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AUTOR/ES: Vanrell, Ivana B.
PUBLICACIÓN: Temas de Derecho Procesal
TOMO/BOLETÍN: -
PÁGINA: 249
MES: Abril
AÑO: 2019
IVANA B. VANRELL(*)
I - INTRODUCCIÓN
La figura del abogado del niño fue incorporada por la ley 26061 y luego por el Código
Civil y Comercial de la Nación y se la entiende como una figura derivada del derecho
del niño, niña y adolescente a ser escuchado, así como a participar en toda cuestión que
lo afecte, consagrado en el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño.(1)
II - UN POCO DE HISTORIA
El derecho del niño a ser oído es, para algunos, también controversial. El “derecho a la
palabra incluye necesariamente el derecho a ser considerado digno de un ser que habla,
y el rol de la familia en este proceso básico de educación es fundamental y difícil de
reemplazar. Y por ello este segundo derecho implica a continuación otro, que se le
enseñe a leer y escribir”.(2)
La ley de patronato del Estado habilitaba al juez a disponer de todo aquel “menor” que
considerara en “estado de abandono material o moral” hasta su mayoría de edad, lo cual
dio lugar a un sinnúmero de arbitrariedades, tanto por la amplitud de contenido que
presentan las categorías de “abandono” y de “moral”, como por el hecho de habilitar a
una persona -el juez- a disponer por tiempo indeterminado de otra, que por el solo hecho
de ser “menor” perdía las garantías que todo adulto tenía al ingresar al circuito jurídico.
De esta forma se concretiza la idea del “menor” como “objeto”, ya que el Estado -por
intermedio de los jueces- puede decidir sobre ellos sin que los padres ni los mismos
protagonistas, es decir, los niños/jóvenes, puedan defenderse.
Conforme el sistema instaurado a partir de la Convención sobre los Derechos del Niño y
la ley 26061 de protección integral, al régimen del Código Civil y Comercial se agrega,
la figura del “abogado del niño”, esto es, el debido patrocinio letrado de los niños, a
efectos de la defensa técnica de sus derechos en el procedimiento judicial, para lo cual
se exige una reformulación del concepto de “legitimación procesal” para su efectiva
incorporación al proceso. Precisamente, garantizar el acceso a la justicia significa
también, que las normas contemplen mayor amplitud en la regulación de la legitimación
activa en coherencia con el sistema de protección integral de niñas, niños y
adolescentes.
a) Definición simple
Un niño es un ser humano que aún no ha alcanzado la pubertad. Por lo tanto, es una
persona que está en la niñez y que tiene pocos años de vida. En su sentido más amplio,
la niñez abarca todas las edades del niño: desde que es un lactante recién nacido hasta la
preadolescencia, pasando por la etapa de infante o bebé y la niñez media.
La Convención sobre los Derechos del Niño define a los niños y las niñas como seres
humanos desde el momento de su concepción y hasta los 18 años, a menos que las leyes
nacionales pertinentes reconozcan antes la mayoría de edad (art. 1).
Se considera niño, niña y adolescente a toda persona menor de dieciocho años de edad,
salvo que haya alcanzado antes la mayoría de edad en virtud de la legislación nacional
aplicable.
Todo niño, niña y adolescente debe ser objeto de una especial tutela por parte de los
órganos del sistema de justicia en consideración a su desarrollo evolutivo.
En su artículo 25 define al menor de edad como toda persona que no adquirió los 18
años, reservando la denominación de “adolescente” para los que están dentro de la
franja de los 13 a los 18 años, y la de “niño” para aquellos que se encuentren entre los 0
a 12 años.
IV - ANTECEDENTES NORMATIVOS
Esta protección integral de los niños, niñas y adolescentes se complementa con la ley
nacional 26061, que establece que no solo los padres deben ser los responsables de
niños, niñas y adolescentes, sino también el Estado, en sus artículos 47 a 64, establece
las funciones del defensor general, de los derechos del niño, niña o adolescentes, el
deber de velar por los derechos consagrados en la Constitución Nacional, la Convención
de los Derechos del Niño, y demás leyes nacionales.
Otras de las normativas a tener en cuenta son las 100 reglas de Brasilia que también
vienen a completar a la Convención Internacional de los Derechos del Niño, a partir del
2008.
“La persona menor de edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales.
No obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por sí
los actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico, en situaciones de conflicto
de intereses con sus representantes legales, puede intervenir con asistencia letrada”.
