Está en la página 1de 3

Historia,Profesor: Villaverde Gastón

La década Infame en Argentina (1930-1943)


El primer Golpe de Estado del siglo XX
El día anterior a las elecciones para renovación de las Cámaras, el general José Félix Uriburu destituyó un Golpe
Militar al Gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen. Muchos conocían noticias sobre el Golpe que se estaba
gestando, y algunos se lo informaron al viejo Presidente, quien desestimó las versiones sin darles importancia. Su
Gobierno era popular, y se suponía que en las elecciones se modificaría la composición de las Cámaras. Con una
mayoría radical, sería posible finalmente sancionar la Ley de Nacionalización del Petróleo propuesta por Yrigoyen –
demorada por no tener quórum propio en el Senado– con esta medida, sólo el Estado Nacional tendría la facultad de
explorar y explotar la riqueza petrolera. El Golpe de Estado lo impidió, y muchos de los dirigentes golpistas estaban
vinculados con empresas petroleras extranjeras. La prensa opositora contribuyó a la campaña antiyrigoyenista, llenó a
Yrigoyen de acusaciones falsas (como el supuesto saqueo del Banco Nación, derroche en la administración del Estado
y malversación de fondos). Existía, sí, una inoperancia en el Congreso –donde se demoraron meses para aprobar los
pliegos de los nuevos Diputados– que desprestigió al Gobierno. Los trabajadores respondieron con indiferencia al
Golpe de Estado, mientras tomaban el poder colaboradores vinculados con la oligarquía, con intereses terratenientes y
empresas capitalistas europeas y estadounidenses.
¿Qué significa «conservador»?
Es un término que tiene que ver con «conservar», es decir, mantener algo tal cual es, sin cambios. De acuerdo al
Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas: «no es una ideología que contenga conceptos claros y absolutos, sino que
se define por la negativa al cambio en lo económico y social [...] Por extensión, se utiliza el término para definir todo
sistema político o forma de pensamiento tendiente a mantener el orden establecido. Por ello el conservadurismo es
vinculado a los sectores dominantes o privilegiados, aunque no es patrimonio exclusivo de estos, ya que las clases
medias y bajas, en ciertas situaciones de temor a la pérdida del orden o la estabilidad, suelen adherir a tendencias
conservadoras.» En el siglo XIX, los conservadores estaban opuestos a los liberales, porque estos últimos buscaban –
por ejemplo– la independencia de América y la ruptura de la dependencia con España. En la medida en que el
liberalismo fue perdiendo sus características revolucionarias, la oposición entre ambas tendencias fue dejando de
existir, excepto en algunos aspectos muy tradicionales, tales como la defensa del catolicismo como religión del Estado
por parte de los conservadores.

Diferentes denominaciones para este período


Algunos autores consideran que en este siglo el conservadurismo no tiene las mismas características que en el siglo
XIX, y cuando aplican este término a la época posterior a 1930 le agregan el prefijo «neo», es decir, hablan del
«neoconservadurismo». Otros autores toman el concepto tal como está mencionado en la definición dada
anteriormente, por lo que designan a este período como «La restauración conservadora» (restaurar significa volver a
poner una cosa en la forma en que estaba antes) o «La restauración oligárquica » (oligarquía es una forma de gobierno
en la que el poder está en manos de un reducido grupo de personas que pertenecen a una misma clase social, en
general, con mayor poder económico). Juan Carlos Torre fue quien bautizó a este período entre el 6 de septiembre de
1930 y el 4 de junio de 1943 como «La década infame». No es una denominación muy precisa cronológicamente,
porque no se trata de una década sino de casi trece años. Pero perduró por la connotación de «infame» (infame: sin
honra ni estimación; muy malo en su especie) de gran parte de las acciones de gobierno llevadas a cabo en este lapso.
Generalmente se afirma que en este período comenzó la era de los golpes militares en la vida constitucional argentina.
En realidad, tampoco es tan así: el primer Presidente de facto fue Bartolomé Mitre, que se hizo cargo del Poder
Ejecutivo Nacional tras derribar al presidente Derqui con la Batalla de Pavón en 1861. Luego Mitre fue electo en
1862, pero en otras presidencias, en las que el Gobierno no tomó el rumbo que él quería, participó en motines
militares; en 1874, 1880, 1890. Sin embargo, la diferencia entre estos golpes fallidos y el de 1930 es abismal: los
primeros eran entre los miembros de una misma clase gobernante, con distintos intereses. El Golpe de Estado contra
Yrigoyen, en cambio, se generó para que volviera esa antigua clase de «notables» al poder, después de catorce años de
elecciones limpias, con el voto secreto, universal y obligatorio gracias al cual las capas medias habían ingresado al
Gobierno. Es por eso, por lo que se denomina a este período también con los nombres «la restauración oligárquica» o
«la restauración conservadora». Militar, por Langer

Algunos análisis sobre este Golpe de Estado

Matías Sánchez Sorondo: La revolución de 1930 (1957)


