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ESCUELA DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

FACULTAD DE DERECHO

DERECHO DE LA COMPETENCIA

Tema:
LA FIJACIÓN DE PRECIOS Y EL REPARTO DE MERCADO

Docente:
Dra. Huaccha Vidaurre, Vanessa.

Autor:
Quiroz Bravo, Cynthia Alexandra.

Ciclo:
2020-I

Chiclayo – 2020.
Introducción

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I. Las Prácticas Colusorias.

Según refiere [ CITATION Ind13 \l 10250 ], las prácticas colusorias son comportamientos
coordinados entre agentes competidores o agentes que actúan en distintas etapas del
proceso productivo o de comercialización que, a través de la coordinación, dejan de
actuar de modo independiente entre sí y se comportan coludidos según los términos
pactados o convenidos, creando así una restricción indebida de la competencia.

Estos agentes deben ser necesariamente independientes, es decir, deben tener la


capacidad de tomar decisiones comerciales y empresariales por su propia cuenta y
riesgo, pues sólo así pueden optar por no actuar de modo independiente a través de la
práctica colusoria. Por ello, si las empresas no son independientes, ya sea porque
pertenecen al mismo grupo económico o, por alguna razón, no pueden actuar con
libertad de decisión, no cumplen la premisa básica para incurrir en una práctica
colusoria ilegal.

Por su parte, la [CITATION Aut13 \l 10250 ], señala que una conducta colusoria es todo
acuerdo, decisión o recomendación colectiva, o práctica concertada o
conscientemente paralela, que produzca o pueda producir el efecto de impedir,
restringir o falsear la competencia.

En conclusión, esta práctica anticompetitiva implica todo acuerdo, coordinación o


conspiración entre dos o más agentes económicos – de forma expresa o tácita – para
ejercer una determinada conducta que tenga como finalidad distorsionar el mercado,
restringiendo, la libre competencia. Así, su ejecución hace efectiva un comportamiento
conjunto dirigido a maximizar los beneficios económicos de las empresas o agentes
integrantes.

Ahora, resulta indudable que estas actuaciones ilícitas – cuyo objeto es coartar o
eliminar la libre competencia –, se encuentren categóricamente prohibidas por los
ordenamientos legales de aquellos Estados que han adoptado un régimen económico
social de mercado. Puesto que, las consecuencias perjudiciales que traen consigo, no
solo afectan al resto de competidores, sino también, a los consumidores – quienes
obtendrán un mayor impacto –.

En el Perú, en aras de una adecuada protección de la libre competencia, se promulgó


el [CITATION Dec081 \y \l 10250 ]. Que, regula en sus artículos 11 y 12, las dos
vertientes de prácticas colusorias – horizontales y verticales, respectivamente –, las
cuales pueden diferenciarse en función a los tipos de agentes intervinientes. Es decir,

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se pueden producir entre competidores; o, entre agentes de diferentes niveles de la
cadena de producción.

Consisten en aquellos acuerdos suscritos entre agentes económicos que desarrollan


sus actividades en la misma sección del proceso productivo. Las prácticas colusorias
horizontales, tienen un riguroso tratamiento legal al ser consideradas como una de las
conductas que ocasionan mayor daño en la competencia. Así, con el fin de maximizar
sus ganancias, su comportamiento será como el de un único agente – actuando de
manera coordinada – en el mercado.

Cabe agregar que, esta práctica puede generar desincentivos en el resto de


competidores, para ofrecer opciones atractivas a los consumidores, respecto de sus
bienes y servicios – precios o calidad –. De esta manera, lo consumidores se verán
afectados al no encontrar mejores alternativas, debiendo aceptar las condiciones
desfavorables brindadas.

Al conglomerado de empresas o agentes económicos que realizan estas prácticas, se


les reconoce como cárteles (hard-core cartels). Los cuales, desarrollan actos
restrictivos de la competencia a partir de un incremento en sus precios – fijación de
precios –, reparto de mercado, entre otros. En consecuencia, al tomar la decisión de
coludirse obtienen beneficios extra competitivos que no podrían conseguir si
participaran en el desarrollo natural de este proceso.

En cambio, los acuerdos adoptados por agentes que operan en distintos niveles de la
cadena de comercialización, se constituyen como prácticas colusorias verticales. Para
su configuración, se requiere que al menos una de las partes involucradas haya
ejercido previamente una posición dominante en el mercado relevante.

