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FACULTAD DE DERECHO
INTEGRANTES
Cotrina Celiz,
Jimena Deza Celis,
Dayna Marín
Requejo, Sofia
Melendez Campos,
Carmen Mego Guevara,
Jaime Ramírez García,
Malú Rivero Burgos, Rossi
Zamora Reyes, Lisseth
DOCENTE
ASIGNATURA
SEMESTRE
2021-II
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I: DERECHO NATURAL Y CONCEPCIÒN IUSNATURALISTA
1. El Derecho Natural
1.1 Definición
1.2 La Ley Natural
1.3 La teorìa Iusnaturalista
2. Evoluciòn de la concepción iusnaturalista sobre el derecho
2.1 Edad Antigua
2.1.1 Aristóteles
2.1.2 Cicerón
2.2 Edad Media
2.2.1 San Agustín
2.2.2 Santo Tomás de Aquino
2.3 Edad Moderna
2.3.1 Hugo Grocio
2.3.2 Hobbes
2.3.3 John Locke
3. Características del Iusnaturalismo
4. Clasificaciòn
4.1 Iusnaturalismo Clásico
4.1.1 Principales representantes
4.2. Iusnaturalismo Cristiano
4.2.1. Derecho divino
4.2.2. Derecho moral
4.2.3. Justicia humana
4.3. Iusnaturalismo Racionalista
4.3.1. La moral
4.3.2. La razón
4.3.3. Ética
4.3.4. Derecho Natural
4.3.5. Estado de naturaleza y estado civil.
CAPÍTULO II: CRÌTICA A LA TEORÌA IUSNATURALISTA Y POSTURA
5. Principales crìticos del Iusnaturalismo
5.1 Jeremy Bentham
5.2 John Stuart Mill
5.3 Hans Kelsen
CAPÍTULO III: Los Derechos Humanos y el Iusnaturalismo
8.1 Análisis de la STC N.°. 09332-2006-PA/TC
8.2 Análisis de la STC N° 10819-2017
6. Posiciòn y apreciaciòn grupal (Interés actual del Iusnaturalismo para
el estudio del Derecho)
CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
INTRODUCCIÓN
Es necesario señalar que las normas que integran el derecho natural son de
carácter jurídico, una realidad jurídica objetiva y no unos principios de
carácter moral o religioso. El derecho natural constituye un verdadero
ordenamiento jurídico, con sus mandatos y prohibiciones, independiente de
la voluntad humana y de toda reglamentación positiva.
El carácter jurídico de los preceptos del derecho natural ha sido negado por las
posturas positivistas. El derecho natural carece de positividad, por lo que debe,
según los iuspositivistas, negarse su realidad o su carácter normativo, ya que la
positividad es una característica esencial del derecho. Frente a esto hay que
distinguir entre derecho concreto, históricamente dado, que requiere
efectivamente vigencia o positividad, y el derecho como realidad esencial e
intemporal (A. FERNÁNDEZ-GALIANO,1993).
Esta doctrina apoya la idea de que existe una serie de derechos que son
propios del ser humano, sin distinción alguna, y que son anteriores a los
derechos humanos y los derechos naturales establecidos como parte de un
orden social. Estos derechos se relacionan con la ética y la moral, entendidas
como aquellas normas de buenas costumbres que todos conocemos y
debemos cumplir.
Asimismo, el iusnaturalismo afirma que las leyes positivas, aquellas que rigen
las normas de un Estado, también están relacionadas con el derecho natural
que, de una u otra manera, busca imponer el orden de la existencia humana y
la justicia de manera coherente.
Es decir, el iusnaturalismo se rige por los principios que parten del carácter
universal que tienen los derechos universales, es racional y busca el bienestar
general de la sociedad. Contradecir estos derechos sería ilegal y una
injusticia.
Esta ley natural no sería disponible a los hombres, que la podrían conocer,
pero jamás cambiarla. Una ley que vale para todos los hombres donde quiera
que estén y que tiene en Dios su único legislador y juez. Por tanto, atentar
contra esta ley natural sería como atentar contra la propia naturaleza
humana. (Fabra, 2007)
Por ello, será la deducción la que ocupe, principalmente, en los textos del
jurista holandés, el papel metodológico por excelencia. La empresa grociana
no se planteará efectuar un análisis antropológico exhaustivo que busque
desentrañar desprejuiciadamente los principios de la Ley natural. Más bien,
partirá de principios que asume como innatos y, sirviéndose de la experiencia
histórica, procederá a demostrarlos. Así, la operación jurídica jusnaturalista en
la que se enmarca Grocio se reduce a un ejercicio simple: despejar los
principios naturales más fundamentales, aquellos que, como los axiomas
matemáticos, son “auto-evidentes”, y derivar de ellos las consecuencias
necesarias para la construcción racional de todo el sistema jurídico, ahora sí,
“universalmente” válido.