«Nuestro país, de origen semifeudal, pastoril y comercial, reclutó entre los señores de la tierra y los poseedores de
bienes su clase dirigente. [...] A partir de la Organización, la era del ‘caudillo’ en su noble acepción de conductor, se
prolongó en la era de los ‘notables’. En 1916, todo cambió. Por primera vez la aritmética electoral, maniobrada por un
nuevo sentido colectivo se impuso, secamente, sobre los valores consagrados por un largo examen de capacidad ante
la opinión. El imperio de la mitad más uno [...] extrajo de la oscuridad o del misterio en que vivían a los nuevos
rectores de la Nación. Con la irrupción de las masas, la política comienza a hacerse de abajo para arriba. La
Revolución de Septiembre (de 1930) barrió hasta hoy (1957) de la conducción, al partido que estaba en el poder y
repuso en él a hombres que por su idiosincrasia encarnaban al ‘régimen’ quebrado por el radicalismo. [...] Groussac
distingue entre los ‘gobiernos de opinión’ y los ‘gobiernos electorales’. Los primeros tienen, por la calidad de sus
integrantes y el nivel de su gestión, lo que se llama ‘prestigio’. Los segundos se cotizan en virtud de otros méritos y
según distintos valores, con los que intentan y, a veces logran, obtener la adhesión de la mayoría. Pero el paso de la
República Ilustrada hacia la efectiva democracia política fue impulsada por la demagogia. La transición resultó ser tan
brusca que se produjo aquí un paradójico desencuentro entre la opinión pública y el sufragio universal». (Matías
Sánchez Sorondo fue Ministro de Uriburu en su primer año de gobierno, y antes había sido abogado a sueldo de la
compañía petrolera Standard Oil).
Juan D. Perón: Lo que yo vi de la preparación y realización de la revolución del
6 de septiembre de 1930 (enero de 1931)
«...el General (Uriburu) habló sobre las cuestiones concernientes a un movimiento armado que debía prepararse
juiciosamente y producirlo cuando se contara con el 80% de los Oficiales como mínimo. –Todos aceptamos.– Luego
se refirió al carácter del movimiento afirmando que sería netamente militar y desvinculado en absoluto de los
políticos; dijo que habiendo sido él revolucionario en el 90, algo había sacado de enseñanza y que no se expondría y
haría exponer a nadie para luego entregar el poder a los civiles. Afirmó asimismo, que el movimiento no se dirigía
solamente contra los hombres que hoy usufructuaban las funciones directivas, sino también contra el régimen de
gobierno y las leyes electorales que permitían llegar a tal estado de cosas y mantener el Gobierno en condiciones tan
anormales. Que era necesario, en primer término, una modificación de la Constitución Nacional, a fin de que
gobiernos como el de entonces no volvieran a presentarse; que quería que los resultados de la revolución fueran
trascendentales. [...] En el Congreso se estaba preparando para repeler la pequeña columna que conducía el General
Uriburu, y con grandes probabilidades de éxito. Sólo un milagro pudo salvar la revolución. Ese milagro lo realizó el
pueblo de Buenos Aires, que en forma de una avalancha humana se desbordó en las calles, al grito de ‘viva la
revolución’, que tomó la Casa de Gobierno, que decidió a las tropas en favor del movimiento y cooperó en todas
formas a decidir una victoria que de otro modo hubiese sido demasiado costosa sino imposible».
Miguel Ángel Scenna: Las contradicciones de Uriburu (en Los militares)
«Que el general Uriburu tenía ideas muy confusas en política lo demostró al elegir gabinete, puramente civil. El jefe
revolucionario que llegaba con intenciones de reformar a fondo las instituciones políticas, seleccionó un Ministerio que constituía
una verdadera restauración conservadora. Viejos apellidos de resonancia anterior a 1916 reaparecieron en un primer plano.
Representantes de los intereses más tradicionales volvieron a estar en el candelero, y de este modo un Presidente que se decía
nacionalista se rodeó de las mentalidades más coriáceas para llevar a cabo ninguna reforma. El general Uriburu, con la más
candorosa ingenuidad, comenzó por atarse las manos y cerrarse los caminos».
Rodolfo Puiggrós: Quiénes apoyaron al golpe de 1930(en Historia crítica de los partidos políticos)
«Todos los partidos pusieron el hombro a la conspiración del liberalismo: unos participando o ayudando a la preparación del
Golpe Militar (conservadores, antipersonalistas, socialistas independientes) y otros haciendo a Yrigoyen blanco preferido de sus
ataques (partidos Socialista y Comunista) [...] Hasta Marcelo T. de Alvear que declaraba en París: ‘Yrigoyen ha jugado con el
país. Socavó su propia estatua y deshizo al Partido Radical, lo que explica que los enemigos más encarnizados del jefe inepto,
sean los verdaderos radicales’. Admitamos, sin hacer hincapié en las grandes exageraciones echadas a rodar por la gente
interesada en desprestigiar la ‘causa’ yrigoyenista, que reinaba el caos administrativo, la paralización de los tres poderes, el
peculado, el negociado y la malversación de fondos. Admitamos que el país iba a la deriva, prescindiendo también de que la crisis
mundial, la sequía y la disminución del comercio exterior no se podían achacar a Yrigoyen. Lo imperdonable de la situación
política argentina de 1930 es que no se hiciera oír una sola voz para denunciar que el desbarranco de Yrigoyen, por las razones
enunciadas, traía la derrota de la causa del pueblo, por la cual Yrigoyen había luchado muchos años. Lo imperdonable es que la
incapacidad del yrigoyenismo para superarse y hacer entrar al país en una etapa más elevada de nacionalismo popular no
encontrara su remedio en la visión política y en la perspectiva histórica de los partidos que se denominaban de la clase obrera. La
conspiración del liberalismo envolvió a todos los partidos, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda».

1. ¿De qué manera se llevó a cabo el golpe a Yrigoyen y de que lo acusaban?


2. Define el concepto conservador con tus palabras
3. Explica a qué se denominó década infame
4. Desarrolle los dos gobiernos que menciona el ministro de Uriburu
5. ¿Perón estaba a favor o en contra del golpe? justifique la respuesta

También podría gustarte