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CASOS PRÁCTICOS.

ENFOQUES DE INTERVENCION Y PSICOTERAPIA

Lina Mayerly Garcia Orjuela

Universidad Europea del Atlántico


Facultad de Psicología y ciencias de Salud
Especialización en Psicología Clínica
Villavicencio, Agosto 2022
CASO PACTICO 1.

Con respecto a la situación descrita en el caso práctico 1, creo que permitiría que en la

primera sesión el paciente fume, mi argumento como terapeuta se basa en la postura de

(Ruiz, 2012) quien refiere que para lograr un proceso de adherencia terapéutica es

importante que el paciente no se sienta juzgado por el profesional a cargo del caso, por el

contrario debemos entender la motivación de su conducta e intentar que comprenda la

implicación del proceso de intervención. Desde mi punto de vista, creo que al permitir que

fume, le estoy dando la confianza para que analice su propio comportamiento y logre

desprenderse de esa necesidad por convencimiento personal. Obviamente, el paso a seguir,

es establecer unos acuerdos, en donde se restringe el uso del tabaco en las sesiones, puesto

que al realizar el contrato psicológico y firmar el consentimiento informado el paciente

asume formalmente el acompañamiento terapéutico.

Para sustenta mi punto, (Ruiz, 2012) agrega que, estrechamente relacionado con las fases

de abandono del tabaco, está el grado de motivación del paciente para intentarlo. En una

primera aproximación es aconsejable conocer si el fumador está dispuesto realizar un

“serio” intento de abandono del tabaco y para ello basta con preguntárselo directamente y

observar la actitud del mismo, al ver su comportamiento, es importante cuestionarlo frente

a su decisión, por tanto, bloquear su conducta natural en la sesión no va a permitir que le

paciente asuma una gestión más personal de su conducta.


CASO PRACTICO 2.

Teniendo en cuanta las consideración éticas del ejercicio profesional del psicólogo, creo

que debería informar a la familia los pensamiento de mi paciente; debemos partir del hecho

que la paciente evidentemente, presenta un cuadro psicótico, el cual puede generar que

desencadene conductas de alto riesgo e incluso pueda atentar contra la vida del menor de 6

años, por tanto es mi responsabilidad como profesional informar la situación, generar una

acción de control y remitir el paciente a psiquiatría para su respectiva valoración,

medicación o institucionalización de ser necesario.

De acuerdo con (Caballero, 2013) el secreto profesional está contemplado en los códigos

deontológicos de los colegios profesionales como condición de posibilidad para llevar a

cabo una buena praxis, para mi caso el colegio colombiano de psicólogos y la Ley 1090 de

2006 rigen el actual de los profesionales de la salud mental en Colombia. Romper este

secreto es un acto punible por las comisiones deontológicas de dichos colegios, por tanto,

es una decisión de suma importancia en el desarrollo de nuestra actividad profesional, en su

artículo (Caballero, 2013) propone las siguientes recomendaciones a tener en cuenta para

tomar una decisión sobre si el profesional debe avisar a un tercero de una amenaza por

parte del paciente, como las que refleja el caso práctico 2:

1) Éste debe explicitar una intención de matar o provocar dolor físico (no valen las

suposiciones).

2) La víctima es un tercero identificado (es una amenaza específica y particular).


3) Habría que evaluar si existe la capacidad física o mental para poder llevar a cabo la

amenaza.

4) Considerar si el paciente tiene historia de violencia física.

5) Tener en cuenta que un profesional no tiene ningún deber de actuar de manera que pueda

poner en peligro la propia vida o aumentar el riesgo de la víctima potencial.

6) Consultar a compañeros de profesión y/o a un abogado.

7) Tener en cuenta que las notas que se tomen en consulta deben ser muy precisas y

detalladas, ya que en caso contrario la amenaza podría ser cuestionada por otros.

Según (Caballero, 2013), si los criterios anteriormente descritos se identifican en el

contexto terapéutico, y se llega a la conclusión de que el peligro es real, el profesional, debe

tomar precauciones razonables pudiendo tener distintos niveles de actuación:

1) Comunicar a la víctima su situación de riesgo.

2) Notificar a la policía o las autoridades correspondientes.

3) Acordar con el paciente su hospitalización voluntaria.

4) En el caso de que el paciente la rechazase, se podría proceder a un ingreso involuntario.


CASO PRACTICO 3.

Con base en la situación descrita, creo que procuraría generar un ejercicio de persuasión

verbal donde el paciente comprenda que no ha concluido su proceso de intervención

terapéutica, le recordaría que los objetivos de la intervención y del contrato psicológico

firmado inicialmente se deben cumplir y que la finalización del proceso es un ejercicio

conjunto entre el paciente y su terapeuta, la idea no es terminar el proceso unilateralmente,

porque eso significa abandono de la terapia y no se puede garantizar la estabilidad

emocional del paciente.

