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Introducción

La psicología social y su objeto de estudio

Oscar Eduardo Navarro Carrascal

Desde hace varias décadas se relevó una crítica fundamental so-

bre la manera como las ciencias sociales y humanas abordan su

objeto de estudio. Esta crítica subraya el hecho de que “lo social” o

“lo colectivo” se ha tratado como una entidad autónoma, separada e

independiente, incluso en algunos casos opuesta, a “lo psicológico”

o “lo individual”, como si fuera posible abordar o estudiar lo uno sin

preocuparse por lo otro, “como si se tratase de dos mundos extraños”

(Moscovici, 1984, p. 17). Esta preocupación es la que funda la psicolo-

gía social y he aquí nuestro planteamiento de partida: todo individuo

existe en una red de relaciones y todo colectivo está compuesto por indi-

viduos. Esa realidad compleja ha sido abordada por la ciencia occiden-

tal clásica a partir de la lógica binaria que le es propia. Esta lógica ha

generado que se abstraigan y separen fenómenos que en realidad es-

tán integrados y coexisten, independientemente de nuestras abstrac-

ciones teóricas y metodológicas. Un ejemplo de esto es que en econo-

mía se aborde el tema del mercado separado del poder, este ultimo de

exclusivo interés de la ciencia política. En psicología, por ejemplo, nos


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ocupamos en estudiar el pensamiento, pero por lo general separado

de las emociones (Moscovici, op. cit.) y así encontraríamos múltiples

ejemplos. Esta separación trae un riesgo fundamental y es el de ocul-

tar o sesgar la realidad o el de crear artificios que no corresponden a

la naturaleza compleja de los fenómenos humanos y sociales.

Se hace entonces necesario desarrollar una perspectiva que impli-

que abandonar aquella lógica binaria para pasar a una lógica ternaria

denominada por Moscovici la “mirada psicosocial”. Es así como plan-

teamos que la psicología social no se define a sí misma a través de

fronteras disciplinarias, ficticias y artificiales, de objetos que le son

exclusivos. Se trata más bien de desarrollar una “mirada”, una lectura

epistemológica que le es particular. En este caso, una mirada integra-

dora de la realidad de los individuos en su condición de seres sociales.

Lo que implica el reconocimiento, en primera instancia, de la idea de

relación: todo individuo existe en tanto ser relacional. El individuo

como tal no existe, si no es definido en relación con “algo”, a él mis-

mo, a su entorno material, a su historia o a los demás. En segundo

lugar, esas relaciones que establece, particularmente con los demás

no existen per se, sino que son mediadas, significadas por un objeto
que puede ser real o imaginario, material o simbólico. El objeto le

da sentido, razón de ser a la relación. Sin objeto no hay relación y

por ello la psicología social se interesa en conocer tanto la naturaleza

como las características del objeto de la relación, dado que este no es

ni neutro ni unívoco, tiene un sentido y una finalidad. Así pues, ya no

se trata del individuo, ni de la sociedad como objetos de análisis de

disciplinas (psicología vs. sociología, por ejemplo), sino de la relación

que establecen estas dos dimensiones mayores. Serge Moscovici, psi-

cólogo social francés de origen rumano e incitador de esta perspecti-

va, propone un esquema de relación con tres componentes para tratar

de romper con la clásica lógica binaria en que solo existe una relación

de tipo sujeto-objeto: el ego o sujeto individual, el alter o sujeto social

(que puede ser solamente alter u otro diferente, o alter ego u otro

similar) y un objeto de relación (figura 1).

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