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EJEMPLO No.

2 DE CONFRONTACIÓN

La señora O. era una mujer de media edad que seguía un tratamiento de una
sesión por semana, a casusa de persistentes ataques de ansiedad. Tenia una hija
que, cuando la paciente estaba en su segundo año de tratamiento, comenzó a
cursar estudios en la universidad.
Durante algunas semanas, las sesiones estuvieron ocupadas en gran parte por
quejarse acerca de la falta de aplicación al estudio que mostraba su hija,
describiendo las fuertes discusiones que sostenía con ella por ese motivo y
lamentándose de que, después de cada una de estas discusiones, su estado de
ansiedad empeoraba. En la cuarta sesión consecutiva en la que se refrió a este
tema, el terapeuta le pregunto si creía que el hecho de discutir ásperamente con
su hija sobre la falta de dedicación al estudio de ésta hacia que las cosas
mejorarán.
Después de reflexionar unos momentos la paciente respondió que, evidentemente;
no, y que por mucho que ella la reprendiera la muchacha seguís tan
despreocupada como siempre respecto a sus deberes. El terapeuta le dijo,
entonces, que ella estaba tomando sobre sí la preocupación que correspondía a la
hija, y que se esforzaba en mostrárselo a ella con sus enfados. La paciente quedo
un poco sorprendida y, tras una breve pausa, dijo que verdaderamente era ella
quien se preocupaba por los estudios en lugar de hacerlo su hija, y que, cuando
mayor era su angustia e irritación, mayor era el desenfado de ésta.

EJEMPLO 6 CLARIFICACIÓN
Paciente: como le digo, no sé qué hacer con la mala situación familiar que tengo.
Con mi marido, casi no puedo hablar. No sé a quién dirigirme. He pensado que
podría hablar con usted. Mis hijos tampoco me escuchan. La juventud es cada vez
más difícil. Ya comprendo que tienen sus problemas y piensan en sus cosas. Mis
suegros nunca me han querido, no se dan cuenta de las cosas y han malcriado a
mi marido. Y encima mi familia, mis padres, me echan a mí la culpa y no se hacen
cargo de nada. A mí me gusta hablar sensatamente y con normalidad, pero con mi
familia esto no puede ser… y así estoy yo de mal.
Terapeuta: usted considera que, en toda su familia, usted es la única persona
capaz de hablar sensatamente y con normalidad, y que ello es la causa de sus
problemas.
EJEMPLO 12 INTERPRETACIÓN

Paciente: hay una cosa que me ha preocupado mucho. X (un amigo) a quien vi
anteayer se ha afiliado a la secta C. es increíble, está obligado a una serie de ritos
de normas de conducta muy du ras y difíciles. Es una secta incomprensible y
extraña. Toda su vida quedará hipotecada por todo el cúmulo de obligaciones que
ha de cumplir todos los días. No entiendo cómo podrá compaginar esto con el
trabajo. Es realmente, como si estuviera prisionero, aunque pueda salir a la calle
y, en apariencia, trabajar como la otra gente, pero esta libertad sólo es una
apariencia. Creo que X no está bien de la cabeza, esto es una enfermedad.
El sábado, a la hora de la cena, lo estuve comentando con mis padres y
hermanos. Me vieron tan preocupado que todos me dijeron que era cosa de él,
que yo no tenía por qué preocuparme tanto. Tienen razón, es extraño lo que me
preocupa este asunto… no es cosa mía… por la tarde lo había comentado con Z
(su novia). Y también me había dicho lo mismo, que no entiende por qué me
angustio tanto. Tenía muchas ganas de contárselo a usted… como una cosa que
me afecta a mí. Quisiera hacer algo por X.
Terapeuta: cuando me habla de X se está refiriendo, también, a un aspecto de
usted mismo que siente en mal estado, enfermo, un aspecto que siente que se
halla aprisionado por sentimientos y fantasías que desconoce por el momento, que
le son extraños y que cortan su crecimiento y desarrollo. Quiere comunicármelo
para que pueda ayudarle a liberarse de estas amenazas y prohibiciones internas
que le mantienen prisionero y que lo obligan a un comportamiento que muchas
veces usted siente como incomprensible.

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