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PARCIAL 2 DPE VANESA ZUNINO

ACTIVIDAD 1.-

C. PENAL ECONOMICO, sala A, 6/8/2003 – Eurnekian, Eduardo

2 INSTANCIA. - Buenos Aires, agosto 6 de 2003

La Dra. Zunino dijo:

Que el delito se refiere a los derechos tanto individuales como sociales de los miembros de la
sociedad civil, mientras que la contravención está vinculada a la administración pública como
creadora de un ámbito de orden para la realización práctica de nuestros derechos en la vida
cotidiana, es decir, que el delito afecta al bien común, mientras que la contravención se refiere
a la afectación de la Administración.

Que en cita de lo dicho por el Dr. Hedler “…se atribuye al imputado haber defraudado al Fisco
en el pago de distintos impuestos que le correspondían por la venta de su participación en el
capital accionario de varias sociedades anónimas, cuyo importe percibió en los ejercicios
fiscales de los años 1995, 1996 y 1997… la totalidad de lo obtenido fue donado por intermedio
de dos fondos fiduciarios constituidos en el exterior. Que el a quo, en la resolución recurrida,
consideró que Eurnekian había conservado la disponibilidad de los valores girados al exterior,
los que únicamente iban a ser transmitidos por causa de muerte…hubiera bastado una simple
transferencia de los fondos al exterior y una sencilla disposición testamentaria… todo ese
artificio tiene el único propósito de defraudar al Fisco sustrayendo el patrimonio a la
tributación que le correspondía…para radicar los capitales dos Estados insulares conocidos
como “paraísos fiscales… . Era obvio, por la cuantía de los importes percibidos por Eukenian,
que no podrían pasar desapercibidos al Fisco ni bastaba para ocultarlos con solamente
omitirlos en las respectivas declaraciones anuales. Esas declaraciones, lo mismo que la
espontánea e inmediata presentación de los instrumentos de constitución de los fideicomisos,
se muestran mas bien como el despliegue del medio ardidoso previamente preparado.” Por lo
tanto sostiene la acción como delictiva, por el modo doloso tanto en la constitución de los
fideicomisos como en la preparación del delito. Quienes observan como condición objetiva de
punibilidad, más allá del monto evadido por la acción elusiva, es el medio utilizado para
defraudar al fisco, empleándose de ardid o engaños.

Que en concordancia a lo dicho con el Dr. Hedler, se expresó el Dr. Repetto, y de manera
opuesta el Dr. Bonzón, …”la diferenciación entre elusión fiscal delito y elusión fiscal infracción
es una manera de particularizar una formula genérica de distinción entre delitos aduaneros y/o
tributarios e infracciones …que es la siguiente: “ Si la conducta imputada ilícita es de tal
gravedad que compromete seriamente el control fiscal o aduanero, al exigir un esfuerzo fuera
de lo normal para detectarla, debe ser encuadrada como delictual. Por el contrario, si la
conducta desarrollada es fácilmente detectable, mediante el rutinario pero adecuado control,
debe ser encuadrada como infraccional”, quien claramente ve como condición objetiva de
punibilidad el mayor o menor esfuerzo de control por parte del fisco, para detectar las
irregularidades maliciosas del contribuyente.
Que en referencia al bien jurídico tutelado “Hay plena coincidencia que, una de las
características centrales del bien jurídico en los delitos económicos reviste el carácter de un
bien supraindividual (Romera, en Cesano, 2011:7-8) 

Que no obstante las disimilitudes entre autores, en cuanto a la denominación del bien jurídico
tutelado por el ilícito en cuestión, considera que el bien jurídico protegido por los tipos
delictivos contemplados en el Régimen Penal Tributario Argentino es la hacienda pública del
fisco nacional, de los fiscos provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (cfme. art. 1
del Régimen Penal Tributario). Ello así, cualquier conducta ilícita que afecte estos bienes
jurídicos contraviene el orden público económico. El concepto de bien jurídico, tratándose de
esta rama del sistema jurídico, es necesariamente supraindividual, ya que lo que se lesiona con
la conducta prohibida es el orden público económico (Romera en Cesano: 2006, 3).

