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TEMA 5: “DERECHO DE LA COMPETENCIA.

LA PROTECCIÓN DE LOS SIGNOS DISTIN-


TIVOS Y DE LAS INVENCIONES”
I. DEFENSA DE LA LIBRE COMPETENCIA. DERECHO ESPAÑOL. DERECHO DE LA UNIÓN
EUROPEA.

La constitución Española de 1978 establece que nuestra economía es una economía de mercado basada en
la libre competencia. La competencia implica una situación en la que dos o más empresarios ofrecen bienes
o servicios similares en el mercado, intentando atraer a los consumidores.

Los ordenamientos jurídicos del siglo pasado, estimaban que la libre competencia se protegía simplemente
reconociéndola. Sin embargo, en la actualidad, se considera que el Estado debe intervenir para garantizar
esa libre competencia, desde dos puntos de vista:

1. Para impedir las prácticas o acuerdos entre empresas que tengan como finalidad no hacerse la
competencia entre sí.

2. Prohibiendo las prácticas desleales en la competencia, que se dan cuando el empresario acude a
cualquier medio, con el fin de ganarse al consumidor.

En nuestro ordenamiento jurídico está previsto el control desde los dos puntos de vista.

Por una parte, la ley de defensa de la Competencia (1989), persigue favorecer que exista una verdadera
competencia en el mercado.

Por otra parte, la ley de la competencia desleal (1991), que trata de garantizar que los actos de competen-
cia se ajusten a criterios de lealtad y de buena fe.

LEY DE DEFENSA DE LA COMPETENCIA (1989)

Regular, principalmente, lo que se denominan “las prácticas y los acuerdos restrictivos de la competencia”.
Es decir, prohíbe todo acuerdo, toda decisión o todo convenio entre empresas, que tenga por objeto res-
tringir, impedir o falsear la competencia, en todo o parte del mercado nacional.

Después de establecer esa prohibición general, a título de ejemplo, la ley recoge una serie de supuestos
concretos que considera “acuerdos o prácticas restrictivas de la competencia”, como son aquellos a través
de los cuales, dos o más empresas se ponen de acuerdo para fijar el precio de un producto o servicio, se po-
nen de acuerdo para controlar la producción de un producto, o se ponen de acuerdo para repartirse entre
ellas el mercado.

La consecuencia que la ley prevé para esas prácticas o acuerdos, es la nulidad.

Además de esas practicas restrictivas, la ley prohíbe también que aquellas empresas que por alguna razón
tengan una posición de dominio en el mercado, exploten abusivamente esa posición. No se prohíben las
posiciones de domino en el mercado, lo que se prohíbe es que la empresa que la posee abusa de ella.

Por lo tanto, la regla general es “la prohibición de las prácticas que hasta aquí hemos descrito”. Pero, esa
regla general tiene excepción, porque la ley considera que determinadas prácticas pueden ser autorizadas
por una ley o por el tribunal de defensa de la competencia, cuando esas prácticas, de alguna forma, puedan

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existir a mejorar la producción o comercialización de determinados productos o servicios, o bien, favorecen
el progreso técnico o económico.

Junto a la regulación de esas prácticas restrictivas de la competencia la ley de Defensa de la Competencia


de 1989 regula también el control de las concentraciones económicas. Ese control se realiza, obligando a
que cualquier proyecto a operación de concentración de empresas, antes de hacer nada, deba notificarse a
un órgano que se llama Servicio de Defensa de la Competencia. No debe ser notificada cualquier concentra-
ción, sólo aquellas operaciones a través de las cuales se pasa a adquirir o se incremente la cuota de merca-
do de un producto o un servicio superando determinados límites, o se llegue a alcanzar un volumen de ven-
tas determinadas.

