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Los comienzos de la Psicología

Una de las ciencias que fue diferenciándose de la Filosofía, es la


Psicología, que alcanza su autonomía a fines del siglo XIX. Durante esta
evolución acaecieron crisis y rupturas, avances y retrocesos, todo lo cual
posibilitó debates, estudios y reflexiones.

En este proceso, existió cierto consenso acerca del objeto de


conocimiento de la Psicología: el hombre. Pero este objeto de estudio,
genera, indudablemente, diferentes miradas, concepciones, según las épocas y
los contextos socioculturales.

Algunas de esas concepciones o perspectivas pusieron el acento en lo


individual, otras en lo social; otras, se debatieron entre lo interno y lo externo o
entre lo subjetivo y lo objetivo. Algunas de ellas caracterizaron los debates de la
Psicología e influyeron en las teorías pedagógicas y en el trabajo docente.

La Psicología se estructura tardíamente como saber científico,


aunque destacados filósofos griegos de la antigüedad como Sócrates
(470 a.c.-399 a.c.) y Platón (427 a.c.–347 a.c.) ya se habían interesado por la vida
anímica del ser humano. También Aristóteles inaugura la Psicología como
ciencia filosófica. Su obra Sobre el alma es un valioso estudio científico-
natural de los fenómenos biopsíquicos. Es considerado como el primer libro de
Psicología, aunque no fuera escrito a partir de experiencias directas y
experimentación.

Este origen filosófico influyó significativamente en las dificultades


que históricamente se le presentaron a la Psicología para precisar su objeto
de estudio y para definir los métodos. Así, la Psicología fue el estudio del alma,
de la psique o de la conciencia “olvidando que éstas son entidades abstractas
con las cuales se reemplazan los fenómenos concretos” (Bleger, José,
1986). “… No hay tal cosa como alma, psique, mente o conciencia; hay sí,

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PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN ¿QUÉ RELACIÓN EXISTE ENTRE ELLAS?

fenómenos psicológicos o mentales… nos parece importante partir


de la afirmación de que la Psicología estudia, o debe estudiar, seres
humanos reales y concretos”5.

Muchas son las ciencias que toman al hombre como objeto


de conocimiento al igual que la Psicología, pero es necesario
delimitarlo y precisar su enfoque.

Existen, actualmente acuerdos en considerar que la Psicología


es la ciencia que estudia la conducta y los fenómenos internos que
constituyen la experiencia humana. Se reconoce la importancia de los
factores mentales (pensamientos, intenciones, deseos) para estudiar
los fenómenos observables, externos. Integra lo interno/mente con
lo externo/conducta relacionando lo objetivo y lo subjetivo. Estas
consideraciones nos permiten decir que:

La Psicología es la ciencia que se ocupa de estudiar todo


lo que hacen, sienten y piensan los seres humanos de
acuerdo a su modo de ser, las circunstancias que viven y
en su relación con los demás.

En este juego de antinomias, de contradicciones, nos


interesa centrarnos en las diversas concepciones de hombre que
caracterizaron los análisis al interior de la Psicología, desde sus
orígenes hasta la actualidad.

Bleger (1986) es uno de los autores que mejor expone


las concepciones de hombre que influyeron en el desarrollo y
conformación de la Psicología como ciencia.6 Podemos advertir,
asimismo, que muchas de esas concepciones se proyectaron a la
Educación impactando de distintos modos e intensidad en la práctica
pedagógica.

El autor de referencia identifica algunos modos diferentes de


considerar al hombre. Ellos son: el mito del hombre natural, el hombre
aislado, el hombre abstracto, la concepción dicotómica individuo-
sociedad, y por ultimo, otra dicotomía, lo innato-adquirido.