Para parte de la doctrina lo establecido en el artículo 109 del Código Civil y Comercial
de la Nación, relativo a la designación de tutores especiales cuando haya conflicto de
intereses entre los representados y sus representantes, a partir de la adolescencia (trece
años cumplidos) se podrá solicitar y designar un abogado del niño.
Pero este inciso está referido a los tutores ad litem o especiales, no a los abogados del
niño, teniendo diferentes funciones.
A) En alimentos, el artículo 661 del nuevo Código Civil y Comercial señala que tienen
legitimación para demandar al progenitor que falte a la prestación de estos alimentos:
B) En capacidad de las personas: el artículo 31, inciso e), del CCyCo. determina que la
persona restringida en su capacidad jurídica tiene derecho a participar en el proceso
judicial con asistencia letrada, que debe ser proporcionada por el Estado si aquella
carece de medios económicos.
El artículo 27, inciso c), de la ley 26061 de protección integral de derechos de niños,
niñas y adolescentes recepta la figura del abogado del niño, estableciendo el derecho de
los niños, niñas y adolescentes “a ser asistido por un letrado, preferentemente
especializado en niñez y adolescencia, desde el inicio del procedimiento judicial o
administrativo que lo incluya. En caso de carecer de recursos económicos el Estado
deberá asignarle de oficio un letrado que lo patrocine”.
Por ello, el inciso c) del artículo 27 de la ley 26061 permite al niño, niña o adolescente
que no alcanzó la mayoría de edad y está inmerso en conflictos, participar en forma
autónoma en el juicio que lo involucre, siendo asistido por un abogado independiente.
En el año 2015, un fallo de Mar del Plata estableció que “los artículos 12 de la
Convención sobre los Derechos del Niño y 27 de la ley 26061, interpretados
armónicamente con el Código Civil y Comercial (art. 2), establecen las garantías
mínimas de procedimiento, por las cuales el sistema reconoce a los niños el derecho de
ser partes y a contar con una representación legal independiente de la de los padres, y
esa es la función del abogado del niño, contribuir a una mejor defensa de sus
intereses”.(3)
Por lo general, se ordenó dicha designación cuando así se lo solicita en el juicio (4) y, en
principio, si el niño o niña alcanzó cierta edad.
Para García Méndez(5), mientras el abogado del niño acompaña, patrocina o asiste al
niño/a o adolescente, el asesor de menores defiende los intereses del Estado.
El tutor ad litem y el abogado del niño son dos figuras distintas, ya que el abogado del
niño no lo representa como lo hace el tutor ad litem (reemplazando en esa
representación a los progenitores), sino que asiste al niño y lo patrocina en cuestiones
técnicas de derecho.
c) El interés superior del niño: se considera que cuando ocurran conflictos de intereses,
debe prevalecer aquello que resulte de mayor beneficio para niños, adolescentes y
jóvenes.
d) La supervivencia y el desarrollo del niño: es preciso garantizar el derecho a la vida,
en tanto su incumplimiento hace imposible el goce de los demás.
La ley 26061, artículo 24, estableció el “derecho a opinar y a ser oído”: las niñas, niños
y adolescentes tienen derecho a: a) participar y expresar libremente su opinión en los
asuntos que les conciernan y en aquellos que tengan interés; b) que sus opiniones sean
tenidas en cuenta conforme a su madurez y desarrollo. Este derecho se extiende a todos
los ámbitos en que se desenvuelven las niñas, niños y adolescentes; entre ellos, al
ámbito estatal, familiar, comunitario, social, escolar, científico, cultural, deportivo y
recreativo. En el artículo 3 de la ley se determina el principio del interés superior
diciendo: “A los efectos de la presente ley se entiende por interés superior de la niña,
niño y adolescente la máxima satisfacción, integral y simultánea de los derechos y
garantías reconocidos en esta ley. Debiéndose respetar: a) su condición de sujeto de
derecho; b) el derecho de las niñas, niños y adolescentes a ser oídos y que su opinión
sea tenida en cuenta; c) el respeto al pleno desarrollo personal de sus derechos en su
medio familiar, social y cultural; d) su edad, grado de madurez, capacidad de
discernimiento y demás condiciones personales; e) el equilibrio entre los derechos y
garantías de las niñas, niños y adolescentes y las exigencias del bien común; f) su centro
de vida”. Pese a esta regulación interna en nuestro país, no está claro aún cómo y
cuándo los niños, niñas y adolescentes serán considerados como “parte” en el proceso
judicial, lo que implica poner en un serio riesgo la tutela judicial efectiva de los
derechos de los niños, niñas y adolescentes.
