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La teoría de la Imputación Objetiva

Son los abogados, los jueces y los fiscales llamados a definir el principio de
una conducta delictiva como presunción, y es este ejercicio entendido como
proceso valorativo, el que adecua una teoría delictiva a una figura reconocida
en el Código Penal, siendo esta actividad de suma importancia para el sistema
de justicia penal. Ahora bien, entrando en el campo de la teoría de imputación
objetiva, se la reconoce como una herramienta dogmática, la misma que es
estudiada dentro del plano científico y aprovechada para los operadores del
derecho, con el fin de determinar su importancia jurídica – penal de un
comportamiento; es así que, la imputación objetiva nos ayuda a determinar
cuándo un acto dañino puede ser dirigido a una persona y reconocerlo como el
autor principal. Siendo así, el ejecutador de imputación debe hacer una
correcta apreciación sin olvidar que, este mecanismo es de carácter normativo.
Se debe formar y tener la capacidad de analizar, inferir, identificar y aplicar la
teoría de la imputación objetiva.

Es necesario manejar la definición de causalismo, reconocer su propósito


desde su inicio hasta la evolución con la que hoy se le conoce y es así: captó la
atención desde mediados del siglo XIX y parte del siglo XX, recurriendo a un
elemento pre-jurídico, pero causalidad debe ser fáctica (hechos reales), para el
sistema causalista una imputación penal se da: “causalidad – dolo =
responsabilidad”. En cuanto al pensamiento naturalista, perdió su contundencia
debido a la limitada forma de entender las cosas, en este criterio no hay
espacios para fundamentos y leyes; lo que la perspectiva jurídica busca es
determinar si un acto puede ser imputado, demostrando así su intención
principal que es garantizar la veracidad de las conductas de convivencia social,
pero no en cómo ellas puedan contradecirse; a diferencia de la ciencia penal, le
interesa determinar si el sujeto omitió una conducta sana y si su accionar
resultó en daños y perjuicios.

Corresponde centrarnos ahora en la teoría de la imputación objetiva, esta, en la


actualidad se guía como una herramienta dogmática, que tiene la finalidad de
ayudarnos a esclarecer cuándo un comportamiento está dentro de lo
jurídicamente permitido y cuando el comportamiento es condenable por la
sociedad; en otras palabras, la teoría de la imputación objetiva nos ayuda
establecer el verdadero sentido que tienen los actos de las personas
interactuando en la sociedad. Se puede observar que los fundamentos de esta
teoría no se recuestan sobre líneas tradicionales de corte naturalístico, la
imputación objetiva es el resultado de una conducta típica, esta es entendida
como un mecanismo de normas con el fin de limitar la responsabilidad jurídico-
penal, sin tomar en cuenta el análisis de las causas del resultado lesivo. Esta
tendencia normativa la que fundamente el juicio de tipicidad, logrando definir
quién es el responsable de sobrepasar los límites jurídicos e incidir de forma
catastrófica en la naturalidad ciudadana u otras esferas de interrelación. Jakobs
concibe la teoría de imputación objetiva como: “teoría del significado del
comportamiento”. Se entiende entonces que es fundamental en la imputación
objetiva que se obtenga una clara definición sobre las responsabilidades de las
personas, no está bajo cuestionamiento identificar los actos individuales, los
pasos personales, solo así existirá la seguridad o lo más próximo presunción
de seguridad de conocer a detalle la responsabilidad de cada persona
implicada en el suceso de trato; para imputar, que es adscribir un seceso con
autoría a una persona, se requiere la total seguridad, verificación al límite, para
que algo sea reconocido como obra propia de un ente. Se reconocen las
siguientes características en la esencia de la imputación, donde solo puede
hablarse de una imputación jurídico – penal cuando se observa el cumplimiento
de estos aspectos: es normativa, siempre va a concluir relacionada a una
norma; es personal, define el comportamiento pasado de límite en una
situación concreta y eso le da contenido penal; es social, porque existirá una
causal, al faltar una norma social y es valorativa, se anexa una conducta
específica a un significado social perturbador (Medina, 2016).