5 Bleger, José (1986). Psicología de la conducta. Ed. Paidós. Bs. As.


6 Ob.Cit.

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Comencemos a identificar estas concepciones con el primero


de ellos: el mito del hombre natural. Este mito sostiene que el
hombre es bueno por naturaleza y la sociedad es quien lo corrompe.
En evidente oposición a lo que el hombre puede adquirir en su vida
social, promueve un retorno a lo natural, apartando al hombre
de todo aquello que puede aprender en la cultura. Considera a la
naturaleza humana como algo fijo e inmutable, a la cultura, como
algo superficial y antinatural que distorsiona la naturaleza humana.
El autor más representativo de esta concepción es Rousseau para
quien las artes y la ciencia provocaban el deterioro del hombre.
Según Bleger, esta concepción sólo posee un valor histórico
referencial, aunque aún es posible encontrar estas ideas en algunas
teorías psicológicas actuales.

El hombre aislado, supone que el hombre es esencialmente


un ser alejado del medio, es un ser no social, que se esfuerza por
no establecer relaciones con otros hombres. Por cierto que esta
concepción, en la actualidad, no tiene validez. Hoy consideramos
que la construcción de la identidad del hombre es una construcción
cultural, social e histórica.

Una tercera concepción refiere al hombre abstracto. Esta idea


consistente con las anteriores, considera al hombre alejado de su
contexto social e histórico, dejando de lado toda influencia cultural
externa. Bleger esclarece la idea: “En esta última (la Psicología
tradicional) se estudia al hombre en general, la percepción y la
memoria, por ejemplo, como entidades en sí, y no a este hombre
que percibe o que recuerda, a esto que es percibido y recordado,
en esta estructura social y económica, en este momento y en esta
situación”. Advertimos cómo el autor nos invita a superar posiciones
reduccionistas y limitadas para considerar la interdependencia de
situaciones y fenómenos que afectan la vida del hombre.

Dos concepciones antinómicas nos proveen de más


concepciones de hombre. La primera, individuo-sociedad, supone
que, para que el hombre alcance las ventajas de la vida en sociedad,
debe sacrificar las tendencias personales que sean incompatibles con
la vida y la organización social. Presenta un dualismo difícil de
sostener por cuanto sólo podemos comprender al hombre en relación
con la sociedad. El hombre es un ser que, con su naturaleza, vive y

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se desarrolla en relación con los semejantes y en una determinada


realidad social. Esta concepción se relaciona con la idea del hombre
aislado y es contradictoria con la idea del hombre natural. La segunda
antinomia refiere a lo innato-adquirido. Esta concepción que ha
impregnado los debates al interior de la Psicología, aún persiste. La
importancia de esta idea radica en que se asienta en un dualismo
que desconoce la dialéctica entre lo dado y lo adquirido.

Como superación de estas antinomias y contradicciones,


concebimos al hombre como un ser que vive y se desarrolla en un
medio social, cultural, histórico que lo instituye como humano. Es
un ser que conoce, tiene experiencias y organiza su vida interior
junto con los demás individuos en una cultura determinada que él
mismo ha creado. El hombre es un ser que tiene la capacidad de
pensarse a sí mismo; que piensa y crea el lenguaje, que produce y
utiliza instrumentos, herramientas que modifican su ambiente. Es
quien construye ciencia y tecnología, y que, a su vez, es modificado
por su misma obra.

Hasta aquí dos aspectos que caracterizaron la Psicología en su


desarrollo como ciencia: uno, referido al largo proceso de definición
de su objeto de estudio, desde el alma hasta la conducta del hombre
en situación y, otro, el debate instalado sobre las concepciones del
hombre, las contradicciones y antinomias.

Continuemos con otra dicotomía que caracteriza a los


estudios psicológicos. Es la relación entre lo objetivo y lo subjetivo,
entre la pretendida objetividad de la ciencia y la siempre presente
subjetividad del hombre que investiga y que es investigado.

El Diccionario de Psicología7 define lo objetivo como


“adjetivo que se refiere a aquello en que todos pueden participar
de alguna manera. En Psicología se refiere a los datos que en
determinadas condiciones están a disposición de todos los
investigadores o que son accesibles a instrumentos físicos de
medida”. Lo subjetivo se define como “todo aquello que es
únicamente percibido por el sujeto o pensado por él
exclusivamente”.

