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2022 - II
ELECTRÓNICA DE POTENCIA DE LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS
I. OBJETIVOS
Conocer la importancia de la electrónica de potencia en los vehículos eléctricos, así como la
composición y funcionamiento de estos vehículos.
II. INTRODUCCIÓN
La movilidad es un elemento importantísimo hoy en día. La mayoría de las personas necesitan
de un medio de transporte para desplazarse hasta sus puestos de trabajo y nuestra sociedad
está basada en el transporte de mercancías desde su punto de producción hasta sus puntos de
consumo. Mayoritariamente, la energía usada en el transporte y la movilidad se basa en los
hidrocarburos, cuyo elevado coste y efectos dañinos para el entorno nos empuja hacia otro
tipo de energías renovables y limpias, lo que se conoce como e-movility.
En este sentido estamos asistiendo a una revolución imparable en la electrificación del
vehículo y la generación y uso de energías renovables. Un ejemplo muy gráfico que muestra
hacia dónde nos dirigimos es que California, en los Estados Unidos, tiene como objetivo que
todos los vehículos que se pongan a la venta en 2050 sean libres de emisiones.
La IEA (International Energy Agency) tiene previsiones que sitúan el número vehículos
eléctricos puros e híbridos en 250 millones para 2030. Teniendo en cuenta que en 2018 el
número de estos vehículos era de 5.1 millones, se trata de un gran salto que no será posible sin
un suficiente avance en los sistemas basados en electrónica de potencia (EP). Se estima que el
coste de la EP supone un 30% del coste del vehículo. Desde la producción de la energía
eléctrica (EE) hasta el consumo, la EP tiene un papel fundamental en esta revolución.
La potencia requerida por la e-movility va desde varias centenas de vatios para mover una
bicicleta eléctrica, continúa con unos pocos kilovatios (kW) para las pequeñas motocicletas y
crece hasta cientos de kilovatios para los vehículos de varios pasajeros. Se necesitan potencias
de hasta 500 kW para autobuses y llegamos al tope en los entornos ferroviarios, en los que se
necesitan varios megavatios (MW) en las cabezas tractoras de trenes.
La e-movility supone un desafío para la electrónica de potencia. En cada entorno se necesitan
unos componentes específicos y el diseño de estos sistemas requiere de una especialización
muy alta. No sólo se necesitan expertos en electrónica, sino además estos expertos deben
controlar y entender la interrelación con la envolvente mecánica por los problemas eléctricos y
sobre todo térmicos que se generan. Se trata de un entorno muy agresivo y específico.
El uso de EE para el transporte trae ventajas además de las medioambientales ya
mencionadas: mejor rendimiento y fiabilidad respecto a los motores de combustión interna.
Como el lector se puede imaginar, cada bloque es un campo completo de conocimiento que
requiere de un estudio detallado.
Los componentes más usados en los sistemas de EP son los TRIAC, MOSFET, IGBT,
conmutadores, diodos, tiristores, reguladores de voltaje, convertidores, controladores de
puerta o inversores. Todos basados en semiconductores como el Si (silicio), SiC (carburo de
silicio) y GaN (nitruro de galio).
La siguiente imagen muestra las aplicaciones para cada uno de estos semiconductores.
Un IGBT de potencia
Un MOSFET de potencia
Un GTO
Un tiristor de conmutación forzada.
Los dispositivos reales tienen una caída de voltaje finita, que va desde 0.5 hasta 2 V y,
por razones de simplicidad, despreciaremos las caídas de voltaje de estos dispositivos
semiconductores de potencia.
Las unidades de principios de los años 1980 se caracterizaban por ser de diseño híbrido
digital. Dicho sistema utilizaba técnicas analógicas para la toma de medidas, para
posteriormente usar una tabla de valores almacenada en una memoria de sólo lectura
y obtener así los valores finales de salida. Esto significa que no disponían de la
suficiente tecnología como para tener los datos exactos de cada componente y
solamente podían compararse con dichos valores almacenados, causando
considerables inconvenientes, ya que estos valores estándar eran los prefijados para
los vehículos con sus componentes totalmente nuevos, y con el paso del tiempo
podían dar lugar a fallos debido al desgaste habitual de los mismos.
