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Unidad 4 / Escenario 7

Lectura fundamental

Origen de la sociología como


disciplina autónoma del saber

Contenido
1 Introducción

2 El objeto de la sociología y de la sociología jurídica

3 El ejercicio sociológico antes de los padres de la sociología como ciencia autónoma

4 Surgimiento de la sociología como ciencia autónoma

Palabras clave: sociología, derecho, positivismo, sociedad, realidad.


1. Introducción
De todos los distintos saberes y las ciencias que se han ido revisando a lo largo de este módulo, la
sociología es sin duda la más reciente. Con ello no se pretende insinuar que antes de los padres de la
sociología nadie realizaba estudios sociológicos. Ocurre, sin embargo, que el estudio de la sociedad
y de las relaciones sociales no eran un fin en sí mismo, sino que formaba parte de un estudio con un
objeto esencialmente distinto. Maquiavelo, por ejemplo, hacía uso de esta herramienta, pero con
el fin de desarrollar sus estrategias de gobierno eficaz. También Rousseau había hecho uso de esta
herramienta en El contrato social. Las doctrinas de Rousseau parten de la observación de la sociedad
de su tiempo, por lo que sus observaciones no son universales, ni pretenden serlo. También Alexis
de Tocqueville, al momento de analizar La democracia en América, produce un estudio de campo de
lo que observa. La observación como forma de llegar al conocimiento es la estampa que define el
positivismo y esto se observa ya en estos autores.

Por eso se podrá afirmar que la acción social, en un contexto determinado, será el eje central de la
sociología. A diferencia de los autores recién reseñados, así como de otros tantos pensadores que
estudiaron la sociedad y las relaciones sociales en su momento, los sociólogos no lo hacen como
parte de una explicación con fines políticos o económicos, sino como el fin mismo de entender el
funcionamiento de la sociedad a partir de la realidad fáctica y no a partir de criterios dogmáticos. La
sociedad, las relaciones sociales y lo social no serán entonces un elemento adicional del estudio, sino
que serán el objeto mismo de la sociología.

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2. El objeto de la sociología y de la sociología jurídica
El objeto de la sociología es la sociedad. Sin embargo, esta definición es en sí misma problemática,
porque no resulta claro si se trata de la sociedad en un momento histórico específico, la sociedad
como un todo o distintas clases de sociedades. Algo similar ocurre con la disciplina jurídica cuando se
intenta responder a la pregunta de qué es derecho. En un artículo titulado “La sociología: del estudio
de la realidad social al análisis de sistemas”, Marcos Roitman Rosenmann señala lo siguiente:

Comte pensó la sociología como la ciencia nacida para el estudio del estado positivo. El principio
de secularización total del individuo y con ello la superación de los estados metafísico y teológico.
Dinámica y estática social. Spencer desarrolló su conceptualización desde la función orgánica de los
individuos en un orden. Durkheim buscó interpretar la acción social desde la división del trabajo social:
solidaridad orgánica y mecánica. Weber nos llamó la atención hacia una sociología comprensiva de la
acción social: conexión de sentido y racionalidad de acuerdo con fines. Adorno y la llamada sociología
crítica presentan una sociología reflexiva, consciente, histórica y fundada en los postulados de la
dialéctica marxista. Hoy Niklas Luhmann nos propone una sociología como ciencia social del sistema,
abandonando la propuesta de acción social y sustituyendo su estudio por la descripción y el análisis del
sistema autorreferencial”. (1998, p. 36)

Obsérvese cómo el objeto de estudio de la sociología no es obvio, en la medida en que el estudio de la


sociedad tiene implicaciones en cualquier campo de la vida humana que no sea estrictamente individual.
Por el momento, conviene partir de la concepción preliminar de que el objeto de estudio es la realidad
social, sus procesos, interacciones y productos. Como se observará en la medida en que se aborde cada
uno de los autores seleccionados, el concepto tendrá variaciones que se habrán de precisar.

