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La Sociología es el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades. Tiene por
objeto nuestro propio comportamiento como seres humanos. El ámbito de la sociología es
extremadamente amplio y va desde el análisis de los encuentros efímeros entre individuos
en la calle hasta la investigación de los procesos sociales globales.
Vemos el mundo según las características que tienen que ver con nuestra propia vida. La
sociología demuestra que es necesario utilizar un punto de vista más amplio para saber por
qué somos como somos y por qué actuamos de la forma en que lo hacemos. Nos enseña
que lo que consideramos natural, inevitable, bueno o verdadero puede no serlo y que las
"cosas dadas" de nuestra vida están influidas por fuerzas históricas y sociales. Para el
enfoque sociológico es fundamental comprender de qué forma sutil, aunque compleja y
profunda, la vida individual refleja las experiencias sociales.
Orígenes históricos
El estudio objetivo y sistemático del comportamiento humano, se remonta a principios del
siglo XIX, utilización de la ciencia en vez de la religión para comprender al mundo. El mundo
contemporáneo es diferente al del pasado y la sociología nos ayudará a comprenderlo
El trasfondo de la primera sociología fue el de los cambios arrolladores que trajo consigo la
Revolución francesa de 1789 y la Revolución industrial en Europa
Estos cambios produjeron una revisión de la forma de entender tanto el mundo social como
el natural, cambios políticos, sociales económicos y relacionales. Industrialización y la
urbanización, expansión de las ciudades, nuevas relaciones sociales, nuevas necesidades,
aumento de la expectativa de vida, etc.
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No podemos abordar la sociedad, o los “hechos sociales”, como hacemos con los objetos o
los eventos de las ciencias naturales, pues las sociedades sólo existen en la medida en que
son creadas y recreadas por nuestras propias acciones como seres humanos. No podemos
tratar las actividades humanas como si fuesen determinadas. Cuando se trata de
ciencias sociales, nos dirigimos a otros seres humanos, y no a un mundo inerte de objetos.
Auguste Comte: fue él quien acuñó el término "sociología". Inicialmente, Comte hablaba de
"física social". Para él la sociología debía contribuir al bienestar de la humanidad utilizando
la ciencia para comprender y, por tanto, predecir y controlar el comportamiento humano.
Creía en reproducir un conocimiento de la sociedad, basándose en datos científicos.
Émile Durkheim: para llegar a ser científica, la sociología debía estudiar hechos sociales,
es decir, aspectos de la vida social -como el estado de la economía o la influencia de la
religión- que configuran nuestras acciones individuales. "¡Estudia los hechos sociales como
si fueran cosas!". Con ello lo que quería decir era que la vida social puede ser analizada con
el mismo rigor que los objetos o acontecimientos de la naturaleza.
A Durkheim le preocupaban los cambios que en su época estaban transformando la
sociedad y creía que lo que la mantiene unida son los valores y costumbres compartidos-
Su análisis del cambio social se basaba en el desarrollo de la división del trabajo. Este
proceso estaba desplazando cada vez más a la religión como principal núcleo de cohesión
social. Las personas se van haciendo más dependientes de los demás, porque cada una de
ellas necesita bienes y servicios que le proporcionan los que realizan otras ocupaciones.
Los procesos de cambio crean grandes trastornos sociales, que él vinculaba con la anomia.
Los controles y normas morales tradicionales que solía proporcionar la religión han sido
desplazados. Los hechos sociales consisten en toda forma de pensar, obrar y sentir
que ejerce una presión exterior sobre un individuo, son anteriores y exteriores al
individuo. En su libro “El suicidio” señala que los factores sociales tienen una influencia
decisiva en el
comportamiento suicida, siendo la anomia (aislamiento del individuo por falta de normas
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sociales) una de dichas influencias. TIPOS DE SUICIDIO: Egoísta: motivado por un
aislamiento demasiado grande del individuo con respecto a la sociedad. Ej: marginados,
solitarios, que no tienen lazos fuertes de solidaridad social. Altruista: demasiado ligado a la
sociedad. Ej: en el ejército, sin un alto nivel de integración de sus miembros, no habría
ejército. Anómico: ausencia de normas. El suicida no ha sabido aceptar los límites que la
sociedad impone, a lo que aspira a más de lo que puede y cae, en la desesperación
Karl Marx: Sus ideas contrastan vivamente con las de Comte y Durkheim pero, como ellos,
intentó explicar los cambios sociales que estaban ocurriendo durante la Revolución
industrial.
Concepción materialista de la historia: el cambio social está primordialmente inducido por
influencias económicas. El conflicto entre las clases, constituye el motor del desarrollo
histórico. Siempre trató de conectar los problemas económicos con las instituciones
sociales.
Las transformaciones más importantes de este período están vinculadas al desarrollo del
capitalismo, sistema de producción que contrasta radicalmente con los anteriores órdenes
económicos de la historia. Los que poseen el capital -fábricas, maquinaria y grandes sumas
de dinero- conforman una clase dominante. El resto de la población constituye una clase de
trabajadores asalariados, o clase trabajadora. El capitalismo es un sistema de clases en el
que el conflicto entre éstas es constante.
Para Marx, el capitalismo será reemplazado en el futuro por una sociedad sin clases, sin
grandes divisiones entre ricos y pobres.
Materialidad de la vida social: cómo producen, transforman la naturaleza, se transforman a
sí mismos y se relacionan entre sí los hombres.
Max Weber: estuvo influenciado por Marx, pero también fue muy crítico a alguna de sus
ideas. Rechazaba la concepción materialista de la historia, y consideraba que los conflictos
de clases eran menos relevantes que lo que suponía Marx.
Para él los factores económicos son importantes, pero el impacto de las ideas y los valores
sobre el cambio social es igualmente significativo
Estudió las religiones de China, la India y Oriente Medio y con estas investigaciones hizo
aportaciones clave a la sociología de la religión. Tras comparar los sistemas religiosos
dominantes en China y la India con los occidentales, Weber llegó a la conclusión de que
ciertos aspectos de la doctrina cristiana habían tenido un papel fundamental en la aparición
del capitalismo. Para Weber las ideas y valores culturales ayudan a que se constituya una
sociedad y conforman nuestras acciones individuales.
Weber propone el MÉTODO COMPRENSIVISTA, donde toma como punto de partida las
intenciones y los sentidos que los actores le dan a su acción. Propone comprender por
interpretación la acción/actividad social, y a través de este medio, explicar casualmente su
desenvolvimiento y sus efectos. No es una ciencia de los grupos, sino del individuo
actuando en sociedad. OBJETO: Acción social. Comportamiento humano que comunica
algo a otro. Consiste en: Presencia del otro, interacción y significado. MÉTODO:
Comprensión, a través de los tipos ideales
TIPOS IDEALES: Instrumento conceptual para tomar rasgos esenciales de los fenómenos
sociales. Histórico: Es encontrado en una época histórica dada (capitalismo mod).
Sociológico general: algo que está presente en todas las sociedades (burocracia, religión).
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Acción: basados en las actuaciones de un actor determinado. (tipos de acciones: acción con
arreglo a fines: acción como medio para el logro de un determinado fin buscado –. Acción
con arreglo a valores – acción teniendo en cuenta un valor religioso o estético –. Acción
afectiva: motivada por estados sentimentales. – Acción tradicional: regida por un patrón
costumbrista, se hace algo como se hizo de la misma manera siempre, no hay elección de
medio a fin. (la moda o bendecir los alimentos). Estructural: Resultantes de consecuencias
de la acción social.
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La sociología centra su atención en las acciones que tienen lugar dentro de nuestra
sociedad, o en los aspectos de la acción que no varían de una sociedad a otra. Se centra
en las acciones actuales, o en las cualidades generales de las acciones, que no cambian
con el tiempo.
Diferencias entre la sociología y otras disciplinas: Lo que diferencia a las disciplinas de las
ciencias sociales una de otras, son las preguntas que se hacen y las perspectivas en las
cuales se colocan para contemplar, explorar y describir las acciones humanas. La
sociología, tiene su propia perspectiva cognitiva, su propia serie de preguntas para indagar,
y también su propia batería de principios de interpretación. Lo que identifica a la sociología
es el hábito de considerar a las acciones humanas como elementos de elaboraciones
amplias
Diferencia y relación entre la sociología y el sentido común:
La sociología es en primer lugar y, sobre todo, una manera de pensar acerca del mundo,
entre estas diferentes maneras en la que se puede pensar sociológicamente, ocupa un
lugar muy especial el llamado “sentido común”. Cada término que los sociólogos pueden
utilizar estará ya fuertemente cargado de los significados dados por el conocimiento del
sentido común de las personas “comunes”.
La materia prima de la sociología es la experiencia de la gente común en la vida común y
cotidiana.
Las cuatro diferencias fundamentales:
1) La primera diferencia de la sociología con el sentido común es que en esta disciplina
los sociólogos deben abstenerse de formular ideas que solo se sustenten en sus
creencia (sentido común) .
2) La segunda diferencia tiene que ver con el tamaño del campo del que se extrae el
material para el estudio. Los sociólogos adoptan una perspectiva más amplia de la
que ofrece el mundo de los individuos.
3) La tercera diferencia entre la sociología y el sentido común pertenece al modo en
que cada uno procede para explicar la realidad humana: nuestro sentido común
hace que nuestra forma de pensar acerca de un acto, sirva para modelo y para dar
sentido a todos los otros actos. La sociología se opone a esta visión del mundo
personalizada, ya que, cuando pensamos sociológicamente intentamos explicar la
condición humana a través del análisis.
4) Desfamiliarizar lo familiar: Finalmente, hay una confrontación con el mundo familiar
regido por hábitos y creencias ( sentido común) que se realimentan recíprocamente,
la sociología actúa como un intruso, haciendo preguntas que nadie recuerda haber
respondido nunca.
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Marx y Engels no creían que fuese posible que la misma llegase a desarrollarse en países
que no fuesen europeos. Y para Marx América Latina no era más que un conjunto de
sociedades semi-feudales
Por otra parte, desde esta misma perspectiva, Marx consideraba que el colonialismo en
América Latina no era más que un “efecto colateral”. En definitiva, para Marx el colonialismo
era sólo el pasado de la modernidad que desaparecería con la crisis mundial. El punto ciego
de Marx fue justamente este, el aferrarse a una visión teleológica y eurocéntrica, ignorando
por completo que el colonialismo podría tener algún tipo de influencia sobre las prácticas
ideológicas de la sociedad y que fuese fundamental para la emergencia del capitalismo.
Mirada hacia el Oriente
En este apartado, el autor se centra en la dimensión epistémica y cultural del colonialismo, y
para ello cita el trabajo de Said llamado “Orientalismo”.
El argumento central del Orientalismo es que el dominio imperial de Europa sobre las
colonias de Asia y el Medio Oriente durante los siglos XIX y XX condujo irremediablemente
a la “institucionalización” de una cierta imagen o representación sobre el oriente y el
occidente. Para que este poder sea efectivo no sólo basta con matar o someter al otro por la
fuerza, sino que se consigue también a través de un elemento ideológico o
“representacional”, es decir, creando un discurso sobre el “otro” e incorporándose en el
habitus de dominadores y dominados con el objetivo de imponer el poder económico y
político europeo.
Said manifiesta que el dominador europeo construyó a ese “otro” como objeto de
conocimiento (oriente) y una imagen autocentrada de sí mismos (occidente) como paso
necesario para ejercitar el dominio. Para concluir, Said frente a la idea de que el dominio
europeo requirió necesariamente de una legitimación “científica”, y que estos pueden
trascender los condicionamientos sociales y políticos del mundo. Said argumenta que la
Europa moderna se representa a sí misma sobre la creencia de que la división geopolítica
del mundo (centro y periferia) es legítima porque se funda en una división ontológica, donde
la cultura occidental es representada como parte activa, dadora y productora de
conocimientos cuya misión es difundir la modernidad en las demás culturas.
- Nelly Richard: reprocha el gesto de hablar sobre el colonialismo en América Latina desde
la academia norteamericana. Existe un monopolio de poder de representación según el cual
‘representar’ es controlar los medios discursivos.
- Carlos Reynoso: las teorías poscoloniales han depredado perezosamente los logros
metodológicos de las disciplinas tradicionales.
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- Eduardo Grüner: las teorías poscoloniales se han concentrado en una crítica cultural de
la colonialidad, descuidando el análisis de sus condicionamientos materiales, es decir, del
colonialismo.
Sociología es una disciplina que incómoda. La sociología no hace más que plantear a las
otras ciencias las preguntas que a ella se le presentan especialmente agudas. Si la
sociología es una ciencia crítica se debe quizás a que ella misma se encuentra en una
posición crítica. La sociología revela cosas ocultas y a veces reprimidas y muchas veces se
la cuestiona como ciencia. La sociología confronta sin cesar al que la práctica, con duras
realidades, desencanta. Desde dentro y desde fuera no ofrece ninguna de las satisfacciones
que busca el compromiso político. La particularidad del sociólogo es tener como objeto los
campos de lucha.
Contribuir a la producción de la verdad depende de dos factores, el interes que se tiene y la
capacidad de producirla. Uno puede elegir como objetivo la comprensión del mundo social,
en el sentido de comprender por comprender. Por el contrario, uno puede buscar técnicas
que permitan manipularlo, con lo cual pone a la sociología al servicio de la gestión del orden
establecido.
Portantiero, La sociología clásica: Durkheim y Weber
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Tiene su génesis en los pensadores racionalistas del siglo XVIII, el mayor exponente fue
Montesquieu que analizaba las instituciones políticas con perspectiva sociológica. Para él
las instituciones políticas dependían del tipo de estado y este, a su vez, del tipo de
sociedad. Por ello sostenía que no había un régimen político universalmente aceptable y
cada sociedad debía construir el suyo de acuerdo a sus sociedades. Sostenía que lo que
cambia son las formas de solidaridad de los individuos caracterizadas por la división del
trabajo.
Comte fue el que nombró por primera vez el término sociología que en un inicio la había
bautizado como “física social”, pero no hacía más que robar las ideas de Saint Simon y
reformularlas, para este último la política debía convertirse en física social cuya finalidad era
descubrir las leyes naturales de la evolución social. Comte incorpora la idea de evolución y
progreso, pero conservador, sostenido al orden. Orden y progreso.
Suicidio en conjunto, durante una unidad de tiempo y en una sociedad dada. Es un hecho
social. Fenómenos sociales que responden a causas sociales.
Objeto: estudio de los hechos sociales, el método para estudiarlo es considerado como
cosa
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A diferencia de Durkheim, Weber considera como unidad de análisis a los individuos porque
son los únicos que pueden albergar fines, intenciones en sus actos. Si bien Weber era
historicista, también se reencuentra en la consideración del papel del sistema de valores y
el orden normativo juega en el comportamiento humano.