Si el Servicio de Defensa de la Competencia, una vez se ha notificado el proyecto u operación, estima que
ésta puede obstaculizar el mantenimiento de la competencia efectiva en el mercado, propondrá al Ministe-
rio de Economía y Hacienda que remita el expediente al Tribunal de Defensa de la Competencia. El tribunal
emitirá un informe en el que dictaminará si a su juicio se obstaculizan o no la competencia, porque es posi-
ble que el tribunal considere que esa concentración pueda ser beneficiosa para el progreso técnico o para
el consumidor. Ese informe es remitido al Gobierno, pero no es vinculante para éste. El Gobierno, ante el
informe, podrá no oponerse a la operación de concentración, oponerse o condicionarla al Cumplimiento de
determinados requisitos.

En caso de incumplimiento por parte de las empresas implicadas en la operación de lo que dictamine el Go-
bierno, la ley prevé la inscripción como sanción de importantes multas a las empresas implicadas.

Por último, los órganos encargados de la aplicación de la ley son dos:

- El Tribunal de Defensa de la Competencia, que es el que determina que prácticas o conductas es-
tán prohibidas o no, y autoriza como excepción los que la ley permite.

- El Servicio de Defensa de la Competencia, que sobre todo hace una labor de investigación e inscrip-
ción. Es decir, para que el Tribunal llegue a una conclusión, se necesita un trabajo previo de investi-
gación, que realiza el servicio de Defensa de la Competencia.

II. COMPETENCIA DESLEAL.

LEY DE COMPETENCIA DESLEAL (1991)

Sanciona los excesos de agresividad en la competencia. Es lícito que un empresario arruine lícitamente a
otro, lo que no es lícito es que lo haga a través de cualquier medio.

La ley parte de una regla general, que es la de “considerar acto de competencia desleal todo comporta-
miento que resulte objetivamente contrario a las exigencias de la buena fe”. Y después de establecer esa
regla general, recoge una serie de supuestos concretos que se consideran “actos de competencia desleal”.

La clasificación es la siguiente:

- Actos de denigración:

Son aquellas que tienen por objeto, menoscabar el crédito de otra empresa en el mercado, salvo
que las manifestaciones utilizadas para provocar ese menoscabo, sean verdaderas.

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- Actos de comparación pública:

Son aquellas que comparan públicamente la actividad o las prestaciones propias o de un derecho,
cuando esa comparación no se basa en extremas comprobables.

- Actos de imitación:

Son aquellos que imitan las prestaciones de un tercero, provocando que los consumidores puedan
asociar esos actos a las prestaciones de ese tercero.

- Actos de aprovechamiento indebido:

Son aquellas que se aprovechan indebidamente de las ventajas de la reputación buena, adquirida
por otro en el mercado.

- Actos de violación de secretos industriales:

Son aquellos a través de los cuales se hace público el secreto industrial o empresarial de otra perso-
na de forma ilícita.

- Actos de inducción de trabajadores y/o proveedores:

Son aquellos a través de los cuales se induce a trabajadores, proveedores o clientes, para que, con
infracción de un contrato, difundan o exploten un secreto industrial o empresarial o realicen cual-
quier acto dirigido a eliminar un competidor del mercado.

Además de esos actos dirigidos contra un competidor determinado, existen los actos contrarios al buen
funcionamiento del mercado en general, y son:

1. Los que inducen a confusión con la actividad o las prestaciones de un tercero.

2. Los que engañan o inducen a error a las personas que van dirigidas utilizando indicaciones falsas o
incorrectas.

3. La entrega de objetos regalo con fines publicitarios, cuando por las circunstancias en que se reali-
cen, se pongan al consumidor en el compromiso de contratar otra prestación principal.

4. Los actos a través de loa cuales una empresa se prevalece de una ventaja competitiva que la adqui-
rida con infracción de las leyes.

5. Los actos que discriminan sin causa justificada a los consumidores.

6. Los actos de venta sistemática por debajo del precio de adquisición o de coste, de manera que se
induzca a error al consumidor acerca del nivel de precios de otros productos del mismo estableci-
miento o los que estén dirigidos a eliminar a un competidor del mercado.

