Está en la página 1de 11

LECCIÓN 7: EL ESTATUTO PERSONAL

I. EL CONCEPTO Y LA JUSTIFICACIÓN DEL ESTATUTO PERSONAL.


Se entiende por estatuto personal el conjunto de instituciones jurídicas referidas al individuo
que se regulan por un mismo ordenamiento estatal, al que denominamos Ley personal.

El origen del estatuto personal se encuentra en el Derecho Romano cuando se fusionan los
conceptos de status (estado de la persona) y el de statutum ( o norma jurídica) en una institución
nueva: el estatuto personal.

En este coexisten el elemento subjetivo y el elemento objetivo a modo de dos caras de la misma
moneda.

Es en el CC francés e 1804 cuando por vez primera se incorpora este concepto a la codificación
moderna de las leyes civiles, continuándose esta tendencia en otros códigos de la época como
el CC español de 1889.

La justificación de la existencia del estatuto personal y de su reglamentación en los sistemas de


Dº Internacional privado se asienta en una serie de consideraciones teóricas y prácticas.

1) En primer lugar, aporta homogeneidad y coherencia a la regulación de materias


estrechamente vinculadas entre sí en torno al concepto de la persona, lo cual resulta
más relevante cuanto mayor sea el ámbito de materias que conforman el estatuto
personal.
2) En segundo término, esta institución ofrece estabilidad a la situación de la persona en
un mundo jurídicamente fragmentado, por cuanto la aplicación extraterritorial de la Ley
personal de un individuo permite someter al mismo ordenamiento estatal las cuestiones
que regula con independencia del país en que el individuo se halle. Resultaría
incongruente que aspectos tan necesitados de estabilidad como el estado civil de una
persona variasen de un Estado a otro.
3) Seguidamente, el estatuto jurídico brinda seguridad jurídica al posibilitar conocer con
antelación el ordenamiento aplicable a instituciones que exigen un plus de esta.
4) Por último, el estatuto personal promueve la protección del individuo al someterlo a un
ordenamiento estatal que, en principio, le resulta cercano, conocido o familiar.

Atendiendo a la ficción por la cual la personalidad se proyecta asimismo sobre la persona


jurídica, se entiende que respecto de ésta también puede predicarse el concepto de estatuto
personal.

II. LA CONFIGURACIÓN DEL ESTATUTO PERSONAL EN DERECHO


INTERNACIONAL PRIVADO.
1. El supuesto de hecho del estatuto personal.
En lo que concierne a la delimitación del contenido del estatuto personal, la identificación de las
materias incluidas en el supuesto de hecho ofrece distintas variantes:

Apuntes descargados de wuolah.com


1º. La concepción más restrictiva abarcaría tan sólo el estado y la capacidad de las personas. Se
parte de la idea de que el estatuto personal gira entorno al individuo aisladamente considerado
como eje de las relaciones jurídicas.

2º. La concepción intermedia añade a lo anterior las relaciones de familia. Se parte de la


consideración de la persona como miembro del grupo familiar.

3º La concepción amplia incluye en el estatuto personal el estado y la capacidad de la persona,


las relaciones de familia y la sucesión por causa de muerte por lo que el individuo es entendido
como miembro de una sociedad em sus relaciones tanto inter vivos como mortis causa.

2. Los criterios de conexión para determinar la ley personal.


Se han venido utilizando diferentes criterios de conexión para la determinación de la Ley
personal: La nacionalidad, el domicilio y la residencia habitual. Criterios cuyas relaciones cabe
estudiar desde las perspectivas histórica y funcional.

