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TIPICIDAD
El sujeto pasivo es “el titular o portador del interés cuya ofensa constituye la
esencia del delito”69, es decir sobre quién recae el ataque del sujeto activo. Este
sujeto se presenta algo más complejo por múltiples razones. Una de ellas es que
no suele aparecer descrito en el tipo, sobre todo en los delitos de carácter
comunitario, como dice Muñoz Conde, donde aparece de forma difusa. Otra
razón es que no siempre coinciden el sujeto pasivo de la acción típica con el
titular del bien jurídico protegido en el tipo penal.
El verbo rector permite realizar una clasificación del delito según algunos
parámetros. Por ejemplo, desde el punto de vista del fin, se dividen en delitos de
mera actividad y de resultado. Los primeros, ocurren cuando el tipo se
perfecciona con la simple realización de la acción, por ejemplo, en el delito de
calumnia se necesita simplemente la falsa imputación del delito en contra de otra
sin otro resultado que el de la misma imputación. A diferencia de los anteriores,
los delitos de resultado necesitan justamente un resultado material a partir del
verbo rector del tipo, por ejemplo, el homicidio, donde la acción de matar, va
enseguida ligada al resultado muerte, ya que si esta no concurre, el verbo rector
del tipo no se cumpliría
Elementos valorativos y normativos
En todo tipo penal pueden existir elementos accidentales que son necesarios en
la medida que forman una parte del todo y ayudan a configurar la formulación
del tipo. A estos elementos se los conoce como valorativos y normativos. Los
primeros, también conocidos como descriptivos, expresan una realidad
naturalística aprehensible por los sentidos”, es decir, es un modo intrínseco de
interpretar las cosas o situaciones descritas en él articulado. Por ejemplo, en el
tipo penal del acoso sexual, las palabras “acto de naturaleza sexual”, llevan al
juzgador a interpretar subjetivamente, cuáles actos pueden ser rotulados con esa
condición para fines de establecer si se cumple o no este elemento valorativo.
Los elementos normativos, en cambio “aluden a una realidad determinada por
una norma jurídica o social”, es decir generalmente son descripciones o
conceptos que ya han sido desarrollados en instrumentos normativos e incluso
sociales.
Podría obedecer a una máxima del conocimiento universal que sostiene “mis
derechos terminan donde comienzan los derechos del otro”. También es una de
las reglas del desarrollo del comportamiento como símbolo de evolución, pues
esta regla toma valor a lo largo de la historia con el fin de alcanzar un estadio de
paz y tranquilidad en los seres humanos que cohabitamos en la tierra. Así
podremos distinguir entre actos dentro de nuestro espacio permitido del actuar y
otros que pueden estar fuera de los límites de lo permitido. No figura igual el
comerme una manzana que la compro con mi dinero, a comerme una que se la
robo a mi compañero de aula. Pero establecer un catálogo de conductas
dispuestas a formar parte de una ley penal, con carácter prohibitivo implica un
serio dilema, resumido en la pregunta ¿qué prohibir? Ferrajoli dirá “La ley penal
tiene el deber de prevenir los más graves costes individuales y sociales
representados por estos efectos lesivos y sólo ellos pueden justificar el coste de
penas y prohibiciones. No se puede ni se debe pedir más al derecho penal”
La antijuridicidad