El carácter supraindividual del delito tributario que no se agota en un mero delito patrimonial
sino que, al afectarse el sistema financiero del Estado, se perjudican no solo los ingresos de
recaudación sino también las prestaciones básicas de los servicios y actividades que justifican
la existencia misma del Estado.

Que, por lo tanto, y de acuerdo con lo manifestado con los Dres. Hedler y Repetto, estimo que
debe confirmarse la resolución apelada. Con costas.

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ACTIVIDAD 2.-

SANTA FE, 15 de Mayo de 1998

DICTAMEN

Sr. Secretario:

En el presente informe se analiza la denuncia presentada por Editorial Amfin S.A. contra Arte
Gráfico Editorial Argentino S.A. (AGEA S.A.). La denuncia se centra en la práctica de AGEA de
ofrecer descuentos a los anunciantes del diario Clarín, bajo la condición de que acepten una
exclusividad temporaria en la publicación de sus anuncios.

1.-Denuncia:

El ofrecimiento de AGEA S.A. de un descuento vinculado a una circunstancia externa a la


publicación del diario, como es el caso que el anunciante se abstenga de utilizar
simultáneamente otro medio de prensa para difundir su producto o servicio, demuestra que se
trata de una práctica exclusivamente orientada a impedir el libre acceso de la competencia a
los avisos publicitarios. Imputando a AGEA S.A., la comisión de una práctica que produce una
ilegítima restricción, limitación y distorsión de la competencia, que también configura abuso
de su posición dominante en el mercado de publicidad gráfica, conductas estas prohibidas por
la Ley 22.262.

2.-Análisis:
La Ley 22.262 regula la Defensa de la Competencia: como garantía contra toda distorsión de
los mercados, evitando la monopolización de empresas. Defender la competencia significa
preservar el funcionamiento competitivo del mercado, fomentar la mejora de este en su
funcionamiento y procurar que sus beneficios lleguen al conjunto de la sociedad.

Dicha Ley tiene en su artículos 1 establece como objetivo de la prohibición de "actos o


conductas (...) que limiten, restrinjan o distorsionen la competencia o que constituyan abuso
de una posición dominante en el mercado, de modo que pueda resultar perjuicio para el
interés económico general". El artículo 2, por su parte, complementa esta definición al
especificar qué se entiende por "posición dominante en un mercado" por parte de una o varias
personas.

El requisito para que se considere una violación a la ley, es que la conducta debe ser
anticompetitiva, es decir la distorsión de un mercado o del abuso de una posición dominante y
perjudicial para la comunidad para ser sancionada.

Por lo tanto, el bien jurídico protegido es el normal desenvolvimiento del mercado.

La ley 22.262 define la posición dominante en dos casos: liderazgo en precios y liderazgo en
cantidades. En el liderazgo en precios, una empresa establece los precios considerando la
demanda total y las ofertas de sus competidoras. En el liderazgo en cantidades, el líder
determina la cantidad a producir y las empresas seguidoras ajustan su producción en
consecuencia. Estos casos indican que el líder del mercado se beneficia de su posición
dominante al no enfrentar una competencia significativa. Así podemos decir, que el mercado
relevante está conformado por empresas que ejercen presión competitiva mutuamente,
buscando determinar los límites de un mismo sector.

Los agentes competidores, pueden acordar entre sí en un mismo segmento del mercado, sea
en la producción, distribución o comercialización de un determinado producto o servicio
(restricción horizontal), lo que en el presente caso no se advierte.

Para que una empresa o grupo de empresas infrinja la ley 22.262, se debe probar que han
realizado actos o conductas anticompetitivas, lo cual implica el ejercicio de poder de mercado
que afecta el funcionamiento de éste, y resulta en una disminución del excedente total de los
agentes económicos.

Aunque la ley no requiere que las conductas anticompetitivas representen necesariamente un


abuso de posición dominante, es preciso que sean realizadas por un agente económico que
tenga poder de mercado en algún sector, y que esté utilizando ese poder para llevar a cabo la
conducta. Si esto no ocurre, será imposible que el agente económico restrinja, limite o
distorsione la competencia, ya que sus acciones no tendrán efecto sobre el resto del mercado.