Las ECUs programables, son aquellas que pueden ser modificadas como consecuencia
de un cambio de algún componente del vehículo, debiendo ser programado de nuevo
para poder así configurarse correctamente el comportamiento y rendimiento
adecuado del automóvil. Estas unidades más modernas (en automóviles fabricados a
partir de 1996 normalmente) ya utilizan ECUs con sistemas OBD-II, capaces así de
poder ser programadas mediante puertos OBD de manera externa, pudiendo ser
modificadas mediante el uso de un portátil conectado al vehículo, en el cual podrán
visualizarse todas las características de funcionamiento del mismo y podrá
modificarse, por ejemplo, la cantidad de combustible que se debe inyectar en el
motor, la mezcla correcta de oxígeno y combustible o distintos parámetros claves
necesarios en el vehículo.
SISTEMA AUTONOMO
Un sistema autónomo es un conjunto de tecnologías que permiten a un vehículo moverse sin
la intervención directa de un conductor humano. Los sistemas autónomos utilizan sensores,
como cámaras y radares, para percibir el entorno y tomar decisiones en consecuencia.
Existen varios niveles de autonomía en los vehículos, desde la asistencia automatizada hasta la
autonomía total. En el nivel de asistencia automatizada, el conductor todavía debe estar
atento y puede intervenir en cualquier momento. En el nivel de autonomía total, el vehículo es
capaz de tomar todas las decisiones necesarias para completar un viaje sin la intervención del
conductor.
Los sistemas autónomos pueden tener varias aplicaciones, como mejorar la seguridad en la
carretera, reducir el tráfico y la contaminación y proporcionar transporte a personas que no
pueden conducir por sí mismas. Sin embargo, todavía hay muchos desafíos técnicos y
regulatorios por abordar antes de que los sistemas autónomos sean ampliamente utilizados en
el mundo real.
Fig. 8. Sistema autónomo en un auto eléctrico
SISTEMA SEGURIDAD
Sistemas de detección de fatiga del conductor: son sistemas diseñados para detectar cuándo el
conductor está cansado o distraído y emitir una alerta para que se detenga a descansar. Los
sistemas de detección de fatiga del conductor pueden utilizar cámaras para detectar el
movimiento de los ojos y la expresión facial del conductor o medir la actividad cerebral
mediante electrodos.
Sistemas de detección de obstáculos ocultos: son sistemas diseñados para detectar obstáculos
ocultos, como peatones o vehículos que están detrás de un muro o un árbol, y emitir una
alerta al conductor para que tome medidas de precaución. Los sistemas de detección de
obstáculos ocultos pueden utilizar radares de largo alcance o lidares que envían ondas de luz y
miden el tiempo que tardan en regresar para crear un mapa preciso del entorno.
SISTEMA ILUMINACION
Los sistemas de iluminación en los autos eléctricos son conjuntos de lámparas y dispositivos
diseñados para iluminar el interior y el exterior del vehículo. Algunos ejemplos de sistemas de
iluminación comunes en los autos eléctricos son:
Faros: son lámparas diseñadas para iluminar el camino delante del vehículo durante la noche o
en condiciones de poca luz. Los faros pueden ser halógenos, de xenón o LED, y pueden tener
diversas formas y tamaños dependiendo del modelo de vehículo.
Luces de emergencia: son lámparas diseñadas para alertar a otros conductores de la presencia
del vehículo en caso de emergencia o de avería. Las luces de emergencia se colocan en la parte
trasera y delantera del vehículo y pueden ser de diferentes colores, como rojo o amarillo.