II. Fijación de Precios.

El mercado se configura como aquel espacio donde bienes y servicios serán


intercambiados por cantidades pecuniarias establecidas bajo la ley de la oferta y la
demanda. Es aquí, donde se puede visualizar que el precio cumple un rol fundamental
en la economía de una sociedad, pues tiene incidencia directa y mayor en los
consumidores, quienes acuden al mercado para satisfacer sus diversas necesidades.

Así, se debe precisar que el valor adquisitivo de un determinado producto o servicio,


representa al precio o dinero que están dispuestos a pagar las personas, siempre y
cuando satisfaga sus necesidades o cumplan con requisitos básicos – como calidad,
utilidad, entre otros –. Llegando a ser las empresas, quienes, en relación a su valor
productivo, determinarán sus precios y ganancias.

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En concordancia a lo comentado, [CITATION Ind1 \y \l 10250 ] señala que, los precios
de los productos que se ofrecen en el mercado se fijan libremente, a través de la
competencia entre las empresas. Por tanto, el precio de los productos o servicios
variará según exista mucha o poca oferta o demanda. Siendo la oferta, el número de
vendedores que hay en el mercado; y, la demanda, el número de compradores que
hay en el mercado.

Pero, ¿qué sucede cuando las empresas se coluden para fijar precios o, en todo caso,
incrementarlos? ¿Acaso estas prácticas pueden restringir la libre competencia? Y, en
esa línea ¿Qué acciones toma el Estado frente a estas conductas? Dichas
interrogantes quedarán absueltas con el transcurso de los siguientes capítulos.

La fijación de precios es una de las modalidades con mayor importancia dentro de las
prácticas colusorias horizontales, puesto que, involucran cárteles de competidores. A
propósito de lo comentado, es conveniente añadir que en esta última figura se
restringe el derecho de elección de los consumidores, trayendo consigo una
desnaturalización del mercado, al no ejecutarse correctamente las normas de oferta y
demanda.

De ahí que, la concertación de precios o también conocida como “cártel” es una


conducta nociva que afecta la libre competencia en el mercado, se da cuando las
empresas en lugar de competir libremente, se ponen de acuerdo para fijar sus precios
o incrementarlos, perjudicando al consumidor, quien debe pagar más por un bien o
servicio. Ello, debido a que la concertación genera la existencia de precios superiores
a los que habrían existido en condiciones de libre competencia. Afirma, [CITATION
Ind2 \y \l 10250 ].

Para Sergio Salinas, citado por [ CITATION RPP171 \l 10250 ]. Comenta que, una
concertación de precios es una práctica que tiene por objeto distorsionar el correcto
funcionamiento del mercado, y que finalmente permite generar ganancias
extraordinarias a los involucrados en perjuicio de los consumidores.

En síntesis, en la concertación de precios, las empresas coordinan – directamente o


indirectamente – entre ellas, para establecer el monto de sus precios que van a regirse
en el mercado. Al respecto, se puede visualizar que esta práctica afecta
negativamente a la libre competencia en el mercado y, de forma considerable, a la
economía de los consumidores. Quienes deberán cancelar más de lo que corresponde
por un mismo producto o servicio.

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III. Reparto de Mercado.

La libre competencia se configura en el mercado. Espacio, donde los agentes


económicos concurren y participan – en igualdad de condiciones – para alcanzar la
preferencia de los consumidores, en relación a los bienes y servicios que ofrecen. Así,
una vez alcanzada una posición preponderante por condiciones de calidad, utilidad,
precios, etc.; les permitirá conseguir mayores beneficios económicos. Conducta
alejada de toda maña anti competitiva que, según los parámetros establecidos por
nuestra Carta Magna y legislación interna, garantizará un equilibrio en el mercado.

Sin embargo, los escenarios de competencia perfecta en la vida real, son inexistentes.
Debido a que, en la práctica, los agentes económicos buscan siempre innovarse en la
realización de comportamientos que tengan por objeto restringir la libre competencia
en pro de su beneficio y, por consiguiente, impidan al mercado desenvolverse con total
naturalidad.

De esa forma, podemos ubicar a otra relevante modalidad de las prácticas colusorias
horizontales. En donde, varios empresarios que producen un mismo producto se
ponen de acuerdo en su distribución en diferentes ámbitos geográficos, sin entrar cada
uno en el ámbito del otro. Esta definición, corresponde a los acuerdos de reparto de
mercado, según lo establecido por la[CITATION Aut13 \l 10250 ].

Cabe precisar que, mediante este acuerdo colusorio, se podrá repartir el mercado:
geográficamente y, en relación a los proveedores o clientes. Así, los agentes
participantes ejercerán sus actividades económicas en determinadas zonas o con
determinados proveedores, que les permitirán obtener poder de mercado, incluso,
monopolios. Pues, tales áreas geográficas y clientes son previamente distribuidos por
sus integrantes, quienes se comprometen a no competir en los aspectos que no les
fue asignado.