1º Perspectiva histórica.

a) Primera fase: Desde la edad media hasta finales del s XVIII. El criterio utilizado fue el del
domicilio ya que los conflictos de leyes lo eran entre estatutos (u ordenamientos de las
ciudades) y no entre ordenamientos estatales dado que hasta bien entrado el siglo XVII
no se incorpora el concepto de nación al tráfico internacional.
b) La etapa siguiente, que transcurre a lo largo del siglo XIX, representaría el triunfo del
criterio de la nacionalidad sobre el domicilio.
c) Una tercera fase de la evolución histórica que venimos abordando se identifica con el
inicio del siglo XX, en el que renace el criterio del domicilio por ser el generalmente
utilizado en los países de América, en los sistemas anglosajones e, incluso, en algunos
estados de Europa.
d) El último Estado del proceso histórico que concluye con estas líneas comenzaría en la
segunda mitad del siglo XX, en la que, hasta nuestros días ha irrumpido con fuerza un
nuevo criterio, la residencia habitual que se ha ido imponiendo también en diversas
legislaciones estatales en la materia

2º Perspectiva funcional.

Los tres puntos de conexión expuestos gozan a su favor, en abstracto, de argumentos jurídicos
y políticos, ello sin ignorar que las ventajas de unos suelen ser desventajas de otros i viceversa.

a) La nacionalidad es el criterio que personifica, como ningún otro, el vínculo jurídico-


político entre un individuo y un Estado.

 Desde un punto de vista político, la nacionalidad posee una faceta patriótica,


que trasluce el ánimo de un Estado en controlar a sus súbditos dondequiera que
se hallen.
 Desde la óptica jurídica la nacionalidad posee un carácter estable, previsible y
fácilmente determinable.

Voluntariado en África - Vive unas vacaciones diferentes SAPP


b) El domicilio es el criterio que identifica formalmente a la persona con un territorio,
hallándose presente en él un elemento volitivo o intencional, el animus manendi.

 Desde el ángulo político el domicilio presenta un trato de igualdad entre quienes


bien en un estado con independencia de su nacionalidad, así como el interés de
éste en controlar a todos los que habitan en su territorio.
 Jurídicamente el domicilio presenta la ventaja de mayor realismo frente a la
nacionalidad y de poder ser utilizado en materia de estatuto personal tanto para
los conflictos de leyes como para los de jurisdicciones.
c) La residencia habitual es el criterio que representa el país en que se halla el centro de
gravedad real de la vida de un sujeto.

 Desde la perspectiva política, l residencia habitual representa el ánimo de


integración de los extranjeros en el país donde verdaderamente habitan y, por
ende, la no discriminación respecto a los nacionales.
 Desde un punto de vista jurídico, la residencia habitual ofrece un puente entre
los países partidarios de la nacionalidad y aquellos partidarios del domicilio,
posibilitando superar su histórico enfrentamiento; ofrece un carácter flexible y
efectivo al referirse al país en que una persona verdaderamente desarrolla su
vida; y perite solucionar los conflictos de nacionalidad positivos y negativos.

III. LA REGULACIÓN DEL ESTATUTO PERSONAL EN EL SISTEMA


ESPAÑOL DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO.
Hablamos de una doble fuente: Estatal y supraestatal.

1º En el plano supraestatal, diremos que los instrumentos en la materia elaborados en el seno


tanto de la UE como de la Conferencia de la Haya de derecho internacional privado no solo
priman sobre nuestro derecho interno conforme a los principios de jerarquía y especialidad, sino
que, además, por lo general suelen producir eficacia erga omnes.

2º En defecto de instrumento supraestatal, la norma de conflicto de que disponen nuestras


autoridades para determinar el ordenamiento aplicable al estatuto personal ( art 9.1 CC) se
caracteriza por dos rasgos: por un lado, la amplitud del contenido de la institución y, por otro
lado, la utilización de la conexión de la nacionalidad del individuo para concretar la Ley personal.

a) En lo que concierne al supuesto de hecho de la norma de conflicto señalada es preciso


indicar que la solución de nuestro legislador se alinea con la de los países que acogen la
concepción más amplia del estatuto personal: en efecto, el mismo estaría formado por
la capacidad, el estado civil, los derechos y deberes de familia y la sucesión por causa de
muerte.
b) En lo que atañe al criterio de conexión consagrado por dicha norma para determinar la
Ley personal, el sistema español de fuente interna viene utilizando el tradicional criterio
de la nacionalidad desde el CC de 1889.