En ese sentido, y como apunta Bobbio, la tarea del jurista dejó de ser la de
“interpretatio” para ser propiamente la de “demostratio”. El jurista pasó de
ser un hermeneuta a ser un verdadero constructor de grandes sistemas
jurídicos que serán tallados en la carne misma de la lógica. El sistema ahora
no reposa más sobre una realidad externa a sí mismo, no se cimenta en
ningún ente ajeno, sea Dios o la experiencia sensible, sino que se “auto-
funda” a partir de su propio método, a partir de definiciones a priori que
establecen “…una verdad que no quedaría afectada aun desapareciendo todo
el mundo empírico.” A la concreción y consolidación de esa transición, como
dijimos, Grocio hará un significativo aporte.
Esta libertad sin limitaciones o, lo que es lo mismo, este derecho a todas las
cosas incluye el derecho de disponer del cuerpo del prójimo si se considera
conveniente:
Lo primero que debemos anotar es que para Hobbes es claro que ius
naturale tiene el sentido de derecho subjetivo, esto es, una facultad o poder
natural. En esto, entonces, el filósofo no hace otra cosa que adoptar uno de
los varios significados que, como vimos, tenía la palabra ius, y que
encontramos claramente en autores como Vitoria o Grocio. La verdadera
innovación que introduce Hobbes en el discurso filosófico y jurídico de su
época, y por la que rompe con la tradición, fue haberle dado al ius naturale un
carácter ilimitado. Veíamos en Vitoria y Grocio cómo el derecho tenía límites
muy claros, pues su ejercicio estaba condicionado a que “no se hiciera daño a
los demás”.
En Hobbes, en cambio, el carácter ilimitado del derecho natural hace que éste
no sirva ya como criterio de justicia, puesto que toda acción humana,
inclusive aquella que atenta contra el cuerpo de otro hombre, permanece
lícita (o al menos no puede considerarse injusta) en el estado de naturaleza.
Un pasaje del De cive es muy diciente en este sentido:
La naturaleza ha dado a cada uno derecho a todas las cosas; es decir, que
en el mero estado de naturaleza, antes que llegara el momento en que los
hombres establecieran entre sí pactos o convenios, era legal para cada
hombre hacer lo que le viniese en gana contra quien le pareciese oportuno,
y poseer y disfrutar todo lo que quisiera o pudiera conseguir. (Hobbes,
2000: 53)
La ley de la naturaleza, bajo este aspecto, requiere probar que Dios existe, que
ha creado a los seres humanos esencialmente racionales, que hay un deber
de las criaturas de obedecer las órdenes de su Creador y que la razón puede
derivar los principios generales de la conducta moral de su conocimiento de
las naturalezas
humana y divina. Es la versión de los Essays on the law of nature. Sin
embargo, Locke tropezó en más de una ocasión con tales condiciones, no
dando una respuesta convincente. El argumento secular, en cambio, agrega
Hasnas, «define la ley natural como la ley de la razón que ordena lo que es
mejor en atención al interés de la humanidad». Esta es la posición de Locke
en los Two treatises of government.
De modo que hay que concluir, según Aaron, que la obediencia a la ley moral
es debida en razón de que se trata de cumplir la voluntad de Dios, que
establece recompensas a la obediencia e impone castigo a la desobediencia;
y al hacerlo así, obedecemos también a nuestra naturaleza y tomamos a
nuestra razón por guía. Para esto es indispensable que Locke afirme que
nuestra razón es la revelación natural. Y efectivamente lo hace así.
5.4 Es la doctrina en la cual existen leyes que no han sido puestas por
la voluntad humana y en cuanto tales son anteriores a la formación de
cualquier grupo social.
4. Clasificación
Existen distintos tipos de Iusnaturalismo según el fundamento de los
principios universales.