Así como se ha hecho referencia al objeto de la sociología, conviene referirse al objeto de la sociología
jurídica, que es precisamente el tema central de la unidad. Al respecto, se ha de retomar lo que en
la presentación del libro Teoría e investigación en sociología jurídica, expone el coordinador del libro,
Gonzalo Cataño. En él, Cataño afirma lo siguiente:

La sociología jurídica explora las relaciones recíprocas entre derecho y sociedad. Estas relaciones
adquieren vida en el estudio de la influencia de las normas sobre la sociedad y en el sucesivo examen
de la incidencia de la sociedad sobre las normas. De la misma forma que la legislación del momento
regula la conducta de los individuos en una dirección determinada, se espera que la evolución de las
condiciones sociales exija mutaciones en la esfera jurídica para adecuarla a las nuevas demandas de la
comunidad. (2003)

En todo caso, por razones metodológicas, es conveniente partir primero del conocimiento de la
sociología como ciencia social autónoma, lo que se abordará en este escenario, mientras que los
pormenores de la sociología jurídica serán objeto de tratamiento en el siguiente escenario.

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3. El ejercicio sociológico antes de los padres de la sociología como
ciencia autónoma
Dado que ya se ha tenido la oportunidad de ver algunos momentos históricos relevantes en el
devenir de la ciencia jurídica, así como de la filosofía, será imprescindible mantener esa permanente
observancia de la historia en relación con la sociología. Por esto último, conviene iniciar con una
mención de precursores de la sociología. Ya se ha tenido la oportunidad de mencionar a Rousseau,
pero se hizo referencia a qué era lo que le aportaba Rousseau a la discusión filosófica política.

Sin embargo, uno de los puntos distintivos de Rousseau es la manera como la observación social lo
llevó a formular muchos de los postulados que defendió en sus obras principales, como es el caso de
Emilio (obra sobre la educación) y el ya mencionado El contrato social. Rousseau, entonces, realizó
una interpretación de las acciones sociales de su época y a partir de allí formuló sus teorías.

El ginebrino J. J. Rousseau vivió entre 1712 y 1778 y su obra se desarrolló en Francia. Poco después de
él llegó Henri de Saint-Simon, también francés, de quien Auguste Comte fue secretario. Saint-Simon
ha sido reconocido en muchos campos, pero para efectos de lo que aquí interesa, él fue el primero en
formular la necesidad de contar con lo que hoy se denomina sociología, que en su obra se entendería
como una física social. Saint-Simon vivió entre 1760 y 1825 y para algunos es él el verdadero padre de
la sociología, dado que Comte retomaría muchas de las ideas de su antiguo jefe. Entre 1835 y 1840,
Alexis de Tocqueville, también francés, habría de publicar su obra La democracia en América, que es
especialmente relevante, porque, aunque evidentemente en ella se exponen las ideas políticas del autor,
su método precisamente parte de la observación del desenvolvimiento social de la naciente democracia
de los Estados Unidos. Obsérvese entonces de qué manera en Francia existe todo un grupo de
pensadores que van desarrollando una metodología de estudio inductivo del hecho social.

Esto, sin embargo, no es algo que pueda verse como una metodología de trabajo aislada. Ha de tenerse
en cuenta que desde el siglo XVII empezó un importante auge en las ciencias naturales. En ese siglo
vivieron y desarrollaron sus obras pensadores como Descartes y Newton, importantes para el desarrollo
de las ciencias naturales. A partir de ellos se empiezan a producir cambios importantes en todo el siglo
XVIII, un auge en las ciencias naturales, que por esencia mantienen un método inductivo o positivo.

En Biología, también Lamarck y Darwin desarrollarán sus teorías a mediados del siglo XIX y, algún tiempo
después, Mendel establecería las bases de la genética con sus hallazgos. En consecuencia, el contexto
social del momento era el del auge de las ciencias naturales.

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Entonces, no resulta extraño que, en Francia, cuna del enciclopedismo y la ilustración en el siglo
XVIII, surja un interés por estudiar la sociedad de manera científica (entendiendo por científico el
método científico positivo inductivo). Hasta el momento, no hay teoremas o postulados específicos
acerca de cómo se debería desarrollar esa física social de Saint-Simon, por lo que será a partir de
Comte y sus sucesores que se sentarán los cimientos de la sociología.

