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INTRODUCCIÓN
El tema principal de nuestra exposición son las dictaduras en América Latina que estuvieron fuertemente
implicados en la economía internacional a lo largo del siglo XX. A partir del final de la Segunda Guerra Mundial,
la política de América Latina estuvo condicionada por la confrontación entre bloque capitalista y comunista,
del denominado periodo de la Guerra Fría. Todos los movimientos sociales del continente americano se vieron
afectados por esa lucha ideológica y de poder. La producción de materias primas para la exportación a cambio
de manufacturas importadas caracterizó a las primeras décadas del siglo.
La palabra dictadura proviene del latín en el que dictare alude a “dictar” y el sufijo ura alude a “actividad”.
Significa “persona que da órdenes” o que dicta, de allí que se denomine a la máxima autoridad de un gobierno
de facto como dictador. Una dictadura es una forma de gobierno en la que un solo individuo, o un grupo
pequeño de ellos, sostiene el poder absoluto sobre el Estado de manera indefinida y sin limitaciones
constitucionales reales. La dictadura se configura, como el ejercicio de un poder estatal no constreñido por las
limitaciones legales para lograr la superación de un estado concreto de anormalidad, particularmente la guerra
y la sublevación interna. Un segundo rasgo radica en el carácter extraordinario de la dictadura, pues su misión
es precisamente restablecer la normalidad. Una tercera característica ineludible es la suspensión de
determinadas limitaciones jurídicas.
Los humanistas del Renacimiento entendieron la dictadura como un concepto propio de la historia romana,
tratada por los autores clásicos como un tema de la Antigüedad. Esto quiere decir que las primeras
interpretaciones sobre la dictadura no pretendían articular una teoría jurídica-estatal general, sino inquirir y
describir una institución históricamente circunscrita.
El dictador es una figura constitucionalmente prevista, es decir, en concordancia con los usos políticos
consolidados, pero a la vez se sustrae a los principios que delimitan a las otras magistraturas. No está sometido
al veto de ningún magistrado. Las facultades de la dictadura romana se apoyan exclusivamente en la
consecución de su cometido.
El dictador concentraba los poderes en su figura sin colegialidad y disponía de cuantas facultades fueran
precisas para proteger a la República de la situación de peligro. “Dicho en pocas palabras, el dictador poseía
todos los poderes que fueran necesarios para superar el peligro que había llevado a su designación, incluidos
el poder sobre la vida y la muerte de las personas, y no se encontraba sujeto a las limitaciones que pesaban
sobre las magistraturas ordinarias del Estado”
Una forma constitucional elemental a la que la dictadura estaba sujeta era la estricta separación entre aquellos
que declaran la emergencia y aquellos que ejercen los poderes dictatoriales. Asimismo, otra característica tan
crucial como la anterior es la limitación temporal del cumplimiento del cometido dictatorial. El límite lo
constituía un plazo improrrogable de seis meses. El tiempo se podía reducir si se solventaba con éxito la
situación que justificaba la dictadura.
DICTADURAS EN AMÉRICA LATINA
En Roma no se dieron dos dictaduras iguales, ya que cada circunstancia histórica exigía poderes y líneas de
actuación diferentes. Fue cada dictador quien decidió lo que convenía. No obstante, las características
mencionadas no se transgredieron hasta los dos últimos dictadores: Lucio Cornelio Sila y Cayo Julio César.
En conclusión, cabe señalar que la dictadura romana no agota todo el sentido del concepto de dictadura. Es
necesaria la elaboración de una doctrina sistemática en la teoría del Estado y la Constitución, además de
analizar las distintas nociones y realidades históricas relacionadas con la dictadura y sus conceptos asociados
(los Ensayos sobre la Dictadura de Carl Schmitt son la principal referencia sobre esta materia). No obstante,
todo estudio sobre la dictadura debe partir de la dictadura romana como modelo original.