Método histórico comparativo que le permite recuperar la particularidad y la universalidad
del hecho social. El método propone: si comparando sociedades diferentes, logramos
igualar las principales variables económicas, sociales, políticas, culturales aparece en ellas,
quedando una y solo una cuyas características no son compartidas por la totalidad, dejando
en claro que es la decisiva para explicar diferencias específicas. Así aísla la causa
fundamental del capitalismo: a los datos históricos que ya habían aparecido en otras épocas
de la sociedad, se le sumó la aparición de una ética, la protestante. Weber discutía todo el
tiempo con la teoría de Marx del tipo economicista.
Sociología: ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social, para de esa
manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos. Acción social: acción racional con
arreglo a fines, Weber le suma la acción tradicional, la acción afectiva y la acción con
arreglo a valores.
UNIDAD 2
La investigación social, en sus términos más simples, implica un diálogo entre ideas y
pruebas empíricas. Las ideas ayudan a los investigadores sociales a darles sentido a las
pruebas empíricas y los investigadores usan las pruebas empíricas para ampliar, revisar
y comprobar las ideas. El resultado final de este diálogo es una representación de la vida
social.
Una parte importante del diálogo entre ideas y pruebas empíricas se dedica al análisis de
los fenómenos que estudia el investigador. El término fenómenos se refiere simplemente a
los hechos o acontecimientos. El análisis significa dividir los fenómenos en sus partes
constituyentes y estudiarlas en relación con el todo.
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ELEMENTOS DE LA INVESTIGACIÓN SOCIAL
1) La palabra ideas se designa lo que los científicos sociales llaman "teoría social".
Las ideas acerca de la sociedad pueden provenir de cualquier lugar: de la vida
cotidiana, de una novela, de un acontecimiento inusual, de una analogía, de un
malentendido, de una indiscreción, de una broma tonta.
2) Los marcos analíticos son las formas de ver las cosas que se construyen a través
de las ideas. Orientan la recolección de datos en ciertos sentidos y no en otros.
contribuyen a la elaboración de las ideas mediante la especificación de una
categoría de fenomenos.
3) La palabra pruebas es el término cotidiano que define a los datos. Cada
manifestación de la vida social ofrece potencialmente una cantidad infinita de
información. El trabajo empírico exige realizar una selección de los hechos. Para
seleccionar información debemos hacerlo sobre el marco teórico. Una información
se convierte en dato cuando se registra en foto, video, notas,etc.
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Tipos de datos que se obtienen:
● Ricos, descriptivos: son las palabras de los entrevistados, el significado de la acción
atendiendo a la perspectiva del sujeto o grupo estudiado.
● Actitud naturalista del investigador: al realizar el trabajo de campo, ya que
interacciona con las personas en su propio ambiente y habla su lenguaje. Utiliza
multiplicidad de métodos para registrar datos.
● articulación interactiva y sutil de estos elementos que presagían, en la propuesta
escrita, la posibilidad de cambio. se desarrolla en forma circular.
● propuesta escrita
5) Criterios de calidad
Tradicionales: (aplicables a las cs exactas)
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❖ Validez interna de los datos: implicaba constatar si reflejaban correctamente la
realidad
❖ Validez externa: si la inferencia estadística de las características medibles de la
muestra permite conocer los parámetros poblacionales, a nivel universal.
❖ Confiabilidad: si garantizaba la estabilidad de los hallazgos independientemente del
investigador y del momento.
❖ Objetividad: si el conocimiento se refería al objeto y no a los sesgos y/o prejuicios
del investigador
Actuales/Adecuado:
Credibilidad: supone poder evaluar la confianza, tanto en el resultado del estudio como en
su proceso. Procedimientos para garantizarla:
-Compromiso con el trabajo de campo: realizarlo de forma responsable, observado y
relevando información durante todo el tiempo necesario, registrar las diversas miradas de
los participantes, redactar notas exactas, completas, precisas, diferenciar entre los datos
originales y las interpretaciones del investigador.
-Obtención de datos ricos: información detallada, densa y completa que dar lugar a una
mayor comprensión del tema estudiado.
-Triangulación: reconocer las limitaciones que implica una sola fuente de datos, mirada o
método, para comprender un tema social
-Control de los miembros: implica dejar constancia de que se solicitará a los entrevistados
una lectura crítica de los diversos documentos de la investigación, para que evalúen la
calidad de las descripciones
-Auditores externos e internos al equipo de investigación: el estudio antes de ser publicado,
es evaluado por pares y no pares.
Transferibilidad: ver si los resultados en un contexto determinado pueden transferirse a
otro para comprender situaciones semejantes- (Por ejemplo: si lo local se puede aplicar a lo
nacional)
Seguridad: que los datos puedan ser auditados por quienes quieran evaluar la calidad de la
investigación.
Confirmabilidad de los datos: posibilidad de que otro investigador confirme si los
hallazgos son adecuados.
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Flick propone cuatro rasgos de la investigación cualitativa:
a) La adecuación de los métodos y las teorías
b) Perspectiva de los participantes y su diversidad
c) La reflexividad del investigador y de la investigación
d) La variedad de enfoques y métodos en la IC.
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El triángulo superior de este reloj de arena debería ser una unidad estrechamente
integrada. Sus preguntas de investigación deberían tener una clara relación con los
propósitos de su estudio y deberían estar al tanto de lo que ya es conocido acerca de los
fenómenos que está estudiando y de las herramientas teóricas que pueden ser aplicadas a
esos fenómenos.
Los métodos que usa deberían permitirle responder sus preguntas de investigación y
además tratar con las posibles amenazas de la validez de esas respuestas.
La parte superior del modelo es el aspecto externo del diseño; incluye las metas,
experiencias, conocimiento, supuestos, y teoría que trae para el estudio y para incorporar
en el diseño.
La parte inferior es el aspecto interno, incluye las actividades reales que deberá llevar a
cabo y los procesos que irá completando para desarrollar y probar conclusiones.
Las preguntas de investigación son el centro o eje, del modelo; conectan estas dos mitades
del diseño y deben informar, y ser sensibles a todos los otros componentes.
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● Hipótesis: El enfoque cuantitativo prueba hipótesis, las establece para ser aceptadas
o rechazada dependiendo del grado de certeza. En cambio, en la cualitativa se
generan hipótesis durante o al final del estudio.
● Datos: El cuantitativo maneja datos confiables y duros (hard) y el cualitativo datos
profundos y enriquecedores (soft)
● Recolección de datos: en la investigación cuantitativa los datos son obtenidos por
observación, medición y documentación de mediciones. Por otro lado, en la
cualitativa la recolección de datos está orientada a proveer de una mayor
entendimiento de los significados y experiencias de las personas.
● En el enfoque cuantitativo los participantes son fuentes externas de datos. Por su
parte el enfoque cualitativo considera a los participantes como fuente de datos
internos , el mismo investigador es un participante.
● Finalidad de análisis de los datos: el cuantitativo busca describir las variables y
explicar sus cambios y movimientos. El cualitativo busca comprender a las personas
y sus contextos.
● Características del análisis de los datos: El análisis en el enfoque cuantitativo es
sistemático, impersonal y posterior a la recolección de los datos. En cambio en el
cualitativo, el análisis varía dependiendo del modo en que hayan sido recolectados
los datos, fundamentados en la inducción analítica, basado en casos o personas y
sus manifestaciones, el análisis consiste en describir información y desarrollar
temas.
● En la investigación cuantitativa los son datos son representados en forma de
números que son analizados estadísticamente. Por otra parte, el cualitativo trabaja
con datos en forma de textos, imágenes, piezas audiovisuales, documentos y
objetos personales.
● La perspectiva del investigador en el análisis de los datos: en el caso del cuantitativo
es externa porque está al margen de los datos, el investigador no involucra sus
antecedentes y experiencias en el análisis. De tal modo que en el cualitativo la
perspectiva es interna ya que sale desde los datos, el investigador si involucra en el
análisis sus propios antecedentes y experiencias, así como la relación que tuvo con
los participantes del estudio.
● Principales criterios de evaluación en la recolección y análisis de datos. El
cuantitativo trabaja con la objetividad, el rigor, la confiabilidad y la validez. En
cambio, el cualitativo trabaja con la credibilidad, confirmación, valoración y
transferencia.
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La investigación cualitativa proporciona profundidad a los datos, dispersión, riqueza
interpretativa, contextualización del ambiente o entorno, detalles y experiencias únicas. El
proceso cualitativo es “en espiral” o circular, las etapas a realizar interactúan entre sí y no
siguen una secuencia rigurosa. En la investigación cualitativa con frecuencia es necesario
regresar a etapas previas, por eso, las flechas de las etapas que van desde inmersión inicial
en el campo hasta el reporte de los resultados se visualizan en dos sentidos:
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UNIDAD 3
Nuestro objeto es ver cómo las intervenciones, los significados y los objetos forman parte de
mundos sociales y morales particulares. Al contrastar “tradición” con “modernidad” puede
emerger diferentes verdades: la verdad empírica o social. Los procesos sociales toman
forma en un marco en el que, paralelamente a las relaciones sociales, los actores otorgan
significado simbólico a sus acciones. La cultura no es un sistema fijo de clasificaciones y
una construcción atemporal externa al modo como los actores sociales resuelven sus
problemas diarios. El análisis cultural, en ningún caso, es un análisis matemático. Los
grupos sociales no pueden ser construidos artificialmente a través de un proyecto, ellos
existen antes que él y continuarán desarrollándose una vez que los expertos hayan
abandonado el campo.
Los aspectos sociales y simbólicos articulan relaciones sociales. Así mismo, los actores
sociales están inmersos en un conjunto de relaciones en donde lo central suele ser la
reproducción de ciertas posiciones y jerarquías sociales. Uno de los principales objetivos de
la investigación antropológica en este campo es localizar áreas de divergencia entre
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conceptos y creencias, y al mismo tiempo, entender el modo de legitimación y producción
de todo tipo de conocimiento.
¿Qué observamos? La unica manera de ver el mundo empírico es a través de una imagen
de él. Esta imagen ordena la selección y formulación de los problemas. Es pasible de ser
identificada en forma de un conjunto de premisas. La tarea ineludible del genuino
tratamiento metodológico es identificar y evaluar estas premisas..
La posición del investigador es casi siempre la de alguien que ve las cosas desde afuera,
como tal, es notablemente limitado en cuanto al simple conocimiento que ocurre en esa
esfera dada.
Imaginario sustantivo: la producción básica para el estudio de la sociedad, es la
producción y el refinamiento de la imagen de aquella cosa que estamos estudiando. Con
esta información básica, podría crear un cuadro mental, una imagen, completa, aunque
provisoria. El investigador se formará inconscientemente una imagen de lo que se propone
estudiar. Pondrá en juego las creencias e imágenes que ya tiene.
Imaginario de los científicos sociales: el investigador posee y utiliza otro conjunto de
imágenes preestablecidas, constituidas por sus teorías.
Nuestro imaginario determina la dirección de nuestra investigación siempre atribuimos
implícita o explícitamente un punto de vista, una perspectiva. Es peligroso hacer
suposiciones de aquello que conocemos de manera directa, el peligro radica en que
supongamos mal, en que lo que a nosotros nos parece razonable no lo sea.
¿Cómo hacer entonces para que el imaginario sea apropiado? para tener un imaginario
mejor, conocer a la sociedad de primera mano, frecuentarlos. Sin un conocimiento basado
en la experiencia, no solo no sabremos donde buscar material interesante, tampoco
reconoceremos aquello que no es necesario investigar a fondo.
Contar historias científicas: para crear una teoría científica aceptable, la historia debe ser
coherente y debe incluir todo lo que pensamos que debe incluir para que “tenga sentido”:
observaciones, conceptos.
Permitiendo construir una imagen básica, detallada y simple. Cada una de estas imágenes
nos permite alcanzar algunas cosas y nos impiden llegar a otras.
El truco de la hipótesis nula: Nuestro imaginario no tiene que ser siempre acertado. Las
imágenes desacertadas de las cosas – siempre y cuando sean en algún momento
confrontadas con la realidad – pueden ser muy útiles si mostramos como podrían ser las
cosas de otra manera que no lo son.
Asignaciones aleatorias: demostrar que la hipótesis nula es errada equivale a mostrar que
otra cosa debe ser correcta, pero sin decir cuál es esa otra cosa. Consiste en postular que
la selección de los participantes fue aleatoria, que todos los integrantes del conjunto mayor
de participantes potenciales tuvieron las mismas posibilidades de ser elegidos, que nadie ni
nada hizo una “selección”. En la realidad social no todos son “elegibles”. Al igual que en la
versión estadística, suponemos que hubo una selección aleatoria para ver cómo la
población elegida para participar varía con respecto a la población que habría producido la
selección aleatoria. Suponemos que varían y necesitamos saber cómo, para ver que
prácticas o estructuras sociales produjeron esa desviación de la asignación aleatoria.
Truco: podemos comenzar con la hipótesis nula de que la decisión sobre qué hacer fue
tomada usando números aleatorios para elegir entre una lista completa de acciones
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posibles. De esta forma aprendemos sobre las restricciones, que llevan a las personas a
decidir que determinada opción es mejor
Coincidencia: que las cosas no son completamente aleatorias, pero tampoco están
completamente determinadas. Aunque ninguna de las acciones puntuales involucradas en
el acontecimiento particular que pretendemos explicar sea aleatoria. Cuando hablamos
como científicos sociales, hablamos de las “causas” de una manera que no reconocemos en
la vida cotidiana. Las cosas no ocurren simplemente, si no que más bien ocurren en una
serie de pasos que los científicos sociales llamamos “procesos” pero que también podrían
llamarse “historias”. Por lo tanto, este resultado final depende de todo lo que ocurrió antes,
la firma de la historia.
La sociedad entendida como máquina: Es probable que, cada vez que queremos mejorar
las cosas, todos olvidemos a muchas de las personas, grupos o cosas que contribuyen al
resultado que deseamos modificar. Hay que ver cómo ven la situación los actores
involucrados en ella, descubrir que piensan que está ocurriendo para de este modo
comprender los factores que intervienen en su forma de actuar. Nadie paga para que le
digan que tienen la culpa de aquello de lo que tanto se queja. Los sociólogos muchas veces
olvidan su propia teoría cuando algo está en juego, no siguen las instrucciones claras que le
proponen esas teorías y no observan a todas las personas y organizaciones que
contribuyen un determinado resultado.
La sociedad como organismo: las cosas no siempre serán iguales, pero de un día a otro
estarán conectadas entre sí casi de la misma manera. Las cosas que varían a menudo
influirán mutuamente de maneras complicadas. Podemos decir en realidad, que las piezas
del sistema en cuestión están conectadas, buscando todas las conexiones que contribuyen
al resultado que nos interesa.
La idea de sociedad como organismo funciona especialmente bien cuando queremos
reconocer y dar lugar en nuestro análisis a la variación independiente de subsistemas
enteros de fenómenos que no están totalmente desvinculados ni vinculados de ninguna
manera profundamente determinista.
A continuación, veremos algunos trucos para ello. El primero consiste en olvidar los
tipos de personas como categorías analíticas y buscar en cambio tipo de actividades que
las personas realicen de vez en cuando. El segundo consiste en ver a los objetos como
residuos de las actividades de las personas.