Luces de posición: son lámparas diseñadas para iluminar los laterales del vehículo cuando está
estacionado o en movimiento a baja velocidad. Las luces de posición se colocan en los laterales
del vehículo y pueden ser de diferentes colores, como blanco o ámbar.
Luces de giro: son lámparas diseñadas para indicar el sentido de giro del vehículo cuando se
está cambiando de carril o realizando una maniobra. Las luces de giro se colocan en la parte
delantera y trasera del vehículo y pueden ser de diferentes colores, como ámbar o blanco.
Luces de freno: son lámparas diseñadas para indicar a otros conductores que el vehículo está
frenando. Las luces de freno se colocan en la parte delantera y trasera del vehículo y suelen ser
de color rojo.
Luces de marcha atrás: son lámparas diseñadas para iluminar el área detrás del vehículo
cuando se está retrocediendo. Las luces de marcha atrás se colocan en la parte trasera del
vehículo y suelen ser de color blanco o ámbar.
CHASIS Y CARROCERIA
El chasis y la carrocería de un automóvil eléctrico son elementos fundamentales de su
estructura y diseño. El chasis es la estructura principal del vehículo que soporta el peso del
mismo y a la que se acoplan todos los demás componentes, como el motor, la transmisión, las
ruedas y los frenos. La carrocería, por su parte, es la parte externa del vehículo que le da forma
y protege al conductor y a los pasajeros.
En los vehículos eléctricos, el chasis y la carrocería suelen estar fabricados con materiales
ligeros y resistentes, como el aluminio o la fibra de carbono, para reducir el peso del vehículo y
mejorar su rendimiento y eficiencia. Además, estos materiales también pueden contribuir a
mejorar la seguridad del vehículo y a reducir su impacto ambiental.
Los sistemas de suspensión de los vehículos eléctricos pueden ser de dos tipos: independiente
o no independiente. Los sistemas de suspensión independiente son aquellos en los que cada
rueda está sujeta por un eje independiente, lo que permite que cada rueda se mueva de forma
independiente y ajuste su posición en función de las condiciones del terreno. Los sistemas de
suspensión no independiente, por el contrario, son aquellos en los que las ruedas están sujetas
por un mismo eje y se mueven juntas.
En los vehículos eléctricos, los sistemas de suspensión independiente suelen ser más comunes,
ya que permiten una mayor flexibilidad y adaptabilidad a distintos terrenos y condiciones de
conducción. Sin embargo, también existen vehículos eléctricos con sistemas de suspensión no
independiente, que pueden ser más simples y económicos de fabricar y mantener.
¿Son los autos eléctricos mejores para el medio ambiente? Los carros eléctricos son
definitivamente más eco amigables que uno típico que funciona con gasolina o Diesel con
emisiones de gases que dañan el medio ambiente y su salud.
Las investigaciones han demostrado que los automóviles ecológicos son más eficientes y, por
lo tanto, producen menos emisiones dañinas, incluso si tuviera que cargar un automóvil
eléctrico utilizando electricidad generada a partir de combustibles fósiles, la eficiencia de
combustible de un automóvil eléctrico es un 4% más alta que la de un automóvil de gasolina.
Desde una perspectiva de finanzas personales, conducir un automóvil eléctrico lo ayudará a
ahorrar más en costos de combustible. Sin embargo, desde una perspectiva más amplia, los
autos eléctricos no solo ayudarán a lograr los objetivos nacionales para reducir las emisiones
de efecto invernadero, ya que estos dependen de una batería para alimentar su motor y no
quema ningún combustible internamente. Sino que también requieren menos cantidad de
líquidos dañinos y contaminantes, como el aceite de motor y refrigerantes, lo que conllevaría a
mejorar la calidad del aire para todos.
Ahora, un dato importante es que se debe cambiar las baterías tanto en un automóvil típico
como en uno eléctrico a su debido tiempo, pero descartar la batería de un automóvil eléctrico
es menos contaminante que la de un automóvil típico. Además, cargará la batería de su
automóvil eléctrico en la red eléctrica de su región, lo que significa que, si la red es limpia su
automóvil funcionará esencialmente con energía limpia.