¿Sabía que...?
En la mayoría de los casos de grandes mentes que han sido maestro y discípulo se
mantiene ese vínculo a lo largo del tiempo. En el caso del fundador de la sociología,
Auguste Comte, existió una divergencia con uno de sus maestros, de quien fuera
secretario. Se trata de Henri de Saint-Simon; en los primeros textos publicados
por Comte se le solía atribuir su pensamiento a una especie de réplica del
pensamiento de Saint-Simon. Por ello, Comte decide desvincularse de este autor
en aras de poder buscar su propio camino, lejos de la sombra de su antiguo jefe.

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4. Surgimiento de la sociología como ciencia autónoma

4.1. Auguste Comte (1798-1857)

Siguiendo a Pérez Rivera (2002), Auguste Comte no debe entenderse como uno de los autores
clásicos de la sociología. En su sentir, los cuatro autores clásicos de la sociología son Marx, Durkheim,
Weber y Parsons, autores a los que se hará referencia a continuación. Sin embargo, parece existir
consenso en que con Comte surge la sociología como ciencia autónoma. Podría entonces reconocérsele
como fundador de la sociología. ¿Cómo es posible que el fundador de una ciencia no sea tenido como
un autor clásico? Nuevamente acudiendo a Pérez Rivera (2002, p. 17), quien se basa en una postura de
Giddens, se puede afirmar que no todos los fundadores deben ser considerados como autores clásicos.
El signo distintivo, de acuerdo con Giddens, es que fundadores son quienes pueden ser leídos aun en la
actualidad y conservan plena vigencia por ser todavía referentes frente a los debates actuales.

Más allá de la opinión de Pérez Rivera, es innegable la vinculación de Comte con el surgimiento de
la sociología. Mendieta y Núñez (1956), por ejemplo, de manera muy didáctica, cuenta la manera
como Comte llegó a la concepción del término sociología, a partir del concepto de física social
-cuya autoría se atribuye a sí mismo- y de qué manera esta sociología se entrelaza con el concepto
de filosofía positiva que plantea el autor. La obra de Comte en que desarrolla ambos conceptos es
Curso de filosofía positiva, texto escrito entre 1830 y 1842. El curso, que consta de seis tomos, es
bastante ambicioso, dado que Comte pretende brindar una filosofía en torno de la cual sea posible
que sus coterráneos (los franceses) pudiesen aglutinarse, pues en su sentir se trata de una época de
conflicto y anarquía. En consecuencia, la filosofía positiva de Comte busca dar una respuesta integral
a esta cuestión. Para ello, entre otras cosas, su filosofía se centra en eliminar cualquier esencialismo
o concepción metafísica, bajo el entendido de que el conocimiento únicamente se debe producir a
partir de la realidad.

Siendo así, la unión del objetivo estabilizador de Comte con su filosofía y la exigencia de que el
conocimiento solo se pueda producir de manera positiva —es decir, a través del método inductivo
propio de las ciencias naturales— lleva a que resulte necesario que se estudie la sociedad. La sociología
no es un capricho aislado de Comte sino una necesidad de su filosofía positiva, porque para poder lograr
sus objetivos globales, la sociología se convierte en una necesidad. Con Comte se habrá de delinear la
sociología y se empezarán a sentar muchas de las premisas para su estructura, su método y su objeto de
estudio, pero el trabajo es principalmente metodológico, al esbozar el campo del saber, pero como parte
de su ejercicio filosófico práctico.

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4.2. Karl Marx (1818-1883)

Una idea de lo que Marx ha podido brindar a la sociología, la presenta su compañero de trabajo a lo
largo de la vida, Friedrich Engels. Dado que Engels sobrevivió a Marx por doce años (murió en 1895),
muchos trabajos que realizaron en conjunto, o que inició Marx, fueron finalizados por Engels. Esto
es importante porque en algunos de los prefacios e introducciones escritas por Engels, tanto de sus
obras como de las de Marx1, se da cuenta de la importancia que ha tenido Marx en diversos campos
del saber. Marx desarrollará, en palabras de sus seguidores, una obra teórica que se podrá abrir en
dos: una obra científica y una obra filosófica. Tal y como lo sostiene Harnecker, así como también el
prólogo escrito por Louis Althusser —uno de los marxistas más reconocidos—, Marx desarrolló una
ciencia social: el materialismo histórico. También desarrolló una filosofía: el materialismo dialéctico
(Harnecker, 1982, p. xi y pp. 6-7). Atendiendo al contenido a revisar en este Escenario, es pertinente
abordar el primero de los dos temas.

