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HISTORIA ORIGEN DEL DINERO Y LOS BANCOS

En un principio los hombres utilizaban el trueque como forma de intercambio de


productos o servicios; es decir, que canjeaban cosas u horas de trabajo por otras
cosas o tareas que necesitaban para sus vidas. Pero esto no era siempre posible
porque a veces los dos tenían lo mismo para ofrecerse y entonces no había
trueque que valiera. Fue entonces que a alguien, nunca sabremos a quien, se le
ocurrió simbolizar el valor de las cosas en un objeto que podía ser un caracol,
cabezas de ganado, bolsitas de sal (de ahí la palabra «salario») o esclavos como
forma de pago.
¿Cómo eran las primeras monedas? 
Las monedas chinas -que son las más antiguas
que se conocen y datan del 1100 a.C.- eran copias
en bronce de las herramientas que antes se
cambiaban por mercancías. La moneda-cuchillo de
bronce, por ejemplo, era demasiado delicada como
para usarse como herramienta y sólo servía como
moneda. Pero las primeras monedas hechas con una aleación de oro y plata
aparecieron en Lidia (Asia Menor), que por aquel entonces formaba parte del
mundo griego (Asia Menor) en el Siglo VIII a.C. Con el tiempo, cada ciudad griega
tuvo su propia moneda, menos Esparta, que seguía utilizando barras de hierro
como elemento de cambio.

¿Cuál fue la moneda más rica? 


El cacao, que además de para preparar su
sabroso invento, el chocolatl, era utilizado
por los aztecas como medio de pago.
Parece que era un problema mandar a los
chicos a hacer los mandados: muchos se
quedaban con el vuelto en la panza.

¿Cuál fue la moneda más popular de la antigüedad? 


La ateniense, que fue difundida por comerciantes y
soldados griegos por todo el mundo antiguo. En los
países con los que los griegos comerciaban
llamaban a sus monedas «pequeñas lechuzas». La
lechuza que venía acuñada en las monedas era el
símbolo de Atenea, la diosa de la sabiduría, que, al
igual que Zeus, podía lanzar terribles rayos en
defensa de una causa justa. Estas monedas se hicieron tan populares que
muchos países las copiaron e hicieron las suyas con diseños muy parecidos.
¿Cara o ceca? 
Filipo, rey de Macedonia, unificó toda Grecia y creyó conveniente emitir una sola
moneda, eliminando las de cada ciudad. Para que no quedara ninguna duda sobre
quién mandaba, mandó acuñar su cara en las monedas. Su hijo, Alejandro Magno,
siguió su ejemplo y al ritmo de sus conquistas, impuso la costumbre. A partir de
allí todos los reyes querían ver sus caras en las monedas. Esta era prácticamente
la única oportunidad que tenían los romanos de conocerle la cara al emperador.
Pero esto no le garantizaba al mandatario su perpetuación en la historia. Cuenta el
historiador romano Suetonio que a la muerte del emperador Calígula, todas las
monedas con su efigie fueron fundidas y reutilizadas para que se olvidara el rostro
del tirano.

¿Quién fue el primer falsificador de dinero? 


Polícrates, un gobernante de la ciudad griega de
Samos que en el 540 antes de Cristo estafó a los
espartanos con monedas de oro falsas. Polícrates hizo
escuela y muchos lo imitaron. Algunos reyes reducían la
cantidad de oro o plata en sus monedas mezclándolos
con otros metales engañando a sus súbditos y
quedándose con la diferencia.

¿Cuándo aparece el papel moneda? 


