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LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA II 2º BACHILLERATO CURSO 2020-21 TEMA 7.

LA POESÍA
DESDE LA GUERRA CIVIL HASTA LOS AÑOS 50.

1. CONTEXTO HISTÓRICO- CULTURAL.


El final de la Guerra Civil trae consigo el exilio de un importante número de intelectuales
españoles. Son años difíciles, de pobreza extrema y de falta de libertades. El aislamiento y
la censura provocan una tremenda ruptura en el mundo cultural español impidiendo, por
un lado, la entrada de las innovaciones de la literatura europea, y por otro, la expresión libre
de los escritores de dentro.

2. LOS AÑOS DE LA GUERRA Y LA POESÍA DEL EXILIO


En el ámbito de la poesía, en los años 30, los experimentos vanguardistas habían dado paso
a un proceso de rehumanización de la literatura. Apareció una poesía comprometida con la
realidad, rasgo que se acentuaría en la Guerra Civil. Entre 1936-1939, tanto en el bando
republicano como en el nacional se desarrolló una literatura de propaganda ideológica
que, en general, no se caracterizó por su calidad.
Sin embargo, hay que destacar la figura de MIGUEL HERNÁNDEZ, epígono de la
Generación del 27 y cuya obra, iniciada antes de la contienda, alcanzó su madurez en estos
años. Destacan tres temas fundamentales: la poesía, el amor y la justicia. Su poesía es
objeto de una cuidada elaboración que pasa por la selección de un vocabulario de gran
carga emotiva y una inspirada sintaxis basada en paralelismos, antítesis y correlaciones.
Los poetas del exilio prosiguieron la tradición poética de la modernidad y llegaron, en algún
momento, a sustituir el dolor por un rescate del pasado. Los temas centrales de la poesía del
exilio: son la España perdida tras la Guerra y la defensa de los ideales republicanos. Aparte
de Juan Ramón Jiménez y la mayoría de los escritores de la Generación del 27 (Alberti,
Guillén, Cernuda, Salinas...), hay que mencionar a otros poetas exiliados como: León Felipe,
su obra representativa de este período es Español del éxodo y del llanto; Pedro Garfias,
Poesías de la guerra española, Emilio Prados,
Jardín cerrado; Manuel Altolaguirre, Fin de un amor; Juan Gil- Albert, Las ilusiones.

3. LA POESÍA DE LOS AÑOS 40


Pese a la pobreza general de la cultura durante la primera década de posguerra, la poesía es
el ámbito de mayor diversidad artística, por tratarse de un género minoritario y elitista y de
difusión reducida. Dámaso Alonso acuñó las siguientes denominaciones a las dos
tendencias poéticas del momento:

3.1. POESÍA ARRAIGADA o NEOCLÁSICA.


Dentro de la órbita ideológica de los vencedores, aparecen dos revistas: Escorial
donde publican poetas falangistas como Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero, Luis
Felipe Vivanco y Luis Rosales; y Garcilaso, promovida por José García Nieto. Es
un tipo de poesía que prefiere las formas métricas clásicas y los temas tradicionales.
Expresan una visión del mundo optimista y esperanzada, sin reflejar la penosa realidad
del momento, indicando con ello su conformidad con el mundo que les había tocado
vivir.

3.2. POESÍA DESARRAIGADA o EXISTENCIALISTA


En 1944,la aparición de Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre e Hijos de la ira de
Dámaso Alonso supone el punto de partida de unos poetas que muestran su
disconformidad con el mundo circundante, su desasosiego existencial y los primeros
indicios de una protesta social y política. En esta línea se sitúa la revista Espadaña,
dirigida por Victoriano Crémer y
Eugenio de Nora, que defiende una poesía menos retórica y comprometida con el
dolor humano. Así los temas son la búsqueda dolorosa de Dios o su silencio, las crisis
religiosas, la angustia por la muerte inexorable. Muchos autores evolucionarán luego
hacia la poesía social.