¿A qué se hace referencia por materialismo? Similarmente a como se utiliza el término “positivista”
en Comte, el materialismo busca referirse a lo real, a lo ontológico: a lo que es. ¿Por qué entonces el
uso de ese término en específico y no otro? Esto puede explicarse a partir de la tradición filosófica
con la que se educó Marx. En su momento, Marx fue fuertemente influenciado por los hegelianos.
Hegel publicó su Fenomenología del espíritu en 1807 y Marx la estudió en Alemania. Por lo tanto,
el referente filosófico de la época era el idealismo alemán. De los cuatro idealistas alemanes (Kant,
Fichte, Schelling y Hegel) Marx estaría influenciado por Hegel. Recordando lo visto en el Escenario
6, Hegel desarrolló todo un idealismo histórico, al desarrollar las fases de desarrollo del conocimiento
por el espíritu. En su teoría, la historia era especialmente relevante.

El término “materialismo”, que se empleará a partir de Marx, constituía una oposición al término
“idealismo” que se encuentra en Hegel. Si para Hegel las ideas eran la fuente de conocimiento del
espíritu, y lo racional era real y lo real racional, en Marx lo importante será lo que la realidad muestra
y no lo que la mente quiere convertir en realidad. Por lo tanto, obsérvese que Marx llegará a una
conclusión similar a la que llegó Comte en cuanto a la necesidad de estudiar el cuerpo social y las
realidades sociales.

1 En el prefacio de su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Engels explica con sencillez una idea que será central para este
aparte del trabajo: el método del materialismo histórico desarrollado por Marx permite comprender la importancia de instituciones como la familia y
la propiedad, la organización política a través del Estado y la historia. Igualmente, tras el fallecimiento de Marx, Engels asumió el rol de editor de gran
parte de El capital, la obra más reconocida de Marx. Como amigo personal, compañero de trabajos y corredactor del Manifiesto comunista, Engels es
una opinión muy autorizada a la hora de interpretar la obra y el método seguido por Marx.

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Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió con Comte, quien se interesó por la estructura de ese
nuevo saber que se llamaría sociología, Marx empieza a desarrollar su materialismo histórico2. En
Marx, el elemento central que existe en su materialismo histórico es la lucha de clases. Ese concepto
se constituye como el hilo conductor en su obra.

¿Por qué es central el concepto de lucha de clases? Porque es el hilo conductor de la historia. En
palabras de Marx y de Engels, que se observan al inicio de El manifiesto comunista, “la historia de
todas las sociedades hoy es historia de lucha de clases.” (Marx y Engels, 2011. p. 49). Tanto Hegel
como Marx reconocen la importancia de analizar la evolución a través de la historia; en Hegel se haría
referencia a “la Idea” como hilo conductor que determina el contexto histórico. Esta va cambiando
a partir del método dialéctico y, por lo tanto, la historia va cambiando en la medida en que la Idea lo
hace. Con Marx, de acuerdo con la citación que de él hace Harnecker, se ha “puesto sobre los pies lo
que en Hegel marchaba cabeza abajo” (p. 223). Esa afirmación merece una explicación.

Para Hegel, la Idea, aterrizada en el Estado, determina los hechos sociales que de él dependen,
mientras que, en Marx, la economía de cada época determina las demás estructuras de ahí para arriba.
Por lo tanto, si en Hegel había una historicidad que se desarrolla de la Idea general y abstracta hasta
lo particular, en Marx ocurre todo lo contrario. El criterio que determinará todos los demás será el
modelo económico (producción) de cada sociedad en un momento determinado. Esto, por supuesto,
implica que en todas las sociedades a lo largo de la historia ha existido desigualdad de clases y esa
desigualdad de clases genera una permanente lucha de clases. Con estos conceptos, en consecuencia,
es perfectamente posible estudiar las sociedades en un momento histórico determinado. En otras
palabras, lo que da contexto a un hecho y un grupo social en un momento determinado de la historia es
el funcionamiento de la economía de producción en ese preciso momento.

