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El contexto social del francés Durkheim (1858-1917) está marcado por la crisis de la sociología positivista.

Los
primeros momentos de la sociología, antes de las revoluciones de 1848, aparecen entonces como una sociología del
orden, fundamentada por Augusto Comte y que tuvo como meta la pacificación de los antagonismos sociales.
Existía la idea de que la sociedad se podía edificar sobre bases racionales.

La derrota de las tropas francesas ante las prusianas en 1870 provocó la caída de Napoleón III que luego conllevó a
la creación de la Comuna de París en 1871, donde por primera vez un movimiento revolucionario dirigido por el
proletariado tomó el poder, construyendo por un breve lapso un Estado de nuevo tipo que luego fue violentamente
reprimido. Sucesos que pondrán en crisis a la sociología positivista y van a contribuir a que Durkheim se plantee
cuestiones acerca del orden social en las sociedades modernas.

Dos son los temas principales alrededor de los que elaboró su obra: 1. Primer tema: Recoger la promesa central, pero
incumplida, del positivismo: esto es constituir a la sociología como una ciencia. Durkheim se propuso cumplir las
promesas incumplidas del positivismo.

2. Segundo tema: contestar la siguiente pregunta ¿Cómo construir un orden social estable en una sociedad
caracterizada por el cambio?

En síntesis le preocupaban dos temas: crear leyes y explicaciones científicas, y solucionar problemas sociales.

Para explicar estos temas se dedicó al estudio de la relación individuo-sociedad. Para Durkheim la sociedad
constituye una realidad por sí misma, que tiene sus propias leyes y que es previa a los individuos que la
constituyen. Para este autor, la sociedad es la que determina los modos de actuar y de pensar de las personas.

La sociedad tiene un papel central para hacer del humano lo que es. El humano es humano en la medida que está
civilizado, gracias a la sociedad el humano se eleva de lo animal a la humanidad. Para el autor, si quedaríamos
despojados de lo que nos da la sociedad quedaríamos reducidos a animales.

La sociedad está compuesta por los individuos que la integran, pero es algo diferente, más importante, que la simple
sumatoria de todos sus individuos. Hay algo más, anterior al individuo, que lo manipula y determina su conducta:
la sociedad misma.

Por esto la sociedad tiene más importancia que el individuo, si se quiere comprender lo social no se debe partir de
los individuos aislados, sino comprender lo que pasa en el grupo social.

Para entender la sociedad hay que lograrlo a través de lo que acontece en la realidad y está se comprueba mediante
la realidad específica de lo social: “los hechos sociales”.

La sociología es la ciencia que se ocupa de los hechos sociales. El hecho social, será definido por Durkheim, son
maneras de obrar, de pensar y de sentir que presentan la importante propiedad de existir con independencia de las
conciencias individuales. Estos hechos sociales se manifiestan en las instituciones que son todas las creencias y todas
las formas de conducta instituidas por la mayoría.

Es por esto que el objeto de estudio de la sociología son los hechos sociales y para observarlos y estudiarlos hay que
verlos como cosas, como datos que pueden ser observados.

Esta forma de entender la sociedad lo plasmó en su obra “La división del trabajo social” (1893), que es un estudio sobre
las formas de solidaridad en la sociedad moderna. Lo que Durkheim se preguntaba, es cuáles iban a ser los nuevos
mecanismos de cohesión social cuando se derrumbara por completo el viejo orden social. En esta obra analiza la
forma de relación que da lugar la moderna división del trabajo estableciendo dos formas básicas de solidaridad
mecánica y la solidaridad orgánica.

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La división del trabajo social es un hecho material, medible, que indica el grado de desarrollo de una sociedad. Las
sociedades más primitivas casi no tienen división del trabajo (una persona realiza todas las actividades: caza, pesca,
etc). Al evolucionar el trabajo tiende a dividirse cada vez más en roles especializados: surgen el cazador, el soldado,
el recolector, etc. Las sociedades modernas están unidas por la hiperframentación de este trabajo social. Todos
dependemos de una infinita cadena de trabajadores que nos proveen de luz, comunicaciones, transporte, alimentos,
etc.

