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Funcionario público

¿Qué es un funcionario público?


Un funcionario público es una persona que trabaja al servicio del Estado. Es
designado por una autoridad competente (conforme al ordenamiento legal),
para desempeñar los cargos de distinto nivel dentro de los poderes públicos y
de los organismos autónomos.

Todos los empleados del sector estatal se rigen por el “derecho


administrativo público”, sin embargo, no les corresponden las mismas
funciones, tareas y normas a los ministros, secretarios de Estado, integrantes
del gabinete de ministros o a los empleados administrativos. Cada rango se rige
por contratos especiales con cierto nivel de responsabilidades y beneficios.
El Estado cuenta con mecanismos para contratar funcionarios de manera
objetiva (por mérito o concursos públicos). Además, suele ofrecer mayores
beneficios que el sector privado (como jornadas más reducidas o mayor
cantidad de días de vacaciones) a modo de incentivo para que el personal
mejor capacitado e idóneo tenga interés en ocupar este tipo de puestos al
servicio del Estado.

Funcionario público y empleado público


Existen discrepancias acerca del significado y las diferencias que existen entre
los conceptos: “funcionario público” y “empleado público”. En muchos casos,
se usan estos dos términos de forma indistinta y como sinónimos, para
hacer referencia a cualquier individuo que desempeña un cargo o rol en el
Estado.

Sin embargo, en algunos países o gobiernos se usa el concepto “funcionario


público” solo para llamar a aquel individuo que desempeña funciones en altos
cargos en la gestión pública, tal es el caso de gobernadores, ministros o
alcaldes. Y, por el contrario, se usa el término “empleado público” para
definir a todo trabajador del Estado (que puede desempeñar funciones en un
ministerio, un establecimiento público, una superintendencia o un departamento
administrativo) que realiza diversas tareas y ejecuta las órdenes de sus
superiores, los funcionarios.
Esta idea proviene de una corriente que determina que el funcionario es
aquel responsable de la toma de decisiones, y los empleados son los que
llevan esa decisión a la acción. Sin embargo, esta idea es discutida ya que
tanto funcionarios como empleados deciden y ejecutan cada uno en su ámbito
de influencia.
Funcionario público y servidor público
El concepto de “servidor público” comprende a todos los trabajadores que
forman parte del Estado, independientemente de su cargo o responsabilidad,
por lo que todo funcionario o empleado público es un servidor público.
Los servidores públicos cumplen tareas en el ámbito legislativo, ejecutivo,
administrativo o judicial, o en instituciones que dependen del Estado, como
hospitales, escuelas o fuerzas de seguridad. En todos los casos, el servidor
público puede ser contratado (de manera permanente o temporal) a cambio de
una remuneración y de brindar un servicio de utilidad social sobre la base de la
justicia y por encima de cualquier interés individual.

Tipos de funcionarios públicos


De acuerdo a la forma en que son elegidos y sus características de
contratación, existen cuatro tipos de funcionarios públicos principales:
• El funcionario electo. Es aquella persona que asume un cargo en la
gestión pública luego de una elección.
• El funcionario de carrera. Es aquella persona vinculada a la
administración pública por una relación laboral fija de tipo permanente y
remunerada, bajo un estatuto regulado por el derecho administrativo. Para
acceder a estos puestos se usan diferentes metodologías de acuerdo al puesto
a cubrir, como concursos o convocatorias.
• El funcionario interino. Es aquella persona contratada por el Estado en
caso de necesidad circunstancial o de urgencia, generalmente para cubrir
puestos de funcionarios de carrera.
• El funcionario laboral. Es aquella persona que, en virtud de un contrato
de trabajo y según las modalidades de contratación previstas en la legislación
laboral, presta servicios remunerados a la administración pública. Estos
contratos pueden ser por tiempo definido o indefinido.
• El funcionario eventual. Es aquella persona que realiza funciones
especiales y específicas (por ejemplo, de asesoría) y que es designada de
forma libre y su cese está condicionado de acuerdo a los servicios que presta.
Su retribución proviene del presupuesto previsto y destinado para este tipo de
cargos.