En síntesis...
La vigencia del legado de Marx se da en varios campos: la política, la filosofía, la
economía y la sociología, entre otros. A diferencia de lo que ocurre con varios
grandes pensadores, como se verá con Parsons, existen distintos momentos del
pensamiento del autor que llevan a la reformulación de ideas. En Marx, teniendo
en cuenta el método empleado del materialismo histórico y el concepto de lucha
de clases, el lector podrá encontrar un hilo conductor en su obra, que permite
completar unos textos con otros.

2 Conviene advertir que tanto Althusser como Harnecker se referirán al materialismo histórico como la “ciencia social” creada por Marx. Hoy en día,
sin embargo, el materialismo histórico no es visto como una ciencia, sino como un método de estudio de la sociología. Por tanto, Marx forma parte de
los autores clásicos de la sociología.

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4.3. Émile Durkheim (1858-1917)

El francés Emile Durkheim, a diferencia de lo que ocurrió con Comte y con Marx, brinda un aporte dual
a la sociología como ciencia social autónoma. Con Comte se vio cómo su interés era conceptualizar la
sociología y ubicarla dentro del amplio catálogo de ciencias para poder diferenciarla de otras y a la vez
justificar su existencia. Sin embargo, él no procedió a realizar sociología de manera sistemática. Con
Marx existió un análisis filosófico y sociológico a partir de las obras que desarrolló. Sin embargo, no hubo
realmente la exposición de un método. Fueron sus seguidores los que procuraron exponer la estructura
metódica de su pensamiento. Durkheim, en cambio, hizo las dos cosas.

Por una parte, Durkheim desarrolló Las reglas del método sociológico, obra de gran importancia para
el saber en general, porque antes de esta no existían unos criterios metodológicos claros para saber
qué puede ser tenido como sociología y que no. Tan solo el objeto de estudio, en los términos en que
Comte lo había esbozado. Además de la riqueza conceptual de la obra en sí misma, es conveniente
anotar que, en el prólogo de la segunda edición de esta obra, Durkheim procede a aclarar algunos
conceptos y a responder a algunas de las principales críticas que recibió su obra3.

Además de su aporte de las reglas del método sociológico, Durkheim realizó igualmente obras de
ejercicio sociológico que se enfocaron en gran medida en la pedagogía, la religión, el trabajo y el
derecho. Precisamente su primera gran obra de importancia, que a su vez fue su tesis doctoral, fue La
división del trabajo social. Durkheim, entonces, hizo sociología con conceptos y método sociológico,
por lo que sin duda es considerado como uno de los autores clásicos en esta ciencia. Además, su afán
por potenciar la ciencia lo llevó a crear la primera revista especializada en temas de sociología, una
herramienta de difusión de los avances científicos que incluso en la actualidad es altamente utilizado
en diferentes campos del saber.

El legado de Durkheim para la sociología y también para la sociología jurídica es extenso. Quizá
lo primero que salta a la vista en este autor es su concepto de hecho social, el cual es objetivo,
identificable y susceptible de análisis. Ese hecho social será precisamente el objeto de estudio de la
sociología, en criterio de Durkheim. El concepto, sin embargo, no está exento de problemas, porque
es objetivamente distinto un hecho social de un hecho realizado por varias personas. En el prólogo
a la segunda edición (Durkheim, 1986, pp. 13-33), Durkheim se esfuerza por mostrar que el hecho
social es algo distinto que el hecho de varios individuos. Algo similar le ocurrió a Rousseau al momento
de intentar justificar la voluntad general, aunque en él claramente había un criterio moralista que lo
definía. En Durkheim, en cambio, el hecho social puede estudiarse como se estudia cualquier otra
cosa. Utiliza este autor, por ejemplo, la analogía de las células, los tejidos y los órganos.

3 Cfr. Durkheim (1986, pp. 13-33).

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Así como no puede hablarse de que un órgano sea simplemente una suma de átomos, tampoco el
hecho social se puede asemejar al hecho de varios individuos individualmente considerados.