Convertir a las personas en actividades: Hacer tipología de personas, los analistas
implementan este tipo de procedimientos con tipos de clases, étnicos, género u ocupación.
Esto es un error, nadie actúa jamás enteramente de acuerdo con su personaje, con su tipo.
Existe una solución simple que consiste en sustituir los tipos de personas por tipos de
actividad. Las personas hacen lo que tienen que hacer o los que le parece bien hacer en
cada momento, y que, dado las situaciones, cambian. No hay manera alguna para pensar
que actúen siempre de manera consistente. Si ponemos el acento primeramente en las
actividades y no en las personas, tendremos más interés en el cambio que en la estabilidad,
en las ideas de procesos que en las estructuras.
Las cosas no son sino personas que actúan juntas: los objetos físicos, si bien son
físicamente reales, no tienen propiedades “objetivas”. Lo mismo ocurre con los más
intangibles objetos sociales. Los objetos continúan teniendo las mismas propiedades si la
gente continúa pensando en ellos, y por ende definiéndolos conjuntamente, de la misma
manera. Por lo tanto, los objetos son acuerdos sociales congelados o, mejor dicho,
momentos congelados de la historia de las personas que actúan juntas. El truco analítico
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consiste en ver en el objeto físico que tenemos delante todos los rastros que indiquen cómo
llegó a ser lo que es.
Preguntar ¿cómo? y no ¿porque?: él porque es visto como un pedido de justificación. El
cómo en cambio, provoca respuestas extensas, llenas de detalles informativos y se habla
no solo de las razones que tuvo para hacer tal o cual cosa, si no también, de las acciones
de otros que contribuyen al resultado que nos interesa.
Proceso: entendemos la ocurrencia de los acontecimientos al averiguar los pasos del
proceso que los lleva a suceder, en lugar de las condiciones que hicieron necesaria su
existencia.
Causa: variable dependiente, algún fenómeno varía a lo largo de alguna dimensión y luego
se trata de identificar las variables independientes. La definición de la causa es la
convalidación.
Unidad 4
Para trazar los lineamientos generales del conocimiento antropológico, hay que concebirlo
desde un enfoque en el cual se contemple la activa intervención teórica del investigador en
la producción de conocimiento y la explicación de lo social. Con esto se aspira a retomar
rasgos empiristas que han caracterizado a la investigación antropológica y al trabajo de
campo, pero desde otra perspectiva epistemológica. El antropólogo parte de algún
paradigma teórico que es compartido con otras ciencias sociales- marxista, funcionalista,
estructuralista, etc.- A este mundo no se accede directamente por la percepción sensorial
del investigador, sino por un constante diálogo con su modelo teórico que es lo que le
permite ordenar sus prioridades y criterios selectivos para la observación y el registro.
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marco que dé cuenta de la lógica de sus actores. De lo contrario se estaría imponiendo un
marco de referencia ajeno a ese grupo social, y violentando aquello que se estudia.
La relación a veces discordante entre lo formal y lo no formal es una de las fuentes más
comunes de desconcierto para el antropólogo. Es aquí donde se manifiesta
antropológicamente el movimiento de desnaturalizar lo naturalizado, descotidianizar lo
cotidiano. De esta manera, la elaboración teórica tiene sentido si se contrasta y reformula
desde la categoría de los actores y los avatares del trabajo empírico, la construcción final de
una explicación social deja de ser sociocéntrica si se han pasado varios momentos de la
21
deconstrucción de la lógica original para “construir sobre la reconstrucción de momentos
condensados, selectos y significativos experimentados en el campo.
Para acceder a la perspectiva del actor y construirla no alcanza solo con el acceso directo al
campo sino también con la elaboración teórica y del sentido común que, permite apropiarse
de la información, transformarla en dato y organizarla en una explicación.
Teniendo en cuenta que el mundo social está pre construido por marcos de sentido propios
de quienes en ellos se desenvuelven, suponemos que ese mundo y esos marcos existen
como objetividad social. Pero, el investigador accede a ellos a través de la contrastación
crítica de su bagaje teórico y su sentido común, por un lado, el mundo empírico de la
realidad social, y por el otro, focalizando en la perspectiva del actor.
La elaboración teórica es soporte del conocimiento mismo, por lo que durante todo el
proceso de investigación se construye y reconstruye. La única vía de acceso a ese mundo
desconocido son sus propios conceptos y marcos interpretativos, que necesariamente
tienen alguna dosis de socio centrismo. Pero esto puede ser corregido a medida que
avance la investigación, y más aún, cuando el investigador está dispuesto a dejarse
cuestionar y sorprender, a contrastar y reformular sus sistemas explicativos y de
clasificación.
En la tarea de deslindar (delimitar) categorías propias y categorías nativas, en el
aprendizaje del empleo de conceptos locales y la formulación de interrogantes significativos,
el antropólogo recoge materiales al mismo tiempo que construye el complejo descriptivo-
explicativo del mundo social en estudio.
El proceso de investigación es flexible creativo y heterodoxo, porque se subordina a esa
constante y paralela relación entre la observación y la elaboración, la obtención de
información y el análisis de datos, este proceso permite producir nuevos conceptos y
conexiones explicativas sobre la base de los presupuestos iniciales, ya reformulados y
enriquecidos por categorías de los actores y sus usos contextualizados en la vida social.
El investigador va entrenando su organización cognitiva y conceptual en un abordaje de lo
real que, gradualmente, va descentrando su marco de referencia etnocéntrico hacia el
universo de relaciones propios de los actores.
Ningún dato tiene importancia por sí mismo si no es en el seno de la situación, es decir, los
datos se recogen en contexto, porque es en el contexto donde cobran significado y porque
definen al contexto.
22
El trabajo de campo antropológico se fue definiendo como la presencia directa,
generalmente individual y prolongada, del investigador en el lugar donde se encuentran los
actores/miembros de la unidad sociocultural que desea estudiar. Es en el contexto de
situaciones sociales diversas que el investigador extrae la información que analiza durante y
después de su estadía.
Las prácticas teóricas, de campo y de sentido común se reúnen en un término que define al
trabajo de campo: la reflexividad. Por un lado, se alude a la reflexividad en un sentido
genérico, como la capacidad de los individuos de llevar a cabo su comportamiento según
expectativas, motivos, propósitos, esto es, como agentes o sujetos de acción. En su
cotidianeidad, la reflexividad indica que los individuos son los sujetos de una cultura y un
sistema social: respetan determinadas normas y transgreden otras; se desempeñan en
ciertas áreas de actividad, y estas acciones, aunque socialmente determinadas, las
desarrollan conforme a su decisión y no por una decisión meramente externa.
23
En otro sentido se alude a la reflexividad desde un enfoque relacional, no ya como lo que
el investigador y el informante realizan en sus respectivos mundos sociales, sino como las
decisiones que toman en el encuentro, en la situación de trabajo de campo. La reflexividad
en el trabajo de campo es el proceso de interacción, diferenciación y reciprocidad entre la
reflexividad del sujeto cognoscente (sentido común, teoría, modelo explicativo de
conexiones tendenciales) y la de los actores o sujetos/objetos de investigación.
El trabajo de campo implica un pasaje de la reflexividad general, válida para todos los
individuos en tantos seres sociales, hacia la reflexividad de aquellos que toman parte en la
situación de trabajo de campo, desde sus roles de investigador o informantes. A los efectos
del grado de conocimiento es probable que el investigador sepa más de su reflexividad
después de haberla contrastado con la de sus informantes que antes del trabajo de campo.
La opción por un estilo de trabajo de campo resulta de un conjunto de factores, entre ellos:
los presupuestos ideológicos y filosóficos, la concepción metodológica, la naturaleza del
problema a investigar y las características individuales del investigador.
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En la antropología se busca la explicación de la diversidad social a través del
reconocimiento de la perspectiva del actor. Con las técnicas antropológicas de campo,
aspiran a conocer al mundo social de los actores en sus propios términos para proceder a
su explicación según el marco teórico del investigador. “Las técnicas son teorías en acto”
(Fierre Bourdieu, 1982) y no escapan, por lo tanto, a una ilación íntima con el contexto
teórico que estructura la investigación. La técnica no es una receta o un instrumento neutro
o intercambiable, sino que “debe utilizarse como dispositivo de obtención de información,
cuyas cualidades, limitaciones y distorsiones deben ser controladas metodológica y
teóricamente”.
Encuadradas en el trabajo de campo, las técnicas son las herramientas del investigador
para acceder a los sujetos de estudio y su mundo social; dentro de una reflexividad en
sentido específico, las técnicas son una serie de procedimientos con grado variable de
formalización y ritualización, que permiten obtener información en una situación de
encuentro, en el marco de la relación social.
Las técnicas antropológicas no son recetas, aunque pueden ser formalizadas; no son la
aplicación mecánica de un corpus teórico, es así como la flexibilidad ha sido una de las
características más desconcertantes y enriquecedoras del trabajo de campo antropológico.
Hay una negociación acerca del rol de los informantes que se lleva a cabo entre los dos
polos de la relación de campo. El investigador recibe, simultáneamente, una serie de
presentaciones que tratan de convencerlo de distintas cosas y que, por su parte, el
investigador no adopta una actitud pasiva ante esas presentaciones, sino que las interpreta
y contrasta permanentemente hasta construir una imagen de la realidad social que dé
cuenta de su objeto de conocimiento desde la perspectiva más amplia posible. De esta
manera, también le toca al investigador que, aunque con diferencias, se le asignen roles y
se cree en mayor o menor medida la imagen que desea transmitir a sus informantes, así, en
el campo también se negocia el sentido del investigador, de su labor inmediata y de fin
último.
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entre muchas otras cosas, sus verbalizaciones, su vestimenta, su actitud amigable y al
menos aparentemente franca. Lo voluntario es todo aquello que se vierte y se alcanza a
controlar en el contacto directo con los interlocutores. Sin embargo, hay que tener en cuenta
la información involuntaria que fluye de su presencia y su apariencia en signos
imperceptibles, como los de terror, prejuicio, bienestar.
La instancia de la presentación es crucial en el trabajo de campo porque encauza la
investigación por determinado rumbo, pudiendo retrasarla o acelerarla; además, y
fundamentalmente, porque constituye la piedra angular de la relación social a partir de la
cual el antropólogo emprende su labor.
En sus comienzos, los informantes desconocen los propósitos del investigador y éste los
que tienen sus informantes para actuar como lo hacen y pensar cómo piensan. El
aprendizaje de la perspectiva del actor no se opera por revelación sino gracias a una
progresiva negociación recíproca del sentido de prácticas y discursos.
La presentación del investigador conlleva un cúmulo de información que va desde la más
evidente (sexo, color, edad, vestimenta) hasta la más subrepticia (íntimo/oculto).
Dentro de la presentación, la vestimenta y el arreglo personal desempeñan un papel central.
La ropa usada durante investigaciones sobre sectores populares suele no ser la misma que
la se usaría para trabajar con elites y profesionales. De todos modos, no es posible saber
que vestimenta es la apropiada o más “acorde” al campo donde estudia, porque hasta que
no se esté inmerso en el mismo no hay posibilidad de saber de antemano.
Una presentación exitosa es aquella que permite trabajar, aproximarse al informante y que
éste perciba algún intersticio de confianza para abrir sus puertas y tener la posibilidad de
profundizar su relación. Para facilitar esta apertura, conviene emplear términos que sean lo
más familiares posibles al informante o que puedan ser traducidos a un terreno común y
conocido.
Es menester emplear términos que, además de familiares, resulten pertinentes al tipo de
interlocutor elegido y, además, al tipo de tarea que se propone realizar.
26
busca y qué hace el investigador. Por lo tanto, se opta por la idea de que la presentación se
constituye en un arduo proceso, en vez de clasificarla en “correcta” y “errada”.
La presentación del investigador es el primer peldaño hacia un tema central del trabajo de
campo antropológico: la negociación de su rol. La asignación de roles al investigador es la
parte que desempeñan los informantes en esta negociación. A través de una serie de
ensayos, le adscriben distintos papeles, atributos y propósitos al investigador. Al igual que
en la aceptación de su presentación, tampoco la asignación de roles recorre un circuito
caprichoso y arbitrario; sigue más bien la experiencia de la población, sus modelos
interpretativos, de acción y su sentido común. Esto puede transformarse en información si,
en vez de concebirse como un obstáculo para alcanzar a los informantes en “estado puro”,
se lo piense como una instancia de producción de conocimiento.
Los informantes traducen el aspecto y la presentación verbalizada del investigador en
aquellos personajes (roles) que le resulten familiares.
La manifestación más inmediata de que la adscripción del rol es correcta, o no lo es, está
integrada por las prácticas y verbalizaciones que sigue el investigador. Cuanto más
advertido se encuentre de las expectativas que ha generado con el rol asignado, mejor
podrá contrarrestarlas o mantenerlas en función de la investigación. En fin, se trata de
acceder a la reflexividad de los informantes sobre la figura del investigador.
La negociación sobre estas identificaciones gira en torno a la presentación del investigador
y la adscripción simultánea (la mayoría de las veces discordante) de roles por parte de los
informantes. El intento de hacer prevalecer el rol y la definición de científico social y/o
investigador es parte del proceso de conocimiento de ese grupo social y se prolonga hasta
que el trabajo de campo haya concluido.
Muchas veces el investigador tiene una sensación de culpa o necesidad de devolver de
alguna manera algo a sus informantes, de asumir alguna responsabilidad sobre el campo
que estudia y los individuos que forman parte. El investigador se siente responsable de
responder las demandas de sus informantes. Pero, devolver en forma material o económica
puede perjudicar la calidad de la investigación; por el principio elemental de la reciprocidad,
el dinero y los regalos obligan a quien los recibe, si este no tiene como devolverlos, a que
se generen situaciones irresolubles de desigualdad y hasta de humillación que conduzcan a
evitar el contacto con el investigador, por ende, a un distanciamiento definitivo. Convendría
entonces ampliar el sentido de la devolución, sus formas son múltiples y abarcan desde la
charla informal hasta la gestión de planes o consultorías.
Por eso, quizá el verdadero desafío del investigador social consista en hacer valer su rol
específico (de investigador) y, por consiguiente, comunicar la utilidad que puede tener su
actividad para esa población. La solución no es renunciar a la intelectualidad, sino
aprovecha al máximo sus aportes y hacerlos aprovechables para otros grupos sociales.
27
observar y registrar, por un lado, y a través de qué tipo de actividades se puede obtener
cierta información, por el otro.
La presencia en el campo garantiza, por una parte, la confiabilidad de los datos recogidos y,
por la otra, el aprendizaje de los sentidos que subyacen tras las actividades de la población
estudiada. La experiencia y la testificación se convierten, así, en “la fuente de conocimiento
del antropólogo”
El único medio para acceder a los significados que los sujetos negocian e intercambian,
emiten y reciben, es la vivencia, la posibilidad de experimentar en carne propia esos
sentidos, como lo hacen todos los individuos en su socialización, una cultura y sus
significados, eso se aprende viviéndolos. Para que el investigador pueda comprender la
cultura debe estar inmerso en la misma, comprender desde adentro a los sujetos que
estudia. Gubber propone, invertir la denominación y llamarlo “participación observante”, el
investigador asumiría asi el rol de participante-observador o participante pleno, más que de
observador.