Con base en esto decidí tener en cuenta a (Betancurt, 2019) frente al tema de la adherencia

a los tratamientos psicológicos, refiere que se tienen tres momentos cruciales. En primer

lugar, lograr que las personas acudan a diversos servicios de atención es decir que busquen

un servicio integral e interdisciplinario, con lo cual se logra el contacto entre terapeuta y

consultante. En segundo lugar, el reto es mantenerlo comprometido con el proceso iniciado,

a lo que se le denomina el reto, en tanto esta tarea exige acciones dirigidas no sólo a los

comportamientos de los consultantes, sino también de los profesionales y las instituciones

para hacer dinámico el proceso. En tercer lugar, conseguir cambios en el estilo de vida

perdurables una vez terminado el proceso de intervención es decir una vez enganchado y

comprometido voluntariamente. Así pues, frente a la pregunta por la adherencia terapéutica

(Betancurt, 2019), permite reflexionar en torno a la generación de posibilidades en el

mantenimiento y su control en las relaciones terapéuticas, mientras el tratamiento se halle

en cualquier fase de su desarrollo. Con la adherencia se tiene por objetivo primordial

reducir al mínimo las posibilidades de deserción al realizar una mayor observación y


control sobre quiénes participan en la relación terapéutica y se responsabilizan del

autocuidado en salud.
CASO PRACTICO 4.

De acuerdo con el planteamiento del caso, considero que es importante que el paciente

venza sus pensamientos supersticiosos y angustiantes, por tanto, seguiría mi intuición y lo

confrontaría con las palabras que no quiere escuchar, intentando que las normalice y que

pueda afrontar mejor sus emociones. Considero que cuando un paciente acude a terapia, de

una u otra forma, está buscando una visión diferente de su problemática, sacar a la luz sus

ideas irracionales, sus pensamientos o emociones, va a contribuir a que avance en su

proceso de intervención.

Obviamente, manejaría un contexto de mucha calma, lo confrontaría asertivamente,

buscando que el mismo me diga lo que piensa, más allá de lo que yo infiero. Creo que al

sentirse al descubierto, mi paciente va a vencer su temor y puede naturalizar más sus

pensamientos y comprender que uno de los objetivos de la terapia es precisamente sacar a

la luz todos esos pensamientos que lo atormentan; en caso de presentarse una alteración

emocional en mi paciente, pararía mis especulaciones t abordaría el tema desde otra

perspectiva, evitando un bloqueo en la terapia o el rechazo por parte del paciente.


CASO PRACTICO 5.

Teniendo como referencia lo planteado en el caso práctico 5, creo que lo primero que haría

es intervenir frente al maltrato que estoy presenciando, es decir le recordaría a los

miembros de la pareja los acuerdos de respeto establecidos para este tipo de sesiones, de

hecho volvería a modelar comunicación asertiva y les diría que si la agresión persiste debo

interrumpir la sesión; frente al manejo de mis emociones, parto del hecho del deber del

profesional frente a la contención emocional y al modelamiento de estrategias de

afrontamiento asertivas. Siento que mi deber seria mostrarle al agresor sus conductas y

desarrollar una forma asertiva de expresión que impere en la sesión, ceder a la emoción del

momento constituye un desacierto en el proceso de atención, puesto que los pacientes no

pueden percibir favoritismos, imparcialidad o falta de objetividad a la hora de afrontar la

sesión.

En cuanto a mis emociones particulares como mujeres y terapeuta, creo que procuraría dar

un giro a la sesión, logrando que se reduzca la agresividad que se esta apoderando de la

sesión, obviamente haría un ejercicio de retroalimentación, pero buscaría que el paciente

que está siendo agredido, confronte de manera controlada a su pareja y se lleguen a

acuerdos en la sesión.

Como reflexión personal, procuro dejar mis emociones a un lado en este tipo de

situaciones, procuro proyectar imparcialidad, pero si generar espacios de reflexión donde se

visibilice la problemática, se generen nuevas estrategias y no se perpetue la agresividad

dentro de la pareja.
Referencias
Betancurt, L. N. (2019). REVISIÓN DEL CONCEPTO DE ADHERENCIA AL TRATAMIENTO Y LOS
FACTORES ASOCIADOS A ÉSTA, COMO OBJETO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD. Revista
academica e institucionsl de la UCPR.

Caballero, J. B. (2013). Secreto profesional y riesgo vital para un tercero identificado: metodología
de análisis ético en torno a un caso. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. vol.33 no.119.

Ruiz, C. J. (2012). Recomendaciones en el abordaje diagnóstico y terapéutico del fumador.


Documento de consenso. MEDIFAM.

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