Además del concepto de hechos sociales, siguiendo a Melón Fernández (2011), se puede observar la
riqueza de su legado en temas como la concepción del Estado como máximo órgano de coordinación
social, el rechazo de la idea del hombre como individuo natural ajeno a la sociedad, con lo que estaría
parcialmente retomando una idea que ya Aristóteles había expuesto muchos siglos antes según la cual
el hombre es un animal político.

Su análisis sociológico de la educación y de las normas o costumbres morales permite ver de qué
manera la sociedad como un ente distinto de las personas que la componen tiene la capacidad
de imponer normas de conducta y crear instituciones. Esa capacidad de poder coaccionar a los
individuos a través de ideologías era algo que ya Marx había expuesto, aunque con una metodología
y finalidad distintas. Esa capacidad de coacción, entonces, es algo que será fundamental en un
estudio del derecho a partir de Durkheim, puesto que autores como Kelsen alegarán que la esencia
de la norma jurídica es su capacidad de ejercer coacción externa al individuo, pero de manera
distinta a como lo hacen las normas morales o las normas sociales (que se esfuerza por distinguir).
En esa medida, la respuesta de Kelsen no solo es frente a los metafísicos que mezclaban moral y
derecho, sino también frente a Durkheim y su idea de la capacidad del hecho social y la costumbre
moral de ejercer coacción externa en el individuo. No es coincidencia, entonces, que muchas de las
obras de Durkheim tengan un importante giro sobre temas de coacción, como ocurre en aspectos
como la religión, el trabajo, la moral y el Estado.

Especialmente atractivo para el derecho será el concepto de “anomia” o ausencia de norma. En materia
de criminología, psicología y derecho es especialmente relevante el desarrollo conceptual de la anomia
tanto a nivel social como a nivel individual. Esto, sin embargo, no será objeto de mayor desarrollo por el
momento en este escenario.

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4.4. Max Weber (1864-1920)

La sociología de Max Weber surge como un intento por liberar a la sociología del positivismo que
había sido precisamente su génesis. Tal y como lo resalta Gómez (2002), los puntos de partida
de la metodología propuesta por Weber en gran medida siguen la filosofía kantiana. Esto es visible
en varios aspectos propios de la metodología weberiana: el rescate de lo subjetivo como forma
de conocimiento y especialmente como forma de emisión de juicios de valor. Adicionalmente, su
crítica al positivismo precisamente se basa en la necesidad de explicar las cosas y no solo establecer
las condiciones necesarias y contingentes para que ocurran. En otras palabras, no basta analizar los
hechos por lo que son, porque la comprensión no es única y objetiva, sino que depende de una carga
valorativa a partir de quienes participan en el hecho mismo y también de quien lo estudia4.

La decisión de Weber de reivindicar lo individual lo lleva a rechazar la fundamentación dada por


Durkheim al hecho social, puesto que este es un hecho que prescinde de los hombres individualmente
considerados. Gómez (2002) presenta la metodología weberiana a partir de la existencia de
tensiones. La principal de ellas es la tensión entre lo racional y lo irracional. En ese sentido, sin llegar a
ser dialéctico como Hegel, sí utiliza un esquema en donde esa tensión es dinámica: lo que hoy resulta
irracional pudo haber sido racional en algún momento y podría llegar a serlo nuevamente. Las fronteras
de uno y otro (lo racional y lo irracional) van cambiando constantemente.

Junto con esa tensión entre lo racional y lo irracional, hay otras tensiones que tienen una función
metodológica en el estudio sociológico, como lo son, siguiendo a Gómez: 1) la tensión entre
causalidad y comprensión; 2) la tensión entre la generalidad y la individualidad; 3) la tensión entre el
ser y el deber ser; y 4) la tensión entre lo real y lo teórico. En esencia, Weber expondrá la naturaleza
dinámica de la ciencia a partir de la manera en que se han de conocer el objeto de estudio, que es
la acción social. La realidad, al ser cambiante, impone que la manera como se conoce y se explica
también lo sea. Por eso, nuevamente, los hechos no son estáticos e inmutables, sino que dependen de
la manera como se comprenden, se explican y se analizan.