Involucramiento vs separación
28
La distinción formal entre las dos actividades en busca de una relación deseable entre
investigador y sujeto de estudio supone que, en la separación (observación) y el
involucramiento (participación) con los pobladores, es necesario conocer como distante a
una especie a la que se pertenece, y en virtud como membrecía descubrir los marcos tan
diversos de sentidos con que las personas significan sus mundos distintos y comunes.
La participación nativa
29
naturalista. El problema surge entonces, cuando los sesgos del investigador, restan validez
o credibilidad a sus relatos. Según la “teoría interpretativa”, en cambio, los relatos no son
espejos pasivos de un mundo exterior, sino interpretaciones activamente construidas sobre
él. Pero igual que en la teoría de la correspondencia, ontología sigue siendo realista, pues
sugiere que existe un mundo real, solo que ahora ese mismo mundo real admite varias
interpretaciones.
Las “teorías constitutivas”, en cambio, sostienen que nuestros relatos o descripciones
constituyen la realidad que estas descripciones refieren.
30
misma, el hecho de olvidarse de inscribir en la teoría que construimos del mundo social, el
hecho de que es el producto de una mirada teórica, un “ojo contemplativo”. La reflexividad
de la población opera en su vida cotidiana y es, en definitiva, el objeto de conocimiento del
investigador.
Al producirse el encuentro en el campo la reflexividad del investigador se pone en relación
con la de los individuos que, a partir de entonces, se transforman en sujetos de estudio y,
eventualmente, en sus informantes. Entonces la reflexividad de ambos en la interacción
adopta, sobre todo en esta primera etapa, la forma de la perplejidad.
¿Para que el campo? porque es aquí donde modelos teóricos, políticos, culturales y
sociales se confrontan inmediatamente- se advierta o no- con los de los actores. La
legitimidad de “estar allí” no proviene de una autoridad del experto ante legos ignorantes,
sino de que solo “estando allí” es posible realizar el tránsito de la reflexividad del
investigador miembro de otra sociedad, a la reflexiva de los pobladores.
En resumen, la reflexividad inherente al trabajo de campo es el proceso de interacción,
diferenciación y reciprocidad entre la reflexividad del sujeto cognoscente -sentido común,
teoría, modelos explicativos- y la de los actores o sujetos/objetos de investigación. El
conocimiento se revela no “al” investigador sino “en” el investigador, debiendo comparecer
en el campo, debiendo reaprenderse y reaprender el mundo desde otra perspectiva.
31
Por técnicas etnográficas se entiende las diferentes herramientas de investigación que
buscan ofrecer, mediante un énfasis en la descripción, una descripción de aspectos de la
vida social de manera situada e incorporando la perspectiva de la gente. “El objeto general
de la etnografía es la descripción, para la comprensión, de la vida social”. Etnología: Etno
(pueblo), Grafía (escritura, descripción). Esta técnica hace énfasis en la descripción de lo
que una gente hace, es desde la perspectiva de la misma gente. A un estudio etnográfico le
interesa tanto las prácticas (lo que la gente hace) como los significados que estas prácticas
adquieren para quienes la realizan (la perspectiva de la gente sobre estas prácticas). Dado
que los estudios etnográficos se refieren a descripciones sobre esas relaciones entre
prácticas y significados para unas personas sobre ciertos asuntos de su vida social, esto
hace que implique “comprensiones situadas”, dado que dan cuenta de formas de habitar e
imaginar, de hacer y de significar el mundo para ciertas personas con las cuales se ha
adelantado el estudio. Situadas porque depende en una gran parte de una serie de
experiencias sostenidas por el etnógrafo en un momento determinado dependiendo de sus
propios lugares y trayectorias. Se puede establecer ciertas generalizaciones y teorizaciones
que van más allá de los sitios y la gente, porque sea situada no quiere decir que se limite
solo a un lugar, no se debe confundir aquí el objeto de estudio con el lugar de estudio.
Condiciones y habilidades:
Entre las condiciones se pueden resaltar tres; en primer lugar, en el marco de un estudio
etnográfico incluso la observación más elemental supone que se cuenta con una pregunta o
problema de investigación que nos permite distinguir lo que es pertinente y lo que no, y nos
orienta la labor del etnógrafo en ciertas direcciones. Una segunda condición, es ser
aceptada la presencia del etnógrafo por las personas con las que se realiza la investigación.
La tercera condición es contar con buen tiempo para realizar la investigación etnográfica,
una etnografía demanda un período prolongado de tiempo, pues no se conoce de la noche
a la mañana la vida de otra gente y mucho menos sus propios significados
Entre las habilidades y destrezas en primer lugar hay que aprender a percibir con los cinco
sentidos. Aprender a observar, generar una mirada reflexiva sobre aquellos asuntos de la
vida social que son relevantes para la investigación, identificar lo relevante y visibilizar
casos que en su aparente obviedad pasan desapercibidos. También es muy importante
aprender a escuchar, estar atento a las formas, en que se dicen, quien y cuando lo dice.
También es importante no asumir que se ha entendido lo que uno ha escuchado, el
etnógrafo debe sospechar permanentemente de sí mismo. Otra habilidad es el saber estar,
dado que a veces se va a lugares o situaciones que son extrañas para el etnógrafo, este
debe adaptarse lo más rápido y adecuadamente posible, distinguir cuales son los
comportamientos que de si se esperan y actuar en correspondencia con suficiente
flexibilidad corporal y mental sin convertirse en un ruido en la dinámica de la vida social.
Otra destreza es registrar permanentemente lo que va encontrando en su investigación, así
como las elaboraciones o interpretaciones derivadas. la técnica del diario de campo
requiere un permanente y sistemático registro por escrito de aquello que ha observado o
experimentado que es relevante para su investigación. Una cuarta habilidad es la de ser un
buen escritor, tener la habilidad de saber contar, transmitir o traducir aquello que ha
comprendido mediante su lectura. La ultima habilidad del etnógrafo es la capacidad de
asombro en contextos sociales que nos son familiares para el etnógrafo, la destrivializacion
y una desfamiliarizacion. La capacidad de sorpresa debe evitar el riesgo de engolosinarse
con la exotización de la diferencia.
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Dos grandes riesgos: el etnocentrismo y el socio centrismo son prejuicios que se derivan de
los procesos de normalización y de producción de subjetividades que han constituido al
etnógrafo como un sujeto social determinado. El etnocentrismo es una actitud de rechazo
a la diferencia cultural, valores, ideas y prácticas, dado que se cree que la formación cultural
propia es superior. El sociocentrismo consiste en asumir que los valores, ideas y prácticas
de una clase o sector social son los modelos ideales de comportamiento. Se suele expresar
por los sectores económicamente privilegiados de una sociedad tienen para con las
maneras de hablar, corporalidades, gustos, creencias de los sectores populares, como por
ejemplo el menosprecio a los comportamientos de los campesinos.
33
un problema de investigación). Hay que distinguir entre el trabajo de campo y el terreno,
la primera es la fase de investigación para la recolección de datos donde se pone en juego
las diferentes técnicas y la metodología para levantar la información requerida. El terreno en
cambio, constituye el lugar conceptualmente definido que representa una unidad de
observación. Una cosa es los lugares donde se estudia (terreno, unidad de observación) y
otro lo que se estudia de allí (problema de investigación).
Una de las características de la investigación etnográfica es que articula diferentes técnicas
de investigación durante períodos de tiempo que suelen ser prolongados (observación
participante, entrevistas, análisis de documentos), a esta combinación de diferentes
técnicas se lo llama triangulación.
Diario de campo: es una de las técnicas etnográficas de investigación más importantes. Sin
un diario de campo los datos se pasan frente a las narices del investigador sin que esta
tenga como atraparlos, organizarlos y otorgarle sentido para su investigación. Se trata de
una libreta de notas que escribe el etnógrafo durante su estadía en el terreno, son todos los
días, por eso diario, y en el terreno, por eso campo. También es utilizado para ir elaborando
reflexivamente sobre la comprensión del problema planteado, si uno deja pasar más de dos
días se pierde la capacidad de recordar vivamente una observación importante o un detalle
en una conversación, la seriedad con la que se toma el trabajo del diario se ve reflejado en
la cotidianeidad de la escritura, la idea es recrear con palabras lo observado, y es tan
relevante anotar lo que se hace, como lo que no se hace, los silencios, las gestualidades,
las reflexividades que a uno se le va ocurriendo, interpretaciones provisionales, ya que el
proceso de escritura potencia el proceso de pensamiento y comprensión.
34
estudiada. Algunos autores consideran que la palabra informante tiene un legado de
relaciones de poder entre las personas que son estudiadas y el etnógrafo, ya que supone
que hay un informante y un alguien que es informado. Es mejor pensar en otras
modalidades de relaciones más horizontales como el interlocutor. Se trata de una técnica
que apunta más a una relación dialogada y bi-direccional que no es ingenua con respecto a
las relaciones de poder que subyacen a la investigación etnográfica. El informante es con
quien establecemos de una forma respetuosa una relación sistemática de aprendizaje. Para
que sea la persona adecuada, es muy importante su conocimiento sobre lo que nos interesa
estudiar, ya que no todas las personas tienen igual acceso o conocimiento sobre todas las
temáticas, de ahí que sus planteamientos son siempre posicionados y dependientes de su
particular lugar en la formación social y vida social que estamos estudiando, por eso es
necesario ponderar dichas respuestas y como se han obtenido. Otro factor a tener en
cuenta es el carácter del informante, no todas las personas tienen la misma habilidad para
reflexionar sobre sus propias prácticas y concepciones culturales, para tomar cierta
distancia y ofrecer descripciones e interpretaciones de estas. También es importante que
exista compatibilidad entre el informante y el etnólogo. Ahora bien, las entrevistas con los
informantes son diferentes no solo porque son recurrentes y sistemáticas, sino también
porque demandan lo que podríamos denominar un diálogo en profundidad y reflexivo. Es útil
establecer con ellos sesiones de trabajo donde podamos dedicarnos a profundizar en
aspectos concretos de la investigación.
35
debe dejar constancia de la fecha, lugar y persona que se entrevista. Una pregunta debe
ser reformulada de diferentes maneras si la respuesta obtenida la primera vez no fue
tomada en el sentido que el investigador quería.
El texto etnográfico: es en gran parte descriptivo, rico en detalles, eso no quiere decir que
no se encuentren teorizaciones, pero se lo hace con anclaje de las descripciones e
interpretaciones concretas. Son empíricamente fundados y de allí derivan sus conclusiones.
Allí se inscriben las voces de los actores, sus particulares formas de enunciar y significar el
mundo.
Unidad 5:
36
Varias décadas de ejercicio de la encuesta en todas sus formas, desde la etnología hasta la
sociología, desde el cuestionario llamado cerrado hasta la entrevista más abierta, me
convencieron de que esta práctica no halla su expresión adecuada en las prescripciones de
una metodología a menudo más cientificista que científica ni en las prevenciones
anticientíficas de los místicos de la fusión afectiva.
Si bien la relación de encuesta se distingue de la mayoría de los intercambios de la
existencia corriente en el hecho de que se atribuye fines de puro conocimiento, sigue
siendo, no importa qué se haga con ella, una relación social que genera efectos (variables
según los diferentes parámetros que pueden afectarla) sobre los resultados obtenidos.
En de la relación de encuesta están inscriptas todo tipo de distorsiones que se trata de
conocer y dominar, y ello en la concreción misma de una práctica que puede ser reflexiva y
metódica, sin ser la aplicación de un método o la puesta en acción de una reflexión teórica.
Sólo la reflexividad, que es sinónimo de método -pero una reflexividad refleja, fundada
sobre un "oficio", un "ojo" sociológico-, permite percibir y controlar sobre la marcha, en la
realización misma de la entrevista, los efectos de la estructura social en la que ésta se
efectúa.
37
equivale a decir que nadie está exento del efecto de imposición que pueden ejercer las
preguntas ingenuamente egocéntricas o simplemente distraídas y, sobre todo, del efecto de
contragolpe que las respuestas así arrancadas amenazan con generar en el analista,
siempre expuesto a tomar con seriedad, en su interpretación, un artificio que él mismo
produjo sin saberlo. Por ello es mejor que el encuestador realice la entrevista entre sus
“conocidos”. Por una parte, cuando el interrogador está socialmente muy próximo a quien
interroga, le da, gracias a su intercambiabilidad, garantías contra la amenaza de que sus
razones subjetivas se reduzcan a causas objetivas y sus elecciones se vivan como libres al
arbitrio de los determinismos objetivos puestos de relieve por el análisis. Por otra parte, se
constata que en ese caso también queda asegurado un acuerdo inmediato -que
constantemente se confirma- respecto de los presupuestos concernientes a los contenidos y
las formas de la comunicación: acuerdo que se afirma en la emisión ajustada, siempre difícil
de obtener de manera consciente e intencional, de todos los signos no verbales,
coordinados con los signos verbales, que indican cómo debe interpretarse tal o cual
enunciado, o bien cómo lo interpretó el interlocutor. Otra estrategia puede ser la que
consiste en representar roles, componer la identidad de un encuestado que ocupa una
posición social determinada para hacer falsos trámites de compras o pedido de info.
Ejemplo, si un joven físico interroga a otro joven físico, sabe perfectamente que comparte
con él lo esencial de lo que lo llevan a transmitir y, al mismo tiempo, los riesgos a los que se
expone al transmitirlo. Y el interrogador tampoco puede olvidar que al objetivar al
interrogado se objetiva a sí mismo, el interrogatorio tiende naturalmente a convertirse en un
socioanálisis de a dos, en el cual el analista está atrapado y puesto a prueba en la misma
medida que la persona a la que interroga. No se trata únicamente de recoger un "discurso
natural" lo menos afectado posible por el efecto de la asimetría cultural; también hay que
construirlo científicamente, de manera tal que transmita los elementos necesarios para su
propia explicación. A los casos en que el sociólogo, en cierta forma, logra darse un sustituto,
se añaden las relaciones de encuesta en las que puede superar parcialmente la distancia
social gracias a las relaciones de familiaridad que lo unen al encuestado y a la franqueza
social, favorable al hablar claro, que asegura la existencia de diversos lazos de solidaridad
secundaria capaces de dar garantías indiscutibles de comprensión bien predispuesta: las
relaciones de familia o las amistades de infancia o, según ciertas encuestadoras, la
complicidad entre mujeres, permitieron en más de un caso superar los obstáculos
vinculados a las diferencias entre las condiciones etc…
Un ejercicio espiritual: Los mecanismos para reducir la distancia tiene sus límites .Cuando
no hay nada que neutralice o suspenda los efectos sociales de la asimetría ligada a la
distancia social, lo único que cabe esperar son palabras marcadas lo menos posible por los
efectos de la situación de encuesta, al precio de un incesante trabajo de construcción, el
sociólogo puede intentar situarse mentalmente en el lugar que el encuestado ocupa en el
espacio social para necesitarlo interrogándolo a partir de ese punto, y ponerse, en cierta
forma, de su lado. Es darse una comprensión genérica y genética de lo que él es, fundada
en el dominio (teórico o práctico) de las condiciones sociales que lo producen: dominio de
las condiciones de existencia y de los mecanismos sociales cuyos efectos se ejercen sobre
el conjunto de la categoría de la que forma parte.