América Latina ha sido históricamente una región muy castigada por los regímenes dictatoriales. Numerosos
golpes de Estado en prácticamente todos los países de la zona han dado paso a juntas militares o dictadores
que han impuesto su ley a través de la fuerza, perpetuándose décadas en el poder mediante la represión.
Entre los años 1964 casi todos los países de América Latina estaban gobernados por dictaduras.
Durante la segunda mitad del siglo XX, algunos países de la región vivieron largos periodos de regímenes
dictatoriales y la opresión de los autócratas.
Tuvo lugar entre 1976 y 1983, constituye un régimen que ha sido calificado por los historiadores bajo la
categoría de “terrorismo de Estado”, ya que se distingue de los gobiernos castrenses anteriores en el hecho
de que en esta ocasión la represión contra la disidencia política implicó la participación del Estado en la
construcción y adaptación de cientos de campos de detención, cautiverio y exterminio a lo largo del territorio
argentino. La muerte de Juan Domingo Perón en 1974 dejó el terreno abonado para que Argentina perdiera
su curso político y económico. Entre peronistas había fracturas y un segmento de las Fuerzas Armadas
desaprobaba el relevo presidencial de ‘Isabelita’, como se le conocía a María Estela Martínez, la viuda de
Perón. Varias veces la exhortaron a que renunciara, pero ella se atornilló en la legalidad de su mandato como
presidenta de Argentina. Pero El 24 de marzo de 1976, un grupo de militares dio un golpe de estado,
derrocando al gobierno democráticamente elegido de Isabel Perón. La Junta Militar, encabezada por el general
Jorge Rafael Videla, tomó el control del país.
Esta dictadura se caracterizó por la represión brutal de cualquier forma de oposición política, real o percibida.
El problema real vino más adelante.
Para la Junta Militar era pertinente eliminar a todos aquellos individuos y colectivos que fueran traidores al
régimen. No necesariamente tenían que ser guerrilleros marxistas leninistas. Cualquiera de izquierda, con un
pensamiento político comunista, era perseguido. Así murieron sindicalistas, políticos, artistas, intelectuales,
poetas, entre muchos.
Incluso murieron personas que nada tenían que ver con una corriente política de izquierda o de derecha. La
censura de medios de comunicación fue común y se limitaron severamente las libertades civiles y políticas.
Durante los años de la dictadura, se estima que alrededor de 30,000 personas fueron víctimas de
desapariciones forzadas, torturas y asesinatos.
La economía argentina sufrió profundamente durante este período, y la deuda externa aumentó
significativamente.
La sociedad argentina quedó dividida y traumatizada por la violencia y la represión.
Transición a la Democracia:
DICTADURAS EN AMÉRICA LATINA
Esta dictadura llegó a su fin en 1983, cuando se llevaron a cabo elecciones democráticas y Raúl Alfonsín
fue elegido presidente. Este proceso de transición fue en gran parte pacífico, aunque la Junta Militar
intentó asegurar la impunidad para los crímenes cometidos durante su mandato.
Posteriormente, en las décadas siguientes, Argentina ha lidiado con el legado de la dictadura a través de
juicios y procesos de memoria y reconciliación.
Este caso de la dictadura en Argentina es un ejemplo doloroso de los abusos de poder, la represión y la
violación de los derechos humanos que han ocurrido en América Latina a lo largo de su historia. La
memoria de esta dictadura sigue siendo importante en la sociedad argentina y en toda la región como un
recordatorio de la importancia de preservar y defender los valores democráticos y los derechos humanos.
CONCLUSIONES
Además, es importante realizar la relación de la guerrera fría con las dictaduras en América Latina, pues el
origen de los gobiernos latinoamericanos durante la Guerra Fría estuvo fuertemente influenciado por el
interés de instaurar gobiernos de derecha para mitigar el avance del socialismo, o de izquierda con el fin de
frenar el capitalismo.
Hoy en día los países de Latinoamérica ya no se encuentran en sí dirigidos por un dictador, pero en la
actualidad ciertos países técnicamente se encuentran gobernados más bien por la mafia y la delincuencia,
como, por ejemplo, México principalmente y Ecuador.