Voluntariado en África - Vive unas vacaciones diferentes SAPP


“9.1. La Ley personal correspondiente a las personas físicas es la determinada por su
nacionalidad”
Para evitar el problema de conflicto móvil, el párrafo 2º de la norma que analizamos
dispone que el cambio de ley personal no afectará a la mayoría de edad adquirida de
conformidad con la ley personal anterior, con lo que se persigue aportar seguridad
jurídica y estabilidad a un sector especialmente necesitado de ella.

Pese a lo expuesto, la utilización de la conexión nacionalidad en nuestro sistema está en franco


retroceso. La utilización de este criterio suscita una doble dificultad:

a) Desde una óptica técnica la nacionalidad puede dar origen a problemas de concreción
en las personas físicas en los casos de conflicto positivo y negativo.
 En los primeros, esto es, en las situaciones de plurinacionalidad, se suscita cuál
de las nacionalidades coexistentes en un mismo sujeto será utilizada por la
autoridad española para determinar su Ley personal. Para ello nuestro sistema
dispone de los convenios sobre doble nacionalidad y, en caso de que estos no
lo resuelven, las reglas técnicas contenidas en el artículo 9.9 CC. Por virtud de
ellas cabe distinguir dos situaciones_ a) si una de las nacionalidades que ostenta
la persona en cuestión es española, la autoridad patria la considerará bien
nacional del estado de su última residencia habitual si la otra nacionalidad es
una de las previstas en las leyes españolas, bien nacional español si la otra
nacionalidad es de un tercer Estado; y b) si ninguna de las nacionalidades es la
española, se tomará en consideración la nacionalidad del Estado de su última
residencia habitual y, en su defecto, la última adquirida.
 Para los conflictos negativos, es decir, para la apatridia, nuestro sistema dispone
de dos normas: una supra estatal, el Convenio de NY 1954 sobre el estatuto de
apátridas, que llevaría a concretar la Ley personal del apátrida en la del Estado
de su domicilio y, en su defecto, de su residencia; y otra fuente estatal la del
artículo 9.10, que hace lo propio directamente respecto al país de residencia
habitual del apátrida.
b) Desde un ángulo funcional se reflexiona sobre el hecho de que la nacionalidad fue
consagrada como criterio de conexión para determinar la Ley personal en un momento
histórico, social, económico y político muy diferente al presente; que puede manifestar
poca o nula vinculación de la persona con la realidad en que vive; no favorece la
integración; hace muy frecuente que se recurra a la excepción de orden público y en un
país de migraciones como España, obliga constantemente a aplicar derecho extranjero.
No obstante las anteriores dificultades, los intentos de una sustitución global de la
nacionalidad por la residencia habitual como criterio para determinar la lex personae en
nuestro sistema de fuente interna no han fructificado de momento por cuanto, entre
otros motivos, la nacionalidad sigue ofreciendo sus ventajas entre otras favorecer la
multiculturalidad en la aplicación del Derecho en este ámbito.

Para finalizar, hablar sobre la solución que nuestro sistema de Derecho internacional privado
da a la ficción de atribuir un estatuto personal a la persona jurídica. El artículo 9.11 CC en su
párrafo 1º identifica el contenido del estatuto personal de la persona moral su capacidad,
constitución, representación, funcionamiento, transformación, disolución y extinción; supuesto

4
de hecho que, seguidamente, somete a su Ley personal, que resultará determinada por su
nacionalidad. Si el Derecho que resultara aplicable fuese el español, nuestro ordenamiento
ofrece una pluralidad de normas que hacen que la solución resulte especialmente polémica; sin
embargo, una interpretación lógica y sistemática de estos preceptos invita a deducir que el
criterio escogido por nuestro legislador para concretar la nacionalidad de una persona jurídica
es el criterio del Estado de su constitución.