Esta comprensión se ejerce en la manera a la vez comprensible, tranquilizadora e incitante
de presentar la entrevista y dirigirla, de hacer que el interrogatorio y la situación misma
tengan un sentido para el entrevistado, y también -y sobre todo en la problemática
propuesta: ésta, como, las probables respuestas que suscita, se deduce de una
representación verificada de las condiciones en que se sitúa el encuestado y de las que lo
38
producen. El encuestador sólo tiene alguna posibilidad de estar verdaderamente a la altura
de su objeto si posee a su respecto un inmenso saber, adquirido, a veces, a lo largo de toda
una vida de investigación y también, más directamente, durante las entrevistas anteriores
con el encuestado mismo o con informantes. Esta información previa es lo que permite
improvisar constantemente las preguntas pertinentes, verdaderas hipótesis que se apoyan
sobre una representación intuitiva y provisional de la fórmula generadora propia del
encuestado, para incitarla a develarse más completamente. El conocimiento previo más
profundo seguirá siendo incapaz de llevar a una verdadera comprensión si no va a la par
con una atención al otro y una apertura oblativa que contadas veces se encuentran en la
existencia corriente. Y en el momento mismo en que se movilizan todos los recursos de la
vigilancia profesional y la simpatía personal, nos cuesta arrancarnos del adormecimiento de
la atención que favorece la ilusión de lo ya visto y ya escuchado, para entrar en la
singularidad de la historia de una vida e intentar comprender, a la vez en su unicidad y su
generalidad. La entrevista puede considerarse como una forma de ejercicio espiritual que
apunta a obtener, mediante el olvido de sí mismo, una verdadera conversión de la mirada
que dirigimos a los otros en las circunstancias corrientes de la vida.
La resistencia a la objetivación: No habría que creer que, gracias a la sola virtud de la
reflexividad, el sociólogo pueda alguna vez controlar por completo los efectos -siempre
extremadamente complejos y múltiples- de la relación de encuesta, porque los encuestados
también pueden jugar con ella, consciente o inconscientemente, para intentar imponer su
definición de la situación y volcar en su provecho un intercambio entre cuyas apuestas se
cuenta la imagen que tienen de sí, y que quieren dar y darse a sí mismos. Algunas
entrevistas exhiben numerosas huellas del trabajo que hace el encuestado para dominar las
coacciones inscriptas en la situación, mostrando que es capaz de tomar en sus manos su
propia objetivación y adoptar sobre sí mismo el punto de vista reflexivo cuyo proyecto está
inscripto en la intención misma de la encuesta.
Una de las maneras más sutiles de resistir a la objetivación es, así, la de los encuestados
que, al jugar con su proximidad social con el encuestador, intentan, más inconsciente que
conscientemente, protegerse de él prestándose supuestamente al juego e intentando
imponer, no siempre a sabiendas, una apariencia de autoanálisis. Pese a lo que pueda
parecer, nada está más alejado de la objetivación participante -en la que el encuestador
asiste al encuestado en un esfuerzo, doloroso y gratificante a la vez, por destacar los
determinantes sociales de sus opiniones y prácticas en lo que pueden tener de más difícil
de confesar y asumir que la falsa objetivación complaciente.
También puede hablarse de autoanálisis provocado y acompañado-, en más de un caso,
tuvimos la sensación de que la persona interrogada aprovechaba la oportunidad de
interrogarse a sí misma y la licitación o la solicitación que le aseguraban nuestras preguntas
o nuestras sugerencias (siempre abiertas y múltiples, y con frecuencia reducidas a una
espera silenciosa) para efectuar un trabajo de explicitación, gratificante y doloroso a la vez,
y enunciar, a veces con una extraordinaria intensidad expresiva, experiencias y reflexiones
reservadas o reprimidas durante largo tiempo.
Una construcción realista: El verdadero sometimiento a lo dado supone un acto de
construcción fundado en el dominio práctico de la lógica social según la cual se construye
ese dado. Así, por ejemplo, en apariencia completamente trivial, entre tres liceístas si -
evitando reducir a las tres adolescentes a los nombres de pila que las designan, como en
tantas sociologías de grabador- se sabe leer, en sus palabras, la conformación de las
relaciones objetivas, presentes y pasadas, entre su trayectoria y la estructura de los
establecimientos escolares a los que concurrieron y, con ello, toda la constitución y la
39
historia del sistema de enseñanza que allí se expresa: contrariamente a lo que podría hacer
creer una visión ingenuamente personalista de la singularidad de las personas sociales, la
puesta de relieve de las estructuras inmanentes en las palabras coyunturales pronunciadas
en una interacción puntual es lo único que permite volver a captar lo esencial de lo que
constituye la idiosincrasia de cada una de las jóvenes y toda la complejidad singular de sus
acciones y reacciones.
El análisis de la conversación, así entendido,9 lee en los discursos no sólo la estructura
coyuntural de la interacción como mercado, sino también las estructuras invisibles que la
organizan. La única "espontaneidad" es la construida, pero mediante una construcción
realista. Para darlo a entender -o, al menos, hacerlo sentir-, mencionaré una anécdota en la
que se verá que la investigación puede poner de manifiesto las realidades que pretende
registrar únicamente cuando se apoya sobre un conocimiento previo de esas realidades. En
la encuesta que realizamos acerca del problema de la vivienda, para escapar a la irrealidad
abstracta de las cuestiones de preferencia, especialmente en materia de compra o alquiler,
se me había ocurrido pedir a los encuestados que enumeraran sus residencias sucesivas,
las condiciones en que habían tenido acceso a ellas, las razones y causas que los habían
decidido a elegirlas o dejarlas, las modificaciones que les habían efectuado, etcétera. Así
concebidas, las entrevistas se habían desarrollado, en nuestra opinión, de manera
extremadamente "natural", y suscitaron testimonios de una sinceridad inesperada. Ahora
bien, tiempo después oí en el metro, absolutamente por casualidad, una conversación entre
dos mujeres de unos 40 años: una de ellas, instalada recientemente en un nuevo
departamento, relataba la historia de sus viviendas sucesivas, y su interlocutora se
comportaba exactamente como si siguiera la regla que nos habíamos prescripto para
efectuar nuestras entrevistas. Ésta es la transcripción que hice de memoria muy poco
después:"—Es la primera vez que me instalo en un departamento nuevo. Está
verdaderamente bien... —La primera vivienda que tuve en París estaba en la rué Brancion,
era antigua y no la habían remodelado desde la guerra de 1914. Había que reconstruir todo,
pero estaba todo patas para arriba. Y además los techos estaban tan ennegrecidos que no
pudimos recuperarlos. —Claro, es mucho trabajo... —Antes, con mis padres, habíamos
vivido en una casa sin agua. Con dos hijos, era fantástico tener un baño. —En lo de mis
padres era igual. Pero sin embargo no estábamos sucios. Dicho esto, es tanto más fácil... —
Después estuvimos en Créteil. Era un edificio moderno, pero que ya tenía unos 15 años... ".
El relato continuó así, con toda naturalidad, entrecortado por intervenciones destinadas,
sencillamente, a "acusar recibo", por la mera repetición en el modo afirmativo o interrogativo
de la última frase pronunciada, o bien a manifestar interés o afirmar la identidad de los
puntos de vista ("Es duro cuando uno trabaja todo el día parado..." o "En lo de mis padres
era igual..."); esta participación, mediante la cual uno se mete en la conversación y
compromete así a su interlocutor a hacer lo mismo, es lo que distingue con mayor claridad
la conversación corriente, o la entrevista tal como nosotros la realizamos, de la entrevista en
la que el encuestador, deseoso de neutralidad, se prohíbe todo compromiso personal. Todo
opone esta forma de mayéutica a la imposición de problemáticas que, con una ilusión de
"neutralidad", efectúan numerosas encuestas mediante sondeos, cuyas preguntas forzadas
y artificiales producen íntegramente los artificios que creen registrar -sin hablar de esas
entrevistas televisivas que arrancan a los entrevistados palabras originadas en las que la
televisión pronuncia al respecto-.
El efecto de imposición que se ejerce con el pretexto de la "neutralidad" es tanto más
pernicioso cuanto que la publicación de las opiniones así atribuidas contribuye a imponerlas
40
y a garantizarles una existencia social, lo que brinda a los encargados de los sondeos la
apariencia de una convalidación apta para reforzar su credibilidad y su crédito.
En efecto, basta con abandonarse, abstenerse de toda intervención, de toda construcción,
para caer en el error: se deja entonces el campo libre a las preconstrucciones o al efecto
automático de los mecanismos sociales que están en acción hasta en las operaciones
científicas más elementales (concepción y formulación de las preguntas, definición de las
categorías de codificación, etcétera). Únicamente al precio de una denuncia activa de los
presupuestos tácitos del sentido común se pueden contrarrestar los efectos de todas las
representaciones de la realidad social a las que los encuestados y los encuestadores están
continuamente expuestos. La sociología (y es lo que la distingue de la ciencia sin sabios de
los sondeos de opinión) sabe que debe darse los medios de poner en cuestión, y en primer
lugar en su cuestionamiento mismo, todas las preconstrucciones, todos los presupuestos
que habitan tanto al encuestador como a los encuestados y que hacen que a menudo la
relación de encuesta sólo se establezca sobre la base de un acuerdo de los inconscientes.
También sabe que las opiniones más espontáneas -y por lo tanto, al parecer, las más
auténticas con que se contentan el encuestador presionado de los institutos de sondeo y
sus mandantes, pueden obedecer a una lógica muy cercana a la que pone de relieve el
psicoanálisis.
El deseo de descubrir la verdad, que es constitutivo de la intención científica, queda
totalmente desprovisto de eficacia práctica si no se lo actualiza en la forma de un "oficio",
producto incorporado de todas las investigaciones anteriores que no tiene nada de un saber
abstracto y puramente intelectual: se trata de una verdadera "disposición para perseguir la
verdad", que predispone a improvisar sobre la marcha, en la urgencia de la situación de
entrevista, las estrategias de presentación de sí mismo y las réplicas adaptadas, las
aprobaciones y las preguntas oportunas, etcétera, a fin de ayudar al encuestado a dar libre
curso a su verdad o, mejor, a liberarse de ella.
Los riesgos de la escritura: la puesta por escrito más literal es ya una verdadera
traducción, e incluso una interpretación. Con mayor razón la que se propone aquí: al romper
con la ilusión espontaneísta del discurso que "habla de sí mismo", juega deliberadamente
con la pragmática de la escritura, para orientar la atención del lector hacia los rasgos
sociológicos pertinentes que la percepción desarmada o distraída dejaría escapar.
El acta del discurso obtenido que produce el autor de la transcripción se somete a dos
series de coacciones a menudo difíciles de conciliar: las de la fidelidad a todo lo
manifestado durante la entrevista, que no se reduce a lo que realmente se registró en la
cinta magnética, llevarían a intentar restituir al discurso todo lo que el paso al escrito y las
herramientas de la puntuación, muy débiles y pobres, tienden a quitarle, y que con mucha
frecuencia constituye todo su sentido e interés; pero las de la legibilidad, que se definen en
relación con potenciales destinatarios que poseen expectativas y capacidades muy
diversas, prohiben la publicación de una transcripción fonética provista de las notas
necesarias para restituir todo lo perdido en el paso de la oralidad a la escritura, es decir, la
voz, la pronunciación la entonación, el ritmo, el lenguaje de los gestos, la mímica y toda la
postura corporal, etcétera. Así, transcribir es necesariamente escribir, en el sentido de
reescribir:16 como el paso de la escritura a la oralidad que opera el teatro, el paso inverso
impone, con el cambio de soporte, ciertas infidelidades que son, sin duda, la condición de
una verdadera fidelidad. Parte, se indicaron todos los cortes. Gracias a la ejemplificación, la
concreción y la simbolización que efectúan y que les confieren a veces una intensidad
dramática y una fuerza emocional cercanas a las del texto literario, las entrevistas
transcriptas están en condiciones de ejercer un efecto de revelación, muy en particular
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sobre quienes comparten tal o cual de sus propiedades genéricas con el locutor. Permiten
entregar un equivalente más accesible de análisis conceptuales complejos y abstractos:
hacen sensibles, incluso a través de los rasgos en apariencia más singulares de la
enunciación, las estructuras objetivas que el trabajo científico se esfuerza por destacar. o la
fuerza emocional también puede tener como contrapartida la ambigüedad e incluso la
confusión de los efectos simbólicos. Al asumir la responsabilidad de publicar determinados
discursos que, en cuanto tales, se sitúan, como lo señala Benveniste, "en una situación
pragmática que implica cierta intención de influir sobre el interlocutor, se expone a erigirse
en relevo de su eficacia simbólica: pero, sobre todo, corre el riesgo de dejar actuar
libremente el juego de la lectura, es decir, de la construcción espontánea -para no calificarla
de salvaje- que cada lector hace sufrir necesariamente a lo leído.
Así, pues, pareció indispensable intervenir en la presentación de las transcripciones,
mediante los títulos y subtítulos y sobre todo con el preámbulo, encargado de proporcionar
al lector los instrumentos de una lectura comprensiva, capaz de reproducir la postura cuyo
producto es el texto.
Nos esforzamos, por lo tanto, por transmitirle al lector los medios de dirigir a las palabras
que va a leer la mirada que explica, que restituye a la encuesta su razón de ser y su
necesidad; o, más precisamente, de situarse en el punto del espacio social desde el cual el
encuestado dirige su vista hacia ese espacio, vale decir, el lugar en el que su visión del
mundo se vuelve evidente, necesaria, taken for granted.
El sociólogo no puede ignorar que lo propio de su punto de vista es ser un punto de vista
sobre un punto de vista. No puede re-producir el correspondiente a su objeto y constituirlo
como tal al resituarlo en el espacio social, más que a partir de ese punto de vista muy
singular (y, en cierto sentido muy privilegiado) donde hay que ubicarse para estar en
condiciones de captar (mentalmente) todos los puntos de vista posibles. Y sólo en la medida
en que es capaz de objetivarse a sí mismo puede, al mismo tiempo que permanece en el
lugar que inexorablemente se le asigna en el mundo social, trasladarse con el pensamiento
al lugar donde está colocado su objeto (que también es, al menos hasta cierto punto, un
alter ego) y captar así su punto de vista, es decir, comprender que, si estuviera en su lugar,
como suele decirse, indudablemente sería y pensaría como él.
Según la concepción positivista nos hemos acostumbrado a creer que para saber algo basta
con preguntar. La respuesta a una pregunta colmaría la ansiedad de conocimiento. Pero
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esto es sólo parcialmente cierto, ya que supone que las preguntas formuladas por el
investigador pertenecen al mismo universo de sentido que las respuestas del informante. El
investigador se pone en contacto con una población cuyo universo desconoce e incorpora
las respuestas directamente a su propio marco.
