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La acumulación primitiva

Junto con la tierra, el dinero era una de las principales formas de riqueza. Pero en su caso le
otorgaba una medida de todas las otras formas de riqueza, incluso la propia tierra. Atender los
cambios en la disponibilidad y el empleo del dinero son también una de las claves que explican la
estructura de la actividad política durante este período.

Análisis Cronológico

Siglo IV a VII, en el transcurso de la instalación de los pueblos bárbaros, la aristocracia senatorial


obtenía las rentas de sus tierras en moneda de oro, tanto por la venta de los productos agrícolas
conseguidos por el trabajo esclavo, bien por las rentas obtenidas por sus dependientes. La principal
moneda era el solidus de oro puro. Y luego se encontraba monedas de menor valor como el triens
(la tercera parte del solidus). Con la obtención de moneda, la aristocracia senatorial gastaba en
artículos de lujo, mientras que el Estado a través de la recaudación impositiva solventaba sus gastos,
principalmente el ejército, pero también a la burocracia judicial y estatal, transporte y la compra de
alimentos para suministrar a los sectores marginales, proletari. En cambio, los campesinos,
incluidos los soldados, debían cambiar sus monedas de oro para adquirir alimentos. Si el solidus
sufría una depreciación con el fin de incrementar los índices de recaudación de parte del Estado, las
monedas inferiores se depreciaban dado que los comerciantes pretendían mantener sus índices de
ingresos. Pero los campesinos sufrían el incremento de los precios.
En el marco del desmembramiento del Imperio romano, en un principio los estados
romanos-germánicos mantuvieron el uso del dinero y de hecho mantuvieron la acuñación de las
monedas con las caras de los emperadores posiblemente para otorgar una mayor legitimidad a sus
respectivos gobiernos con el objeto de ser considerados “herederos del imperio romano”. Con un
objetivo netamente fiscal, los reyes barbaros mantuvieron el sistema romano con el fin de obtener
remesas en monedas de oro y la aristocracia mantuvo la obtención de sus rentas en oro. En el caso
de las monedas de cobre, sufrió una importante merma dado que solamente era utilizada por los
campesinos para su actividad cotidiana. Pero si mantuvieron la acuñación de monedas de plata que
se reflejó en los intercambios comerciales de sur a norte, donde la ciudad fronteriza de Renania se
había convertido en un importante enclave comercial. Este proceso se dio paralelamente con la
fusión entre la aristocracia senatorial y la aristocracia guerrera.
Sin embargo, a partir del siglo VI, los reyes barbaros comenzaron a dejar de acuñar las
monedas con los emperadores romanos a cambio de sus propios rostros. En un sentido adverso, se
redujo el flujo de monedas de oro, plata y cobre. Entre las principales causas se encuentra el
incremento de la importación de artículos lo cual reducía el circulante de moneda; la disminución
de la actividad urbana y el pago de la renta a través de la corvea o especie; el sistema de trueque
que eliminaba el uso de metálico; el atesoramiento de monedas de oro de parte de los reyes bárbaros
o los monasterios; y la diminución de las exportaciones como resultado de la reducción del
comercio de esclavos; la resistencia activa y pasiva como la huida o la negativa a pagar impuestos
por parte de la gente y las protestas que culminaban con la quema de los libros de los recaudadores,
etc.

Siglo VII a Siglo IX


El surgimiento de los poderes locales y la crisis del poder central generó un incremento en
la acuñación de monedas que no contaban con la autenticidad real a partir de la firma del
monetarius, Esto derivó que clérigos y príncipes acuñaran sus propias monedas con un claro
objetivo de dispersión política. Esta situación fue aplacada temporalmente con el reino carolingio y
su política de centralización fiscal y económica. Esta situación implicó el surgimiento del denarius
de plata, que de manera adrede toma el nombre de la moneda tradicional romana y remplazar a los
trientes de bajo contenido de oro. A su vez la expansión territorial de los carolingios y la expansión
comercial de los frisones produjo una reactivación del comercio de esclavos y el incremento de las
exportaciones, dejando un saldo favorable en la balanza de pagos. Entre los esclavos se encontraban
los sajones y los eslavos donde en la jerga popular se llegó asociar el término eslavus a esclavus. De
esta forma en las arcas reales comenzaron a ingresar los nomismatas bizantinos y los dirhems
árabes. Además, gracias a este flujo comercial tanto nobles como clérigos mantuvieron la
adquisición de perfumes orientales, o artículos lujosos para revestir los monasterios o la compra de
especies provenientes de las regiones del lejano oriente.
Comenzó a manifestarse la adquisición de tierras como resultado de las donaciones o
beneficium que recibían los vasallos del rey o propiedades que adquiría la propia Iglesia. Los
lugares de acuñación sufrieron la centralización estatal y comenzó a acuñarse monedas idénticas
para el conjunto del imperio. A través de los capitulares, el Estado carilongio forzó a los poderes
locales a desistir de monedas propias y aceptar el uso de la moneda real. Sin embargo, solamente un
3% de los ingresos de los mansos serviles o colonos eran en monedas de plata, el resto era en
especia o cuotas de trabajo. En el caso de los alodios, solamente el 24% de sus ingresos era en
moneda de plata. Además, lejos de los centros políticos, el uso del dinero disminuía drásticamente.
Con la reducción de la esclavitud, la balanza favorable con los países árabes se invirtió, y lo
mismo ocurrió con el comercio con los países nórdicos. La reducción de los flujos de moneda de
oro y plata, se agregó los saqueos de los pueblos vikingos que llevaban grandes cantidades de
metálicos para atesorarlos.

Siglo IX a X
El derrumbe del reinado carolingio y el desmembramiento de su autoridad real, los condes
retornaron a la acuñación de monedas locales o jurisdiccionales en su propio beneficio. Otros, más
atrevidos, comenzaron a exigir los derechos reales para su propia acuñación y lo hicieron
vinculando el nombre de los reyes en sus propias monedas. Algunos monasterios pretendieron
volver a la etapa precarolingia de acuñar monedas de manera independiente y dotadas de
inmunidad.
La obtención del danegeld (tributo en moneda) de los vikingos saquearon las arcas reales;
la reducción de la circulación en los mercados locales; y el flujo de moneda hacia Escandinavia son
aspectos centrales de este período. La ruta monetaria se dio desde los enclaves Frisios, los puertos
escandinavos, y la ruta de la seda que unía las regiones rusas y balcpanicas hasta llegar a los
territorios bizantinos y árabes. En dicha ruta se reactivó el comercio de esclavos a partir de las
razzias e incursiones que hacían los pueblos escandinavos, entre ellos los “Rus”. Por ejemplo, el
gran mercado de esclavos de este período se encontraba en Praga. En razon de este comercio, las
monedas árabes comenzaron a fluir en dirección hacia Escandinavia. Pero a diferencia de la Europa
Occidental, los reyes vikingos tenían como objeto el atesoramiento de las monedas de oro como
parte de sus creencias y costumbres. Otra situación comenzó a manifestarse con la reducción de
monedas por parte de los árabes como fruto de las guerras civiles entre las facciones, lo cual mermó
el comercio de esclavos.
Esta situación condujo a una nueva reducción del circulante de las monedas metálicas que
tendrán un nuevo impulso con el surgimiento de las cruzadas y la reactivación del comercio con las
ciudades italianas.

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