Las conductas anticompetitivas, se pueden clasificar en:

Unilaterales y concertados: las prácticas unilaterales están asociadas al ejercicio del poder
monopólico de una única empresa, mientras que las prácticas concertadas se relacionan con el
ejercicio del poder de mercado por un conjunto de empresas en colusión.
Horizontales y verticales: las prácticas horizontales afectan a competidores en el mismo
mercado, mientras que las prácticas verticales involucran a empresas que operan en diferentes
etapas del proceso productivo.

Prácticas abusivas y prácticas exclusorias: las prácticas abusivas implican un ejercicio directo
del poder de mercado y generan rentas monopólicas, mientras que las prácticas exclusorias
restringen la competencia mediante obstáculos impuestos a competidores y generan rentas
indirectamente.

Clasificación según los instrumentos utilizados: las conductas anticompetitivas pueden ser
realizadas a través de precios o restricciones cuantitativas.

3.-Conclusión:

Que aplicando lo analizado al caso en cuestión: la política de precios implementada por AGEA
S.A. durante varios años, junto con el aumento en el número de competidores en el mercado y
el crecimiento en las facturaciones de la mayoría de los agentes, incluyendo AMFIN S.A., indica
claramente que no ha habido ninguna restricción o menoscabo en sus competidores, ya que
los descuentos para publicitar a condición de exclusividad fueron por cortos períodos de
tiempo (15 o 30 días), lo cual también puede verse como un estímulo a los demás agentes para
generar mayor competencia y no a restringirla.

La conducta denunciada no encuadra en las previsiones establecidas en al art. 1 Ley 25.156.

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ACTIVIDAD 3.-

SANTA FE, 21 de Mayo de 2023

DICTAMEN

Se emite el presente dictamen con el propósito de analizar el marco legal del lavado de dinero
en Argentina por ley 25.246 en comparación con las recomendaciones establecidas por el
Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). El objetivo de este informe jurídico es evaluar
el grado de adopción y cumplimiento de las recomendaciones del GAFI por parte de Argentina.

1.-Análisis

La Unidad de Información Financiera (UIF) define el lavad de dinero como el "Proceso en virtud
del cual los activos de origen ilícito se integran en el sistema económico legal con apariencia de
haber sido obtenidos de forma lícita". Además, los describe como "un mecanismo mediante el
cual una persona o una organización criminal que comete un delito busca ocultar, disimular
y/o encubrir el dinero conseguido de su actividad ilícita intentando en ese proceso dar a esos
fondos apariencia de haber sido obtenido legalmente".

Por su parte, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) formula su propia definición:
"La conversión o transferencia de propiedad, a sabiendas de que deriva de un delito criminal,
con el propósito de esconder o disfrazar su procedencia ilegal o ayudar a cualquier persona
involucrada en la comisión del delito a evadir las consecuencias legales de su accionar; "ocultar
o disfrazar la naturaleza real, fuente, ubicación, disposición, movimiento, derechos con
respecto a, o propiedad de, bienes a sabiendas de que derivan de ofensa criminal; "la
adquisición, posesión o uso de bienes sabiendo, al momento en que se reciben, que deriva de
una ofensa criminal o de la participación en algún delito".

En definitiva, el lavado de dinero es la manera de ingresar el dinero proveniente de acciones


delictivas dentro del mercado lícito, aparentando ser dinero proveniente de este último.

Para poder entender con profundidad hacia donde apunta la legislación actual en nuestro país
y la razón de ser de los futuros cambios y la normativa legal de vital importancia conocer hacia
donde apuntaba la misma en el pasado y también cómo ha evolucionado. Y si además tenemos
en cuenta, que nuestras normas están basadas en las normas internacionales es menester
analizar todos los aspectos vinculados.

El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) fue creado en 1989 en la cumbre del G8 de
ese año la cual fue celebrada en París. Esta no fue una creación formal de un organismo, sino
más bien un mandato otorgado por los países miembros a los encargados del mismo; el año
1999 nuestro país se convirtió en miembro del GAFI y pasó a estar obligado a aplicar las
recomendaciones que nombrare más adelante.

