Está en la página 1de 4

La 

cultura de la Antigua Roma fue el resultado de un importante intercambio


entre civilizaciones diferentes: la cultura griega y las culturas desarrolladas en
Oriente (Mesopotamia y Egipto), que contribuyeron a formar la cultura y el arte de
los romanos. Uno de los factores que más contribuyó a la universalización de la
cultura romana, que de pronto fue la de todo el imperio, fue el uso del latín como
lengua común de todos los pueblos sometidos a Roma.
Los Romanos tenían su imperio en el territorio de la actual Italia y su manera de
gobernar era bajo una constitución de República.
La cultura Romana fue la primera en establecer sus leyes por escrito. Utilizaban
tablillas de cera, papiros y pergaminos para documentarla. Los Romanos
desarrollaron la construcción de carreteras para facilitar la comunicación y para
transportar las mercancías.
Romanos religión
Los Romanos eran politeístas, entre sus principales divinidades se encontraban:
Júpiter, Juno, Minerva, Baco, Marte y Venus. Ellos tenían la creencia que su
ciudad fue fundada por Rómulo.
La loba era considerada un símbolo de respeto en la ciudad ya que se creía que
Rómulo y su hermano Remo habían sido amamantados por ella, luego que su
madre los había arrojado al río Tíber.
La religión Romana comprendía rituales y adoración de diversas maneras. Desde
los antiguos festivales, la filosofía romana pagana, las antiguas religiones
mistéricas, los ritos públicos y privados, los cultos a las divinidades, la adivinación
y otras formas de expresión pagana
SOCIEDAD Y POLITICA
La sociedad Romana se dividía en varios grupos clasificados por la riqueza, los
derechos y el prestigio. Esta sociedad al igual que otras de la antigüedad se
caracterizaron por ser de tipo esclavista.
En cuanto a su política, las instituciones experimentaron cambios a lo largo de los
tres principales períodos que dividen su historia: Monarquía, República e Imperio.
Al principio, el poder del monarca lo limitaban los patricios que monopolizaron la
asamblea y el consejo de ancianos. Sin embargo, cuando el poder fue tomado por
una dinastía etrusca y por numerosos inmigrantes propició un cambio político
trascendental. El gobierno y sus instituciones finalmente se desligaron de las
familias patricias.
La condición social de un Romano estaba basaba en el prestigio por parte de
quienes le rodeaban. Esto a veces generaba  contradicciones con la gente que
tenía un rango asignado y había discordias entre ellos.
El término de “libertos” se utilizaba para reconocer a los hombres humildes, estos
se casaban con mujeres de su mismo estatus y por lo general seguían
dependiendo de sus anteriores amos.
La economía del Imperio romano se caracterizaba por la agricultura y el comercio
como actividades principales. A cambio de poseer y explotar las tierras, la
población pagaba impuestos al Estado. La economía del Imperio romano se
desarrolló entre el año 27 a.C y el 476.

El papel del Estado en la economía del Imperio romano

No era muy habitual la intervención del Estado en la actividad económica, por lo


que se permitía la libre competencia. Únicamente podía haber intervención por
parte del Estado si las necesidades públicas lo requerían.
Las cuentas públicas de la Antigua Roma se financiaban fundamental a través de
impuestos directos, llegando a pagar tributos que iban del 5% al 10% de los
ingresos. Si bien es cierto, que también existían impuestos indirectos sobre las
herencias, los esclavos, los juegos de gladiadores y por la importación de artículos
de lujo. Igualmente, las minas de oro, plata y cobre, también suponían una
importante fuente de ingresos para Roma.

En el capítulo del gasto público nos encontramos con que Roma necesitaba
mantener un gran ejército para mantener su vasto territorio. De ahí que una parte
importante de los gastos se destinase al mantenimiento del ejército. También el
aparato burocrático del Estado se llevaba buena parte del gasto, sin olvidar los
fondos empleados en el mantenimiento de las calzadas, las estaciones de postas
de correos y los gastos de palacio.

En caso de que la plebe o los soldados necesitasen ayudas económicas, se


otorgaban ciertas exenciones de impuestos o se realizaban donaciones.

Minería en la Antigua Roma

La actividad minera fue de gran importancia como fuente de recursos para la


Antigua Roma. Así, de la Galia se obtenía el hierro, mientras que las minas de
Britania aportaban cobre y las minas de Pangeo (Grecia) ofrecían oro.

El mármol se conseguía de las minas de la Isla de Paros y del Pentélico, cuyo


comercio se extendía desde Grecia a la Península Ibérica. Por otra parte, de Asia
Menor se obtenía oro, plata, cobre y hierro, mientras que las minas de Egipto
brindaban el pórfido y el mármol necesarios para construir esculturas.