7 Merani Alberto (1979). Diccionario de Psicología. Ed. Grijalbo. México.

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Algunas ciencias pretenden ser objetivas porque estudian


hechos u objetos reales. La oposición subjetivo-objetivo conduce a
desconciertos y complicaciones. Algunas ciencias como las naturales,
por ejemplo, parecen tener un conocimiento objetivo, mientras que
el conocimiento de las ciencias del hombre como la Psicología
presentaría características subjetivas. Esto no es así, ya que en el
acto mismo de conocer, aun los fenómenos naturales, están presentes
aspectos objetivos y también subjetivos. Es el hombre, con su historia,
con sus conocimientos, sus representaciones, quien piensa y conoce
la realidad, si existiera algo objetivo fuera del hombre, es él quien le
otorgaría un valor y una significación. Es un error suponer que sólo
lo objetivo es real porque es observable, concreto y visible, mientras
que lo subjetivo es lo personal y privativo del sujeto. Por lo tanto,
los fenómenos psicológicos deben ser estudiados considerando
tanto lo objetivo como lo subjetivo, ambos están siempre presentes,
tienen existencia y son reales. Pero ¿cuándo algo es real? En el
diccionario se define lo real “como una función del yo…… es una
operación psicológica por medio de la cual se elabora el sentimiento
de realidad de los objetos del mundo exterior...”. Son tan reales los
hechos objetivos como los fenómenos subjetivos y ambos pueden
ser abordados con rigor científico. La distinción entre objetivo/
subjetivo corresponde a cualidades de los objetos que se estudian y
también a la acción de conocer realizada por el hombre.

Podemos ahondar en las cualidades del objeto que se


investiga en el campo psicológico, diferenciando aquellos objetos
que se ofrecen directamente a la observación y que son material
de experimentación, de aquellos otros que son captados de forma
indirecta por indicios, suposiciones y deducciones. Los primeros
son los objetos empíricos y los segundos, los teóricos. En Psicología
los objetos empíricos refieren a lo que hacen o dicen los sujetos,
y los objetos teóricos, son las motivaciones, las formaciones
del inconsciente o el superyo, por ejemplo, las que también se
manifiestan en diversas conductas. Es fundamental resaltar que
cuando el hombre investiga, siempre lo concreta desde una posición
ideológica, política e intelectual. Lo hace desde lo que sabe y desde
lo que no sabe y supone; se ponen en juego sus creencias y la propia
comprensión de la realidad, siempre influida por la época y por
los conocimientos culturales. Todos ellos, aspectos subjetivos en
permanente interacción con los objetivos. José Bleger (1986) dice
que “conocemos la realidad sólo en relación con el hombre y como el hombre es devenir
histórico, también el conocimiento y la realidad son un devenir, también la objetividad es un
devenir”.

A lo largo de la historia de la Psicología, sus planteamientos han estado


condicionados por tendencias de pensamiento de cada momento histórico y
lugar. Ya hemos expresado algunas de las contradicciones y dicotomías que
impregnaron el desarrollo del conocimiento psicológico. Consecuencia de
esto son las diversas teorías, que elaboradas por los científicos, son
diferentes formas y enfoques de una realidad que se presenta como una
totalidad integrada. Sin embargo es interesante considerar la especial
complejidad del objeto de estudio de la Psicología (tema ya abordado), y tener en
cuenta la coincidencia entre el objeto con quien lo estudia. Es decir es el
hombre que estudia al hombre. Es el hombre investigador que se estudia a sí
mismo. Además para su abordaje, el científico puede utilizar como instrumento
su propia personalidad. Aspectos particulares de esta rama del saber que es la
Psicología. Tomar conciencia de estas problemáticas permite suponer que en las
crisis y conflictos de la Psicología reside su verdadera fortaleza.

Continuemos conociendo algo más de algunas teorías psicológicas cuyo


florecimiento y declive marcaron la historia misma de la Psicología como
ciencia.

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