Señala que natural es lo justo que tiene la misma fuerza en todas las
partes, independientemente que haya sido o no mandado, y lo justo
por ley, en cambio, es aquella solución cuya justicia viene de que haya
sido establecida así por una ley humana; lo cual hace referencia a una
primera distinción entre el derecho natural y el derecho positivo.
Donde más profundiza Aristóteles sobre la relación entre el derecho y
la naturaleza es en La Retórica, a propósito de la distinción entre la ley
escrita que es la propia de un pueblo y la ley no escrita, que es aquella
común a todos.
Además, esta parte del derecho nos dice que todos deberían vivir en el amor
de Dios y en el amor al hermano o prójimo. Debido a que, este amor al prójimo
forma la base para el entendimiento de Dios. El Derecho divino también se
encuentra en los escritos revelados del Nuevo Testamento y del Antiguo
Testamento, ya que, los mandamientos principales pertenecen a las leyes de
Dios y el amor al prójimo.
De este modo, Fornés (1984), nos dice que el derecho moral se presenta con
las siguientes características:
A. Es un orden intrínseco al hombre.
B. Es un orden objetivo, ya que la estructura óntica de la personalidad
se recibe de Dios, y no es algo constituido por el hombre.
C. Es el orden inherente a la libertad, puesto que corresponde al
desarrollo de la personalidad del hombre según su propio ser.
D. Es responsabilidad ante Dios, como respuesta a la vocación que
representan el ser y la existencia del hombre (sentido vocacional del
ser humano; la vocación como 'proyecto de existencia' de Dios
para cada hombre en concreto). En este sentido, el orden moral es, a
su vez, orden del hombre en cuanto tiene una relación con Dios.
E. En la medida en que la estructura óntica de la persona humana es
idéntica en todos los hombres, por lo que concierne a su núcleo
esencial, es posible deducir (abstracción) y formular unas constantes
universales, que son las llamadas normas de moral.
4.3.2. La razón
Según Welzel (1971) el iusnaturalismo racionalista representa, en el ámbito de la
historia del pensamiento filosófico- jurídico, la consecución de un hito muy
importante de secularización del mundo moderno. Dicho proceso, delimita una
nueva concepción del antiguo problema de la ley natural, refiriéndose, a “la
ruptura del monolitismo y la uniformidad religiosa por obra de la Reforma
protestante”, iba a llevar coherentemente a la necesidad histórica de un
iusnaturalismo no fundado de modo ineludible en la ley eterna, pues si se quiere
encontrar un concepto unitario de derecho natural, aceptado por todos
los hombres sean cual fueren sus ideas religiosa, se hace preciso
independizar aquél afirmación de la autonomía e independencia de la razón
humana frente a la razón teológica, por dicho motivo, se piensa que la base y
fundamento de este derecho natural no puede ser más, la ley eterna, sino, la
misma naturaleza RACIONAL del hombre, que pertenece y corresponde por
igual a todo género humano: la razón, es el común a todo hombre, y sobre
ella se puede construir un auténtico y nuevo derecho natural.
Entonces, es así, la naturaleza humana y social, será ahora el fundamento
ético y los contenidos de un derecho natural que, como la razón humana, es
universal y de total validez, pues en palabra de uno de sus máximos
representantes Hugo Grocio: “valdría de algún modo aún cuando de admitiera
lo que no se podria hacerse sin incurrir en un crimen horrendo- que no hay
Dios o que, si lo hay, no se interesa en las cosas humanas” y “la época del
derecho natural teológico había cumplido su cometido e, impulsaba
inmanentemente una secularización cada vez mayor, teniendo que pasar a
nuevas manos por razón de la problemática alcanzada”
4.3.3. Ética racional
Otra característica a resaltar del iusnaturalismo racional, es la autonomía y
papel predominante que fue adquiriendo las ideas de naturaleza y razón
humana, pues, gracias a eso, se va a propiciar la construcción de una ética
social por un lado universal y, por otro, mínima. Universal por que sus
principios se van a obtener de común razón humana , y mínima por que
pretende su validez sin negar las diferencias culturales o religiosas.
Esta idea, se encargará de unir un conjunto de autores, pues consistirá en la
construcción de una ética racional, separada definitivamente de la teología y
capaz por sí misma de garantizar la universalidad de los principios de la
conducta humana, justamente , porque está basada en un análisis y una
crítica racional de los fundamentos mucho más que en la teología.