El esquema típico del proceso controversial entre adultos, en los conflictos de familia
judicializados, debe dirigirse hacia la integración de la litis con los sujetos de derecho
respecto de los cuales el conflicto involucra, y que sean protagonistas de la discusión.
El derecho a ser oído y a tener un abogado de los Niños, Niñas y Adolescentes implica
que el proceso judicial ya no estará integrado solamente por dos partes adultas, sino que
la integración de la litis deberá realizarse con quien verá afectado el derecho y no sólo
con sus representantes legales. Por ello, las partes intervinientes tendrán que ser
siempre: 1. los adultos y 2. el niño, niña o adolescente, respecto del cual el derecho sea
discutido donde se hallen derechos e intereses de adultos por un lado enfrentados entre
sí y por el otro lado, los derechos e intereses de los niños, niñas y adolescentes.
Los principios que surgen del Código Civil y Comercial de la Nación exigen a los
operadores jurídicos, propender a que los niños, niñas y adolescentes ejerzan sus
derechos por sí mismos, en la medida que su comprensión de los actos lo permita,
admitiéndose para ello la asistencia letrada a través del denominado abogado del niño,
conforme al grado de autonomía progresiva.
Al respecto, se decidió(9) que “existiendo intereses contrapuestos entre los niños y sus
padres, resulta conveniente en función del interés superior del niño que los mismos
tengan una asistencia letrada que traiga al juicio la voz y el interés de ambos en forma
separada del planteo de sus progenitores, e independiente de la representación
promiscua que corresponde al Ministerio Público”.
Asimismo, la jurisprudencia(10) ha dicho que “el derecho de los niños y adolescentes a
ser asistidos por un abogado preferentemente especializado en derecho de niñez desde el
inicio del proceso judicial o administrativo que lo incluya [inc. c), art. 27, L. 26061],
implica la elección de un abogado que ejerza la defensa técnica de los intereses del niño,
de manera diferenciada de las pretensiones de los representantes legales de este último”.
b) Para otra postura(13) se deberá nombrar un abogado del niño en todos los procesos
que involucren a niños, niñas y adolescentes, sin importar que haya o no intereses
contrapuestos entre el progenitor con facultad legal para representarlo y el niño.
El juez debe de tomar los recaudos para que el abogado del niño no pertenezca a la
órbita de alguno de sus padres de manera de asegurar el desempeño autónomo de aquel.
Así se resolvió(14) que “corresponde rechazar las presentaciones efectuadas por lo hijos
menores de ambos, con patrocinio letrado, si el abogado de los niños fue contratado por
la madre y esta es quien abona sus honorarios, pues ello permite concluir que los
referidos escritos no son más que meros artilugios de aquella para imponer su personal
criterio, bajo la apariencia de lo que debería ser una auténtica intervención autónoma de
los niños en el proceso”.
V - El niño, niña o adolescente que cuente con edad y grado de madurez suficiente
puede:
Los niños, niñas y adolescentes que cuenten con edad y grado de madurez suficiente y
las personas con capacidad restringida pueden solicitar al juez o al asesor de personas
menores de edad, incapaces y capacidad restringida, información sobre los posibles
abogados especializados, inscriptos en el registro local, a los fines de poder elegir uno
que lo asista en juicio.
En su artículo 5 establece: “En caso de que se designe abogado del niño por orden
judicial para un adolescente en todos los casos deberá contarse con el consentimiento
del adolescente prestado en el expediente judicial a tal fin”.
Los artículos 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15 y 16 establecen el procedimiento para designar
al abogado del niño. El artículo 17 establece la posibilidad de renuncia al patrocinio por
parte del profesional. Los artículos 18 y 19 hacen referencia a los honorarios
profesionales, y el artículo 20 establece una sanción de exclusión de 1 año del listado
cuando el profesional no se presente en el plazo de tres días en el expediente o no
asuman el patrocinio con posterioridad a la entrevista sin razón fundada.
Cabe destacar que, en dicha resolución, con buen criterio se establece que una vez
sorteado el abogado del niño de la lista de profesionales que conforman el registro, este
tiene un plazo de tres días hábiles para compulsar el expediente y fijar día, hora y lugar
para la entrevista con el niño, niña o adolescente, y luego de realizada la primera
entrevista cuenta con dos días hábiles para aceptar el cargo. Esto es a efectos de tener
contacto con el niño, niña o adolescente, conocerlo, conocer la causa en la que se lo
designa y entablar una relación profesional con el posible cliente, tratando de empatizar
con el mismo.
