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esta facilidad no acaparan, y la acumulación de objetos no se

asocia así con el estatus (Marshall, 1961, págs. 243-244, la cur-


siva me pertenece).

Tal como lo ha hecho la señora Marshall, el análisis de


la producción de caza y recolección se divide por razones
prácticas en dos esferas. La comida y el agua son, por cierto,
«excepciones importantes», y es mejor reservarlas para un
tratamiento especial y detenido. En cuanto al resto, el sector
de productos no esenciales para la subsistencia, lo dicho aquí
sobre los Bosquimanos puede aplicarse en general y en
detalle a los cazadores desde el Kalahari hasta el Labrador,
o hasta Tierra del Fuego, de donde informa Gusinde que
la poca inclinación mostrada por los Yahgan a poseer más
de una pieza de cada uno de los utensilios de uso más fre-
cuente es «un indicador de confianza en sí mismos». «Nues-
tros fueguinos —escribe— consiguen y fabrican sus imple-
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mentos con muy poco esfuerzo» (1961, pág. 213) .
En la esfera de los productos no esenciales para la sub-
sistencia, las necesidades de las gentes se satisfacen con
facilidad. Esa «abundancia material» depende en parte de
las facilidades de producción, y ésta de la simplicidad de
la tecnología y la democracia de la propiedad. Los produc-
tos son de fabricación casera: hechos de piedra, hueso, ma-
dera, piel, todos materiales que «se encuentran en abundan-
cia a su alrededor». Por regla general, ni la extracción del
material bruto ni su elaboración implican un esfuerzo ex-
tenuante. El acceso a los recursos naturales es directo por
naturaleza —«todos son libres de tomarlos»—, así como la
posesión de las herramientas necesarias es general y el co-
nocimiento de las técnicas requeridas común. La división
del trabajo es igualmente simple, predomina la división por
sexo. Agregad a esto las costumbres liberales de compartirlo
todo, por las cuales los cazadores tienen una merecida fama,
y tendréis que toda la gente puede participar en general de
la prosperidad existente, tal como sucede en realidad.
Pero, por supuesto, «tal como es», esta «prosperidad»
depende también de un nivel de vida objetivamente bajo.
Es importante tener en cuenta que la cuota acostumbrada
de productos consumibles (así como el número de consumi-
dores) se establece culturalmente en un nivel modesto. Al-
gunas personas se complacen en considerar que unos pocos
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Algo similar señala Turnbull respecto de los pigmeos del Con-
go: «Los materiales para la construcción de sus refugios, su ropa
y todos los demás objetos que conforman la cultura material, los
tienen a su alcance cuando les hacen falta.» Tampoco muestra reserva
alguna en lo que se refiere a la subsistencia: «Durante todo el año,
sin excepciones, cuentan con caza y alimentos vegetales en gran abun-
dancia» (1965, pág. 18).

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