Es decir, los competidores se repartirán el mercado, proveedores o clientes; evitando


ejercer actividades económicas oferentes en áreas que no les corresponde, dejando
de lado todo enfrentamiento o pugna que se llevaría a cabo en dicho mercado. Y,
consecuentemente, les permitiría mantener o incrementar sus precios.

Lo expuesto, es concordante con la [CITATION Aut131 \y \l 10250 ]. Donde se indica


que, el reparto de mercado implica la eliminación de la competencia entre un grupo de
agentes económicos a través de una coordinación de voluntades destinada a que cada
participante de la conducta ilícita opere como un monopolio en su respectiva zona.
Normalmente, esta situación conducirá a la existencia de precios superiores a los que

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deberían haber existido en condiciones de competencia y a la eliminación de opciones
para los clientes o consumidores.

En resumen, la fijación de precios y el reparto de mercado, se constituyen como las


conductas anticompetitivas más nocivas para la sociedad y, sobre todo, para la libre
competencia. Ante ello, el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la
Protección de la Propiedad Intelectual – Indecopi –, es el organismo encargado de
fiscalizar y sancionar el ejercicio de estas actuaciones. En relación a su labor
fomentadora de una cultura de leal y libre competencia, se promulgó el [CITATION
Dec081 \y \l 10250 ], donde se definen las dos reglas vigentes para analizar toda
práctica colusoria.

IV. Criterios típicos para evaluar y sancionar actos anticompetitivos.

De acuerdo con el artículo 8 del [CITATION Dec081 \y \l 10250 ]. En la prohibición


absoluta, basta que se configure la conducta para que sea considerada ilícita.
Anteriormente, este criterio fue denominado como “ilegalidad per se”. Creado por la
Corte Suprema de Estados Unidos para los “hard-core cartels”, destacándose los
casos de fijación de precios y reparto de mercado. Posición adoptada en nuestra
legislación, encontrándose tipificada en el inciso 2 del artículo 11 del mencionado
Decreto.

De forma que, se establecen los diversos supuestos que se regirán bajo el análisis de
las prohibiciones absolutas, en dicho artículo. Que, de alguna empresa incurrir en
alguna de estas modalidades, no se verificará si haya ocasionado consecuencias
negativas de la competencia y el bienestar del consumidor.

Perseguidas y fuertemente sancionadas sin tomar en cuenta sus efectos, en las


prácticas colusorias horizontales, pues su único objeto que ciñe a restringir la libre
competencia.

Por ese mismo camino encontramos a las prohibiciones de razón, en las cuales, para
su sanción, no bastará con la sola existencia de la conducta, sino, agregado a ello,
debe tener o puede causar perjuicios en el mercado.

En palabras de la exposición de motivos del Decreto Legislativo N° 1034, se declara


que a aquellas conductas que pueden tener tanto efectos positivos como negativos la
legislación comparada, en amplio consenso, les otorga una presunción de licitud y, por
ende, un tratamiento de prohibición relativa o, lo que es lo mismo, de análisis bajo la
regla de la razón.

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Siendo así que, con este decreto, se instaura la prohibición para enmarca a qué tipo
de situaciones se le destinará este tipo de análisis. Llegando a aplicarse a todos los
actos de abuso de posición de domino y las prácticas colusorias verticales, incluyendo
a la casi todas las prácticas colusorias horizontales.

Cabe destacar que, en caso de encontrarse un acuerdo horizontal intermarca que


contenga el carácter de complementario o accesorios de otros acuerdos lícitos, dejará
de ser calificado con la regla de prohibición absoluta y se examinará con el criterio de
la regla de razón.

Casos:

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El derecho comparado, demuestra que este tipo de conductas, por su propia naturaleza,
tienden a restringir la competencia sin una razón que las justifique

Conclusiones

 La concertación de precios perjudica la libre competencia que debe producirse


en el mercado, disminuyendo las alternativas de elección que poseen los
consumidores para elegir y obtener productos o servicios acordes a su
conveniencia. Así, al ejecutarse esta práctica, los consumidores se quedarán
sin una variedad de opciones.
 El reparto de mercado (market sharing), es una modalidad que implica eliminar
la competencia en un determinado conglomerado de agentes económicos, con
el propósito de que cada integrante – a través del acuerdo de voluntades –,

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ejecute la conducta prohibida en sus zonas geográficas, previamente
distribuidas, como un monopolio.

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