La ética del funcionario público

El funcionario público brinda sus servicios para satisfacer una demanda


colectiva de interés general y su labor está sujeta a un régimen especial de
derecho público. Su trabajo implica una responsabilidad y un compromiso hacia
la comunidad, por lo que debe cumplir con ciertos principios éticos que
dependen, a su vez, de las características culturales de cada país.
La ética general del servidor público responde a dos aspectos fundamentales:
• El carácter moral. Los actos de un funcionario público deben adecuarse
a ciertos valores y normas de conducta, que implican responsabilidad,
cumplimiento y honestidad.
• La amenaza de sanciones. Un funcionario público recibirá sanciones
cuando cometa irregularidades durante el desempeño de sus funciones y
deberes.

Los valores más comunes relacionados al servicio público son:


• Velar por los intereses del Estado, orientados a satisfacer el bienestar
general y público por sobre el particular.
• Ser responsable de sus actos durante el desempeño de la función pública.
• Ser honesto en cada una de sus tareas de servicio público.
• Capacitarse y perfeccionarse en su área de trabajo.
• Respetar la igualdad de oportunidades, sin discriminar.
• Cumplir y hacer cumplir la Constitución de su país.
• Conocer el código de normas de su país y hacerlo cumplir

¿Qué tanto podemos confiar en nuestras instituciones públicas? ¿Qué nos


garantiza que logremos llevar a cabo nuestros proyectos de vida en el país?
Podemos construir esa confianza a través de la ética, en el día a día de la
ejecución de la función pública.

La ética es una concepción valorativa de la vida en términos de lo que es


bueno, obligatorio o justo. Pretende decirnos cuál debe ser el orden de
prioridades en la vida como personas y como miembros de una comunidad.
Podemos decir también que la ética es un saber racional que nos va a permitir
orientar la acción y tomar decisiones pensando siempre en el largo plazo.
En la práctica, la ética en la función pública nos permite solucionar conflictos,
crear puentes entre posturas contrarias en una sociedad de tantos contrastes
como es en la que vivimos. La ética nos permite además innovar y crear
soluciones cuando ni la tradición ni las autoridades son una opción. Gracias a
su carácter reflexivo, la ética nos permite generar acuerdos y tomar decisiones
responsables.
La ética nos brinda un conjunto de herramientas, como códigos éticos y
principios que nos permiten reflexionar sobre los valores de la democracia, la
libertad, la igualdad, la tolerancia.

Principios de la función pública en el


código de ética
Respeto: Por la Constitución y las Leyes. Garantiza que en todas las fases
del proceso de toma de decisiones o en el cumplimiento de los procedimientos
administrativos, se respeten los derechos a la defensa y al debido
procedimiento.

Probidad: Actuar con rectitud, honradez y honestidad. Procura satisfacer el


interés general y desechando todo provecho o ventaja personal, obtenido por sí
o por interpósita persona.

Eficiencia: Brinda calidad en cada una de las funciones a su cargo.


Procura obtener una capacitación sólida y permanente.

Idoneidad: Entendida como aptitud técnica, legal y moral. El servidor


público debe propender a una formación sólida acorde a la realidad,
capacitándose permanentemente para el debido cumplimiento de sus
funciones.

Veracidad: Autenticidad en las relaciones funcionales, contribuye además


con el esclarecimiento de los hechos.

Lealtad y Obediencia: Fidelidad y solidaridad hacia todos los


miembros de su institución. Cumpliendo las órdenes que le imparta el superior
jerárquico competente, en la medida que reúnan las formalidades del caso y
tengan por objeto la realización de actos de servicio que se vinculen con las
funciones a su cargo, salvo los supuestos de arbitrariedad o ilegalidad
manifiestas, las que deberá poner en conocimiento del superior jerárquico de su
institución

Justicia y Equidad: Permanente disposición para el cumplimiento de


sus funciones, otorgando a cada uno lo que le es debido.

Lealtad al Estado de Derecho: El funcionario de confianza debe


lealtad a la Constitución y al Estado de Derecho.

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