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ARTERIAL
La Hipertensión Arterial (HTA) la definimos como la elevación
crónica y persistente de las cifras de tensión arterial sistólica (TAS)
y/o diastólica (TAD) por encima de 140 y 90 mmHg
respectivamente, para un adulto por encima de los 18 años.
MECANISMOS IMPLICADOS EN EL CONTROL FISIOLÓGICO DE LA
TENSION ARTERIAL
A la hora de comprender los mecanismos patogénicos implicados
en el desarrollo de la HTA, es importante tener claros algunos
conceptos sobre las fuerzas que en condiciones normales
determinan la Presión Arterial. Entre ellas, destacamos:
Gasto Cardíaco, como la cantidad de sangre que el corazón
impulsa en un minuto. Depende del Volumen sistólico del
ventrículo izdo. y de la frecuencia cardíaca, por lo que tendremos
claro, que sobre el gasto cardíaco puede influir todo lo que influya
sobre el Volumen Sistólico y sobre la frecuencia cardiaca (retorno
venoso, estimulación simpática, estimulación vagal, fuerza de
contracción miocárdica).
Resistencia Vasculares Periféricas al flujo sanguíneo, depende
sobre todo del diámetro interior del vaso y son precisamente las
pequeñas arterias y arteriolas (diámetro inferior a 1 mm) las que
ofrecen mayor resistencia.
De especial trascendencia es el mantener una presión de
perfusión normal que permita el buen funcionamiento de órganos
vitales como el cerebro, una correcta presión de perfusión renal y
una perfusión suficiente de las arterias coronarias. Entre los
múltiples sistemas de control que permiten estabilizar las
presiones de perfusión tisular, cuatro son las que desempeñan un
papel más trascendente en su mantenimiento, como son: Los
barorreceptores arteriales, el metabolismo hidrosalino, el
sistema renina‐angiotensina‐aldosterona y la autorregulación
vascular.
Barorreceptores arteriales: Los receptores sensibles a la
distensión están situados en el corazón, las grandes arterias y las
arteriolas aferente del riñón (estos últimos controlan la liberación
de renina). El aumento de la tensión arterial, ocasiona una
descarga barorrefleja que se traduce en un enlentecimiento
cardiaco mediado por el vago, y una vasodilatación por
disminución del tono simpático. El resultado es una normalización
de la tensión arterial.
Metabolismo hidrosalino: El sodio es un elemento especialmente
importante en el control de la tensión arterial. La retención de
sodio ante una ingesta elevada de sal provoca inicialmente una
hipertensión con volumen extracelular elevado, gasto cardiaco
alto y resistencias periféricas normales. En un individuo normal,
las pequeñas elevaciones de la presión arterial producen aumento
de la excreción renal de sodio y agua que tienden a normalizarla.
El aumento de la tensión arterial, se traduce en un aumento de la
presión de perfusión renal que es transmitido a los capilares
peritubulares con lo que se eleva la presión hidrostática y por lo
tanto se reduce la reabsorción proximal de sodio (eliminándose
mas).
Sistema Renina‐Angiotensina‐Aldosterona:
Autorregulación vascular: Si la presión de perfusión del lecho
vascular aumenta como consecuencia de la hipertensión, la
resistencia vascular también lo hará (habrá vasoconstricción) a fin
de proteger y mantener constante el flujo sanguíneo. Es decir que
los cambios de presión no repercuten ni se acompañan de
cambios en la perfusión tisular. En los estados hipertensivos en
los que existen retención hidrosalina y/o aumento del gasto
cardiaco se producirá hiperemia tisular con un aumento de flujo
superior a las necesidades metabólicas, que determinará, como
mecanismo protector una vasoconstricción por autorregulación,
con el consiguiente aumento de las resistencias periféricas. De
esta forma una hipertensión hipervolémica va seguida de un
aumento de las resistencias periféricas
El aumento de la tensión en el interior de los vasos arteriales,
constituye un factor lesional de primera magnitud que repercute
de manera diferente sobre la integridad vascular. Esta diferente
repercusión vascular puede adoptar diferentes formas, en
función del calibre y territorio vascular:
Ateromatosis: Lesión de la intima de las arterias con formación de
placas fibrosas y fibrograsa. Su progresión terminar ocluyendo la
luz del vaso y originando Infartos Vasculares en diferentes
territorios.
Aneurismas de Charcot‐Bouchard: Son aneurismas miliares,
repartidos por las pequeñas arterias del cerebro. Suelen
romperse con relativa facilidad originando Hemorragias
cerebrales.