LA BATERÍA
Por ahora, en la mayor parte de los coches eléctricos del mercado las baterías son de iones de
litio. Hay varias configuraciones diferentes según la forma de cada celda: cilíndricas, tipo bolsa,
prismáticas. Y también hay químicas diferentes particularmente en lo que se refiere a los
materiales del cátodo. En este caso, la mayoría son ricos en níquel, los conocidos como NCM
por las siglas de sus componentes: níquel, cobalto y manganeso. A la espera de una tecnología
superior, como es la de las baterías de electrolito sólido, últimamente proliferan en los coches
eléctricos más económicos las de litio ferro fosfato (LFP). Se trata de baterías más económicas,
sin cobalto en su composición, pero que ofrecen menor densidad de energía.
Las celdas individuales se combinan para crear módulos de batería y los grupos de módulos se
empaquetan para formar una batería completa. En total, podría haber cientos o miles de
celdas individuales en cada una de ellas, en función del voltaje que aporte cada una.
El voltaje total típico está en el rango de los 300 a 400 voltios. Las baterías de iones de litio
requieren un control cuidadoso de la temperatura y del voltaje de cada celda y deben
equilibrarse continuamente para evitar que se degrade su rendimiento y se reduzca su vida
útil. El tamaño de un paquete viene dado por la cantidad de energía, medida en kilovatios-hora
(kWh), que puede contener. Actualmente, la capacidad de los paquetes de batería típicos está
en una horquilla de 50 a 150 kWh. Cuanto mayor sea esta cifra, en general, más autonomía
ofrecerá, aunque el resto de los componentes del vehículo eléctrico también influyen en la
eficiencia con la que se emplea esta energía.
Para gestionar su temperatura, hay fabricantes que incluyen un sistema de refrigeración que
emplea el aire que circula a su alrededor (forzado o no forado) y hay otros que implementan
un sistema más complejo de refrigeración por líquido.
Los paquetes de baterías son extremadamente pesados dependiendo de su tamaño. Pueden
alcanzar fácilmente pesos de 400 y 500 kilogramos. Lo más habitual es que se coloquen debajo
del piso del vehículo, para reducir la altura del centro de gravedad del vehículo, lo que hace
que los coches eléctricos ofrezcan un buen comportamiento en carretera.
EL CONTROLADOR
El controlador de un vehículo eléctrico es un microprocesador que recibe las órdenes del
conductor, que son generadas por el pedal del freno acelerador o el freno y las convierte en
señales que se transmiten (generalmente a lo largo de una línea de comunicaciones CAN /
BUS) a la electrónica de potencia situada en el inversor para que proporcione energía al motor.
En muchos sentidos, el controlador actúa como un cerebro electrónico, aceptando las
solicitudes del conductor y determinando cómo responde el motor. Por eso, su programación
es fundamental porque de él depende que el vehículo responda ante cada situación de la
conducción.
La corriente alterna que los alimenta es producida por el inversor, que se encarga de tomar la
corriente continua de la batería y convertirla en alterna y proporcionársela al motor. La
frecuencia de la corriente alterna determina la velocidad a la que gira el motor. El inversor
tiene un sensor de posición en el motor que le permite sincronizar sus impulsos de corriente
para mantener el motor girando y produciendo el par necesario para mover el vehículo. El
convertidor toma los comandos del controlador y los convierte en señales para el motor.
Este dispositivo emplea electrónica de potencia de alto nivel, capaz de proporcionar el voltaje
y el amperaje que requiere el motor en cada momento. Cuanto más robusto sea el inversor,
más eficiente y confiable será su vehículo eléctrico.
EL MOTOR DE TRACCIÓN
Los motores síncronos de imanes permanentes son actualmente los más empleados por la
industria. Se trata de un motor muy eficiente que opera a una velocidad más alta que el motor
de corriente continua con escobillas que usaba en los vehículos eléctricos originales.