Contra todos esos actos de competencia desleal, la ley permite a la persona perjudicada, e incluso, a las
asociaciones de consumidores, acudir a los tribunales para conseguir que cesen esos actos, a bien, que se
rectifiquen las informaciones engañosas; y, en cualquier caso, para pedir una indemnización por los perjui-
cios que ese acto haya podido ocasionar.

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III. PROPIEDAD INDUSTRIAL Y SIGNOS DISTINTIVOS DE LA EMPRESA: IDEAS GENERALES.
IV. LAS MARCAS. CONCEPTO. FUNCIÓN ECONÓMICA Y CLASES. CONTENIDO Y RÉGIMEN
JURÍDICO. TRANSMISIÓN Y EXTINCIÓN.

Dentro de los elementos que forman el patrimonio del empresario, existen un grupo de bienes que son uti-
lizados por él como instrumento de comercialización y diferenciación de sus productos o servicios en el
mercado. Son los denominados signos distintivos de la empresa, y entre ellos el más importante, es la mar-
ca.

La MARCA puede ser definida y así lo hace la ley que las regula de 2002 como todo signo susceptible de re-
presentación gráfica que sirva para distinguir en el mercado los productos o servicios de una empresa con
respecto a las de otras.

Los elementos que pueden integrar el signo en que consista la marca, pueden ser: denominativos (cuando
la marca consiste en una imagen, una figura, un símbolo o un dibujo), letras o cifras, incluso el elemento
puede ser tridimensional (envase, envoltorio…), sonoras y mixtas; es decir, una combinación de cualquiera
de las anteriores.

Dentro de las funciones que la marca cumple, la jurisprudencia ha resaltado por encima de cualquier otra,
la protección del consumidor. Se trata, sobre todo, de evitar que el consumidor sea confundido a la hora de
elegir un producto. Eso no quiere decir, sin embargo, que la función de la marca sea esa exclusivamente, ya
que sin duda también protege al empresario frente a los actos de competencia desleal de otros empresa-
rios que pretendan aprovecharse de la representación que el haya adquirido en el mercado.

En cuanto a las clases de marca, nos referimos a las distinciones más importantes:

1. MARCA DE PRODUCTO Y MARCA DE SERVICIO: Según que sirvan para distinguir un produc-
to o un servicio.

2. LA MARCA NOTARIA O RENOMBRADA: En sí es una clase de marca, y se habla de ella cuando la


marca no está registrada pero es notoriamente conocida en España por los sectores interesados. La
ley de 2002 ha venido a proteger especialmente a estas marcas, ya que se atribuye a la misma los
mismos efectos que si estuvieran registrada.

3. MARCA DE GARANTÍA: es aquella que certifica la calidad, las condiciones técnicas, el modo de ela-
boración,…, de manera que esa marca es utilizada por diversas empresas, con la autorización de su
titular.

4. MARCAS COMUNITARIAS: es una marca regulada por un reglamento comunitario de 1993, y que
ofrece a su titular una protección que abarca toda la Unión Europea.

El derecho sobre la marca se adquiere por el registro de la misma, efectuado en la oficina de patentes y
marcas de acuerdo con las disposiciones de la ley y marcas. Una vez que la marca ha sido registrada, su titu-
lar adquiere el derecho exclusivo a utilizarla en el tráfico económico. La marca cuando se registra, sólo pue-
de ser registrada para una clase de productos o de servicios, es decir, no puede registrarse una marca y que
ese registró sirva para cualquier producto o servicio.

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No es posible registrar como marca cualquier caso, es decir, hay signos que la ley prohíbe que sean registra-
dos como marca. Son varios las prohibiciones, pero podemos destacar que cualquier signo que sea idéntico
a una marca anterior, que designe productos idénticos o pueda incluir a error al consumidor, o que repro-
duce el escudo o la bandera de España o de sus CCAA o municipios o que reproduzcan un retrato o imagen
que no sea la del solicitante de la marca, está prohibido registrarlo como marca.