Los objetivos del GAFI son principalmente, establecer estándares internacionales en la lucha
contra el lavado de dinero de origen delictivo, lo cual lleva a cabo emitiendo sus 40
recomendaciones y otras recomendaciones especiales (no analizadas por la extensión de las
principales), y controla la aplicación de éstas por parte de sus miembros. Estas
recomendaciones contienen ciertas medidas que el GAFI considera fundamentales que los
Estados apliquen para disminuir el peligro de lavado de dinero en sus sistemas financieros.

Además, otra tarea del GAFI, es la de evaluar a sus miembros para verificar que se estén
tomando correctamente las recomendaciones. Esta evaluación consiste en controlar
específicamente cada una de las recomendaciones, y evaluar cómo se desempeñó el país
miembro.

A esto, se le suman las visitas de sus funcionarios para entrevistar a los responsables de cada
uno de los sectores respectivos; ya que todo esto, tendrá como retroalimentación un informe
en el que se expresará indicando si se cumplieron los estándares o no, informe que el país en
cuestión podrá alegar. Este informe final dará lugar a las futuras reformas internas que deberá
ejercer el país para mejorar su rendimiento.

Por otro lado, el GAFI también se encargará de emitir una lista periódica de todos los países no
cooperantes, los cuales no cumplen con los estándares prefijados en las 40 recomendaciones,
generando esto, una forma de presionar a países miembros, como no miembros, para que
tomen las medidas necesarias para reducir el riesgo de lavado en sus territorios. Esta lista ha
tomado mucha importancia a lo largo de los años, ya que en base al puesto que ocupa cada
jurisdicción hace aumentar o disminuir el valor del país, tanto que ésta ha sido objeto de
numerosas presiones de algunos países ante el GAFI. Podemos imaginar que, si un país tiene
un riesgo de lavado de activo muy alto, es probable que le sea muy dificultoso obtener
cualquier tipo de inversión a gran escala.

Nuestro país fue evaluado en 2009, incumpliendo más del 90% de las recomendaciones del
GAFI, lo que casi le vale su expulsión como miembro del organismo. Luego de esto, se puso un
plan de acción que cubrió la totalidad de las deficiencias marcadas por el organismo
internacional. Tal es así que, en octubre de 2014, el GAFI decidió sacar a la Argentina del
proceso de seguimiento en el que se encontraba sometida. Esto indica, que
internacionalmente, Argentina, es uno de los países con mejor cumplimiento de las
recomendaciones del GAFI y que posee un sistema efectivo para combatir el lavado de dinero.

Como ya hemos dicho, el GAFI presenta los estándares internacionales que se pretenden
seguir para reducir el lavado de dinero mediante la emisión de recomendaciones que fijan las
medidas a implementar a acatar por los países. Estas recomendaciones establecen puntos
esenciales que los países deben cumplir para:

-Identificar los riesgos y desarrollar políticas y coordinación local.

-Luchar contra el lavado de activos, financiamiento del terrorismo y financiamiento de la


proliferación de armas de destrucción masiva.

-Aplicar medidas preventivas para el sector financiero y otros sectores designados.

-Establecer poderes y responsabilidades y otras medidas institucionales.

-Mejorar la transparencia y la disponibilidad de la información de titularidad de beneficio de


las personas y estructuras jurídicas.

-Facilitar la cooperación internacional

En orden a la imperiosa necesidad de actualizar el sistema preventivo y represivo del delito de


lavado de activos, adecuarlos a los estándares internacionales, y en pos de crear herramientas
más eficientes para su persecución el primero de junio de 2011 el Honorable Congreso de la
Nación sancionó la ley 26.683. Esta ley estableció una modificación sustancial en la concepción
del delito de lavado de activos dentro del ordenamiento jurídico argentino.