IV. EL NACIMIENTO Y LA EXTINCIÓN DE LA PERSONALIDAD.


1. El nacimiento de la personalidad.
Toda persona, por el simple hecho de serlo, posee capacidad jurídica (aptitud para ser titular de
derechos y obligaciones). Las dudas se plantean en orden a concretar el dies a quo o momento
en que nace o se inicia la personalidad, esto es, desde que un ser humano se considera persona.

La doctrina mayoritaria considera aplicable el ordenamiento de la nacionalidad del individuo en


cuestión ex artículo 9.1CC, si bien la nacionalidad que se tomaría en consideración a estos
efectos sería la putativa o hipotética, es decir, la que presumiblemente tendrá la persona; en
defecto de la nacionalidad, se estará a la residencia habitual.

Si fuese Derecho español el declarado como aplicable al fondo del asunto en que se dirimiera si
un ser humano gozaría o no de la personalidad habría que recurrir a lo dispuesto en el artículo
30 CC, tal precepto establece que la personalidad se adquiere en el momento del nacimiento
con vida, una vez producido el entero desprendimiento del seno materno. Si la norma de
conflicto de nuestro derecho internacional privado declara aplicable un ordenamiento
extranjero y este exigiese alguna condición adicional, este será rechazado por ser contrario al
orden público.

Respecto al nasciturus (concebido, pero no nacido) se considera que a la cuestión de saber si el


feto tiene ciertos derechos debería aplicarse la lex causae.

De ser este el Derecho español, deberíamos tomar en consideración el artículo 29, que efectúa
una atribución de personalidad o capacidad anticipada al nasciturus por una parte condicionada
(se exigen los requisitos del art.30) y por otra parte limitada (por cuanto tal anticipación se limita
a los afectos que le fueran favorables, Ej: percepción de una herencia).

2. La extinción de la personalidad.
Es un principio generalmente admitido que la personalidad se goza hasta el momento de su
extinción. La duda se encuentra en la concreción del dies ad quem o momento en que dicho
final se produce. En el caso del español, ante la ausencia de respuesta específica en las normas
supraestatales y estatales, el vacío es colmado por la doctrina propugnando que la autoridad
patria que conozca del asunto aplique el ordenamiento de la nacionalidad del individuo ex
artículo 9.1CC.

De ser el ordenamiento español el aplicable, resultarían ser dos causas de extinción de la


personalidad:

Voluntariado en África - Vive unas vacaciones diferentes SAPP


a) La muerte (art 32 CC)
b) La declaración de fallecimiento tras el oportuno periodo de ausencia legal (arts 34 y 193
ss. CC)

En ambos casos la extinción de la personalidad implica el siguiente iter lógico. En el supuesto de


que el difunto o desaparecido estuviera casado se disolverá el matrimonio y, por ende, su
sociedad conyugal (art 85 CC). Seguidamente en todo caso se produciría la apertura de la
sucesión de la persona de la que tratase; si estuviese casada sería preciso determinar qué bienes
le pertenecían a título privativo una vez liquidada la sociedad conyugal, de tal modo que a tales
bienes se le aplicarían las reglas de la sucesión mortis causa.

De resultar aplicable el ordenamiento extranjero según el artículo 9.1 CC, la autoridad española
rechazaría la toma en consideración de cualquier otra causa de extinción de la personalidad.

V. LOS DERECHOS DE LA PERSONALIDAD: EL NOMBRE Y LOS


APELLIDOS.
El derecho a un nombre y apellidos es inherente a todo ser humano.

En la reglamentación de esta institución por los legisladores coexisten 2 concepciones: una


publicista por cuanto el Estado intervendría en pro de la salvaguarda tanto del orden público
como de la seguridad jurídica; y otra privatista ya que nos encontramos ante un derecho
subjetivo del individuo. A su vez, son diversos los intereses en presencia en dicha
reglamentación: El del Estado en la identificación y control de los ciudadanos, el de la familia en
la transmisión de su identidad grupal y el de la persona concrete en ser identificada de forma
estable de una manera concreta.

