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Estudio de Caso: La mujer que no quiere llorar, posible caso de una histeria con

rasgos obsesivos.

Estudiante

Diego Hernando Mejía Navarro

Práctica clínica

Presentado a:

Diógenes Mauricio Ipúz

Universidad Cooperativa de Colombia

Facultad de ciencias humanas sociales y humanas

Programa de Psicología

Bogotá D.C

2023
La mujer que no quiere llorar. Sobre un posible caso de una histeria con rasgos

obsesivos.

El presente texto relataré lo que fue mi experiencia en la práctica clínica en la institución

con la paciente M. Se incluirán algunos datos de la anamnesis de la paciente para establecer

cierta ubicación sociodemográfica y su situación psíquica.

Después de hacer las observaciones y recepciones, me encontraba preocupado por

conseguir paciente por lo cual, me la pasaba en consultorios pidiendo paciente. El profesor

asistencial me paso el contacto de una mujer que “se podría tratar con psicoanálisis”. Se me

olvido preguntar cuales son los criterios que utilizan para decidir el tipo de terapia para tal o cual

caso. Contacte con M por teléfono y acordamos la cita.

Cuando tuve la primera sesión con la paciente para hacer la anamnesis estaba un poco

nervioso, aunque poco después se disipo el nerviosismo cuando comencé a hacer las preguntas

del formato y la paciente se mostraba atenta y colaborativa. “M” Tenía 29 años y el motivo por el

que estaba ahí era que “todos mis problemas radican en problemas de autoestima, carácter,

timidez, incluso son los que me traen problemas en toma de decisiones”. Decía vivir con sus

padres, su hermana y su mascota, una coneja. Tenía una relación amorosa desde hace 7 años,

tema que ocupó un lugar prominente en las sesiones.

En las primeras sesiones, se notaba que la paciente estaba conteniendo sus ganas de

llorar. En un momento que estaba hablando sobre cómo cree que su relación ya no tiene futuro,

se le aguaron los ojos y le pregunté si quería llorar, ella dijo que no. Luego comenzó a llorar y

pregunto si llorar estaba mal, yo le respondí - ¿qué piensas tú? Ella dijo que si porque se

mostraba vulnerable antes los demás y que ellos nunca deben ver eso. Se le explico a “M” la

regla fundamental (decir lo que se le pase por la cabeza) , regla que ella trato de seguir y que
trate de fomentarle todo el tiempo. Al seguir esta regla se dejo llevar por lo que decía y en un

momento recordó cuando su primer conejo murió manifestando que lloró demasiado y le afecto

mucho. Retomando líneas anteriores, le pregunte si llorar, entonces, estaba mal, ella se río y dijo

que suponía que no porque lo necesitaba. “M” empezó a llorar mucho y pese a esto sentí la

necesidad de calmarla, siguiendo también el mandato que dicen los asistenciales de que el

paciente no debe llorar mucho. Cambie de tema sutilmente con lo cual dejo de llorar. En la

asesoría con el profesor Diógenes se cuestionó esta posición de que “el paciente no debe llorar

mucho”. ¿Porque no debe llorar “mucho”? Si el paciente lo necesita pues que llore, aunque

tratando de que hable mientras llora, que lo intente poner en palabras. De aquí en adelante, me

permití dejar llorar al paciente y dedicarme a escuchar.

Tengo que señalar las dificultades que tuve a la hora de practicar la escucha flotante.

¿Cómo escuchar sin tener nada de referencia, sin hipótesis, sin prejuicios, solo tomando las

palabras de la paciente, todas por igual? Lo que hice fue escuchar hasta que decía algo que yo

sentía que podía relacionar con algo anterior en su discurso, o también escuchar eso que ella

creía que estaba mal y que ella castigaba (superyó) y cuestionarlo, o escuchar eso que ella ponía

en el "afuera" y quizá le pertenecía. Cuando se podía le comunicaba lo que yo lograba escuchar

para que “M” se posicionara de manera diferente. Por ejemplo, en una ocasión la paciente

expresaba su inconformidad con respecto al desinterés del novio cuando le ofrecieron un

proyecto, y mientras lo decía también lloraba. Yo le señala que su inconformidad era mas bien

con el desinterés que ella creía que su novio le daba. Este “desinterés” ya lo había comentado en

la misma sesión y por eso lo tome. En alguna otra sesión nombro un proyecto que le ofrecieron

al novio. Para ella los proyectos eran algo muy importante porque “eran algo de los dos” y los

mantendría unidos en un futuro. Este nuevo proyecto la tenia muy emocionada y según ella, los
mantendría ocupados durante un año y que al menos estarían trabajando juntos durante ese

periodo pero que no quería pensar en que iba a pasar después de ese año (los problemas que tiene

con su pareja). Señaló sobre el proyecto “no es algo que (el novio) vaya a abandonar”. Yo le

señale que no es al proyecto a lo que ella decía que no va a abandonar, sino que no va a

abandonar es a la paciente.

En las diferentes sesiones aparecían silencios, los cuales me ponían en un lugar de

tensión, a pesar de que le decía a la paciente la regla fundamental y se la clarificaba cada vez

más. Se sentía extraño en esos momentos y sentía la necesidad de decir algo para que la paciente

continuara su discurso, como por ejemplo, hacer preguntas abiertas sobre lo que decía y tomar

palabras que, en su relato, yo sentía, daba por obvias y cerraban el entendimiento. En una

ocasión pude corroborar, la regla de la asociación libre. Esto se evidencio en una ocasión cuando

manifestó “no sé porque estoy diciendo esto”, mientras relataba pensamientos sobre la muerte, y

la representación de verse a ella misma muerta en un ataúd.

La experiencia clínica fue enriquecedora en términos de que, con ayuda del profesor

Diógenes, pude comprender ciertos conceptos e ideas psicoanalíticas. Pude ir puliendo

desaciertos técnicos (como interpretaciones que no era el momento de decirlas) y darme cuenta

de fenómenos transferenciales que el profesor Diógenes me ayudo a evidenciar. En las sesiones

se trató de movilizar a la paciente a una posición más activa, ya que, ella pudo adeverir qué está

viva y no en un ataúd como se representaba ella en algún momento, y que se diera cuenta qué de

lo que estaba pasando ocurría en su imaginario y caul era la parte que ella estaba provocando.

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