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USOS Y APLICACIONES DE LA NEUROGERENCIA EN EL

TEATRO.

Laura Gómez: Ingeniero Mecánico, Universidad de Oriente. Estudiante de Licenciatura en Teatro


Mención Actuación, Universidad Experimental de las Artes. Diplomado de Actuación,
Universidad Metropolitana. Ganadora del premio a mejor actriz en la Primera Edición de Micro
Teatro Lechería. Actriz de Teatro de 10 años de experiencia en agrupaciones: Grupo de Teatro
Universitario de la UDO Anzoátegui, Compañía Puertoteatro, Fusión Teatral.

Abstrae
A theater manager must have strong organizational skills and people skills, as well as
knowledge about the technical and artistic workings of a theater. Likewise, all human activities
are affected by mental processes and, among them, artistic activity could not be less.

Resumen
Un gerente de teatro debe tener fuertes habilidades de organización y habilidades de
personas, así como conocimiento sobre el funcionamiento técnico y artístico de un teatro. Así
mismo, todas las actividades humanas se ven afectadas por los procesos mentales y, entre ellas, la
actividad artística no podía ser menos.

Introducción
El teatro ha sido desde siempre una construcción colectiva, donde habrá una interrelación
cooperativa entre todas las personas que forman parte del proyecto. La estructura organizacional
en el teatro se caracteriza según Rafael Peña1, por estar conformada por tres grandes áreas
interdependientes, la primera es el área encargada de la dirección artística, que establece las
responsabilidades de selección de obras, montajes de repertorios, composiciones y creaciones y
colaboración con otras artes; la segunda es el área de dirección de producción, encargada de
elaborar los presupuestos, realizar las compras y rentas de materiales, contratar y verificar los
servicios de otras empresas como las imprentas o los transportes para las actuaciones; y la tercera
es la dirección administrativa, encargada de actividades de financiamiento y comercialización.
Si bien es cierto que no siempre se cumple esta organización de personal, es un hecho que
debe existir un director general, el cual es coordinador y organizador de los elementos que
intervienen en la obra y es el responsable de lo que vemos en la puesta en escena. El arte de dirigir,
según Edward Wrigh1 “está dado por la capacidad de encontrar un equilibrio perfecto entre las dos
fuerzas opuestas que conforman todo tipo de representación teatral y que constituyen una parte
importante del goce o placer total del espectador; la empatía y distancia estética”. No puede existir
un teatro carente de significado, de objetividad y de organización. Por esto la labor del director se
enmarca en un trabajo de gran responsabilidad interpretativa, creativa, organizacional e
innovadora.

Cuando hablamos de desarrollo profesional, hay que tener en cuenta las necesidades del
teatro y las potencialidades de cada persona. Evidentemente, la carrera artística de un intérprete
sigue caminos muy distintos al recorrido profesional de perfiles más técnicos o gerenciales. Por
otra parte, para que exista la cohesión del equipo, las estrategias de desarrollo profesional no deben
circunscribirse solamente al personal propio administrativo sino que es importante extenderlas a
todos.

Las estrategias de motivación, incentivos y compensaciones son percibidas por los


trabajadores como la principal forma que tiene la institución de valorar su trabajo y esfuerzo a
favor del proyecto, por lo cual se constituye en una estrategia ineludible. La mejora de la
productividad en el ámbito del espectáculo en vivo no se consigue únicamente con la introducción
de formas de organización más racionales o con avances tecnológicos, sino que, en especial, surge
de motivar a los diversos equipos de trabajo y a cada persona en particular. Resulta conveniente
chequear cómo evoluciona la motivación de manera más o menos periódica, esto puede realizarse
a través de la observación, mediante entrevistas individuales a informantes clave, o bien con la
convocatoria a reuniones por áreas o, incluso, del conjunto del personal.

Al respecto González2, señala que en el ámbito de la gerencia resulta de interés entender los
procesos del sistema neuronal asociados con funciones y estados psicológicos, ante determinados
estímulos, para explicar fenómenos tales como la motivación y el trabajo en equipo.
Es importante en los tema de la neurociencia agregada al teatro, la importancia del público,
ya que sin los espectadores es imposible completar la experiencia teatral, que solamente aparece
al relacionar obra y sala. Brecha1 afirma, “el propósito del teatro es entretener, lo que se puede
entender como la organización de un evento que sea capaz de transportar al espectador a un mundo
diferente en el que se expondrán los problemas de otros para reír con ellos o identificarse en ellos”.
El público, al asistir al teatro, tiene la oportunidad de experimentar nuevas y variadas experiencias,
salir por unos momentos de los límites estrechos de su realidad, conocer otros mundos, remover
fibras sensibles de su naturaleza, revivir un acontecimiento personal que se configuran a través de
un creador artístico. Por ende, se puede deducir que el público forma parte del proceso productivo
de la obra y debe ser tenido en cuenta. Existe en la neurociencia algo llamado las neuronas espejo;
las neuronas espejo, descubiertas por el profesor Giacomo Rizzolatti y el grupo de Parma, son
neuronas motoras, que se activan no solo cuando realizamos una acción sino, cuando vemos a otra
persona realizarla. Esto explicaría por ejemplo cuando vemos a un actor llorar en una película o
en una obra de teatro y nos emocionamos. Estas neuronas imitan y empatizan con el punto de vista
del otro.

Parece ser que por muy diferentes que seamos los humanos entre sí, algo nos vincula, las
historias. Y el teatro simplemente cuenta historias con personajes que las vivencian. La palabra
personaje proviene de persona, πρo´σωπον en griego, que significaba máscara de actor. Sin
saberlo, el teatro surgió porque las historias de vida representadas abrían diálogos cerebro-cerebro
gracias a las neuronas espejo, captando la atención del público al hacerle partícipe
emocionalmente.3

Conclusión
La motivación atañe a todo el personal, desde los directores de área o los colectivos artísticos,
pasando por los técnicos, los administrativos y el personal de servicio. Todos deben sentirse
responsables del buen funcionamiento del teatro, pues no se trata solo de conseguir un buen éxito
artístico sino de llevar a la conciencia de cada integrante que los objetivos se alcanzan en la
habilidad del trabajo en equipo, en la entrega del servicio y en la calidad de éste, lo que tiene un
impacto en la ejecución de una obra teatral y la percepción que el público tenga de ésta.
Bibliografía

1. Paz, M. (2004). Gestión Teatral en Chile. Universidad de Chile. Santiago de Chile - Chile.
2. González, Q. (2015). Neuromanagement. Editorial Bonum. Argentina
3. Ferrandis, D. (2017). [Disponible en: https://domingoferrandis.wordpress.com/2017/
02/06/teatro- y-neurociencia/]

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