Necrosis Fibrinoide de pequeñas arterias y arteriolas: Aparecen
roturas de la pared del vaso, presentando necrosis e impregnación
por fibrina, con exudación posterior de plasma hacia la pared del
vaso y origina una estenosis de la luz. Este tipo de lesión es
característico de la HTA maligna. Suele ser frecuente a nivel de las
arterias retinianas entre otras y responsable de la retinopatía que
aparece en la hipertensión.
Arterioloscrerosis: Caracterizado por degeneración hialina de la
capa intima y fibrosis de la capa media. Afecta sobre todo a las
arterias aferentes del riñón. Aparece también en la Diabetes. Su
progresión trae consigo una Insuficiencia Renal Crónica
CLASIFICACION
Atendiendo a la severidad:
Categoría PAS mmHg PAD mmHg
Óptima <120 <80
Normal 120‐129 80‐84
Normal‐Alta 130‐139 85‐89
HTA Grado 1 (leve) 140 – 159 90–99
HTA Grado 2 (moderada) 160 – 179 100‐109
HTA Grado 3 (grave) ≥ 180 ≥ 110
HTA Sistólica aislada ≥ 140 < 90
FISIOPATOLOGIA
En la mayoría de los casos, la causa concreta de la elevación
de la tensión arterial se desconoce (HTA esencial o idiomática),
aunque en otros casos la causa responsable de la HTA es
identificable (HTA secundaria). En ambos tipos de HTA están
implicados algunos de los siguientes mecanismos patogénicos:
Disminución de la distensibilidad de las grandes arterias: La
pérdida de la distensibilidad en la aorta en el contexto de la
arteriosclerosis es el mecanismo implicado en la HTA SISTOLICA
AISLADA.
Aumento del Gasto Cardíaco: Algunos tipos de HTA, pueden
desencadenarse como consecuencia de un Aumento del Volumen
Sistólico y/o también de la Frecuencia Cardíaca. Algunos
ejemplos de HTA por este mecanismos, nos lo encontramos en:
Glomerulonefritis, Hiperaldosteronismo primario, HTA esencial,
Hipertiroidismo.
En todos los casos existe un aumento de la TAS. Con
respecto a la TAD puede aumentar o disminuir en función del
estado de las resistencias periféricas.
Aumento del Gasto Cardíaco y de las Resistencias Periféricas
Totales: Las situaciones que cursan con Hipersecreción de
catecolaminas (aumenta frecuencia y contractilidad cardiaca, asi
como resistencias periféricas), con exceso de función de
glucocorticoides sobre los tejidos (por su actividad
mineralocortioides, y sensibilizadota del vaso a los efectos de las
catecolaminas, originando aumento de las resistencias periféricas.
La activación del Sistema Renina‐angiotensina‐aldosterona, eleva
el volumen intravascular, por acción de la aldosterona y aumenta
las resistencias periféricas por la acción vasoconstrictora de la
Angiotensina.
Otras circunstancias como la Hiperactividad Simpática, el
aumento del sodio en el interior de las fibras musculares del vaso
y el hiperinsulinismo y resistencia a la insulina se encuentra en
mayor o menor grado implicadas en la HTA esencial o idiopática.
Son situaciones que elevan tanto la TAS como la TAD habida
cuenta que elevan no solo el Gasto cardiaco sino también las
resistencias periféricas totales.
Las consecuencias de la HTA suelen acarrearse sobre tres
órganos fundamentales, como son el Corazón, Sistema Nervioso
Central y Riñón, a nivel de los mecanismos fisiopatológicos que se
exponen en las tablas siguientes:
HTA
Aumento Del Trabajo Cardíaco
Hipertrofia Ventricular Izquierda
Deterioro de la Función Cardíaca
INSF. CARD. ANGOR
Retina: Retinopatía Hipertensiva en diferente
grado, según la presencia de: Estrechamiento
arteriorlar, Exudados, Hemorragias, Pepiledema.
Puede llega a la ceguera.
Sistema Nervioso Central: Secundarias a
obstrucción vascular (Trombosis) o hemorragias.
Riñón: A nivel renal, las lesiones afectan a los
capilares glomerulares (en arterias aferentes y
eferentes). Originan reducción del filtrado y
disfunción tubular que terminan en Insuf. Renal
Crónica.
MANIFESTACIONES CLINICAS
Por lo general, en sus primeras fases la HTA es asintomática. Las
manifestaciones clínicas de la HTA serán debidos a:
La propia elevación de la Presión Arterial.
La lesión vascular secundaria la HTA en el SNC, corazón y
riñón.
Los síntomas y signos propios de la etiología de la HTA, en
los casos de tratarse de HTA secundarias.