Uno de los puntos centrales en la obra de Weber es, como ya se indicó, la individualidad. Esto implica,
por ejemplo, que la noción de Durkheim de los hechos sociales no puede ser entendida por Weber
de esa manera, porque significa reconocer que el objeto de estudio puede ser reconocido de manera
objetiva y exacta, algo que no podría ser en su teoría, dado que lo que en Durkheim se puede llamar el
“hecho social” no es otra cosa que la revisión de una realidad creada por individuos.

4 Cabe recordar que el término empleado por Kant para describir el cambio de la perspectiva del conocimiento del objeto que se pretende conocer
(que había dominado gran parte de la historia de la humanidad) al sujeto que conoce, es el giro copernicano. En ese sentido, Weber parte de este
mismo punto de partida, que es contrario al modelo positivista.

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Por lo tanto, la sociología es el estudio de las conductas individuales enmarcadas en el ámbito social. Esa
interrelación entre la conducta del individuo y el ámbito social será lo que determinará su concepto de
“acción social”.

A partir de las acciones sociales que deben ser objeto de estudio, la labor del sociólogo deberá ser la de
comprenderla no solo individualmente sino socialmente, y esa comprensión a su vez obligará a entender
sus causas y condiciones a partir de su contexto. Metodológicamente, ello solo se puede extraer a
partir de la creación de “tipos ideales”5. Ese tipo ideal permitirá construir teoría. Sin embargo, el peligro
que advierte Weber es que los investigadores diluyan la frontera entre realidad y teoría para intentar
darle el calificativo de realidad a lo que verdaderamente es teoría o viceversa. Por esa razón es que
metodológicamente se aparta de los postulados historicistas6. Es evidente que en este punto Weber se
aleja completamente del concepto de historia que se defiende en Hegel, al reconocer que se trata de
una narrativa eurocéntrica que desconoce muchas otras narrativas y escenarios históricos.

El legado dejado por los postulados de Weber es vasto, especialmente en materia de metodología
de la sociología, pero también en otros campos. Al referirse a la variedad de acciones sociales,
a la necesidad de retomar la relación de individuo-sociedad, se abre el camino para teorías de
construccionistas, así como al pluralismo, que parte de la existencia de varias verdades o realidades
posibles —algo que actualmente es en especial relevante en la teoría y en la práctica jurídica—.
Adicionalmente, aun hoy persiste el concepto weberiano según el cual el Estado es una comunidad
humana que en un territorio reclama el monopolio de la violencia legítima7. De la conferencia que dio
origen al texto, han transcurrido cien años, cumplidos en 2019. Ello, por supuesto, habla por sí solo de
la vigencia de este importante sociólogo.

5 El concepto de “tipo”, que es habitual también en derecho, remite a la existencia de un paradigma abstracto. En el caso de Weber, el tipo ideal
tiene como finalidad comparar acciones sociales con ese tipo para poder extraer conclusiones y explicaciones de ese análisis. En otras palabras, la
teoría sociológica solo es posible en la medida en que los hechos empíricamente obtenidos puedan llegar a ser comprendidos y ser estudiados en
comparación con ese tipo ideal. El “tipo ideal” se constituye en un paso metodológico necesario, pero que no puede darse desde el inicio, sino solo
después de haberse analizado la información empírica que se ha obtenido. Con él, se podrá metodológicamente soportar el análisis y a la vez rastrear
el método empleado por el investigador.
6 El historicismo se suele identificar a partir de una noción única y lineal de la historia. En materia sociológica, implica contrastar el hecho social
a partir de uno de esos momentos. Dado que para Weber la individualidad frente a lo social es determinante, y dado igualmente que la tensión de
racionalidad-irracionalidad es fluctuante en el tiempo, no podría hablarse de “la historia” sino de “una historia”.
7 El concepto es expuesto por Weber en La política como vocación. Para conocer más sobre esta importante obra, ver Covarrubias y Sánchez de la
Barquera y Arroyo (2020).

