis Alberto de Cuenca (Elsinore, 1972).

Tendencia más coloquial, irónica y crítica


Manuel Vázquez Montalbán (Una educación sentimental, 1967) Leopoldo Mª Panero, Luis
Antonio de Villena, Jaime Siles, Ana Mª Moix, Clara Jarnés (Vivir, 1983)

Con el inicio de la democracia en España, los Novísimos buscan un camino personal y atenúan
su actitud culturalista:

3. LA POESÍA DE LOS AÑOS 80.


Aparece una nueva generación de poetas nacidos en torno a los años sesenta. A pesar de la
pluralidad de tendencias entre ellos, podemos citar algunas características comunes:

a. Toman como modelos autores anteriores: Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente o
Luis Cernuda.

b. Recuperación de formas métricas tradicionales (el romance, el soneto) y metros


tradicionales como del endecasílabo, el heptasílabo, alejandrinos y , a veces, se usa la rim
c. Vuelven a la poesía narrativa con un lenguaje coloquial. Se cuentan historias a partir
de una anécdota, se introducen términos cotidianos y del lenguaje publicitario. Se descarta lo

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conceptual y lo abstracto. No hay exaltación romántica de los sentimientos. Es un yo que se
funde con la realidad urbana, con lo cotidiano. A veces, el poeta se desdobla a través de una
segunda persona e incluso se esconde tras la máscara de un personaje, con el que se identifica.

d. Los temas son motivos existenciales de carácter universal: el paso del tiempo, el amor,
la muerte, el recuerdo, el fracaso amoroso, el desencanto y los conflictos generacionales.

e. Al ser poetas que viven en democracia, no se muestran radicales o rebeldes con el sistema,
aunque sí expresan a veces su ironía o desencanto en tono confidencial, nunca como una
invitación a la protesta.

f. Emplean el humor, el pastiche, la parodia o la ironía como elementos distanciadores.

A finales de los 70 y durante la década siguiente surgieron varias reacciones contra los Novísimos.

➢ Una de ellas fue la de la poesía intimista o figurativa, que preconizaba un equilibrio


entre el esmero formal y el contenido humano, narrando experiencias de los autores desde la
ironía, el humor y el distanciamiento. Autores representativos de esta corriente fueron Luis
Alberto de Cuenca y Andrés Trapiello.

➢ La poesía del silencio Se trata de una poesía minimalista, que reivindica las vanguardias.
Se compone de poemas breves, en los que se elimina la anécdota y lo circunstancial. Es, también,
una poesía reflexiva, filosófica, de raíz intelectual. En ella se depura el lenguaje hasta alcanzar lo
esencial. En definitiva, es la búsqueda de la “poesía pura”.

Esta tendencia, iniciada por Jaime Siles ( Música de agua, 1983), cuenta con autores como
Andrés Sánchez Robayna ( Palmas sobre la losa fría, 1989) o Clara Jarnés (Rosas de fuego,
1996). A ellos se unen poetas más jóvenes como Olvido García Valdés o Diego Doncel.

➢ La más poderosa reacción contra el culturalismo de los Novísimos fue en su origen una
poesía crítica ( en lo político, en lo social, en lo estético) que recibió el nombre de Poesía de la
experiencia.
Iniciada por un grupo granadino que publica su manifiesto La otra sentimentalidad en 1983, es la
tendencia más representativa de esta época y domina el panorama poético hasta mediados de los
noventa. Se trata de una poesía realista que rechaza los elementos irracionales del lenguaje y usa
una expresión coloquial. En lo formal, destaca el uso de la narratividad, el monólogo y el
diálogo dramático, las expresiones coloquiales y el sentido del humor. El protagonista
indiscutible es el yo recreado con una clara vocación de comunicación con los lectores, por lo
que se hace uso de un lenguaje poético accesible.

Algunos de sus representantes son:

Luis García Montero (1958) es el autor más destacado, admirador de Gil de Biedma y Ángel
González. Entre sus obras destacan El jardín extranjero (1983), Las flores del frío (1991),
Habitaciones separadas (1994) y Completamente viernes (1998).