En general los síntomas derivados de la elevación tensional suelen
ser muy inespecíficos, destacando:
Cefaleas de localización occipital, habitualmente matutina que
suele desaparecer espontáneamente (generalmente con TAD >
110 mm)
Mareos, además de ocasionalmente palpitaciones, acufenos,
epístaxis, fatiga muscular e impotencia. En los casos graves de
HTA puede aparecer Encefalopatía Hipertensiva , que caracteriza
un cuadro clínico de déficit neurológico transitorio (por edema
cerebral focal). En general, se va a establecer cuando las cifras de
TA se elevan por encima de la capacidad de autorregulación
cerebral.
A lo largo de la historia natural de la enfermedad, las lesiones
orgánicas suelen dar manifestaciones clínicas derivadas de la
afectación cardiaca, renal y neurológica. A veces se presentan
manifestaciones como disnea, ortopnea, edema agudo de pulmón
o insuficiencia cardiaca. También pueden aparecer síntomas
debidos a IAM o angina de pecho, o dolor por disección de aorta.
En otras ocasiones la forma de presentación es un accidente
vascular cerebral por hemorragia subaracnoidea o intracerebral.
En los casos de HTA secundaria los síntomas característicos,
serán los propios de la enfermedad responsable de la HTA.
DIAGNOSTICO
Debe abordar tres objetivos:
Confirmación diagnóstica de la Hipertensión Arterial,
Exclusión de una causa conocida de HTA (descartar
hipertensiones secundarias)
Evaluación del riesgo individual.
Confirmación diagnóstica Es un aspecto importante por las
repercusiones del diagnóstico de HTA, así pues afirmaremos que
un paciente es hipertenso cuando:
Presente cifras de PA iguales o superiores a 180/110, En
los otros casos no se debe hacer el diagnóstico de HTA
hasta haberlo confirmado en dos o más visitas
posteriores..
En cada visita hacer dos o más lecturas consecutivas,
separadas por dos minutos. Si las primeras dos lecturas
difieren en más de 5 mmHg hay que hacer mediciones
adicionales.
Técnica de lectura:
El paciente debe estar sentado en una silla cómoda, con el
brazo apoyado y a la altura del corazón. No debe haber fumado
ni tomado café en la media hora previa, y ha de estar en reposo
al menos 5 minutos.
El manguito debe tener el tamaño apropiado: su bolsa de aire
debe cubrir al menos un 80% de la circunferencia del brazo. Esta
es una causa frecuente de sobreestimación de la PA en los
obesos. En general los manguitos tienen unas marcas que nos
indican si el tamaño es o no el apropiado.
El esfigmomanómetro de elección es el de mercurio. Pueden
utilizarse los manómetros aneroides o los aparatos electrónicos,
siempre y cuando se calibren de forma regular con un
esfigmomanómetro de mercurio.
El manguito se hincha rápidamente hasta 250 mmHg o hasta la
desaparición del pulso radial. Luego se deshincha a una velocidad
de 2‐3 mmHg/sg, leyendo la PA sistólica y diastólica en el
momento de la aparición y desaparición total de los ruidos de
Korotkoff.
Hay que medir la PA en ambos brazos y tomar la más elevada.
Se debe excluir la Pseudohipertensión y la HTA de bata blanca
(Pacientes con medidas de PA en la consulta o en el hospital
dentro del rango de HTA, pero que en el resto de las mediciones
(tomas ambulatorias) la PA es normal.). Para descartar esta
última disponemos de dos métodos que a continuación
describimos.
Automedida de la PA:
Además de ser útil para excluir la HTA de bata blanca, es
útil para valorar la respuesta al tratamiento, mejora la
adherencia del paciente al mismo y puede reducir los costos. Los
aparatos que se usen han de estar debidamente homologados y
deben ser calibrados periódicamente. La PA medida fuera del
consultorio suele ser menor que la registrada en la consulta. No
existe unanimidad sobre el límite alto normal de la PA medida de
esta forma. En general, lecturas de 135/85 mmHg o más
debieran considerarse elevadas.
Monitorización ambulatoria de la PA (MAPA):
En los últimos años se han desarrollado aparatos
automáticos capaces de registrar y almacenar de forma
incruenta la PA, en mediciones intermitentes, que generalmente
se hacen cada 15 ó 30 minutos durante 24 horas. Estos
instrumentos son fiables y miden la PA por oscilometría o por
auscultación con un micrófono. De esta forma podemos disponer
de múltiples lecturas a lo largo del día y de la noche, evitando el
efecto de la bata blanca. Además permiten la obtención de
nuevos parámetros tales como la PA media, su variabilidad a lo
largo de todo el día, el comportamiento nocturno, etc.