En lo que concierne al sistema español es preciso distinguir la fuente de origen supraestatal de


la de origen estatal.

1º. En el plano supraestatal destacaremos tres convenios: El de Estambul de 1958 relativo a los
cambios de nombre y apellidos; el de la Haya de 1982 relativo a la expedición de un certificado
de diversidad de apellidos; y el de Munich de 1980 sobre la Ley aplicable a los nombres y
apellidos.

Este último ofrece un especial relieve por su eficacia erga omnes.

2º. En el nivel estatal, con un escaso ámbito de aplicación, se ha indicado que nuestro sistema
de Derecho internacional privado incluye el nombre y apellidos en la esfera sustantiva del
estatuto personal del artículo 9.1 CC. Nuestro sistema de fuente interna aplicaría
subsidiariamente el ordenamiento del Estado de la residencia habitual del individuo si éste no
tuviese nacionalidad o si no pudiese ser determinado (art 9.10 CC).

El ordenamiento declarado aplicable al fondo de este asunto por una u otra vía será el que
establezca qué tipo de nombre propio se puede poner a una persona, que apellido o apellidos
corresponden, si cabe cambiar el nombre y apellidos…etc.

a) En relación al nombre propio, si el derecho señalado aplicable por la norma de conflicto


española fuese el extranjero, nuestro sistema es muy flexible en este punto, pues admite
cualquier nombre propio foráneo. Las únicas limitaciones vigentes serían las señaladas en el

Voluntariado en África - Vive unas vacaciones diferentes SAPP


artículo 51 LRC, que integran nuestro orden público, de entre las que destaca aquella que impide
admitir un nombre extranjero contrario a la dignidad de la persona o que generase confusión
sobre su identificación.

Si el ordenamiento indicado como aplicable en materia de nombre propio por la norma de


conflicto española fuese el español, es preciso tener en cuenta que en nuestro Derecho se ha
vivido una profunda evolución en la materia, marcada por la flexibilidad, como acredita el
artículo 51 LRC que consagra el derecho a la libre elección de nombre sólo limitada por las causas
en él previstas.

b) En lo que concierne al apellido, si el ordenamiento señalado aplicable por la norma de


conflicto española fuera extranjero son diversas las peculiaridades que es preciso tener
presentes.

 El apellido extranjero accedería tal cual al Registro Civil español.


 En la mayor parte de los ordenamientos extranjeros a las personas se les atribuye un
único apellido, en unos casos es forzosamente el del padre, en tanto que en otras
ocasiones se ofrece la opción de imponer el del padre o el de la madre; en algunos
ordenamientos incluso se admite una versión masculina y una femenina del mismo
apellido, lo cual es aceptado en nuestro Registro Civil.
 En numerosos ordenamientos extranjeros sucede que la mujer que se casa suele perder
su apellido y adquirir el de su esposo. En el caso de inscripción de un acto o hecho que
afectase a tal mujer en el Registro Civil español se suscitan serias dudas ante la eventual
contrariedad de esta práctica con nuestro orden público internacional. De ahí que
nuestro ordenamiento prevea que se debe hacer constar el apellido nuevo de la mujer
extranjera casada, si bien haciéndose referencia, además, al apellido que ostentara de
soltera o de nacimiento.
 En el caso de extranjeros que se nacionalicen españoles se consagra en el párrafo 1º del
artículo 56 LRC el derecho de la conservación de su apellido o apellidos originales,
siempre que no se dé una contradicción esencial con el orden público internacional
español.

Si el ordenamiento declarado aplicable a los apellidos fuera el español, se transmitirán a los hijos
el primer apellido de cada uno de sus progenitores en el orden que éstos decidan y que,
tradicionalmente corresponde primero el del padre y posteriormente el de la madre.