En cuanto a los derechos que el registro de la marca atribuye a su titular, cabe destacar cuatro:

1. Derecho a utilizar en exclusiva la marca registrada dentro del territorio español.

2. Derecho a prohibir que un tercero no autorizado por él use su marca u otro signo que pueda con-
fundirse con ella para distinguir productos o servicios similares.

3. Derecho a oponerse a que se inscriba en el registro de marcas un signo que pueda confundirse con
el que él, previamente, ha registrado como marca.

4. Derecho a solicitar a los tribunales la nulidad de otras marcas que, con posterioridad a la suya, ha-
yan sido registradas, si considera que existe riesgo de confusión entre ambas.

El tiempo de duración del derecho que el titular tiene sobre la marca es de 10 años, contados desde que se
presentó la solicitud de registro de la misma. Pero puede renovarse indefinidamente por períodos de 10
años. Para conservar el derecho sobre la marca, el titular debe cumplir dos obligaciones:

- Renovarla cada 10 años.

- Usarla de manera real y efectiva. Porque si la marca no es usada en los 5 años siguientes a la publi-
cación de su conclusión o si ha sido usada en ese periodo, pero se interrumpe su uso durante
5años, el titular perderá el derecho sobre la marca.

En cuanto a la transmisión de la marca, caben dos posibilidades:

a) La cesión

b) Licencia de marca:

Con la cesión, se transmite el derecho sobre la marca, con lo cual la marca pasa a tener un nuevo titular.
Mientras que, con la licencia, sólo se transmite el derecho a usar o explotar la marca, subsistiendo como ti-
tular él mismo.

En cuanto a la extinción del derecho sobre la marca, puede producirse por diversas razones:

- Que los tribunales declaren la nulidad de la marca (como puede ser el caso de que se haya registra-
do un signo que, según la ley, estaba prohibido ser registrado como marca).

- Que la marca caduque como consecuencia de su no renovación cada 10 años de su no uso durante
5 años, del impago por el titular de las tasas que la ley establece, y, por último, por renuncia volun-
taria de su titular.

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V. LOS DERECHOS DE EXCLUSIVA SOBRE LAS INVENCIONES INDUSTRIALES. LA PATENTE.
CONCEPTO Y CONTENIDO Y RÉGIMEN JURÍDICO. LAS LICENCIAS DE PATENTE EN PAR-
TICULAR. LOS MODELOS DE UTILIDAD: FUNCIÓN Y RÉGIMEN JURÍDICO.

LAS PATENTES:

Se entiende por patente, el derecho que garantiza al inventor el disfrute exclusivo de los resultados indus-
triales de su propia invención. La patente se refiere necesariamente a un invento. Ahora bien, la ley de pa-
tentes de 1986, exige que ese invento cumpla una serie de requisitos para ser patentado.

Son los siguientes:

1. Tiene que tener una aplicación industrial. Es decir, el objeto de resultante de la invención debe ser
fabricado o utilizado en cualquier clase de industria (incluida la agrícola).

2. Debe darse en el invento novedad. Es decir, la invención debe ser nueva con respecto a lo que la
ley llama “el estado de la técnica”, que no es más que todo lo que antes de la presentación de la so-
licitud de la patente, fuera accesible al público en España o en el extranjero, o sea, se considera que
el invento es nuevo, si no era accesible al público por cualquier medio, en España o en el extranje-
ro.

3. La patente o el objeto a patentar debe implicar una actividad inventiva. Es decir, no debe deducir-
se fácilmente de los conocimientos técnicos ya existentes.