Un problema aún no bien resuelto es la falta de un criterio claro
y común de anormalidad de la PA estudiada por MAPA. En
general, durante el día, una PA normal está por debajo de
135/85, y durante el sueño por debajo de 120/75 ya que en la
mayoría de los individuos la PA cae durante el descanso nocturno
un 10‐20%.
Pero la MAPA no es una técnica para utilizar de forma
indiscriminada en la evaluación rutinaria del hipertenso. Como
hemos dicho es muy útil en el diagnóstico de la HTA de bata
blanca. Además es de ayuda en el estudio de la HTA resistente al
tratamiento, en el estudio del hipertenso con síntomas de
hipotensión durante el tratamiento, en el estudio de la HTA
paroxística y en la disfunción autonómica.
Diagnóstico etiológico
Más de un 90% de las HTA son esenciales. Pero hay que excluir
de forma sistemática la posibilidad de HTA secundaria, atribuible
a una causa conocida en muchas ocasiones corregible.
Apoyan el diagnóstico de HTA esencial los antecedentes
familiares, su comienzo gradual a la edad de 35‐50 años y la
presencia de factores de riesgo de HTA (alcohol, sal, obesidad,
sedentarismo).
TRATAMIENTO
TRATAMIENTO NO FARMACOLOGICO
Reducción del peso. La reducción del peso en pacientes obesos
se asocia con una reducción de las cifras de TA. Por cada Kg de
disminución del peso, se puede anticipar que la TA disminuirá en
1,6 y 1,3 mmHg para las presiones sistólica y diastólica. La
reducción del sobrepeso determina también una disminución de
la insulinemia.
Restricción de ingesta de sal En ellos, la reducción de la ingesta
por debajo de los 5 gr de cloruro sódico determina una
disminución de las cifras de presión del orden de unos 5 mmHg,
Además de la preparación de la comida sin sal y la supresión del
salero sobre la mesa, es muy aconsejable un consejo dietético en
lo referente al contenido de sal de diferentes alimentos, etc. Una
alternativa que puede ser eficaz es la sustitución del cloruro
sódico por el cloruro potásico.
Ejercicio físico. El ejercicio físico practicado de forma regular no
sólo produce un descenso de la presión arterial, sino que tiene una
influencia favorable sobre otros factores de riesgo
cardiovasculares.
Restricción del alcohol. La reducción de la ingesta de alcohol
contribuye al descenso de la TA. La ingesta moderada de alcohol
(no más de 20 g) parece por otra parte tener efectos beneficiosos
sobre la Tensión Arterial
TRATAMIENTO FARMACOLOGICO
Diuréticos. Bloquean la reabsorción de Na en la porción inicial del
túbulo distal o en la porción ascendente del asa de Henle. En
ausencia de otra enfermedad concomitante, y junto con los
betabloqueantes son los agentes de primera elección. Se utiliza
sobre todo los diuréticos Tiazídicos, seguidos de los de Asa y
también, aunque menos frecuentemente los ahorradores de
Potasio.
Betabloqueantes. Los betabloqueantes actúan:
Reducen el gasto cardíaco, Reducen el volumen sistólico,
Reducen la frecuencia cardíaca, Inhiben la secreción de renina,
Poseen efecto antisimpático central, Estimulan la producción de
cininas, Estimulan la liberación del péptido natriurético atrial.
Calcioantagonistas. Reducen la entrada de calcio al interior de la
célula muscular lisa vascular, disminuyendo la contractilidad
miocárdica y el tono de la célula muscular lisa, induciendo
vasorrelajación (y Vasodilatación) y un cierto efecto depresor de
la acción cardiaca.
Inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina. Los IECA
actúan en la HTA al inhibir la cascada hormonal característica del
eje Renina‐Angiotensina‐Aldosterona, en el paso más crítico, esto
es, desde la angiotensina I, vascularmente inactiva, a la
angiotensina II, uno de los vasoconstrictores mas poderosos,
bloquean uno de los mecanismos más activos en el desarrollo y
mantenimiento de la HTA.
Antagonistas de los receptores AT1 de angiotensina II. Su acción
se centra en el bloqueo del receptor específico AT1, con lo que la
acción directa de la angiotensina II (potente vasoconstrictor)
queda anulada.
Alfabloqueantes. Bloquean la unión de las catecolaminas a los
receptores alfa1 postsinápticos inhibiendo la vasoconstricción
mediada por éstas e induciendo por tanto vasodilatación.
Simpaticolíticos de acción central. Es común a todos ellos por
medio de un efecto agonista alfa2receptor en los centros
vasomotores cerebrales disminuyendo el flujo .simpático e
induciendo vasodilatación.