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Problematizar actualmente a los sujetos de la educación, abre una mirada e invita a una
problematización en particular de las generaciones que coexisten en todo proceso educativo.

Abre una mirada a las categorías de infancia y juventud, como categorías muy fértiles en el
ámbito de las ciencias sociales y las humanidades, que a partir del aporte de diversas miradas
(históricas, pedagógicas, culturales, políticas, etc) han dado lugar a información específica en
las últimas dos décadas) que permite prestar atención a estas categorías por parte de los
estudiantes que en el corto y mediano plazo tendrán que atender.

Estas categorías que hacen referencia a ciertas etapas de la vida, se pone en tensión, en
articulación, en relación con otras categorías clave de lectura de los procesos educativos muy
importantes: la pregunta por la clase social, por el sector social, por el género, la raza, que en
su generación compleja podemos comprender, analizar y profundizar en torno a ciertas
experiencias infantiles, identidades y procesos, formas de tránsito por la infancia y la juventud
con todas sus diferencias y desigualdades que las atraviesan.

Respecto de la categoría de infancia, pensar dos claves de indagación importantes: explorar las
formas históricas pasadas y presentes de construcción en lo que se llama la “construcción
social de la infancia”, es decir cómo los gobiernos y las instituciones en general pasando por las
familias, las escuelas, participan en la construcción de la infancia en la medida e inciden en una
forma de modulación de las experiencias infantiles. Por ejemplo la AUH, es decir una política
pública que tiene una incidencia fundamental en ciertas condiciones de la experiencia infantil,
entonces asume rasgos diferentes.

También al papel que las instituciones han tenido históricamente, la existencia de jardines de
infantes, las formas de supervisión, las formas de regulación de las instituciones que trabajan
con niños, si eso forma parte de una estrategia importante del sistema educativo, tiene
incidencia en que ese tiempo de infancia transcurrido en las instituciones tenga calidad, esté
dotado de cuidados, es decir, se transite de determinada manera.

El papel de estas instituciones en la construcción social de la infancia, asume rasgos diferentes


de acuerdo a la época.

La instalación de la obligatoriedad escolar ha dado lugar a un proceso de escolarización de la


infancia que no fue siempre igual y que fue muy parcial a finales del siglo XIX y fue alcanzando
una dimensión notable durante todo el siglo XX. Tanto para mirar el pasado como el presente,
necesitamos una perspectiva histórica.

Ahí hay una clave de lectura: la construcción social de la infancia que se lleva adelante a través
de distintas instituciones que varían a lo largo del tiempo.

La otra clave de lectura tiene que ver con cómo miramos las experiencias infantiles, es decir en
qué medida en los procesos formativos, en los procesos educativos, en la mirada de los
educadores está presente una atención a las formas que asume la experiencia infantil, a los
elementos más regulares, más comunes de una época, a las regularidades o rasgos comunes
que atraviesan las distintas experiencias de niños, pero también los aspectos singulares, es
decir las dimensiones subjetivas.
Ahí hay otra mirada, muchas veces los estudios de literatura, de los vinculados con la memoria
de la infancia ofrecen un detenimiento particular a esas cuestiones. Esa mirada de la
experiencia infantil, de la sensibilidad infantil que se releva y a la que uno tiene acceso a través
del diálogo del encuentro con los niños, en esa relación marcada por una asimetría notable
entre adultos y niños que de alguna manera da lugar siempre a una instancia de encuentro. En
ese diálogo entre en lenguaje adulto y el lenguaje infantil, pasan cosas. Ahí hay un modo de
acceso.

Las observaciones del juego en tantas crónicas de la vida cotidiana de este tiempo de
cuarentena, que muchas veces las redes sociales muestran, comparten y permiten mirar esa
subjetividad de la experiencia infantil en contextos y hábitats muy diferentes.

Cómo la literatura y las miradas biográficas reconstruyen la memoria de la infancia dan cuenta
de esas singularidades y de esas sensibilidades infantiles y también los modos de construcción
de la infancia signada por una época. Entonces las miradas de las experiencias infantiles junto
a una mirada más desde arriba, al papel que determinadas instituciones, ponen en juego sus
estrategias, sus discursos más generales, sus políticas, sus discursos más generales, sus
políticas que van generando formas de institucionalización o de regulación de la experiencia
infantil con determinadas características.

Por eso ha insistido que la pregunta por la infancia constituye un analizador también de la
política, es decir, desde la pregunta por la infancia que podemos interpelar, indagar, poner en
juego una mirada crítica de las formas que en distintas épocas la infancia es también un objeto
de construcción social y por lo tanto compete a la responsabilidad de los actores, de los
educadores, de los actores políticos, de las organizaciones sociales, en qué medida la
problemática infantil está presente.

Es decir somos responsables de la construcción social de la infancia se lleva adelante y es


constitutiva de la vida pública del presente y del futuro de un país.

Si la educación es una relación entre generaciones, y más allá de que en muchos casos hay
experiencias formativas entre personas de una misma generación, es decir experiencias
intrageneracionales , en términos generales hay una relación que se cristaliza en las
instituciones educativas desde la experiencia más formativa en los institutos de formación
docente hasta la experiencia de trabajo como educadores en ese encuentro de docentes con
niños de distintas edades en las salas de los jardines de infantes, en las instituciones de
atención de la primera infancia y en las escuelas primarias.

Esa relación entre generaciones pone en juego un encuentro con la infancia que puede asumir
distintas características y que en este sentido una mirada alimentada, enriquecida con
preguntas, con categorías, con insumos teóricos, con investigaciones, que nos permitan ver
cómo las investigaciones se han acercado tanto en las miradas históricas como en las miradas
socioatropológicas, culturales o pedagógicas a esa experiencia infantil, sea al aprendizaje
infantil, a sus particularidades, sea a las formas del juego y de la cultura de la infancia o tantos
otros fenómenos que tiene la experiencia infantil.

Invita a dar relevancia, a abrir preguntas respecto de la experiencia infantil, a trabajar con esas
categorías que los estudios actuales, que muchas investigaciones y publicaciones nos ofrecen.
Invita a indagar en ese terreno fértil para enriquecer y problematizar nuestros propios
posicionamientos actuales y futuros como educadores

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