Finalmente se ha de reseñar que, en el marco de la salvaguarda de las libertades comunitarias,


el TJUE se ha pronunciado en diversas ocasiones para que las normativas nacionales en materia
de apellidos no supongan un obstáculo a un ciudadano de la Unión para el libre ejercicio de su
derecho a establecerse, a trabajar o a circular libremente por el territorio del espacio europeo.

A raíz de la sentencia Grunkin y Paul DGRN, los cambios de apellidos voluntarios realizados de
conformidad a las reglas relativas a la determinación de apellidos aplicables en este último
Estado serán reconocidos en España, salvo cuando dicho cambio sea contrario al orden público
español o bien cuando, habiendo sido dicho cambio resultado de una resolución judicial, esta
no haya sido reconocida en España.

Voluntariado en África - Vive unas vacaciones diferentes SAPP


VI. LA DIMENSIÓN REGISTRAL DEL ESTATUTO PERSONAL.

VII. LA CAPACIDAD DE LAS PERSONAS.


1. La determinación del ordenamiento aplicable.
1.1. La regla general.
La capacidad es uno de los elementos integrantes del estatuto personal en cualquiera de las
concepciones (estricta, intermedia o amplia) del mismo. Cuando no resulte de aplicación un
instrumento supraestatal, la determinación del ordenamiento aplicable en el sistema español
de Derecho internacional privado se articularía en torno a las siguientes consideraciones.

1º En primer lugar será la Ley personal concretada ex artículo 9.1 y 10 CC la que regirá tanto la
capacidad jurídica como la capacidad de obrar del individuo que se trate.

2º En segundo término, la capacidad determinada conforme al ordenamiento estatal señalado


por dicho precepto regirá para cualquier tipo de acto de que se trate.

3º Finalmente, la circunstancia de que el criterio de conexión utilizado en dicha norma de


conflicto sea el de la nacionalidad de la persona unida al elevado número de inmigrantes
residentes en nuestro Reino provoca que con frecuencia surjan diferentes problemas de
aplicación de la norma de conflicto cuando las autoridades españolas deban determinar la
capacidad de un extranjero. Nos referimos al reenvío, a la prueba del Derecho extranjero y,
sobre todo, a la excepción de orden público respecto a los nacionales de países en que se
produce una discriminación de la mujer respecto del hombre a la hora de determinar su
capacidad.

1.2. La excepción a la regla general: la teoría del interés nacional.


En ocasiones se excepciona la regla general por cuya virtud la Ley personal de un individuo
determina su capacidad de obrar para celebrar un acto aplicándose, en su lugar, el
ordenamiento del lugar de otorgamiento de dicho acto. A esta excepción se la denomina la
teoría del interés nacional, conforme a la cual se consideraría válido un acto jurídico realizado
por una persona incapaz de acuerdo a su Ley personal pero capaz conforme al ordenamiento
del lugar de su actuación.

Diversos son los argumentos utilizados para justificar esta teoría sobre la base de la excusable
ignorancia del Derecho extranjero. Pero un sector doctrinal critica que el contratante extranjero
sea lesionado por la aplicación de un Derecho extraño a su capacidad de obrar para celebrar un
acto, por cuanto ello conduciría a una verdadera denegación de la justicia, discriminando al
interés del extranjero respecto del nacional, haciéndolo de inferior condición, cuando ambos
son igualmente merecedores de respeto.

En el sistema español de Derecho internacional privado, la teoría del interés general se disciplina
en dos textos.

1. En el plano supraestatal, esta institución se consagra en el reglamento de la UE


593/2008 sobre la Ley aplicable a las obligaciones contractuales (Roma I).