Respecto a esta primera entrevista, no contamos con normativa ni doctrina sobre cuál
debe ser el desempeño en la práctica del abogado de niños, niñas y adolescentes. No hay
un protocolo a seguir sobre cómo debería llevarse a cabo la entrevista inicial, en la que
se realice el primer contacto del abogado especialista en niñez y adolescencia con este
cliente especial.
Por lo cual creo importante proponer un protocolo de actuación a seguir por los
abogados de los niños niñas y adolescentes.
- El abogado del niño debe presentarse, explicando de acuerdo a la edad del niño, quién
es, por qué interviene en el proceso, que es lo que va a hacer. Es importante realizar un
encuadre de trabajo, consensuando en dónde vamos a trabajar, en qué horario.
- El abogado del niño debe adaptar el lenguaje a la edad y grado de entendimiento del
niño, niña o adolescente.
- El abogado del niño debe ejercitar la escucha activa al entrevistar al menor, para poder
interpretar correctamente sus deseos y peticiones dentro del proceso.
- El abogado debe entrevistar al niño logrando que este manifieste sus intereses, deseos
y necesidades a fin de poder transmitirlo en el expediente judicial. Puede utilizar
herramientas comunicacionales utilizadas en el ámbito de la mediación tales como
preguntas abiertas, circulares, reflexivas, empoderamiento, creación de clima,
parafraseo, herramientas fundamentales para lograr empatía con el niño, niña o
adolescente.
- El abogado del niño debe informarle a su pequeño cliente de que trata el proceso y las
posibilidades dentro del mismo, en un lenguaje claro y acorde al grado de madurez del
niño, niña o adolescente.
- El abogado del niño debe plasmar en los escritos las opiniones, deseos y expresiones
propias del niño, niña o adolescente con las palabras textuales de los mismos, usando
entrecomillado, evitando interpretarlas o cambiarlas.
XII - CONCLUSIÓN
Es importante plasmar esta intervención del abogado de los niños en un protocolo con
reglas prácticas a seguir para poder abordar de una manera completa a este pequeño
cliente con todas sus particularidades.
Notas:
(1) “Art. 12. 1. Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de
formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los
asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño,
en función de la edad y madurez del niño. 2. Con tal fin, se dará en particular al niño
oportunidad de ser escuchado, en todo procedimiento judicial o administrativo que
afecte al niño, ya sea directamente o por medio de un representante o de un órgano
apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional”
(2) Kielmanovich, Jorge L.: “El proceso de familia en el Proyecto de Código Civil y
Comercial de la Nación” - LL -31/7/2012 - pág. 1
(3) “Marino, Carolina Sandra c/Coronado, Silvia y otros s/daños y perjuicios” - CCiv. y
Com. Mar del Plata - Sala II - 28/10/2015 - Cita digital IUSJU008397E
(4) Asesoría de Familia e Incapaces s/medidas de protección (S. S. B.) - Cam. Apel.
Trelew - Sala A - 21/8/2015 - Cita digital IUSJU003004E
(6) Kielmanovich, Jorge L.: “El proceso de familia en el Proyecto de Código Civil y
Comercial de la Nación” - LL - 31/7/2012 - pág. 1
(8) CNCiv. - Sala I - 4/3/2009 (del voto de la Dra. Pérez Pardo) - ED - 232-218
(9) CNCiv. - Sala I - 4/3/2009 - (del voto de la Dra. Pérez Pardo) - ED - 232-218
(10) CApel. Civ. y Com. Mar del Plata -19/4/2012 - Rubinzal online - RC J 2607/12
(13) Solari, Néstor E.: “El abogado del niño en el Proyecto”, en Revista de Derecho de
Familia y de las Personas - LL - año V - N° 3 - pág. 7
(17) http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_239_esp.pdf
(18) Highton, Elena I.: “Los jóvenes o adolescentes en el Código Civil y Comercial” -
LL - 13/4/2015 - pág. 1
(19) Solari, Néstor: “El derecho del niño al patrocinio letrado”, comentario al fallo
CNCiv. - Sala K - 2809-2006, “R. M. A.” - DJ2007-I-602
(20) Moreno, Gustavo D.: “La participación del niño en los procesos a través del
abogado del niño” - Derecho de Familia - Revista Interdisciplinaria de Doctrina y
Jurisprudencia - N° 35 - Lexis Nexis-Abeledo Perrot - Bs. As. - pág. 56 y ss.