En el proceso de conocimiento, las preguntas y respuestas no son dos bloques separados
sino partes de una misma reflexión y una misma lógica, que es la de: quien interroga; el
investigador. Y no se debe a que el informante responda lo que el investigador [206] quiere
oír (o no diga "la verdad"), sino a que cuanto diga será incorporado por el investigador a su
propio contexto interpretativo, a su propia lógica.
Comprender los términos de una cultura o de un grupo social, la perspectiva del actor,
consiste en reconocer que el de los informantes es un universo distinto del mundo del
investigador. Y esto no vale sólo para los grupos étnicos sino para todos los agrupamientos
humanos, si es que les reconocemos una lógica propia para organizar su universo, en
función de una específica ubicación social. Por eso es conveniente que el investigador
empiece por reconocer su propio marco interpretativo acerca de lo que estudiará y lo
diferencie, en la medida de lo posible, del marco de los sujetos de estudio; este
reconocimiento puede hacerse revelando las respuestas que subyacen en un cuestionario
hipotético. Este reconocimiento es vital para acceder a un universo diferente y peculiar de
significaciones porque, aunque aparentemente manejen el mismo idioma, hablan de cosas
diferentes, pero no lo saben. El riesgo es proyectar conceptos y sentidos del investigador en
las palabras del informante. Que un sujeto cognoscente deba partir de su universo no
significa que deba mantenerse necesariamente en él por el resto de la investigación, ésta es
la diferencia entre una investigación sociocéntrica y otra que no lo es.
La mayoría de los temas abordados por las entrevistas en investigación social son
cuestiones que los informantes quizá manejen cotidianamente, no reflexiva sino
prácticamente, en el curso de su vida, en sus contextos específicos. La entrevista significa
una alteración de los términos habituales de interacción social para la mayoría de los
actores sociales. La interacción aparece inclinada a la mayor discursividad del informante
sobre la base de impulsos provistos por el investigador.
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2. Límites y supuestos de la no directividad: Para evitar el etnocentrismo, la antropología
apeló tradicionalmente a la presencia directa del investigador en el campo. En estos
contextos, la no directividad como vía para acceder a la diversidad era una medida
obligatoria. [210] En las sociedades complejas y más aún en la del investigador, esas
“naturales diferencias" parecieron diluirse.
Combinada con el enfoque empirista, la no directividad se funda en el supuesto del "hombre
invisible", como si no focalizar en un tema y no proponer consignas garantizara que el
informante pudiera expresar cuestiones relevantes y significativas o, incluso, como si el
investigador pudiera internarse en la mentalidad misma del entrevistado. ¿Es ésta la
solución para contrarrestar los inconvenientes de las encuestas estandarizadas y los
cuestionarios que imponen problemáticas a los informantes? ¿Está acaso menos presente
el investigador aplicando entrevistas no dirigidas que dirigidas? Ambas preguntas ameritan
una respuesta a la vez afirmativa y negativa. La no directividad puede ayudar a corregir la
imposición del marco del investigador si, como venimos sugiriendo en capítulos anteriores,
esa no directividad se entiende como el resultado de una relación socialmente determinada
en la cual cuentan la reflexividad de los actores y la del investigador. El problema planteado
es cómo descubrir e incorporar temáticas del universo del informante a la entrevista que no
hayan sido previstas por el investigador. ¿Cómo incorporar las categorías [211] de los
actores en la formulación de preguntas, si todavía el investigador desconoce esas
categorías (como sucedía con el ejemplo del término "villero")? Si admitimos que los
"universos culturales", es decir, el modo en que un grupo de personas aprendió a ver, oír,
hablar, pensar y actuar en su mundo social (Spradley, 1980: 3), son "por definición
metodológica" desconocidos de antemano por el investigador, aun cuando aparezcan en
forma de términos y modos familiares, el acceso a ese mundo social debería tener en
cuenta, por un lado, el proceso de conocimiento del investigador, y por el otro, la
construcción de recursos técnicos que contemplen tanto la reflexividad del investigador
como la de los informantes. La no directividad se basa en el supuesto de que "aquello que
pertenece al orden afectivo es más profundo, más significativo y más determinante de los
comportamientos que el comportamiento intelectualizado". El investigador aprende a
reubicar el control propio de las entrevistas estructuradas en las cuales formula las
preguntas y pide al entrevistado que se subordine a su concepción de entrevista, a su
dinámica, a su cuestionario y a sus categorías. En las no dirigidas, solicita al informante que
lo introduzca en su universo cultural, que le dé indicios para descubrir los pasajes que le
permitan comprender su lógica y en esto se incluye un nuevo ritmo de encuentro, nuevas
prioridades temáticas y expresiones categoriales. Para esto, la entrevista antropológica se
vale de tres procedimientos: la atención flotante del investigador, la asociación libre del
informante y la categorización diferida del investigador. La premisa del trabajo de campo
antropológico es que, si bien conocemos desde nuestro bagaje conceptual y de sentido
común en relación con el objeto de investigación, vamos en busca de temas y conceptos
que la población vierte por asociación libre, los informantes introducen sus prioridades en
forma de temas de conversación y prácticas atestiguadas por el investigador, en modos de
recibir preguntas y de preguntar, donde revelan los nudos problemáticos de su realidad
social tal como la perciben desde su universo cultural. Para captar este material, el
investigador permanece en atención flotante un modo de escuchar que consiste en no
privilegiar de antemano ningún punto del discurso.
Este procedimiento se diferencia del empleado en las encuestas y cuestionarios porque la
libre asociación permite introducir temas y conceptos desde la perspectiva del informante
más que desde la lógica del investigador. Al promover la libre asociación, ello deriva en
44
cierta asimetría parlante en la entrevista antropológica, con verbalizaciones más
prolongadas del informante, y mínimas o variables intervenciones e inducciones por parte
del investigador.
La categorización diferida se concreta, en primer lugar, en la formulación de preguntas
abiertas que se van encadenando sobre el discurso del informante hasta configurar un
sustrato básico, el marco interpretativo del actor. Éste tipo de diálogo demanda un papel
activo del entrevistador, por un lado, al reconocer que sus propias pautas de categorización
son algunas de las posibles, pero no las únicas, y, por el otro, al identificar los intersticios
del discurso del informante [214] en donde "hacer pie" para penetrar en su interior, para
reconocer/ instruir la lógica del actor. En segundo lugar, la categorización diferida se lleva a
cabo en el registro de información que aparentemente no tiene razón de ser, que no reviste
mayor sentido desde el marco interpretativo del investigador.
Para que este proceso sea factible es necesario tiempo, no en su sentido formal, sino en el
de la espera paciente y confiada en que, por el momento, sólo se alcanzan a comprender
algunas partes, pero que seguramente, más adelante, se podrán integrar los fragmentos
aparentemente dispersos. No se trata de una espera pasiva sino activa, en la cual el
investigador va relacionando, hipotetiza, confirma y refuta explicaciones. Esta característica,
propia de todo el trabajo de campo antropológico, se torna algo problemática en el diálogo
de la entrevista donde, supuestamente, el informante espera que se le pregunte en función
de los intereses del investigador. La imagen de este camino podría expresarse en dos fases
simultáneas, en parte relacionadas y en parte autónomas; una de
deconstrucción/relativización del universo del investigador; otra de construcción de la
perspectiva del actor. El investigador se desempeña activamente entre ambas y lo que
obtiene en una lo remite a la otra; desde sus categorías aborda las de los informantes, pero
desde éstas redimensiona las propias. Para ello es necesario que el investigador se
diferencie del informante, cosa que en principio [215] no sabe cómo hacer porque
presupone el lugar de las diferencias y desconoce la forma de sus expresiones. Si el trabajo
de campo antropológico tiene por leitmotiv esta diferenciación, en la entrevista la dificultad
se duplica porque se supone que el investigador debe preguntar; pero sabemos que al
hacerlo utiliza y expresa categorías propias de su marco interpretativo; la dinámica de la
conversación demanda respuestas y definiciones tan inmediatas que no tiene tiempo para
visualizar su reflexividad y ejercer su relativización. Sin embargo, es en medio de las
exigencias que impone la interacción y el intercambio donde surgen las posibilidades de
nuevos nexos y la manifestación de la diversidad entre ambas perspectivas.
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que acaba de suceder; en un encuentro informal para tomar mate y hablar "de bueyes
perdidos", o en un encuentro concertado para conversar sobre tal o cual tema.
En la primera etapa del trabajo de campo, la entrevista antropológica sirve para descubrir
las preguntas, esto es, para construir los marcos de referencia de los actores a partir de la
verbalización asociada libremente. Desde estos marcos se extraerán, en un segundo
momento y tras una categorización diferida, las preguntas y temas significativos para la
focalización y profundización.
El arte de no ir al grano: En esta primera etapa del trabajo de campo, se trata de comenzar
a efectivizar el proceso de especificación al que nos referimos en la construcción del objeto
de conocimiento.
Preguntas autorrespondidas (o el paradigma de "yo la compro, yo la vendo"): hay ciertas
preguntas que, aun cuando parecen abiertas, llevan implícita su respuesta; esta
prefiguración puede obedecer a varias razones:
● El contexto de la entrevista: en el marco institucional es bastante improbable que, al
menos en un primer encuentro, los pacientes de un servicio de salud.
● La carga ética y moral de los términos de la pregunta
● El sentido social negativo a que conducen las respuestas
● La asignación de roles al investigador y la experiencia con este tipo de entrevista, es
decir, la competencia metacomunicativa
● El peso valoratívo implícito en la pregunta: cuando el investigador da al informante
escaso margen para disentir.
●
El cometido de la primera etapa del trabajo de campo: la apertura.
Preguntas para descubrir preguntas: Spradley recomienda, usar preguntas descriptivas por
las que se solicita al informante que hable de cierto tema, cuestión, ámbito, pasaje de su
vida, experiencia, conflicto, etc. "¿Puede usted contarme cómo es el barrio?" "¿Puede
contarme sus primeros años en el barrio?" Estas preguntas sirven para ir construyendo
contextos discursivos (settings) o, según lo habíamos llamado más arriba, marcos
interpretativos de referencia en términos del informante; a partir de estos marcos, el
investigador podrá avanzar hacia la formulación de preguntas culturalmente relevantes y, al
mismo tiempo, lo familiarizarán con modos de pensar y asociar términos y frases referidos a
hechos, [225] a nociones y a valoraciones. Por eso es clave que, en esta primera etapa,
el investigador aliente al informante a extender sus respuestas.
Esto puede lograrse por dos vías: 1) introduciendo la menor cantidad posible de
interrupciones y dejando que fluya el discurso del informante por la libre asociación, y 2)
abriendo el discurso a través de distintos tipos de preguntas abiertas.
1. El silencio es diferente del mutismo. Estar en silencio puede significar dar vía libre para
que el informante se explaye; en cambio, el mutismo en la situación de entrevista
antropológica puede generar más bien ansiedad, malestar y hasta la finalización del
encuentro y de la relación. El mutismo es un silencio forzado; el silencio calmo, propio del
interés de quien escucha a otro, autoriza algunas intervenciones y corrige la imagen de ser
prescindente, que denota una actitud evaluativa, distante o apática.
A lo largo de una entrevista, el investigador puede adoptar diversas tácticas o
comportamientos para promover la locuacidad del informante, con variables grados de
directividad. Como ser, un simple movimiento de cabeza, asintiendo, negado o expresando
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interés, repetir los últimos términos con que se ha expresado el informante ("¿Así que se
puso tranquilo?"); formular una pregunta en términos del investigador sobre los últimos
enunciados del informante, sobre la base de alguna idea expresada por el informante en su
exposición, pedir su ampliación, introducir un nuevo tema de conversación.
Conviene cuidar las intervenciones, que estas no sean accidentales para evitar efectos
negativos en el informante.
2. Las preguntas de apertura del discurso del informante son de varios tipos. Spradley
distingue las preguntas grandtour, que interrogan acerca de grandes ámbitos, situaciones,
períodos, se identifican, cuatro subtipos de preguntas grandtour:
• las típicas, que interrogan acerca de lo frecuente, lo recurrente, lo típico ("¿Cómo se vive
en este barrio?"
• las específicas, referidas al día más reciente del informante o a un sitio más conocido por
él, etc. ("¿Cómo fue la semana pasada en el barrio?"
• las guiadas, que se efectúan simultáneamente a una visita por el lugar, cuando el
informante añade explicaciones conforme avanza la visita
• las relacionadas con una tarea o propósito, que son paralelas a la realización de alguna
actividad. Por ejemplo, cuando el informante hace un gráfico o diseña un mapa del sitio de
interés.
Las preguntas mini-tour son semejantes a las grand-tour, pero se refieren a unidades más
pequeñas de tiempo, espacio y experiencia. Por ejemplo, indagar sobre un servicio
hospitalario, un nivel-grado escolar, o el área de un barrio. Estas reproducen subtipos de las
grandtour. Toda pregunta puede plantearse en términos sociales "¿Qué hace la gente en la
Cuaresma?" o personales "¿Qué hace usted en la Cuaresma?";
En el curso de la conversación, el investigador puede recurrir a interrogantes
estratégicamente directivas. Las preguntas anzuelo (bait, según Agar, 1980: 93) suelen dar
pie al pronunciamiento del informante. Las preguntas de abogado del diablo (sugeridas por
Schatzman y Strauss, 1973) son aquellas en las cuales el investigador ayuda a la
locuacidad del informante, suministrando un punto de vista premeditadamente erróneo o
contrario, para que el informante haga las correcciones y precisiones que considere
pertinentes.
Las preguntas hipotéticas son aquellas en las que se trata de ubicar al informante frente a
un interlocutor o situación imaginaria. Por ejemplo, "¿Cómo se imagina que será la vida en
departamentos?"
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Focalizar y profundizar: segunda apertura: En esta segunda etapa, el investigador puede
dedicarse a ampliar, profundizar y sistematizar el material obtenido, estableciendo los
alcances de las categorías significativas identificadas en la primera etapa. Para ello se vale
de nuevas formas de entrevista que le permitan descubrir las dimensiones de una categoría
o noción.
Para explorar el sentido de un número restringido de conceptos o categorías, quizá sea
conveniente reformular la perspectiva de la interrogación. Pensemos en un término
cualquiera. ¿Cómo descubrir sus alcances y posibilidades? ¿Cómo visualizar su relación
con otras categorías sociales? Una vez individualizado, el investigador suele caer en la
tentación de preguntarle al informante su definición.
Para esta etapa, Spradley sugiere formular preguntas estructurales y contrastivas, las
preguntas contrastivas son aquellas en las que se intenta establecer la distinción entre
categorías, de ellas no sólo se extraen datos acerca de los elementos distinguidos, sino
también de su comparatividad, una relación lógica desde la perspectiva del acto.