8
“En los contratos celebrados entre personas que se encuentran en un mismo país, las
personas físicas que gocen de capacidad de conformidad con la Ley de ese país sólo
podrán invocar su capacidad resultante de la Ley de otro país si, en el momento de la
celebración del contrato, la otra parte hubiera conocido tal incapacidad o la hubiera
ignorado en virtud de negligencia por su parte”

Las condiciones de aplicación que se desprenden de este precepto son las siguientes:

a) Territorial: se exige que el contrato sea celebrado entre partes


presentes en el mismo país.
b) Personal: se aplica a las personas físicas incapaces conforme a su Ley
personal pero capaces conforme a la lex loci celebrationis.
c) Cognoscitiva: la teoría del interés nacional no puede ser tenida en
consideración si quien contrata con el incapaz conoce la causa de ésta
o la desconoce por negligencia.
d) Temporal: el momento que se ha de tomar en consideración para
valorar la concurrencia de las restantes condiciones es el de la
celebración del contrato.
2. La eficacia erga omnes del citado reglamento apenas deja juego a la aplicación a la
norma de origen estatal en la materia. No obstante, para aquellos ámbitos sustantivos
no cubiertos por aquél, nuestro sistema de Derecho internacional privado dispone de
una norma ad hoc, el artículo 10.8 CC, en el que se contiene una regulación de la teoría
del interés nacional que no coincide exactamente con la antes expuesta. El artículo 168
del llamado Reglamento notarial establece las pautas de actuación de los fedatarios a la
hora de otorgar un documento cuando se enfrenten a esta figura.

2. La capacidad de obrar de las personas físicas.


Siendo la capacidad de obrar la idoneidad para realizar válida y eficazmente actos jurídicos, es
principio asentado que aquella se adquiere automáticamente con la mayoría de edad. La
cuestión es cuándo se adquiere dicha mayoría.

1º En el ámbito supraestatal existen instrumentos aplicables a España que disponen mediante


sendas normas directas de una edad específica para que el sujeto sea considerado mayor de
edad a los efectos de la aplicación de los respectivos textos.

2º En defecto de instrumento supraestatal, en nuestro sistema de Derecho internacional privado


la mayoría de edad se determina por la Ley personal que, en nuestro caso, se determina por la
nacionalidad del individuo y, en su defecto, por su residencia habitual.

a) De ser la Ley personal de dicho individuo el ordenamiento español, la mayoría de edad


se adquirirá a los 18 años (arts 12 CE y 315.1 CC).
b) De ser aplicable un ordenamiento extranjero, no resultaría contrario al orden público
internacional español si estableciera una edad de adquisición mayor o menos a los 18
años. En cambio, si el ordenamiento extranjero declarado aplicable por la norma de
conflicto española dispusiera una edad diferente para el hombre y la mujer podríamos
hallarnos ante una contrariedad con nuestro orden público internacional.

Voluntariado en África - Vive unas vacaciones diferentes SAPP


La Ley personal resultaría aplicable a las excepciones a la regla general recién expuesta.

La determinación de la capacidad de obrar en Derecho internacional privado podría suscitar


un posible conflicto móvil cuando se modificase la Ley personal por la alteración de la
concreción de su criterio de conexión. El artículo 9.1 CC establece que el cambio de Ley
personal no afectará a la mayoría de edad adquirida de conformidad con la ley personal
anterior.

El ordenamiento estatal que resulte aplicable a la capacidad de obrar de un individuo


regirá, inter alia, los modos de adquisición de la mismo; los modos de pérdida de la
capacidad de obrar; los modos de ejercicio de representación del sujeto que carece de plena
capacidad de obrar; o los efectos de la incapacidad.

Un supuesto especial representa la emancipación, situación intermedia entre la minoría y


la mayoría de edad admitida en algunos países. A los fines de determinar el ordenamiento
aplicable a la misma, la solución del sistema español de Derecho internacional privado, en
defecto de instrumento supraestatal, consiste en aplicar la Ley nacional del menor (o, en su
defecto, la de su residencia habitual) para concretar los beneficiarios, las causas, los efectos
y la extinción de esta institución. De ser aplicable el Derecho español habría que acudir a
los artículos 314 y siguientes del CC.

10

Voluntariado en África - Vive unas vacaciones diferentes SAPP

También podría gustarte