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EL PRESUPUESTO DE ACCIÓN EN EL DELITO

Se afirma por lo general de la acción, como el elemento fundamental de la teoría general del
delito.

"La reunión de los elementos de la acción punible en un sistema se consigue en la definición


clásica del concepto de delito como acción típica, antijurídica y culpable", definición en lo
esencial indiscutida históricamente.

"el hombre es responsable de sus acciones delictivas sólo porque vive en sociedad y mientras
viva en ella". Para ese entonces, la filosofía tradicional del derecho presentó a éste como una
normativa destinada a modelar a la sociedad sobre la base de ciertos principios y fines que le
eran inherentes. Correspondería al derecho, por ende, decidir sobre qué bases y cómo habría de
cumplirse un ordenamiento social. Lo anterior significaba que el derecho contenía principios
absolutos que debían ser alcanzados e impuestos por medio de sus normas.

La anterior posición no podría de ninguna forma ser aceptada por la doctrina penal, ya que
equivaldría a nada más y nada menos que, a la etización del derecho penal.

Por eso, el acto psíquico que le sirve de motivo o impulsador de la acción, que no se traduzca en
un comportamiento externo, no puede jamás ser punible. Ahora bien, todas las concepciones o
construcciones sobre la teoría del delito, pueden reducirse en últimas a teorías sobre la acción.
Este concepto, el de acción, no tiene una existencia autónoma en derecho penal. Su importancia
radica exclusivamente en que sirve de fundamentador en la construcción del delito.

Como también sirve de medio de enlace entre los diversos estadios de valoración, ya que es al
mismo tiempo, un elemento indispensable y, dependiente, de la norma incriminadora.

La expresión conducta sigue diciendo este mismo autor

Resulta paradójico que esta segunda forma que puede revestir el primer elemento del delito
–caracterizada por una inactividad o ausencia de acción forme parte de un concepto general
denominado– "acción" o "actividad". La forma como se salió de este atolladero teórico, fue
recurriendo a la extensión del concepto de acción, manifestando que no sólo hay acción para el
derecho penal con los movimientos corporales voluntarios, sino también cuando estos mismos
movimientos no se realizan pudiendo y debiendo hacerlos.

""todos los intentos, pues, que se hallan en la línea de un concepto de la "acción en sentido
amplio", están condenados al fracaso.

La anterior referencia la trae WILHEM GALLAS, al adoptar éste la posición


de

"inexistencia" de un sustrato susceptible de servir de objeto a la valoración jurídica de los


comportamientos omisivos, pero aceptando en todo caso, un sustrato que el califica de
"natural", en torno a la voluntad del sujeto autor de la omisión.

Luego, el delito es injusto no sólo como lesión de bienes o intereses jurídicos, sino previa y,
especialmente, como una lesión al deber, sea éste esperado o no, sea éste producido o sin
resultado alguno.
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