Una vez identificadas las categorías conviene ensayar su conocimiento y uso con
informantes que no las hayan expresado aún o que lo hayan hecho con otros sentidos. Aquí
es donde, probablemente, se encuentre gran apoyo en las encuestas y cuestionarios, pues
estas técnicas permitirían extender el uso de ciertas categorías a un universo mayor y
homogeneizar la información proporcionada de manera heterogénea por los entrevistados.
El trabajo con relaciones entre términos y categorías permite detectar y establecer el
sentido del uso de conceptos nativos, descubriendo sutiles distinciones que pueden ser
indicativas de cuestiones de mayores alcances.
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operan no sólo en situaciones de entrevista, sino genéricamente en las de la interacción
social y, como subespecie, en el encuentro entre investigador e informantes.
Los ritmos del encuentro: la entrevista antropológica puede dar comienzo en cualquier lugar,
sin concertación previa, con cualquier persona y tener una duración variable. Si les
reconocemos a estos encuentros casuales una importancia potencial similar a la de una
entrevista programada, se les podrá sacar provecho; el campo en su totalidad puede ser
significativo; todo es cuestión de acceder a esa significatividad sin predeterminar
sociocéntricamente qué vale y qué no, estos encuentros fugaces son germen potencial de
relaciones más profundas.
Con respecto a la duración de la entrevista, una de las premisas es no cansar al informante
ni abusar de su tiempo y disposición, ya sea porque el material recogido en circunstancias
de abuso suele suministrarse por compromiso y para "sacarse de encima al investigador",
ya sea porque este clima cierra las puertas de encuentros ulteriores y del vínculo con el
informante. El tiempo del investigador no es el tiempo del informante. Los tiempos se
negocian y construyen recíprocamente, en la reflexividad de la relación de campo. Las
esperas, las urgencias, las pausas y los retrasos son también significados que el
investigador debe aprender "en carne propia".
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Cuando de esto se trata, es conveniente proceder a una especie de crítica de fuentes, al
modo de los historiadores. Los sucesos contemporáneos se pueden cotejar con otros
testigos; esto vale también para hechos del pasado. Una de las críticas recomendables es
la de plausibilidad, esto es, si el hecho en cuestión era factible en tales y cuales
circunstancias, apoyándose el investigador en lo que conoce de su área en estudio.
"La ilusión de transparencia", esto es, suponer que la respuesta de los informantes
deriva, casi inmediatamente, en elaboración del investigador en términos teóricos. El
investigador solicita a los informantes que verbalicen la explicación de un hecho social,
cuando éstos sólo están en condiciones de aportar materiales parciales y a un nivel
empírico. La ilusión de transparencia requiere lógicamente que el entrevistado "diga la
verdad", pero no "la verdad" desde su perspectiva sino la verdad científica. Esta confusión
no es poco frecuente en las ciencias sociales, confusión que se agrava, como ya señalamos
al analizar los términos del cuestionario, por el uso de los mismos términos empleados en el
lenguaje corriente y en el académico.
5. El rapport. ¿una utopía necesaria?: lograr el rapport, es algo así como una relación
armónica, cordial y empática. Sin embargo, a pesar de las múltiples definiciones de este
leitmotiv antropológico, parece casi imposible establecer un sentido uniforme del término.
En un intento por sistematizar el camino más directo para alcanzar este "oasis", Spradley
(1979) propone cuatro estadios. La aprensión es una sensación de incertidumbre y vacío,
una interrogación motivada en la desconfianza mutua y las suspicacias. Tiene lugar en los
primeros encuentros, cuando todavía el informante no sabe qué se espera de él, ni cómo
suministrar información ni cuáles son los datos relevantes y cuáles no lo son. Pero, por su
parte, el' investigador tampoco sabe cómo interpretar todavía las respuestas ni los sentidos
que subyacen tras los términos enunciados por el informante. En el segundo momento, la
exploración, ambas partes buscan indicios que les permitan develar sus incógnitas
recíprocas, desde cotejar las respuestas dadas por varios informantes, hasta cotejar lo que
el investigador dice que hará con lo que realmente hace. El tercer momento es la activa
50
cooperación, cuando ambos han alcanzado un mayor conocimiento recíproco y, al compartir
una mínima definición del encuentro, actúan en función de ella. Un último momento atañe a
la participación del informante en el rol que le asigna el investigador. Por ejemplo, cuando
aquél pasa a oficiar de etnógrafo de sus coterráneos [246] y compañeros, lo que significa
que ha comprendido qué es lo relevante para recordar y comunicar al antropólogo. El
rapport sería, pues, un estado ideal de relación entre el investigador y los
informantes, basado en un contexto de relación favorable, fundado en la confianza y la
cooperación mutua que viabiliza un flujo, también ideal, de información.
Al perseguir un estado pleno e ideal en sus relaciones, el investigador puede caer en
algunas trampas; la más común es conformarse con lo que ha alcanzado y abandonar el
proceso crítico de evaluación de la información y de las razones que guían al informante a
decir lo que dice y a hacer lo que hace cuando está en su presencia. Creer que se lo ha
conquistado puede conducirlo a desplazar un vínculo de índole social y cultural a una
cuestión de encantos personales, cerrando la posibilidad de analizar y comprender una
relación coproducida social-mente. Es decir, el rapport subsume bajo la ecuación personal -
que obviamente existe y es relevante- aspectos que se relacionan directamente con el
proceso de aprendizaje que el investigador está llevando a cabo sobre el mundo social de
los actores.
Ariel Gravano expone claramente la problemática que estamos planteando bajo la
denominación de "confianza". En términos de sentido común, podríamos hablar de ganar la
confianza del informante; que éste se sienta lo suficientemente distendido como para ser
capaz de liberar con mayor amplitud sus puntos de vista, opiniones, ideas, sentimientos,
etc. Con un poco más de rigor, empero, debemos partir de la premisa de que nunca se
ganará la suficiente confianza de nadie como para que éste sea totalmente sincero con
nadie. La alternativa metodológica consiste precisamente en operar sobre y gracias a esta
tensión condicionante. Porque, seamos honestos, si esta tensión no existiera, si el ser
humano fuera capaz de decir y manifestar todo, esto es, de ser totalmente objetivo, poca
tarea nos quedaría a nosotros como investigadores sociales. Bastaría con colocarnos de
perfil, con la oreja de pantalla y retransmitir lo que meramente escucháramos.
La trampa del rapport es creer que existe un happy end lleno de certezas y adoptar
actitudes concesivas ante la información y los datos obtenidos. Pero si se lo concibe como
una instancia de la relación entre investigador e informantes, en la cual ambos han
construido un sentido compartido de la investigación y en que el investigador va realizando
el pasaje de un modelo formulado en sus términos a otro modelo en términos del
informante, entonces la figura del rapport adquiere la imagen del proceso de conocimiento
sobre la población estudiada y su logro es el logro de la investigación misma. Desde esta
óptica, entablar el rapport significa que aquella dimensión descriptivo-explicativa del mundo
social de los informantes y la perspectiva teórica adoptada se plasman y traducen en la
relación misma entre el investigador y los sujetos de estudio.
51
Definición: diálogo formal orientado por un problema de investigación, y que se supone que
se han diseñado de antemano los términos, contenidos y formas de registro del diálogo.
Esto no significa que las charlas informales o espontáneas no sean una fuente crucial para
la investigación social. Al contrario, es en gran parte a través de estas charlas que los
investigadores sociales se adentran en la comprensión de las percepciones, prácticas e
interacciones de las personas sobre el problema de investigación. Aprender a conversar
desprevenidamente con la gente, escuchando realmente lo que dicen, preguntando cuando
es del caso y sabiendo guardar silencio es una destreza que deben manejar los
investigadores sociales.
Es importante distinguir entre los cuestionarios, las encuestas y los censos de un lado, y
la entrevista del otro. En general, estos cuestionarios, encuestas y censos buscan
cuantificar ciertos aspectos de una población específica o de sus percepciones. Por eso, se
hacen muestras significativas y se trabaja desde bases de datos estadísticos. Las
encuestas sobre la intensión de voto por unos candidatos, la preferencia de un producto o
las características socioeconómicas y demográficas de una población son algunos
ejemplos.
52
conocimiento o posición pueden ofrecer la información relevante para su
investigación.
● las entrevistas deben ser diseñadas de tal forma que fluyan de la forma más natural
posible, sin producir ruidos innecesarios debido al momento, el lugar o la tecnología
de registro seleccionada.
● El buen entrevistador es paciente y laborioso: sabe de antemano lo que cada
entrevista le ofrecerá, conoce los alcances y características del entrevistado, sabe
por qué, para qué, dónde y cómo cada entrevista es pertinente. Se puede decir,
incluso, que antes que ofrecer nueva información la entrevista permite contrastar de
manera formal y sistemática lo que ya se conoce mediante el trabajo de campo que
la antecede y la posibilita. En este sentido es que puede afirmarse que la entrevista
no es un punto de partida, sino uno de los de llegada del proceso de
investigación social.
El proceso de la entrevista
1) Diseño: fase donde se definen los contenidos, el momento, los entrevistados y las
modalidades de registro de las entrevistas. Hay que plantearse: ¿qué se espera en
concreto de la entrevista que se pretende adelantar? Teniendo eso en claro, se pasa
a escribir la serie de temáticas que cumplirían tal objetivo y que deben ser
abarcadas en la entrevista. Estas temáticas se ordenan ya sea siguiendo criterios
cronológicos, lógicos (siendo coherentes en el tratamiento y la sucesión de las
temáticas) o de menor a mayor dificultad para tratar por parte del entrevistado.
En esta fase se identifican quienes serán las personas a entrevistar (según sus
características y conocimiento), se define dónde y cuándo, como así también cuál
será el medio de registro de la entrevista.
53
3) Análisis: se da en dos momentos: uno sobre el terreno, mientras está en el sitio de
investigación y el otro cuando el investigador está examinando el conjunto de los
datos obtenidos para escribir su texto.
Sobre el terreno empieza el análisis de la entrevista. Si es una entrevista grabada,
es muy útil hacer un índice analítico que permitirá que la información allí contenida
no se pierda entre la montaña de datos que tiende el investigador a traer de terreno.
Cuando concluye el período de campo donde se realizan las entrevistas y se
instrumentalizan otras técnicas para la obtención de los datos, se empieza una labor
de sistematización que confluye por lo general en la escritura de un informe, artículo,
ponencia o tesis de grado.
Valles
54
b) El entrevistador anima constantemente al entrevistado a hablar sin
contradecirle.
c) A los ojos del entrevistado, el encargado de organizar y mantener la
conversación es el entrevistador.
1) Entrevista focalizada:
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a) Los entrevistados han estado expuestos a una situación concreta (han visto un film,
escuchado un programa, leído un panfleto o libro; o han participado de un
experimento psicológico o en una situación social no controlada pero observada)
b) Los investigadores han estudiado previamente dicha situación, derivando hipótesis
del análisis del contenido y de la teoría psicológica social sobre el significado y los
efectos de determinados aspectos de la situación.
c) El guion de entrevista se ha elaborado a partir del análisis del contenido y las
hipótesis derivadas.
d) La entrevista se centra en las experiencias subjetivas de la gente expuesta a la
situación con el propósito de contrastar hipótesis y averiguar respuestas o efectos no
anticipados.
La diferencia entre la usual entrevista en profundidad y la entrevista focalizada, es
que existe una posición ventajosa en el entrevistador cuando ya ha analizado previamente
la situación-objeto de la entrevista.
Según Merton y Kendall la entrevista focalizada para que resulte productiva debe basarse
en cuatro criterios:
1) No dirección (tratar de que la mayoría de las respuestas sean espontáneas o libres,
en vez de forzadas o inducidas).
2) Especificidad (animar al entrevistado a dar respuestas concretas, no difusas o
genéricas)
3) Amplitud (indagar en la gama de evocaciones experimentadas por el sujeto).
4) Profundidad y contexto personal (la entrevista debería sacar las implicaciones
afectivas y con carga valorativa de las respuestas de los sujetos, para determinar si
la valoración tuvo significación central o periférica).
Se tratan de criterios entrelazados ya que, la aproximación abierta conlleva a la obtención
de profundidad, especificidad y amplitud en las respuestas.
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c) La entrevista no estandarizada: Gorden subdivide este tipo de entrevista entre la no
estandarizada preparatoria y la independiente.
Es una entrevista con cualquier entrevistado quien de acuerdo con los propósitos del
investigador se le da un tratamiento especial no estandarizado:
4) Otras expresiones:
Los términos agrupables bajo la categoría de entrevista en profundidad pueden ser también:
la entrevista biográfica, la entrevista intensiva, entrevista individual abierta semi-directiva, la
entrevista larga.
Schwartz y Jacobs señalan que una “entrevista real” puede estar compuesta de una sola
clase de preguntas o de una combinación de ellas, las cuales se resumen en dos grandes
tipos:
a) Las “decididas con anticipación” (sean estas cerradas o abiertas)
b) Las que surgen durante la realización de las entrevistas.
57
A su vez insiste que una vez empleada la entrevista poco puede hacerse ya para modificar
la “relación tríadica” (entrevistador, entrevistado y tema) afirma que: “el flujo de información
relevante, viable y fiable depende de la relación entre la situación y la comunidad local, y la
sociedad más amplia”
Al momento de tomar las decisiones de diseño en la entrevista deben preguntarse qué
(información) comunicará el entrevistado, a quién (a qué clase de entrevistador) y bajo qué
condiciones (de privacidad, de anonimato, de investigación avalada por determinada
entidad).
Millar, Crute y Hargie presentan un “modelo interaccional social de la entrevista” con el cual
pretenden dar cuenta de los principales “procesos inherentes en la interacción diádica”
(meta/motivación, factores mediadores, respuestas, feedback y percepción). El modelo se
completa con factores importantes: los factores personales (características físicas y
sociodemográficas) y los factores situacionales (no solamente espacio físico sino también
pautas habituales de actuación en cada situación o escenario). A esto hay que añadir el
análisis e interpretación de la información obtenida en la entrevista.
Silverman afirma que en la interpretación sociológica de las entrevistas hay que poner
énfasis en las formas morales que caracterizan a la vida social, por lo que sugiere tratar la
información de entrevista como narrativas, frutos de las realidades morales.
Según Alonso la información que se extrae de las entrevistas se encuentra en la biografía
del entrevistado: “la información ha sido experimentada y absorbida por el entrevistado y
será proporcionada con una orientación o interpretación que muchas veces resulta más
interesante informativamente que la propia expresión cronológica o sistemática de
acontecimientos más o menos factuales”.
Cuando se habla de la entrevista en profundidad Alonso sostiene que cada investigador
realiza una entrevista según su cultura, sensibilidad y conocimiento particular del tema y,
según sea el contexto espacial, temporal o social en el que se está llevando de una manera
efectiva.
Ventajas:
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b) de facilitar la compresión de los mismos (datos cuya lectura requiere análisis
estadísticos más o menos complejos)
5) Frente a las técnicas cualitativas de observación, la entrevista en profundidad es
más capaz y eficaz en el acceso a la información difícil de obtener sin la mediación
del entrevistador o de un contexto grupal de interacción.