Un motor típico de esta tipología está formado por estátor y un rotor. Este contiene de cuatro
a ocho imanes permanentes y que gira en la sección central del motor. El estator exterior está
rodeado por una serie de bobinas eléctricas que forman el conmutador. El inversor
proporciona energía a las bobinas de tal manera que se convierten en electroimanes que se
oponen al magnetismo de los imanes permanentes, produciendo el movimiento que al
sincronizarse correctamente hace girar el motor. Los imanes permanentes que se utilizan a
menudo se fabrican con elementos químicos de tierras raras como el niobio o el neodimio.
Fig. 6. Motor Eléctrico de Tracción de un Carro Eléctrico
Debido a que los motores eléctricos producen su par máximo desde 0 rpm, normalmente no se
precisa de caja de cambios, sino que se usa o bien una transmisión directa o un sistema de
reducción de engranajes.
La configuración de motores es muy variada. Algunos vehículos eléctricos utilizan un solo
motor, que alimenta las ruedas delanteras o traseras. Otros usan un par de motores, uno en la
parte delantera y otro en la parte trasera para crear tracción total y proporcionando una
vectorización del par de manera que cada rueda gira a una velocidad diferente según requiera
el trazado de la carretera. Ocasionalmente, se emplean tres motores, dos accionando las
ruedas traseras y uno accionando ambas ruedas delanteras. También es posible implementar
motores en las ruedas, hasta un total de cuatro lo que aumenta su eficiencia y el par que se
transmite.
La refrigeración del motor se logra utilizando el aire que se recoge del exterior o mediante un
sistema de enfriamiento por líquido. Cuanta más potencia produzca el motor, medida en kW,
más rendimiento proporcionará, siempre que el sistema de refrigeración sea capaz de
mantener la temperatura del motor bajo control.
FRENADO REGENERATIVO
Para aumentar la eficiencia de los vehículos eléctricos es posible recuperar la energía de las
frenadas y las deceleraciones, que normalmente se perdería en forma de calor. Cuando un
vehículo reduce la velocidad, el motor puede funcionar como un generador, produciendo
electricidad al mismo tiempo que reduce la velocidad del vehículo. Esta energía se redirige a la
batería, ayudando a recargarla ligeramente.
La potencia del frenado regenerativo se puede ajustar gracias al controlador que es capaz de
lograr una reducción significativa de la velocidad sin usar los frenos hidráulicos normales del
vehículo, llegando incluso a detenerlo. Este frenado eléctrico es tan agresivo que permite la
conducción con un solo pedal, que no hace necesario el uso del freno. En circulación urbana,
con cambios constantes de velocidad y muchas fases de frenada es posible llegar a agregar
más de un 20% a la autonomía del vehículo.
Los cargadores a bordo están limitados por la cantidad de corriente que pueden proporcionar.
Pueden admitir recargas de 2 kW de potencia, que ofrece una instalación doméstica o de 3,6
kW o 7,3 kW, si se emplea un wallbox especial para la recarga. En estos casos se trata de
instalaciones de corriente alterna monofásica. En el caso de disponer de corriente alterna
trifásica (normalmente en instalaciones públicas), es posible alcanzar 11 kW, 22 kW e incluso
44 kW de potencia de carga. Lo habitual en los vehículos eléctricos es que no sobrepasen los
11 kW de potencia máxima.
Cuando la carga se realiza en corriente continua se puentea el cargador de a bordo siendo el
poste de recarga el que suministra el cable y el conector y toda la electrónica de control, ya
que la carga se realiza directamente a la batería. En estos casos se pueden lograr potencia de
carga que van desde los 50 kW hasta los 350 kW.
IX. CONCLUSIONES
Estamos en plena transición hacia un modelo energético más verde y sostenible,
marcado por la digitalización y la eficiencia.