Los chinos fueron los primeros. Ya en
el siglo IX d.C., durante la dinastía
Tang, aparecieron los primeros
bancos en los que la gente
depositaba sus monedas y a cambio
se le extendía un certificado por el
importe depositado que servía como
medio de pago. Así la gente no tenía
que movilizarse con las pesadas
piezas de plata. Hay, sin embargo,
quienes sostienen que los primeros billetes comenzaron a circular en China hacia
el siglo VII. En Occidente recién en 1661 comenzó a utilizarse en Suecia este
sistema de forma regular, aunque algunos investigadores sostienen que ya en el
siglo XV circulaba papel moneda en algunas regiones de la península ibérica.
HISTORIA DE LOS BANCOS
Desde casi al inicio de la historia humana se
ha requerido de instituciones que trabajen con
el dinero.
El nacimiento de los bancos es casi tan
antiguo como la aparición de las
organizaciones humanas.
Se puede decir que los bancos nacieron con
la necesidad de realizar simples operaciones
de cambio y crédito a niveles personales,
pero pronto se comenzaron a desarrollar funciones más amplias, a abarcar más
personas y pasaron a contar con organizaciones más complejas.
Así es como, a partir del siglo IV A.C. en varias ciudades griegas se constituyen
bancos públicos, administrados por funcionarios especialmente destinados a esta
labor. Estas instituciones, además de su rol propiamente bancario (ligado a
operaciones de cambio y crédito), recaudaban impuestos y acuñaban moneda.
Por su parte, en el mundo romano, en sus primeros tiempos de pueblo de
agricultores, se recurre al "mutuum"; esto es, al crédito mutual. Más tarde, adoptan
el modelo griego de bancos privados y públicos.
En la época de Justiniano, emperador de Bizancio, en el siglo VI, se reglamentan
con precisión los usos y costumbres del mundo romano en materia bancaria y se
fija la tasa de interés en un 6% al año, con algunas excepciones, considerando el
riesgo de las operaciones. Los préstamos marítimos, por ejemplo, pueden
alcanzar al 12% al año y los acordados a las iglesias no pueden superar el 3%.
Edad Media
La sociedad occidental de la Edad Media conoce profundos cambios hacia el
término del siglo XI, cuando por la conquista de Inglaterra por los normandos, se
pone fin a las grandes invasiones y los cristianos terminan de imponer su
presencia en el mediterráneo.
Su interés por las innovaciones y los intercambios los lleva a redescubrir la banca,
después que Carlomagno prohibió a los laicos prestar cobrando interés.
Entre el siglo XII y XIV los bancos conocieron un renacimiento importante, ya que
los hombres de negocios de Italia del norte desarrollaron notablemente las
operaciones de cambio. No solamente fueron expertos manipuladores de piezas
metálicas, sino también, mediante una letra de cambio, podían acreditar a una
persona, en una fecha determinada, en moneda nacional o extranjera, ante un
determinado corresponsal. Así, muchos comerciantes recurrían a los bancos para
tratar sus negocios con terceros. Éstos, por una comisión, los representaban o se
comprometían por ellos, con lo que eran comerciantes y banqueros al mismo
tiempo.
Más allá de los Alpes, los banqueros italianos se instalaron en Cahors, en la época
gran ciudad comercial de la Aquitania (que hoy corresponde a la zona central de
Suiza). A partir de allí, se extendieron hacia todas las grandes ciudades de Europa
occidental, principalmente a Londres y París. Con esta expansión, además del
financiamiento de negocios, estos banqueros prestaban a los particulares, hacían
préstamos con garantía prendaria y, en ocasiones, prestaban a los poderes
públicos.
En el siglo XIX, los bancos conocen una época de crecimiento y estabilidad,
marcada por el desarrollo de los institutos de emisión, la multiplicación de las
casas de "alta banca", que actúan como consejeros, corredores o mandatarios en
grandes operaciones financieras; la creación de los grandes bancos comerciales,
cuyo capital estaba altamente distribuido en el público, y el nacimiento de las
instituciones para-bancarias, destinadas a responder a las necesidades
específicas de la clientela.
La guerra de 1914 precipita la evolución de los bancos desde una época de reglas
y normas, a una de sistemas. Hablamos ahora de los sistemas bancarios,
integrados por diferentes componentes, no ya sólo bancos del estado o privados,
sino también aquellos que pertenecen a colectividades locales o regionales, a
sindicatos o cooperativas, bancos universales y especializados.