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4.5. Talcott Parsons (1902-1979)

Talcott Parsons es considerado como uno de los actores clásicos de la sociología (Pérez Rivera,
2002). Este sociólogo norteamericano fue un enlace interesante entre la teoría sociológica que
venía antes de él, en donde el hecho y la acción sociales eran especialmente relevantes, y que
migrará finalmente hacia un concepto funcionalista de la sociología, con múltiples implicaciones,
especialmente por la consagración de la idea del sistema social. Parsons estudió en la Universidad
de Amherst y posteriormente realizó estudios de postgrado en el London School of Economics y en
la Universidad de Heidelberg, y sus estudios se dieron en múltiples campos del saber, tales como la
filosofía, la biología, la sociología.

Uno de los méritos que se le reconoce a Parsons es haber traído las obras de Max Weber a Norteamérica.
Su primer gran obra, La estructura de la acción social, se publicó en 1937 y da testimonio de esa
influencia, puesto que como se ha visto atrás, el concepto de acción social es el que utiliza Weber
para hacer referencia al objeto de estudio de la sociología, con miras a revaluar el hecho social que
defendía Durkheim.

La influencia tanto de la biología, la filosofía, la psicología le economía y también de la sociología es clara


en toda su obra. También es claro que utiliza un modelo en el que toma algunas influencias de los clásicos
anteriores a él, así como de importantes filósofos y economistas. Esta simbiosis de conocimientos
hace que incluso entre sus mismos colegas sociólogos se considere su obra como densa y de difícil
comprensión (Agramonte, 2020, p. 20). En particular, el uso de tantos elementos de tantas disciplinas
implica el uso de terminología técnica. Si a ello se le suma la complejidad de su teoría, especialmente en
el momento de plantear su teoría del sistema social, la dificultad aumenta.
Para Domingues (2008), la obra completa de Parsons puede describirse a partir de tres momentos
distintos que finalmente lo van a llevar de ser un sistematizador de los grandes sociólogos anteriores a él,
hasta poder llegar a documentar una sociología funcionalista-estructuralista, en donde el concepto de
sistema social será el centro del objeto de estudio sociológico. En todo caso, la preocupación principal
de Parsons será explicar las variables de funcionamiento del sistema.
A diferencia de lo que se presentaba con Weber, para quien la motivación individual de las personas
se convierte en un punto central de los estudios sociológicos, con Parsons se centrará la atención
principalmente en la finalidad de las acciones. Su teoría de los sistemas tendrá incidencia en la manera
como se concibe la sociedad y los subsistemas, que conjuntamente conformarán el gran sistema social.
En esencia, es la descripción del funcionamiento, la estructura y los mecanismos de interrelación, que
tienen toda una serie de componentes debidamente desarrollados8.

8 Teniendo en cuenta la especificidad y complejidad conceptual, en caso de requerir mayor profundización, ver Agramonte (1987).

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La vigencia de Parsons sigue siendo alta, al punto de ser considerado un clásico, a pesar de ser bastante
posterior en el tiempo a los primeros clásicos que aquí se han reseñado. Ello es debido a la vigencia de las
teorías de sistemas, no solo en el ámbito sociológico sino también en el campo del derecho.

Cómo mejorar...
Cuando se enfrentan autores conceptualmente complejos como es el caso de Parsons,
se recomienda en todo caso acudir a sus lectores e intérpretes más reconocidos, quienes
normalmente han hecho un ejercicio sistematizador de su obra y en muchos casos pueden
explicar los conceptos o métodos empleados. Si bien en muchos casos el intérprete puede
incluir parte de su propio pensamiento en la interpretación, siempre constituye un buen punto
de partida para poder hacer accesible a autores que tienen un nivel de complejidad en su
lenguaje o en su método.

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Referencias
Agramonte, R. (2020). Ciudad y Política en la Sociología de Max Weber. Revista Mexicana de
Sociología, 27(3), 803-839. http://dx.doi.org/10.22201/iis.01882503p.1965.3.58613

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INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Fundamentación Jurídica


Unidad 4: La sociología jurídica en Colombia
Escenario 7: La sociología: su origen y desarrollo a partir
del siglo XIX

Autor: Javier Darío Pabón Reverend

Asesora Pedagógica: Ingrid Gissell Ospina Posada


Diseñador Gráfico: Andrés Felipe Figueroa Huertas

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano.


Prohibida su reproducción total o parcial.

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