Otros poetas: Felipe Benítez Reyes con Paraíso manuscrito (1982) y Los vanos mundos (1985)
Jon Juaristi, con Diario de un poeta recién cansado (1986), Miguel d´Ors, Es cielo y es azul
(1984); Carlos Marzal, El último de la fiesta (1987) y Vicente Gallego, La luz de otra manera
(1987)
Como ramificación de esta tendencia se cultiva una poesía elegíaca que reflexiona sobre el paso
del tiempo y la pérdida, en la que destaca Eloy Sánchez Rosillo (Páginas de un diario, 1981).

➢ A finales de los 80 y principios de los 90 nacen reacciones de diversos grupos contra el


carácter oficial que había adquirido la tendencia anterior. Uno de ellos es el de la poesía de la
diferencia – con autores como Carlos Clementson Pedro J de la Peña y Juana de Castro- ,
reivindicativo del carácter puramente personal de la creación poética, otro es de la poesía de la
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conciencia – con representantes como Antonio Orihuela y Jorge Riechmann- que, siguiendo a
Neruda, considera toda literatura comprometida y toda poesía social.

Paralelamente a las contestaciones anteriores , existen iniciativas personales en los 90 que


resultan difícil sistematizar: unas vuelven a la tradición, otras continúan con la experimentación
vanguardista y algunas se reafirman en su propia individualidad. Estas son algunas tendencias:

• Neosurrealismo: Blanca Andreu ( De una niña de provincias que se vino a vivir en un


Chagall, 1981)
• Erotismo: Ana Rossetti (Indicios vehementes, 1985) y Almudena Guzmán (Usted, 1986)

Neoexistencialismo: Amalia Iglesias ( Un lugar para el fuego, 1985; Dados y dudas, 1996) y
Luisa Castro ( Los versos del eunuco,1986; Los hábitos del artillero, 1990)

Neopurismo: Álvaro Valverde ( Una oculta razón, 1991)

Impresionismo posnovísimo: Andrés Trapiello (La vida fácil, 1985)

• Poesía épica: César Antonio Molina (Derivas, 1987), Julio Llamazares ( Memoria de la
nieve, 1982) y Juan Carlos Maestre (Antífona del otoño en el valle del Bierzo, 1986)

Neorrealismo: Fernando Beltrán ( Cerrado por reformas, 1988), Miguel Galanes (Urgencias sin
nombres, 1981) y Ángel Guache ( El viento en los árboles, 1986)

Neoclasicismo: Fernando de Villena ( Soledades tercera y cuarta, 1981)

4. HACIA EL SIGLO XXI

Al finalizar el siglo XX, entre los poetas se empieza a manifestar un rechazo al relativismo moral
de las tendencias predominantes ya estudiadas y en favor de un mayor compromiso social del
poeta frente a un mundo injusto e insolidario.

Fernando Beltrán publica una antología con el título El hombre de la calle (2001), que apuesta
por una poesía “entrometida”, en la que se abordan temas como la globalización, la ecología, el
subdesarrollo o el neoliberalismo. Se considera la poesía como el espacio de la resistencia, y el
realismo como el instrumento de indagación y vigilancia que pretende la transformación del
hombre y del mundo. Es una poesía rehumanizada, reflexiva, que manifiesta ciertas
preocupaciones existenciales: la incertidumbre y la desubicación espacial y temporal del
individuo, con un tono de desarraigo y desolación.

Entre los poetas destacan: Jorge Riechman (El día que dejé de leer El País y Poesía
desabrigada, 2006), Ana Merino ( La voz de los relojes, 2000) y Lorenzo Oliván (Libro de los
elementos, 2001). Otros poetas como Carlos Marzal ( El corazón perplejo, 2005) o Vicente
Gallego ( La plata de los días, 1996) también han derivado hacia este neorrealismo.

En definitiva, la poesía más reciente se mueve en muy diversos frentes, e incluso dentro de cada
grupo las diferencias son enormes. La continua aparición de autores y textos, predeterminados
por colecciones de poesía y editoriales, y sobre todo la cercanía en el tiempo, dificultan su
sistematización.

Para finalizar, los poetas también se han adaptado a los nuevos tiempos y en internet han
proliferado los blogs poéticos. La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger ( Bartleby
Editores) reúne la obra de 13 mujeres poetas.

Bibliografía:
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA, 2 BACHILLERATO, ed. Casals
Lengua castellana y LITERATURA, 2 bachillerato, ed. Tabarca

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