Debemos tener presente que la gran parte de los representante iusnaturalista
racionalistas son defensores de la tolerancia en materia religiosa, lo que
resulta incluso un poco beneficioso
4.3.4. Derecho Natural
Desde un inicio se rompió la ligación del derecho con la divinidad y se
refugia en el conocimiento certero que emana del puro eidos y de la pura
razón, es así que solo el abordaje racional y científica, podía zanjar las
disputas. Autores como Grocio, negaron que el Ius Gentium tuviera sus
cimientos en los fundamentos de índole teológica general, por lo que debía
ser universal, es decir que no fuera específico para la comunidad cristiana,
para ello utiliza el recurso de instaurar a la autoridad como fuente única y
fidedigna de conocimiento, tanto sagrada como filosófica
Dicha actitud resulta trascendental, pues trastocar profundamente el rol del
jurista como del derecho, es decir, el trabajo del jurista debe ser el de
desentrañar las leyes objetivas inscritas en la naturaleza, y no ser solo un
intérprete de textos antiguos o de las santas escrituras.
Para el iusnaturalismo racionalista,el derecho natural es una suerte de
“apetito social y racional” hacia la justicia, por lo que el hombre debe buscar
formar comunidades pacíficas y ordenadas.
El único recurso que Bentham acepta para obtener principios generales del
derecho, entonces, es deducirlos de las proposiciones menos generales que
constituyen el derecho positivo.
Pero ¿cuál es el origen y el alcance de ese derecho moral? Mill piensa que la
justicia requiere primariamente tratar a todos igualmente bien, pero que este
gran deber moral es una emanación directa del principal principio de la
moral, está abarcado en el significado mismo de la utilidad, o principio de la
mayor felicidad.
Pues bien, hasta acá todo parece muy bien, sin embargo, Aristóteles apenas
tiene idea de la dignidad de la persona humana en el sentido actual. Para
Aristóteles, es natural la institución de la esclavitud; el esclavo no es hombre.
Por otro lado, la mente de Aristóteles es fundamentalmente de orientación
totalitaria. Por eso, considera al hombre siempre como parte de la Ciudad,
enfoque dominante en toda filosofía totalitaria. De donde se sigue la
consecuencia lógica de que Aristóteles no concibe al hombre como un ser
revestido de derechos naturales frente al Estado y a la autoridad. Ni siquiera
aparece en Aristóteles el concepto de derecho subjetivo, es decir, el derecho
en sentido de facultad moral de exigir algo. Aristóteles habla de la ley y de la
justicia, pero no habla del derecho en el tercer sentido: en el sentido de
subjetivo.
Pues bien, dicho todo esto, como grupo, queremos señalar que no tomamos
una posición por una corriente específica pues durante la investigación
realizada hemos encontrado en cada una de ellas muchas cosas
enriquecedoras para el derecho y, por ello, asumiendo una postura un poco
sincretista, consideramos que lo más adecuado es asumir las riquezas de cada
corriente del iusnaturalismo. En este sentido, nos consideramos
iusnaturalistas clásicos al asumir todos los aportes buenos de Aristóteles y
Cicerón, pero también iusnaturalistas medievales al asumir la riqueza que nos
aporta santo Tomás con su filosofía. Y finalmente, un poco más con pinzas,
también asumimos todo lo que sea rescatable del iusnaturalismo racional,
más no del iusnaturalismo racionalista que, como se ha visto, es
completamente otra cosa.
CONCLUSIONES
● Como grupo, queremos señalar que no tomamos una posición por una
corriente específica pues durante la investigación realizada hemos
encontrado en cada una de ellas muchas cosas enriquecedoras para el
derecho y, por ello, asumiendo una postura un poco sincretista,
consideramos que lo más adecuado es asumir las riquezas de cada
corriente del iusnaturalismo. En este sentido, nos consideramos
iusnaturalistas clásicos al asumir todos los aportes buenos de
Aristóteles y Cicerón, pero también iusnaturalistas medievales al asumir
la riqueza que nos aporta santo Tomás con su filosofía. Y finalmente,
un poco más con pinzas, también asumimos todo lo que sea rescatable
del iusnaturalismo racional, más no del iusnaturalismo racionalista que,
como se ha visto, es completamente otra cosa.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS