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Introducción.

El hombre es un ser social y por lo tanto se desenvuelve a través la convivencia


social, el Derecho ha sido una formación elaborada y desarrollada a partir de las
influencias, ideas y teorías de distintos pensadores que vieron como estas
relaciones por la complejidad del hombre, debido a su espiritualidad, emotividad,
racionalidad, conciencia, instintos y sociabilidad, se vio afectada por situaciones
de desencuentros, por la interacción de manifestaciones y voluntades contrarias.

El Derecho se hace presente con la finalidad de regular las relaciones sociales de


diferente índole; entendiendo que el Derecho es la expresión de un orden social
determinado, el cual se legitima a través de un orden jurídico; en consecuencia,
desde el mismo momento en que existe la sociedad también se establece la ley, el
orden jurídico, que le permite sostenerse a lo largo del tiempo.

En el siguiente ensayo se analizarán algunas teorías que ayudaron a forjar el


concepto de Derecho y su relación con las acciones sociales.

Teorías sociológicas.

Sociología interpretativa

Max Weber (1864-1920). Propuso una sociología que se esforzara por interpretar


y estudiar al individuo como un ser racional que no sólo despliega conductas
dentro de su comunidad, sino verdaderas acciones sociales.

La acción social implica que los individuos toman decisiones de acuerdo a medios


y fines, bajo una pauta de racionalidad, Practica (intereses propios), Teórica
(conceptualizar la realidad para entenderla), Sustentativa (decidir a base de
valores), Forma-legal (decide conforme a reglas generalizadas); consideraba a
la acción social como el objeto de estudio principal de la sociología y es capaz
de afectar a las estructuras.
No manejaba casi el concepto de individuo, pero sus proposiciones teóricas
sirvieron de impulso para subsecuentes teorizaciones individualistas para las
cuales el concepto de acción social, y de tipos ideales, sirvió de base conceptual.

La sociología Fenomenológica

Alfred Schutz (1899-1959). Publicó en 1932, su obra La fenomenología del mundo


social; su propuesta está basada en la filosofía de Husserl y en el método de
comprensión de Weber.
El enfoque de Schutz se encuentra en el individuo, estudiado desde su entorno,
desde su cotidianidad, las actividades mundanas y comunes que realizan los
humanos dentro de su sociedad; maneja el concepto de la intersubjetividad, la
cual se da en la vida cotidiana, cuando el individuo inmerso en su sociedad
interactúa con otros individuos y realiza acciones cotidianas.

Para Schutz, las personas utilizan técnicas para controlar aspectos de su


experiencia: recetas y tipificaciones. Éstas son pautas para la acción social, que
se crearon a partir de experiencias anteriores, tanto del individuo como de sus
antecesores; analiza las relaciones intersubjetivas a partir de las redes de
interacción social proponiendo una interrelación cara a cara con otro individuo
dejando de ser uno y siendo uno con el otro. Schutz plantea un enfoque basado
en la interacción, definida a partir de las relaciones intersubjetivas desde un aquí y
un ahora determinado; en su propuesta, destaca el reconocimiento de las
relaciones sociales donde se interactúa de forma intersubjetiva. Esta concepción
la fundamenta como una interacción basada en tiempo y espacio.

Peter Berger (1929-2017) y Thomas Luckmann (1927-2016), sus estudios se


basan en la idea de que las personas son productos de una sociedad creada por
ellos mismos y, por tanto, se enfocan en conocer la forma en que se producen, día
a día, los componentes de esa sociedad en la que todos estamos implicados. Para
Berger y Luckman los roles son tipificaciones de lo que se espera de un individuo
ante determinadas circunstancias sociales. La gran importancia del rol es que
sirve como instrumento, ya que tiene la conciencia individual, para construir y
transformar a la sociedad.
Edmund Husserl (1859-1938) considerado el fundador de la fenomenología,
introdujo este término en su libro Ideas. Introducción general a la fenomenología
pura (1913). Con el tiempo, Husserl comenzó a considerar que sólo las esencias
de ciertas estructuras conscientes constituyen el objeto propio de la
fenomenología. Al analizar los contenidos de la mente, Husserl descubrió una
serie de actos como el recordar, desear y percibir, e incluso el contenido abstracto
de esos actos, a los que llamó 'significados'. Esos significados permitían a un acto
ser dirigido hacia un objeto bajo una apariencia concreta, proceso que denominó
“intencionalidad” y al que consideró como esencia de todo conocimiento. La
fenomenología trascendental, según Husserl, consistía en el estudio de los
componentes básicos de los significados que hacen posible la intencionalidad de
los sujetos. Mediante la intuición de Husserl, se deja a un lado el fenómeno
particular, para obtener la esencia general del objeto que se intenta aprehender.
La intuición es un método de obtención directa del conocimiento, en el que el
individuo busca aprehender la esencia de su objeto mediante un acto.

La “Filosofía de la Intuición”.

Henri Bergson (1859-1941) representante de la “filosofía de la intuición”, para el


existe una actividad intelectual individual que la mente realiza sobre el aspecto
superficial y falso de la realidad estática de los objetos que estudia el científico,
por debajo de ésta, se encuentra la verdadera realidad, que está en constante
cambio y movimiento, sin separaciones e imposible de descomponer. A ésta
verdadera realidad sólo es posible conocer mediante la intuición, que es un
esfuerzo por solidificarla mediante metáforas y sugestiones artísticas o literarias,
nunca mediante definiciones y conceptos estáticos.

La intuición según Bergson guarda en relación a la razón una diferencia no de


grado, sino de naturaleza, la intuición no es una razón depurada, La razón no es
una intuición disminuida. Entre ambas, media una evolución de la conciencia. La
intuición se constituye como una función anímica capaz de instalarse en el
corazón de sus objetos para dar cuenta de su forma peculiar en tanto intensidad y
proceso creativo. Es por ello por lo que Bergson hace de la intuición el método de
la filosofía, pues al dar cuenta del carácter procesual e intensivo en el que se
constituye lo real, le brinda a la razón el contenido de los conceptos y de su
movimiento dialéctico. Es precisamente la diferencia de naturaleza entre la
intuición y la razón el fundamento por el cual la intuición misma, al hacer una toma
de contacto con lo real, le ofrece a la razón justo aquellos contenidos que ella por
sí misma no podría generar, en la medida que se ve limitada por las aporías y el
carácter solipsista característico de su despliegue esquemático.

La Etnometodología

Desarrollada a mediados del siglo XX por Harold Garfinkel (1917-2011). Sus


esfuerzos teóricos se centraron en problemas relacionados con la teoría de la
acción social, la naturaleza de la intersubjetividad y la constitución social del
conocimiento. Trató de desligar la teoría de la acción social de su tradicional
preocupación por los problemas motivacionales y de recentrarla en los modos en
que, conscientes o no, los actores sociales utilizan sus conocimientos para
reconocer, producir y reproducir las acciones sociales y las estructuras sociales.
Este enfoque reaviva el interés por descubrir las formas en que los actores
sociales analizan sus circunstancias y pueden compartir una comprensión
intersubjetiva de ellas.

Se dedicó a analizar el mundo cotidiano y la construcción del conocimiento


colectivo (de la sociedad, su aparato teórico incluye elementos de lingüística y
antropología, tiene vocación empírica, sus estudios se basan en el análisis de
artículos periodísticos, procesos judiciales, conversaciones telefónicas, discursos
políticos o en la observación directa del comportamiento habitual de las personas,
además decide de acuerdo a reglas universalmente aplicadas.

La etnometodología adquiere un plano objetivo a través del estudio de los hechos


sociales, pues está centrada en estudiar la vida cotidiana individual, en conocer
los actos corrientes y las conversaciones de los individuos.
Interaccionismo simbólico.
Los trabajos de la Escuela de Chicago durante los primeros treinta años del siglo
XX son fundamentales para comprender el desarrollo de corrientes como la
sociología urbana, la ecología humana y la sociología de la desviación, entre
otras. Los investigadores de esta escuela se centraron en temas como la pobreza,
la inmigración, la integración social de las minorías étnicas, la desorganización de
las personalidades producto del cambio del entorno, las relaciones entre clases
sociales distintas, la marginación y la desviación social, entre otros. Todos ellos,
temas surgidos del entorno que la ciudad de Chicago vivía en esas décadas.

El interaccionismo simbólico se oponía radicalmente al reduccionismo psicológico


del conductismo y al determinismo estructural de teorías de orientación
macrosociológica tales como el funcionalismo estructural. Se orientó de un modo
distintivo hacia las capacidades mentales de los actores y su relación con la
acción y la interacción. Estas cuestiones se concebían en términos de procesos;
existía escasa propensión a considerar al actor impulsado por estados
psicológicos internos o por fuerzas macroestructurales.

George Herbert Mead fue el pensador más importante de la Escuela de Chicago y


sentó las bases para que sus alumnos desarrollaran lo que eventualmente se
llamaría interaccionismo simbólico.

Mead en su análisis del origen de la comunicación gestual y lingüística humana,


investigó el tipo de situaciones de acción en que una mayor atención a los objetos
del entorno no es suficiente para garantizar una continuación exitosa de la acción.
Mead pensaba en los problemas de la acción interpersonal, en las situaciones
sociales el propio actor es una fuente de estímulos para su compañero, por ello
tiene que poner atención a sus propias formas de actuar, ya que éstas provocan
reacciones en su compañero y por tanto se convierten en condiciones para la
continuación de sus propias acciones. En este tipo de situaciones son necesarias
la conciencia y autoconciencia. En particular, Mead establece las condiciones de
la interacción simbólica y la autorreflexión.

Ante un estímulo, un individuo actúa mediante 4 fases interrelacionadas:


Impulso: ante un estímulo surge la necesidad de responder.

Percepción: el individuo procesa activamente las características del estímulo,


genera imágenes, mentales y produce un objeto.

Manipulación: el individuo delibera, reflexiona y decide una acción respecto al


objeto.

Consumación: el individuo comprende la acción que satisface el impulso original.

Sus trabajos de investigación se distinguieron por su carácter empírico, con interés


en la problemática social urbana y por su concepción de la sociedad como grupos
sociales en interacción.

En el acto social, las personas hacen gestos (reacciones de un organismo frente a


estímulos de otro organismo) que pueden ser:

No significantes, instintivos

Significantes, cuando el individuo reflexiona antes de relacionar.

El símbolo significante es el núcleo de la obra de Mead, son esos símbolos los que
permiten un tipo de interacción única entre los humanos: la interacción simbólica,
la comunicación entre los humanos, que es un proceso social que antecede y
determina a otros factores como la conciencia, la mente y el self que es la
capacidad de considerarse a uno mismo como objeto y sujeto dentro de la
sociedad. Para mead el individuo consciente y pensante es lógicamente imposible
sin un grupo social que le precede.

El interaccionismo simbólico se cristalizó a partir de la influencia de los trabajos


de Mead y de Georg Simmel (1858-1918) en la comunidad académica de
la Escuela de Chicago; en su teoría macrosocial acerca del conflicto, Simmel se
centró fundamentalmente en asuntos micro; En su propuesta de teoría social,
Simmel postuló que “la reflexión sobre relaciones sociales lleva siempre consigo
alguna idea más o menos explícita, más o menos abstracta, de sociedad”, una de
sus grandes aportaciones fue el otorgar una función regulativa a la sociedad
dentro del ámbito de reflexión de la sociología.
El autor propuso dos principios básicos de organización de la sociedad. El
primero, la autonomización, es el principio de evolución social que permite separar
elementos, antes confundidos, de una institución o forma social. El segundo, la
objetivación, se sustenta en la consideración de que la cultura tiende a ser cada
vez más objetiva para el hombre, cada vez menos una parte íntima y subjetiva de
él. Para Simmel, los sujetos están influidos por las estructuras sociales. La cultura
objetiva hace referencia a las manifestaciones que las personas producen,
mientras que la cultura individual o subjetiva se refiere a la capacidad de los
sujetos para producir, incorporar y controlar los elementos de la cultura objetiva.

Simmel consideró otros tipos básicos de interacción social: la subordinación, la


supraordinación, el conflicto y la sociabilidad. Para Simmel, la sociedad es una
realidad dual: por una parte, están los individuos y por otra están los intereses; los
individuos en su existencia inmediatamente perceptible, llevan a cabo los procesos
de asociación, quienes se encuentran unidos por tales procesos dentro de una
unidad mayor, que uno llama “sociedad” y, por otra parte, se encuentran los
intereses que, habitando en los individuos, motivan tal unión: intereses
económicos o ideales, bélicos o eróticos, religiosos o caritativos. Para satisfacer
tales impulsos y para alcanzar tales propósitos, resultan las innumerables formas
de la vida social.

Todo el análisis de las formas de interacción social, para Simmel, implica que los
actores que participan en las interacciones están conscientemente orientados
unos hacia otros. De ahí que todas las formas de interacción (intercambio,
subordinación, etc.) necesiten tener a sujetos complementarios ocupando
posiciones contrapuestas en la situación de interacción para poder existir como
tales.

En 1937, Herbert Blumer creó el concepto de interaccionismo simbólico y lo


desarrolló con el objetivo de subrayar los procesos por los que los individuos
asignan significado a las fuerzas externas y a sus propias conductas.

Blumer creía que el interaccionismo simbólico se oponía a dos ideas. Primero,


contra el conductismo reduccionista que preocupaba a Mead. En segundo lugar,
estaba la grave amenaza de las teorías sociologistas macro, en especial del
funcionalismo estructural. Para Blumer, el conductismo y el funcionalismo
estructural tendían a centrarse en los factores (tales como los estímulos externos y
las normas) que determinaban la conducta humana.

Blumer también se oponía a las teorías sociologistas (en especial al funcionalismo


estructural) que consideran que la conducta individual está determinada por macro
fuerzas exteriores. Blumer incluyó en esta categoría teorías que se centraban en
factores culturales y socio-estructurales (el sistema social", "la estructura social",
"la cultura", "la posición de estatus", "el rol social", "la costumbre", "la institución",
"la representación colectiva", "la situación social", "la norma social", y "los
valores").
En el centro de esta teoría se encuentra el concepto de símbolo, un objeto social
usado para representar cualquier cosa que las personas acuerden representar.
Para los interaccionistas simbólicos, el lenguaje es un sistema de símbolos: las
palabras son los símbolos más elementales.

La capacidad de pensamiento (un lenguaje con uno mismo) se moldea por la


interacción social; solo al interactuar con otros humanos, los individuos aprenden
los significados y símbolos necesarios para pensar, los significados y símbolos
pueden ser modificados por los humanos durante su acción e interacción sociales,
la modificación de símbolos y significados se debe a la capacidad para interactuar
consigo mismo, las pautas-regularidades de acción e interacción constituyen los
grupos y las sociedades.

La acción dramatúrgica

Erving Goffman (1922-1982) estuvo vinculado con la Escuela de Chicago y


desarrolló una variante del interaccionismo simbólico, el análisis dramatúrgico.
Como interaccionista simbólico, Goffman se enfoca en los individuos, su acción e
interacción, pero también considera que los procesos sociales cotidianos, en
reducida a escala, se asemejan mucho a las actuaciones teatrales.

La concepción de Goffman del self se deriva de su enfoque dramatúrgico.


No creía que el self fuera una posesión del actor; lo consideraba como el producto
de la interacción dramática entre el actor y la audiencia. Dado que el self
constituye un producto de la interacción dramática, es vulnerable a su destrucción
durante la representación. La dramaturgia de Goffman se interesa por los
procesos que evitan o resisten estas destrucciones; Goffman suponía que cuando
los individuos interactúan desean presentar una determinada concepción del self
que sea aceptada por los demás; Goffman, en su obra “Creación de la
personalidad”, sostenía que antes de interactuar en el plano social, los individuos
se preocupan por su apariencia externa; afirma que gran parte de nuestra
conducta depende de los escenarios interpersonales, del rol que queremos que
perciban de nosotros los interlocutores; una vez terminada la interacción, los
individuos se retiran del plano social y se aíslan en preparación de su próxima
interacción. Para explicar eso, construyó una analogía entre la interacción social y
el escenario, conceptualizando una región anterior equivalente al escenario y una
región posterior equivalente a los bastidores de un teatro.

Para Goffman el enfoque sobre los individuos obscurece importantes hechos


acerca de la interacción. Su unidad básica de análisis era, pues, no el individuo,
sino el equipo. Un equipo es un conjunto de individuos que cooperan en la
representación de una rutina. Así el análisis anterior sobre la relación entre el actor
y la audiencia es, en realidad, un estudio sobre el equipo. Cada miembro ha de
confiar en los demás, porque todos pueden destruir la representación y todos son
conscientes de que participan en un acto. Goffman concluía que un equipo es una
suerte de «sociedad secreta».

Aunque el trabajo de Goffman no desató desarrollos posteriores más elaborados


sobre su teoría, su enfoque metafórico basado en la dramaturgia se ha utilizado en
otros trabajos sociológicos sobre las celebraciones masivas durante los partidos
de fútbol o los juegos bélicos.

Como se ha podido observar, el Interaccionismo Simbólico es una corriente que


retoma elementos de corte psicosocial, por un lado, y consideraciones más
sociológicas, que pueden inscribirse en las reflexiones de la Sociología
Fenomenológica. El modelo dramatúrgico es una herencia básica que esta
corriente de pensamiento ha dejado para los posteriores análisis y acercamientos
a la interacción social, y por ende a la comunicación, como base de la
construcción de la sociedad.

La acción social en la vida cotidiana. (Al quererse impartir una catedra de Derecho
dentro de una escuela es importante notar los aspectos vistos anteriormente).

El ponente debe de tener un estudio antes de realizar sus cátedras, sobre el tipo
de sociedad estudiantil al que se le impartirán las clases, para que así logre el
mayor aprovechamiento educativo, porque como se vio en la unidad, hay
influencias externas al individuo, como puede ser el ambiente y la interacción con
otros que aportan nuevas formas de pensamiento (religioso, cultural, político, etc.),
debe analizar los motivos de su comportamiento para llegar a una conclusión de
que si es positivo o negativo la forma de relacionarse y así podría saber la forma
de impartir su catedra, por ejemplo es conocido que dentro de grupos sociales
siempre existen personas que sobresalen por su liderazgo y forma de cambiar el
comportamiento de los demás, para obtener beneficios propios, el Derecho se
vería reflejado en las normas y reglas de convivencia establecidas por el ponente,
y al no respetar alguna de estas se vería reflejado en alguna sanción; también
tendría que contar la opinión de los alumnos para el establecimiento de estas
normas porque de no satisfacer las necesidades de ellos podrían ocasionar
conflictos, al igual que las leyes en la sociedad, porque es visto que si las leyes no
satisfacen las necesidades del pueblo se crean revueltas con el fin de modificarlas
o al grado de quitarlas para la implementación de otras que si cumplan con sus
necesidades.

Podemos llegar a nuevas interpretaciones del derecho a partir de las teorías


revisadas.
Las teorías revisadas nos dan la pauta, de que el Derecho no puede permanecer
estático y definido por un solo concepto, ya que como vimos las sociedades
influyen en la concepción de este y cada vez deben de modificarse o crearse
nuevas leyes para satisfacer las necesidades de la sociedad, dichas teorías parten
del estudio y análisis de los individuos en su forma particular o grupal y si no
sabemos por qué actúan de cierta manera estos grupos el Derecho no seria
eficaz.

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