El derecho sobre la patente pertenece al inventor y a sus herederos. El inventor es el que tiene la facultad
de pedir la patente, y también, la facultad de transmitir su derecho a un tercero. Una vez que ha consegui-
do la patente, nace su derecho en exclusiva a explotar el invento y a impedir que terceros puedan explotar-
lo.

Existe dentro de las patentes un régimen especial cuando el invento proviene de un trabajador. En estos ca-
sos, la cuestión es dilucidar si el titular de la patente es el trabajador o es el empresario para el que trabaja.

Hay que distinguir tres supuestos:

- 1º SUPUESTO: Que el invento sea descubierto por el trabajador durante la vigencia del contrato de
trabajo, y sea fruto de una actividad de investigación que constituirá el motivo de su contrato. En
este caso, la patente es del empresario. Son las llamadas “inversiones de servicio”.

- 2º SUPUESTO: el invento es descubierto por el trabajador, que no fue contratado para investigar.
Pero para lograr ese invento, se ha valido de los conocimientos o medios adquiridos en la empresa
para la que trabaja. En este caso, el empresario puede asumir la titularidad de la patente o sólo del
derecho a explotarla a su libre elección; pero, en ambos casos, debe compensar económicamente
al trabajador. Son las llamadas “inversiones mixtas”.

- 3º SUPUESTO: El invento es descubierto por el trabajador, que no estaba contratado para investi-
gar no ha utilizado conocimiento o medios adquiridos en la empresa. En este caso, la patente es del
trabajador. Son las llamadas “inversiones libres”.

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En cuanto al contenido del derecho de patente, el titular tiene derecho al disfrute exclusivo del invento. Es
decir, a explotarlo y a impedir que terceros lo exploten, lo comercialicen o introduzcan en el país productos
derivados de su patente. Ese derecho sobre la patente tiene una duración de 20 años improrrogables, y su
protección se extiende a todo el territorio nacional. Ahora bien, el titular no tiene derecho a impedir la ex-
plotación si lo hubiera, a quien con anterioridad a su derecho, y de buena fe, estuviera explotando en Espa-
ña el objeto de esa investigación.

En cuanto a la extinción del derecho de patentes, se produce como consecuencia del transcurso de los 20
años, también por impago de las tasas anuales que tiene que pagar el titular, y porque los tribunales decla-
ren la nulidad de la patente. También se extingue por renuncia de su titular y porque no sea explotada o
usada:

En cuanto a la transmisión de la patente, caben al igual que en las marcas, dos posibilidades:

a. La cesión

b. La licencia

Con la cesión se transmite la titularidad de la patente. Mientras que, con la licencia sólo se transmite el de-
recho a usar o a explotar la patente. Existen varios tipos de licencias de patentes:

1. LAS LICENCIAS CONTRACTUALES: Se basan en un contrato entre las partes y se rigen por lo que las
partes convengan. Puede ser objeto de ese contrato, tanto la patente, como su sola solicitud de re-
gistro.

2. LAS LICENCIAS DE PLENO DERECHO. En este caso, el titular de la patente declara por escrito y por
medio de la oficina de patentes y marcas, que está dispuesto a autorizar la utilización de la inven-
ción por un tercero, a cambio de una compensación económica.

3. LAS LICENCIAS OBLIGATORIAS. Son aquellas que se conceden contra la voluntad de su titular. Por
ejemplo: si el titular no la explota o si la explotación que él hace no cubre las necesidades de explo-
tación, o si por razones de salud pública, de defensa nacional,…, fuera necesario garantizar una ma-
yor explotación de la patente.

LOS MODELOS DE UTILIDAD:

El modelo de utilidad aparece cuando se da una invención nueva, que consiste en dar un objeto una confi-
guración, una estructura, o una constitución, de la que resulte alguna ventaja apreciable para su uso o fa-
bricación.

En cuanto a la protección que atribuye a su titular el modelo de utilidad, los derechos son los mismos que
en la patente, pero el tiempo de declaración de esos derechos es menor, ya que se reduce a 10 años.

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