A cada una de estas sociedades le corresponde una forma básica de solidaridad. La propia de las sociedades
modernas es la orgánica y la de las sociedades primitivas es la mecánica. Está solidaridad mecánica es casi natural:
se produce por identificación con el otro, ya que coinciden en ideas y en el temor a unas leyes muy duras que
castigan cualquier desviación, y que sirven para mantener la solidaridad mecánica. La solidaridad orgánica, en
cambio, es mucho más compleja: se fundamenta en que cada uno sabe que depende del otro. En las sociedades
modernas donde es propia la solidaridad orgánica existen muchas variaciones y diferencias entre los miembros,
como consecuencia, diferencias de educación, de experiencias, etc., que se relacionan con la división de trabajo.
Durkheim estaba preocupado por lograr que esa solidaridad orgánica fuese tan fuerte como había sido la mecánica
en otros tiempos.

En “Las formas elementales de la vida religiosa” (1912) Durkheim estudió la función social de la religión en la creación,
refuerzo y conservación de la solidaridad, analizó los sistemas religiosos más primitivos, para comprender la
naturaleza religiosa del hombre, como aspecto esencial y permanente de la humanidad. El objetivo de la sociología
positiva es estudiar al humano actual, pero para poder hacerlo es necesario remontarse a la historia. Las creencias
religiosas y las prácticas religiosas, como los mitos, traducen alguna necesidad humana, es decir, algún aspecto de la
vida social. Por eso, todas las religiones son verdaderas, no se pueden decir que son falsas, sin embargo, se las puede
dividir más o menos por sus ideas, pero todas responden a condiciones humanas.

Para Durkheim, la religión es algo puramente social, que las representaciones religiosas son representaciones
colectivas, que expresan realidades colectivas, que los ritos son maneras de actuar, prácticas sociales que surgen en
los grupos con el objetivo de conservar o modificar los estados mentales del grupo. Entonces, los hechos religiosos
son cosas religiosas elaboradas, creadas por el pensamiento colectivo.

Durkheim reconoce en la religión un poder de integración social muy fuerte, que fue debilitado por el proceso de
secularización y el triunfo de las revoluciones burguesas frente al orden cristiano feudal. Se constituyeron
sociedades más avanzadas, más complejas, pero con lazos sociales más débiles. Como la religión ya no puede
cumplir sola este papel integrador, se crean nuevas figuras de lo sagrado, como la nación, los símbolos patrios, etc.
Pero no crean los mismos lazos y generan crisis en la sociedad entre ellas el suicidio.

En su libro “el Suicidio” (1897) demostró que en las sociedades industriales se logró el progreso económico pero
también se dio un aumento en el número de suicidios. Es un trabajo que trata de demostrar que el suicidio no es un
hecho individual sino un hecho social material y concreto, por lo cual es un estudio específico de la sociología.
Según Durkheim, el suicidio era central para demostrar la validez de la sociología. La tesis fundamental es que los
cambios en las sociedades determinan cambios, en cantidad y cualidad de suicidios. Los diferentes suicidios son:
Anómico: Ocurre en las épocas de grandes cambios: por ejemplo una depresión económica. En tales situaciones, las
rutinas del trabajo y la familia se desintegran. El sistema de valores entra en dificultades. No hay reglas, ni valores.
La sociedad está en crisis ¿Para qué vivir?; Egoísta: Ocurre en la sociedad que no dan sentido, La familia y la
religión casi no existen. No hay un sentido de pertenencia del individuo a la sociedad. El único modo de
reconocimiento parece ser el éxito. Pero quienes no lo logran quedan profundamente insatisfechos; Fatalista: El
individuo siente que su vida no tiene ningún sentido ya que él no la maneja. Es el caso típico de un esclavo;
Altruista: El individuo se siente obligado moralmente a suicidarse para hacer un bien a su sociedad.

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