3.3. POESÍA VANGUARDISTA.


LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA II 2º BACHILLERATO CURSO 2020-21

Frente a este panorama realista y existencial, aparecen otras manifestaciones poéticas


bien distintas que entroncan con la lírica anterior:
►El Postismo. Se trata de un movimiento tardío de vanguardia que recupera el gusto
por el juego y la experimentación formal, en torno a los nombres de Carlos Edmundo
de Ory y Eduardo Chicharro o Ángel Crespo.
►El grupo de la revista Cántico, de Córdoba. Cultivan una poesía intimista, de aliento
romántico y riqueza expresiva. Enlazan con la Generación del 27 en su defensa de la
pureza poética y la poesía de la experiencia, partiendo de Bécquer y Cernuda. Sus
principales representantes fueron: Pablo García Baena, Ricardo Molina y Juan
Bernier.

4. LA POESÍA SOCIAL DE LOS AÑOS 50


La década de los 50 trae consigo el auge de la poesía social, caracterizada por el lenguaje
sencillo y coloquial, una mayor preocupación por los contenidos e incluso una tendencia
hacia el prosaísmo. Se concibe la poesía como una herramienta que debe ayudar a la toma
de conciencia social de los
destinatarios y, en consecuencia, colaborar a la transformación de la
realidad. Los principales poetas del realismo social son:

∙ Blas de Otero. Su obra recorre las tres tendencias estudiadas: la poesía arraigada de la
inmediata posguerra, l a poesía desarraigadaposterior; y durante los años cincuenta y
sesenta, la poesía social. En su poesía se reconoce como constantes su rebelión ante
la injusticia y su ansia de paz. Entre sus obras destacan: Redoble de conciencia,
Ángel fieramente humano (ambas obras forman en 1958 un nuevo libro cuyo título,
Ancia, aglutina la primera sílaba del uno y la última del otro) y Pido la paz y la palabra
(obra representativa de la preocupación social en la poesía.

∙ Gabriel Celaya: en su producción poética, en la que siempre resaltó su afán de


comunicarse con la gente, se suelen distinguir cuatro etapas. Sus primeros libros
están próximos a las vanguardias; La soledad cerrada. Durante la posguerra, con el
pseudónimo de Juan de Leceta, cultiva una poesía existencial, Las cosas son como
son. La tercera etapa corresponde a la poesía social, Las cartas boca arriba (conjunto
de epístolas poéticas de claro contenido social) y Cantos iberos, (donde es notorio el
tono beligerante, de incitación y arenga, de muchos poemas). En sus últimos textos,
destaca una tendencia de experimentación formal, Campos semánticos.

∙ José Hierro: destacan cierta constantes temáticas: la experiencia personal y la memoria;


y la sobriedad expresiva. Algunos de sus poemas sociales se incluyen en Cuanto sé
de mí y Libro de las alucinaciones.

5. LA GENERACIÓN DE LOS 50.


A mediados de la década de los cincuenta, coincidiendo con la apertura política del régimen
franquista, se publican las primeras obras de un grupo de poetas que, sin renunciar al
compromiso, busca una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo
colectivo a lo personal. Conocidos como la Generación de los 50, llegará a su plenitud en
los sesenta. En general, pierde peso el concepto de la poesía como comunicación y pasa a
hablarse, según los casos, de la poesía como experiencia o de la poesía como
conocimiento. Son, entre otros, Ángel González, José Agustín Goytisolo, Carlos Barral,
Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente y Félix Grande.
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EXTREMEÑOS

A mediados de los años 40 aparecen los primeros poemas y libros de Jesús Delgado
Valhondo, conocedor de la lírica de su momento, de la llamada poesía rehumanizada de
cierta desolación moral. Sus obras como La esquina y el viento hablan de un poeta cercano
a los planteamientos del existencialismo cristiano y a un cuidado extremo en el verso.
Delgado Valhondo es uno de los tres poetas más importantes de los años 50 y 60 en
Extremadura, los otros dos son Manuel Pacheco y Luis Álvarez Lencero. Pacheco, poeta
autodidacta, escribe una poesía desarraigada con denuncia social, en defensa de los
oprimidos, relacionada con las formas literarias de vanguardia. En Álvarez Lencero destaca
también su compromiso con los más desfavorecidos con versos marcadamente líricos y algo
trascendentes.
Debemos citar en esta etapas de posguerra a un poeta de importancia nacional que
desarrolla su obra lejos de Extremadura, José María Valverde al que algunos lo relacionan
con los poetas católicos de la Generación del 36 no solo por su sincera actitud religiosa sino
por el carácter sosegado de su lírica. Muy dentro de la línea de la época se halla la inclusión
de elementos realistas en algunos de sus libros como Versos del domingo.

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