6) Frente a la técnica de grupo de discusión, la entrevista en profundidad puede
preferirse por su intimidad o por su comodidad.
Limitaciones o inconvenientes:
Dexter se plantea una pregunta importante ¿Cómo sabe uno cuándo entrevistar? y señala
tres condiciones de uso de las entrevistas:
a) Que, teniendo en cuenta las cuestiones a investigar, se hayan barajado seriamente
“técnicas alternativas”
b) Que sean las cuestiones a investigar las que “determinen la selección de las
técnicas”, y no al revés.
c) Que las “inferencias” basadas en las entrevistas puedan someterse a algún tipo de
“crítica independiente o, preferiblemente, a un test riguroso”.
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b) La utilización de informantes “actuando sobre otros individuos, sucesos, procesos e
instituciones”.
c) La utilización de entrevistas al más alto nivel, como llave maestra que da acceso a
personas de menor rango, subordinados o a documentación no publicada.
Gorden señala las funciones u objetivos básicos de los distintos estilos de entrevista se
agrupan en dos clases:
a) Funciones u objetivos de descubrimiento (lo que significa “ganar nueva consciencia
de ciertos aspectos cualitativos del problema)
b) Objetivos de medición.
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ni las opciones de respuestas. Se trata de un esquema de puntos a tratar, pero no se lo
considera cerrado y su orden no tiene que seguirse necesariamente.
Weiss señala que los borradores del guion de entrevista hay que probarlos sobre el terreno,
haciendo “entrevistas piloto”; y que los guiones de entrevista, inclusos probados, “debiera
vérselas como provisionales y susceptibles de cambio conforme se va a aprendiendo más”.
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El mismo autor también propone la clasificación de barreras o “inhibidores” de la
comunicación interpersonal:
1. La falta de tiempo.
2. La amenaza al ego (o temor a que la información trascienda y se vuelva en
su contra)
3. La etiqueta (o autocensura psicosocial)
4. El trauma (o sentimiento desagradable que se revive al rememorar algunas
experiencias)
5) Un problema emparejado al de a quiénes entrevistar es el a cuántos. La fórmula
cualitativa para el cálculo del tamaño muestral contiene como ingrediente clave la noción,
principio o estrategia de la “saturación”.
Otros preparativos:
1) Sobre el entrevistador. Las características externas (como el sexo, la edad, la
apariencia física y social) y otras menos aparentes (de actitud o personalidad
y de aptitud o conocimiento de la materia). Según Gorden el entrevistador
ideal debería tener una personalidad flexible y, ser lo suficientemente
inteligente para captar los objetivos de la entrevista; evaluar críticamente la
información que recibe; e indagar en busca de mayor claridad y
exhaustividad en las respuestas.
Conviene distinguir el rol central y los roles auxiliares a éste. Asimismo,
diferenciar entre fingir un rol (role playing) y desempeñar un rol propio (role
taking). Gorden afirma que no deben asignarse roles nuevos al entrevistador
sino, elegir entre su repertorio de roles o papeles que desempeña (madre,
padre, consumidor, casado, etc) los que sirvan de auxiliares al rol central del
entrevistador, la importancia de los roles del entrevistador depende de la
relación que se cree con el entrevistado. Dos dimensiones básicas de esta
relación tienen que ver con: la condición del entrevistador de miembro o
extraño, al grupo que pertenece el entrevistado; y con su estatus relativo de
superioridad, igualdad o inferioridad. Ambas dimensiones pueden inhibir
como facilitar el flujo de ciertos tipos de información. En la entrevista suele
ser corriente que el entrevistador se desplace de una posición de rol a otra.
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3. Táctica de reafirmar y repetir.
4. Tácticas de recapitulación.
5. Tácticas de aclaración.
6. Táctica de cambiar de tema.
7. Táctica de la post-entrevista-
UNIDAD 7
Las ciencias sociales clásicas estuvieron dominadas hasta hace unas décadas por un
paradigma positivista (de la simplicidad o lo disyuntivo) que separó el sujeto de
conocimiento de la realidad social que investiga, a la vez que la fraccionó en parcelas que
debían ser estudiadas por disciplinas separadas; a cada una de ellas se les asignó la tarea
de producir conocimientos “objetivos” y neutrales, a partir de teorías universales y
deterministas, y del empleo del llamado método científico, entendido como un conjunto de
procedimientos estandarizados que garantizarían su cientificidad.
Esta crítica al carácter ideológico, determinista y reduccionista de las ciencias sociales
modernas hecha desde los planteamientos epistemológicos contemporáneos y confirmados
por la historia, la sociología y la antropología de la ciencia, ha sido acogida entusiastamente
por las emergentes comunidades de investigadores situados “al margen” de las disciplinas.
La producción de conocimientos al margen de las instituciones clásicas debe valorarse
porque desde la investigación “de borde” o “marginal” se está generando hoy un
conocimiento más comprensivo, crítico y alternativo del mundo globalizado actual; por el
otro, porque desde ella se pueden vislumbrar los nuevos rumbos que tendrán que tomar las
ciencias sociales si quieren emanciparse del proyecto moderno estadocéntrico,
eurocéntrico, etnocéntrico y de control social.
Lo marginal, lo liminal, es un posicionamiento ético y político, que permite ver, decir y hacer
lo que no es visible, nombrable o factible desde el centro de las instituciones de
conocimiento y poder. Porque lo marginal o liminal no significa por fuera, al borde, sino en el
borde, en el umbral del sistema; por dentro y por fuera del orden, de lo instituido. Las
prácticas de conocimiento social hechas desde el borde permite miradas y abordajes
inéditos, que desbordan los límites de la ciencia social instituida.
Así como los “marginales” (sean jóvenes, desplazados, inmigrantes, “ñeros” y todos los
underground) ponen en evidencia los límites y las arbitrariedades del orden social, los
nuevos espacios y las nuevas formas de generación de conocimiento social hacen visibles
el agotamiento y el carácter ideológico de las disciplinas sociales, que tras su halo de rigor y
neutralidad sirven al orden social. Por eso, cuando aparecen sujetos o situaciones que se
sitúan en el margen o por fuera del sistema social, buscan, junto con el Estado,
“objetivarlos”, determinarlos, controlarlos, ordenarlos.
Desde la óptica de los ámbitos académicos plebeyos, de buena parte de los campos de
estudio transdisciplinar, de las Organizaciones No Gubernamentales y de los movimientos
sociales, el interés investigativo está motivado por la comprensión, construcción o
transformación de ámbitos y prácticas sociales específicas, como la educación social, la
comunicación alternativa, las políticas culturales o las organizaciones populares.
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Un rasgo destacado de los nuevos ámbitos de investigación social y educativa es su interés
práctico; estas no se agotan en la comprensión de los fenómenos; buscan intencionalmente
intervenir sobre ellos para modificarlos. No es una investigación para posicionarse dentro
de una comunidad científica, sino para construir realidad social y educativa, transformar
realidades que se valoran como adversas u opresivas y, a la vez, construir los sujetos que
las comprenden y las cambian.
La sistematización de experiencias
Entendemos por sistematización una modalidad de conocimiento de carácter colectivo,
sobre prácticas de intervención y acción social que, a partir del reconocimiento e
interpretación crítica de los sentidos y lógicas que la constituyen, busca potenciarlas y
contribuir a la teorización del campo temático en el que se inscribe.
Características:
• Producción intencionada de conocimientos: La sistematización no se genera
espontáneamente con la sola discusión y reflexión sobre lo que se hace; supone un
reconocimiento y a la vez una superación de las representaciones y saberes cotidianos
presentes en las prácticas. Nos exige una posición consciente sobre desde dónde, para qué
y cómo se produce conocimiento social, cuáles serán sus alcances e incidencia sobre la
práctica. Lo cual nos permite salir de lugares comunes –acríticos– desde donde
interpretamos y participamos de estas prácticas.
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• Producción colectiva de conocimiento: Sin desconocer el aporte que pueden jugar
los especialistas externos, son estos actores quienes toman las decisiones principales de la
investigación: el qué, el por qué, el para qué y el cómo hacerlo.
• Reconoce la complejidad de las prácticas de acción social, objeto de la
sistematización: Tales prácticas son mucho más que la sumatoria de sus objetivos,
actividades, actores, roles y procesos institucionalizados. Es condicionada por los contextos
político, social y cultural donde se formula y ejecuta; involucra y produce diversos actores;
despliega acciones (intencionales o no) y relaciones entre dichos actores; construye un
sentido, una institucionalidad, unos significados y unos rituales propios; a su vez, es
percibida de modos diferentes por sus actores, que actúan en consecuencia; produce
efectos (previstos o no) sobre el contexto en el que actúa; está sujeta a contingencias y al
azar propio de la vida misma.
• Busca reconstruir la práctica en su densidad: Mediante diversas técnicas
(entrevistas, observaciones, grupos de discusión, sociodramas, etc.) se busca provocar
relatos de los sujetos involucrados para reconocer sus diversas lecturas e identificar temas
significativos que articulan la experiencia. Así, desde fragmentarias, parcializadas, a veces
contradictorias miradas, se construye un macro relato que describe inicialmente la práctica
objeto de la sistematización.
• Interpretación crítica de la lógica y de los sentidos que constituyen la experiencia: El
equipo sistematizador asume un rol explícitamente interpretativo al tratar de develar la
“gramática” subyacente que estructura la experiencia; busca identificar sus factores
influyentes o instituyentes, las relaciones estructurales y las claves culturales que le dan
unidad o son fuente de fragmentación.
• Busca potenciar la propia práctica de intervención social: la sistematización tiene un
interés pragmático: mejorar la propia práctica; generar ajustes, desplazamientos y cambios
necesarios para que el programa o proyecto sistematizado gane en eficacia social y riqueza
cultural. Por ejemplo, en la medida en que los actores van ampliando su mirada sobre las
dinámicas, relaciones y lecturas de la práctica, van reorientando sus propias acciones.
• Aporta a la reflexión de las prácticas sociales en general: también podemos definir la
sistematización como una auto-reflexión que hacen los sujetos que impulsan una
experiencia de acción social o educativa, a partir del reconocimiento de los saberes que ya
poseen sobre ella y de un esfuerzo colectivo e intencionado por reconstruirla, de
comprender los factores y elementos que la configuran, para transformarla. Este carácter
reflexivo-práctico de la sistematización ha implicado un posicionamiento epistemológico y
metodológico frente a otras modalidades de producción de conocimiento sobre la realidad
social.
65
sus miembros construyen sus sentidos de pertenencia, se cohesionan como entidad social y
despliegan sus relaciones y prácticas presentes. Es un proceso activo de construcción de
dicho pasado, influido por diversos factores de índole social y cultural, y basado en una
dialéctica permanente de recuerdo y olvido.
Está presente en las huellas que el pasado deja en la estructura física del mismo barrio (sus
calles, lugares, casas), en los muebles y objetos (utensilios, juguetes, ropa,
electrodomésticos) que deliberadamente o no se conservan en el ámbito personal, familiar y
local. En las fotografías, los murales, los videos y el cine. En las fiestas, ritos, gastronomías
y juegos que garantizan la continuidad cultural y la cohesión social de los pueblos y de los
grupos.
Algunas técnicas de activación de memoria son: las tertulias, los museos comunitarios, los
paseos del recuerdo, las audiciones de música del ayer, los festivales de la memoria, los
mapas parlantes y los talleres. La activación de memoria no se limita al encuentro y
conversación sobre el pasado compartido; exige momentos de análisis e interpretación de
recuerdos y olvidos, de procesos reconstruidos; tal reflexión pasa por la categorización y
organización de la información, la elaboración de matrices comparativas, de tipologías,
redes conceptuales y esquemas interpretativos consensuados.
Desde hace algunas décadas las ciencias sociales atraviesan una época de crisis y
reestructuración, frente a sus presupuestos epistemológicos organizacionales y políticos
que las configuraron en el siglo XIX, presupuestos positivistas, objetividad, determinismo y
monismo metodológico. Hoy se cree que el sujeto y su subjetividad están presentes en
todos sus procesos. Actualmente se puso en evidencia la arbitrariedad de las fronteras
disciplinares. En las investigaciones actuales coexisten prácticas multidisciplinares e
interdisciplinares con abordajes que exigen articular. También se ha cuestionado los
supuestos de la neutralidad de la actividad científica con los poderes dominantes. También
ahora, se le exige un compromiso ético con las problemáticas sociales.
Otro de los cambios estructurales fue el entender que el conocimiento de lo social, no es
patrimonio exclusivo de las ciencias sociales, existen otras prácticas culturales como la
filosofía, el ensayo, la sabiduría popular, la literatura, es una distinción entre el conocimiento
científico y el saber común o vulgar. Esto se dio gracias a que se reconoció a la ciencia
como una construcción histórica moderna que se impuso a otros igualmente legítimos como
el saber popular y las artes. Las ciencias sociales, por el hecho de tener el mundo social por
objeto deben competir con otros campos de producción simbólica.
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centralidad de las ciencias sociales, sino afuera, donde existe mayor potencial de
generación de conocimiento social transformador.
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La potencia de la investigación liminal: las situaciones límites son entendidas como
problemas que evidencian los límites del orden social y el potencial humano para
superarlas, representan un desafío al pensamiento para superarlas. Turner, estudió los ritos
de paso e identifico tres etapas: una preliminar que corresponde a la etapa que va a
abandonar el individuo, una intermedia llamada liminal o de margen y una final donde se
acomoda a su nuevo lugar en la organización social. La fase y el personaje liminal, Turner lo
define como inter-estructural, que implica una situación indeterminada. Para el, lo liminal
pone en evidencia dos modos de interacción humana, uno es el estructural, ordenado,
diferenciado jerarquizado; y el otro representa un punto neutro de lo social. Al primer
modelo lo llama estructura y al otro communitas, ambos están presentes permanentemente.
Los communitas surgen allí donde no hay estructura social. En este ejemplo se detecta el
reconocimiento de lo subterráneo, del vínculo anónimo no controlado por el poder, la fuerza
transformadora de lo invisible. Este tipo de investigación marginal asume modos singulares
de entender la propia practica investigativa, Los momentos y situaciones liminales
evidencian los límites del sistema y posibilitan lo nuevo. De este modo, las practicas
investigativas marginales buscan relacionarse con lo teórico no desde una lógica deductiva
o demostrativa, sino como caja de herramientas. Acude a enfoques y conceptos
provenientes de otras disciplinas, que son desconstruidos, desarticulándolos o
resignificados en función de la especificidad de los problemas de investigación.
En resumen, hay una preocupación de relacionarse con la población involucrada en las
problemáticas, las investigaciones trazan sus propias rutas interdisciplinares y recrean
técnicas cuyo rasgo común es posibilitar la expresión a través de diferentes lenguajes por
parte de los actores. Un rasgo común de la investigación de borde es que se abre a
lenguajes narrativos, desenmarcandose de la rigidez y fragilidad del lenguaje académico. La
literatura, el cine, el video, la multimedia, el teatro y la plástica son empleado como
estrategia en la construcción de conocimiento.
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