Mientras que las minas más rentables solían quedar en manos del Estado, las
menos productivas se entregaban en régimen de alquiler. Por lo que, quienes las
explotaban, debían abonar un canon a Roma. Quienes explotaban las minas
tenían libertad para elegir entre mano de obra libre y mano de obra esclava.

Actividades agropecuarias

En la economía de la Antigua Roma, la agricultura estaba valorada como una


actividad prestigiosa, pues dicha civilización tenía como origen a una sociedad
agrícola y ganadera.

Los patricios, como la élite social, disponían de lujosas villas y explotaban grandes
extensiones de terreno o latifundios. Mientras tanto, los esclavos se encargaban
del trabajo en el campo, donde se producían diversos alimentos. Estos productos,
al ser perecederos, se transportaban diariamente a los mercados.

También existían pequeños agricultores que poseían pequeñas propiedades o que


arrendaban tierras a los patricios. Como contraprestación, los pequeños
agricultores libres entregaban parte de la cosecha a los patricios.

La artesanía
La producción artesanal era muy variada y prácticamente todos los trabajos de
edificación locales les eran encargados a los artesanos de la ciudad.

Más aún, los artesanos solían servirse de materias primas locales para sus
trabajos. Así, profesiones como los carpinteros, los herreros y las mujeres tejiendo
en los telares jugaron un papel importante en la economía del Imperio romano.

Al tratarse de una producción artesanal, rara vez se recurría a una producción en


masa. Solo en ciertos casos como en el del textil, la cerámica o el vidrio podía
llegarse a producir a gran escala.

Las ciudades de Asia Menor se situaron a la vanguardia en la artesanía del textil y


de los tintes, sin olvidar zonas de Oriente Próximo como Beirut, Tiro, Biblos,
Tiberiades y Palestina, que, a su amplio abanico de textiles, sumaban la seda
procedente de China.

En cuanto a la producción de medicinas y perfumes, destacaban las ciudades


egipcias de Alejandría y Tebas. Precisamente también desde Egipto, Roma se
abastecía de papiro.

El comercio

En la época del Imperio romano, el mayor nivel de tráfico comercial, tuvo lugar
dentro de las fronteras del propio Imperio.

Para facilitar la circulación de las mercancías se erigieron vías y se ofrecieron


mapas y guías. En cambio, el transporte marítimo, permitió el desplazamiento de
importantes cargamentos de mercancías. Así, los barcos más grandes de la
época, no llegaban a transportar cargas superiores a las 150 toneladas.

El puerto de Ostia resultó vital para la economía del Imperio romano, mientras
que, en Oriente, el puerto de Alejandría era el más importante. Dada la
importancia comercial de los puertos, el Estado efectuó importantes obras para su
mejora. En este sentido, los puertos eran dotados de faros y almacenes.

Precisamente la actividad de los puertos implicaba la necesidad de trabajos y


servicios complementarios como los de los barqueros, carpinteros y sogueros.
Estos profesionales llegaron a formar asociaciones denominadas collegia, todo
ello con la finalidad de proteger sus intereses.

Ciertos meses, las malas circunstancias meteorológicas, obligaban a detener el


comercio. Era lo que se conocía como “mar cerrado”. Para favorecer la seguridad
del comercio marítimo, solo se autorizaba el comercio de cabotaje, donde el barco
navegaba próximo a la costa.

La balanza comercial resultaba deficitaria para el Imperio romano, pues importaba


artículos de lujo tales como marfil, especias, ungüentos, animales exóticos, seda y
piedras preciosas. Todo ello requería efectuar los pagos con oro y plata. Este tipo
de importaciones resultaron dañinas para la economía del Imperio romano.

La filosofía romana o latina es la filosofía desarrollada en la Antigua Roma, en


textos de lengua latina y de lengua griega.
El pensamiento romano o latino se caracterizó por evitar la especulación pura y
la búsqueda del pragmatismo y el eclecticismo, priorizando la filosofía práctica
(ética y filosofía política) frente a la filosofía teórica (metafísica, lógica y
epistemología).1 Su identificación con una extensión de la filosofía griega (filosofía
greco-romana, como el resto de los rasgos de la civilización greco-romana) es un
tópico cultural, iniciado en su propia época.
Los principales filósofos romanos de época clásica fueron Lucrecio, Cicerón,
Séneca y Marco Aurelio. Mucho prestigio también tuvieron los filósofos griegos de
época romana. En el periodo tardorromano lo fue Agustín de Hipona. El latín
siguió empleándose como la lengua de la filosofía occidental hasta el siglo XVIII.

También podría gustarte