En relación a la posición social, la imputación objetiva también tiene una


afirmación contundente, ella parte de la premisa en que cada ciudadano posee
una autonomía, dotada de organización intrínseca y que está condicionado a
administrar de forma adecuada y sin extralimitar su libertad, la misma que
concluirá cuando sobre pase la de otra persona. A razón de eso está dirigida a
determinar su algún suceso ha perjudicado el bien jurídico, y así, relacionarlo
con una conducta típica, por la infracción de algún deber jurídico y luego de
forma penal amerite una sentencia. Definimos que no basta con verificar quién
ocasionó una falta; en principio se separa las responsabilidades (de ser el caso
con mayor presencia de posibles implicados) y se reconoce a quien excedió
indebidamente los límites de su propia libertad de competencia. Por lo
expuesto, lo social hace aclaración de la posición que ocupa toda personas en
un determinado contexto social, esto permite que se haga más objetivo el juicio
de imputación desde las bases sociales que se reconocen y que son alejados y
ajenos de la subjetividad, solo interesa la persona en su rol como agente social
que ocupa una posición específica en una estructura social concreta; el rol
social define lo que se debe esperar que se haga o se deje de hacer en cada
persona inmersa en su propia realidad o contexto determinado, esto
corresponde a un a un factor normativo que se liga a una doble función:
primero el aspecto externo o formal: podemos percibir esto como una falsa
imagen, con la que el ciudadano se esconde su verdadera personalidad y solo
podemos observar lo que su máscara le permite ser en un espacio social; al
mismo tiempo, se constituye una garantía para las personas, mediante esto
pueden desenvolverse bajo un marco normativo y gozar de una libertad que
solo se lomita al molestar otra esfera jurídica (la libertad de otra persona), sin
conocer a la personas podemos reconocer su posición social al identificarlos
por la labor que realizan a diario y definimos tu posición social. Segundo el
aspecto interno o material, que son el conjunto de deberes y derechos
inseparables del rol que identifica una persona, se perciben de esta forma: un
profesor recibe sueldo del estado y al mismo tiempo está debe entregar todo de
sí mismo para asegurar una educación eficaz en sus estudiantes. Entonces,
ambos aspectos definen el rol social de un individuo y es necesario recordar
que el rol delimita las responsabilidades del ciudadano y este, al mismo tiempo,
este debe lleva un ritmo de vida social correspondiente de una forma correcta.

Del principio de confianza se infiere que, este no es absoluto, presenta límites


que se aplican a los actores o contactos sociales; no todas las circunstancias
apuntan siempre a lo mismo y no toda circunstancia tuvo su mismo origen; toda
persona será motivo de observancia dentro de su esfera jurídica y solo se
puede fiar del comportamiento correcto o probable, donde se fijan los motivos,
objetivos y fundados para suponer o asegurar lo contrario. La confianza en
base normativa no va a depender de una, sino, mínimamente de dos partes,
entonces se la reconocerá como bilateral. Presento un ejemplo: si un individuo
apunta y dispara contra otro y este fallece, en su traslado (en ambulancia)
ocurre otro accidente fatal, los autores no están obligados a responder por el
resultado final o mortal; solo se imputa el acto inicial, no los posibles
acontecimientos posteriores que se manifiestan como resultados, porque
aunque al instinto primario se crea que existe una relación de sucesos, la
verdad es que no, ya dijimos que la teoría de imputación objetiva requiere
separar los actos y actores y delegar responsabilidades concretas a cada
esfera o cada razón en específico. En efecto, al argumento de la no existencia
de la relación de causalidad, pensando en las acciones imprudentes y/o
resultado mortal acontecido, la jurisprudencia acudió al acto causal para
encontrar un apartado y definir así responsabilidades. El contenido y razón de
ser de la teoría de imputación objetiva, entra en acción sólo cuando se logra
comprobar que el autor doloso ha provocado un resultado típico (Gimbernat,
2020).

Remembrando los tiempos sobre las primeras críticas a la teoría de la


imputación objetiva, estas fueron por parte de la escuela finalista y aquello fue
el resultado de, que la teoría estaba en crecimiento y desplazaba el tema
central del delito, a retratar la discusión en cuanto el concepto de acción,
situación que dicha escuela se resistía a aceptar. Lo cierto es que la TIO (teoría
de imputación objetiva), se ha convertido, mediante el tiempo, es hoy una
teoría dominante dentro de la jurisprudencia tanto como en la doctrina, sin
embargo, no todos son partidarios, aun cuando no se puede evitar su eficiencia
y relevancia. No se puede negar que aun hoy, existe cierta discusión sobre su
contenido y sus límites; también su fundamentación a razón de criterios.