Esta reforma creó un nuevo título en el libro Segundo del Código Penal llamado “Delitos contra
el orden económico y financiero” donde se ubicó el lavado como delito autónomo. La
modificación legislativa reforzó el sistema de prevención y control del LA-FT (Lavado de
Activos- Financiamiento del Terrorismo) centralizado en la Unidad de Información Financiera.
Sumó nuevos sujetos obligados a reportar operaciones sospechosas, como inmobiliarias,
fideicomisos, entidades deportivas, cooperativas y mutuales; reglamentó y clarificó el
procedimiento de supervisión por parte de la UIF; incorporó medidas especiales de
investigación; definió aspectos claves de los mecanismos de debida diligencia que deben llevar
adelante los sujetos obligados a reportar; eliminó los secretos fiscales intra-organismos en el
marco de una investigación; otorgó autonomía y autarquía financiera a la UIF, dando mayor
independencia al organismo; y le atribuyó a la Unidad el rol de querellante en los procesos
judiciales donde existan sospechas de lavado.
Asimismo, se sancionó la Ley de Mercado de Capitales, que permitió el ingreso de nuestro país
como miembro de la Organización Internacional de Comisiones de Valores. En el ámbito
administrativo, se crearon organismos, como el Registro Nacional de Bienes Secuestrados y
Decomisados durante el proceso penal, el Programa Nacional de Monitoreo de la
Implementación de Políticas para la Prevención del Lavado de Activos y el Financiamiento del
Terrorismo, se dictaron las Resoluciones para organismos tales como el Banco Central, la
Comisión Nacional de Valores o el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social; entre
otros. Estas acciones permitieron el cumplimiento acabado del Plan de Acción presentado en
el año 2010, y la contundente declaración de GAFI: “Argentina abordó sustancialmente su plan
de acción”.

3.-Conclusón:

El lavado de dinero, es una herramienta utilizada por el crimen organizado para blanquear los
fondos ilícitos dentro de la economía. Este proceso permite que los bienes de origen delictivo
se integren al sistema económico legal, aparentando haber sido adquiridos de manera
legítima. Tanto la legislación internacional como las leyes nacionales tipifican este delito y
establecen sanciones para combatirlo.

Sin embargo, es necesario reconocer que los sistemas de prevención, control y sanción
relacionados con el lavado de activos aún presentan desafíos significativos en su
implementación. En la actualidad, se observa una falta de agilidad, ineficiencia o dificultad
para actuar de manera efectiva en la detección y persecución de estos delitos. En el contexto
de Argentina, la presencia del lavado de activos es innegable, aun habiendo integrado las
recomendaciones del GAFI, y los casos conocidos públicamente solo constituyen una pequeña
muestra de las actividades que se llevan a cabo en nuestro país.

A pesar de los avances logrados con la promulgación de la Ley 25.246, resulta evidente que
esta normativa no ha alcanzado los resultados esperados en la lucha contra el lavado de
activos. Específicamente, en el ámbito empresarial, la evasión fiscal se configura como la
principal causa de lavado de activos, generando una doble problemática al erosionar los
ingresos gubernamentales y socavar la estructura social y económica del país en su conjunto.

La evasión fiscal se define como una actividad ilícita en la cual personas o empresas ocultan
bienes e ingresos a las autoridades tributarias, realizan operaciones no documentadas o
sobrestiman los conceptos deducibles, con el propósito de pagar menos impuestos de los
legalmente correspondientes.

En virtud de lo expuesto, se hace imperativo fortalecer los mecanismos de prevención,


detección y sanción del lavado de activos en Argentina. Esto implica la implementación de
políticas más efectivas, así como una mayor cooperación entre los organismos
gubernamentales, el sector financiero y la sociedad en su conjunto. Solo a través de un
enfoque integral y una respuesta contundente, podremos combatir eficazmente el lavado de
activos y sus repercusiones perjudiciales tanto en el ámbito económico como social del país.

Es mi sugerencia, que para lograr combatir el lavado de dinero se requieren de una normativa
clara y un sistema institucional que permita la aplicación de la ley en forma eficiente;
destacando la importancia de cumplir con la Ley Contra el Lavado de Dinero y Otros Activos,
por parte de los intermediarios financieros no bancarios, adoptando, desarrollando y
ejecutando programas, normas, procedimientos y controles internos idóneos para minimizar el
uso indebido de sus servicios y productos en actividades de lavado de dinero de acuerdo a lo
estipulado en dichas normativas.

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