El origen de la banca en Guatemala


Se remonta al año 1543, cuando se creó
la Casa de Fundición, cuya función era
fundir y marcar metales, de donde se
originó el “peso de oro minas”, (tepezcute)
de calidad inferior, el “peso duro” de plata
de 8 reales, y el “tostón” de 4 reales.
La primera Casa de Moneda se fundó en
Guatemala en el último tercio del siglo
XVIII, acuñando su primera moneda de 5
doblones en 1773.
Con el traslado de la capital de Santiago de los Caballeros de Guatemala al Valle
de la Ermita, la proclamación de la independencia el 15 de septiembre de 1821 y
la posterior integración de la Federación Centroamericana; se produjo una
confusión monetaria, circulando al mismo tiempo monedas nacionales y
extranjeras, exportándose las de buena ley y permaneciendo solamente las
inferiores mexicanas y peruanas que llamaban “macacos”.
Durante la segunda mitad del siglo XIX el desarrollo del comercio exterior permitió
restaurar la Casa de Moneda y aumentar notablemente las acuñaciones de oro y
plata mediante la desmonetización y reacuñación de la moneda local y extranjera,
y la explotación más intensa de las minas. Adicionalmente se obtuvo un empréstito
de Inglaterra que, al recibirse en lingotes de oro y plata de 900 milésimos de fino,
permitió fabricar monedas ajustadas a las circunstancias.
En los últimos años del siglo XIX se dio una disminución en el mercado de los
principales productos de exportación, asimismo, se presentaron algunos
problemas políticos, lo cual tuvo como consecuencia una escasez de fondos, Esto
ocasionó la casi total paralización de la Casa de Moneda, con el consiguiente
desorden monetario. Bajo este contexto nacen y fracasan dos proyectos
particulares de 4 bancos emisores y sólo el proyecto oficial del 27 de agosto de
1873 de consolidación de bienes “de manos muertas” dio origen al Banco Agrícola
Hipotecario, el cual tenía como fin facilitar dinero a los agricultores, este banco
posteriormente se transformó en el Banco Nacional de Guatemala de emisión y
descuento, el cual se fundó con dos millones de pesos de capital y autorizado para
emitir billetes al portador hasta por una cantidad igual a sus existencias en
metálico y en documentos en cartera a no más de tres meses. Este banco fue
liquidado en 1877, al no poder cumplir sus compromisos en virtud de la intensa
demanda de cambio de billetes por metálico.
Luego de esta experiencia surgieron bancos autorizados para emitir billetes hasta
por la cantidad de metálico en sus cajas, más el monto de documentos en cartera
de corto plazo.
En noviembre de 1924 se creó la Ley Monetaria y de Conversión, cuyos objetivos
fueron fijar una moneda de tipo estable, patrón oro y convertir los billetes de banco
en moneda sana. La nueva unidad fue el Quetzal dividido en cien centavos, de
igual valor que el dólar americano, y equivalente a 60 pesos del sistema monetario
antiguo. En 1926 se creó el Banco Central de Guatemala como único emisor, el
cual se encargó de redimir los billetes de los antiguos bancos de emisión, los
cuales quedaron retirados definitivamente de la circulación en 1933, también se
recogieron las antiguas monedas de plata y cobre, cambiándolas por las del nuevo
tipo acuñadas en Londres. Todo ello restableció definitivamente el orden
monetario y bancario en Guatemala. En el año de 1946 derivado de las reformas
a la Ley Monetaria se instituyó el Banco de Guatemala, dando comienzo sus
actividades el 1 de julio de 1946 con carácter descentralizado y autónomo, la
finalidad de darle autonomía fue el asegurar y no entorpecer el desarrollo de su
labor, la cual va encaminada a promover el crecimiento ordenado de la economía
nacional, siendo el encargado de velar por las políticas cambiarias, monetarias y
crediticias del país.
Derivado de la modernización financiera del año 2002, se emitió una nueva Ley
Orgánica del Banco de Guatemala, con la cual se moderniza la gestión y
administración del Banco Central y se armoniza con las funciones de los demás
integrantes del sistema financiero nacional.

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