La teoría de la imputación objetiva aparece como un elemento central entre las


corrientes jurídico – penales, a las que se les llama funcionalistas; en sí, su
objetivo es sistematizar la imputación penal, dejando en rezago al contenido
naturalista inmersos en las corrientes causalistas y finalistas. Lo que se
desaprueba en el entorno social, es la conducta que excede lo permitido, la
misma que agrede o vulnera un espacio protegido de forma constitucional. Se
cree y se acepta que, la conducta o comportamiento de todo individuo, son los
que ordenan o modifican lo que debe normarse o debe aceptarse como límite o
frontera entre lo que se puede hacer o no, precisamente esa reacción la define
el mismo individuo, y estas modifican la forma de ver el mundo exterior. El
principio hegeliano sobre el derecho penal apuntala que, una persona solo
puede ser imputado por lo que se considere obra suya y no se toma en cuenta
lo que ocurre por causalidad o suerte o destino. Colabora Larenz al considerar
que solo se le puede atribuir al sujeto como acto suyo, lo que se puede
considerar como responsable, se insiste en que no puede considerar como
suyo los acontecimientos que ocurren alrededor, y se le da el nombre de
casual; en el sentido fundamental se aclara la diferencia entre la imputación
sobre el hecho y la imputación sobre la culpabilidad; lo que la ciencia del
derecho debe exigir es la causalidad objetivamente imputable. El propósito del
problema fundamental sobre la teoría que define o reconoce los delitos, no
consiste inventar o volver a descubrir un orden ontológico de acción, o describir
elementos comunes de conductas, sino que, se debe establecer un criterio de
imputación que se conozca como general y concreto respecto a su contenido.

La imputación objetiva para limitar los excesos, expresa correctivos acudiendo


a las teorías de causalidad, entre ellas la “causalidad adecuada” y la
“relevancia típica”, la primera se apoya en una aplicación del juicio de
posibilidades de las relaciones de causa, y la llama así a la condición general,
que se basa en la experiencia para producir un acto típico; la teoría de
adecuación, no dice cuando algo es causal según el resultado, sino que, se
preocupa por dar respuesta a la pregunta circunstancial relevantes y que puede
ser imputadas a un agente; esta teoría no termina siendo un eje principal de la
imputación objetiva, sino una herramienta, un complemento frente a la
definición de responsabilidades. La segunda apunta hacia la “conditio sine qua
non” (condición sin la cual no), esto es para establecer la causalidad
específicamente física, así llegar a valorar la relevancia penal del acto o
conducta que se tiene en cuestión, para darle un sentido legal; es preciso
recalar que, las condiciones superficiales o inadecuadas son irrelevantes en el
campo jurídico, junto a las conductas que aligeran el peso del riesgo jurídico.
La teoría de imputación objetiva también ha recibido críticas, se le consideró
inadecuada la aplicación sobre los dolos y situaciones imprudentes
(recordando que ella busca definir las responsabilidades primarias y no las
consecuencias externas), en el ejemplo de mandar a una persona bajo la lluvia,
adrede, a que le alcance un rayo y provoque su muerte o lesiones, de ocurrir,
no se reconoce la responsabilidad de muerte o lesión como imputable, ya que
el resultado es ajeno al agresor y al agraviado. Entonces para los delitos que
son imprudentes, la teoría de la imputación objetiva sería superficial, la teoría
necesita de la intencionalidad, solo cuando esta es relacionable con la
conducta de sentido naturalístico, porque el interés es encontrar relación con
los actos de interés para el derecho penal.

BIBLIOGRAFÍA

 Medina, J. (2016). Imputación Objetiva.

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 Enrique, G. (2020). En Defensa de la Teoría de la Imputación Objetiva.

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 Darío, D. (2011). Teoría de la Imputación Objetiva.

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 Ávalos, G. (2022). La Teoría de la Imputación Objetiva como eximente de


la responsabilidad penal.

https://revistacunori.com/index.php/cunori/article/view/194

 Cancio, M. (2022). Conducta de la Victima e Imputación Objetiva.

https://www.editorialmetropolitana.cl/wp-content/uploads/2022/05/Cancio-
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